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miércoles, 7 de abril de 2021

El Tizzie-Whizzie y el puma de Bowness.

El Tizzie-Whizie. 

La Bestia de Bowness o Tizzie-Whizie, es un críptido visto en varias ocasiones en el Lake District de Windermere, en la región inglesa de Cumbia. Es un extraño animal con la forma de un conejo, las espinas de un erizo y las alas de una libélula; que vuela a gran velocidad entre los árboles y ama el agua del lago en Windermere. 


El barquero de Bowness.

Reza la leyenda que en el año 1900, un barquero en Bowness, una población del Lake District, pasaba una gran parte de su día en el hotel Stag's Head; relatando a los turistas interesados una historia sobre su encuentro con un extraño animal al que llamaba Tizzie-Whizzie.

En 1906, el barquero capturó una de estas bestias y la llevó a un estudio fotográfico. Tras calmar al animal con leche tibia y galletas de gengibre, tomó una fotografía del Thizzie Wizzie, justo antes de que el animal saltara de la mesa y saliera volando por una ventana abierta.

Una vez obtenida la fotografía, el barquero hizo mucho dinero a partir de los turistas que buscaban copias de la imagen y que pagaban generosamente por el derecho de ir a una de sus cacerías de Thizzie Wizzies. El barquero conducía a los turistas por el lago, contando historias de que el Thizzie Wizzie podía ser escuchado si se pegaba el oído a la superficie del agua, y muchas veces decía que el animal anidaba en la isla Belle; pero que no volaba sobre del lago, si no que se movía bajo las aguas y por eso era imposible verlo. 


La bestia de Bowness.

El puma de Bowness.

Otro ejemplo de una bestia extraña en la región, fue un felino de gran tamaño fotografiado a inicios del año 2020 en Cumbria. La fotografía tomada por una mujer de Bowness, muestra lo que parece ser (y es descrito) como un puma salvaje, el primero en su tipo reportado en Gran Bretaña. El diario británico The Sun publicó la nota acompañado de declaraciones de una experta en fauna local, que aseguraba que el puma era la mejor evidencia fotográfica obtenida de un ABC (Alien Big Cat). 

La fotografía fue tomada en un camino rural a las afueras de Bowness-on-Windermere, en el parque nacional de Lake District; donde el animal ha sido visto en varias ocasiones devorando palomas y otras aves. La locación exacta de donde se tomó la foto no ha sido revelada, posiblemente con el fin de evitar la visita de cazadores o aficionados de la teoría de los Alien Big Cats. 

Aunque debido a lo borroso de la fotografía, existe una división entre la comunidad criptozoológica sobre su veracidad; con algunos usuarios de redes sociales firmes en la teoría de que podría ser un perro con el rostro alterado digitalmente para asemejar a un gato. Otros más sostienen que los ABCs existen, y que es posible verlos en regiones como las tierras altas de Escocia, el Bosque de Dean o Devon. 

Cabe mencionar que desde el año 2003, han habido más de 40 reportes sobre grandes felinos merodeando en Lake District, de acuerdo con cifras de la policía de Cumbria. 



martes, 6 de abril de 2021

Los sabuesos infernales de Devon.

Devon es un condado inglés famoso por su larga historia de encuentros con perros negros fantasmales y hellhounds, una tradición que inicia en 1677 con la muerte del escudero Richard Cabell, ya que se dice que no solo su espectro aparece montando en un caballo negro, acompañado por dos sabuesos de color negro; pues además estos mismos canes de ojos rojos se manifiestan en la cámara mortuoria donde yacen sus restos.

Esta historia inspiró a Sir Arthur Conan Doyle para escribir el legendario cuento del Sabueso de Baskerville. 


A esta tradición le sigue el Sabueso Yeth, un perro sin cabeza que no es otra cosa que el espíritu de un niño que falleció sin bautizar, y que se aparece entre los bosques emitiendo llantos lastimeros; y los sabuesos Wisht ('wisht' es un dialecto que significa fantasmal), un fenómeno que aterroriza el estrecho conocido como el bosque de Wistman, cerca de la población sureña de Dartmoor. 

Se cree que los sabuesos Wisht cazan en las ciénagas de Dartmoor, tomando una particular preferencia por el camino de Abbot's Way y el valle de Dewerstone. A la leyenda se le añaden varios detalles que cambian dependiendo de quién la cuente: En una versión, los sabuesos pertenecen a la famosa Cacería Salvaje, en otra acompañan al diablo y se dice que cada canino que escuche sus aullidos muere; y finalmente se habla del espectro de Sir Francis Drake, quien recorre el camino entre Tavistock y Plymouth en un carruaje tirado por veloces caballos negros sin cabeza y acompañado de demonios y una manada de perros decapitados. 


La historia de los encuentros con entidades demoniacas en Devon quizás podrían trazarse a la bahía de Torquay, donde existe una colosal meseta a 75 metros sobre el mar y que es llamada la planicie de Daddyhole. 

Si bien el nombre podría resultar hasta curioso, pues se traduce como "el hoyo de papá", Daddyhole deriva su nombre de la costumbre antigua de llamar 'Daddy' al diablo. La leyenda dice que el diablo vivía en una caverna al pie del risco, y que en ese dominio ocurrían toda clase de fenómenos paranormales. 

Imagen de la planicie de Daddyhole.

Matilda y el Cazador Infernal. 

Uno de estos fenómenos fue el del Cazador Infernal de Daddyhole, el cual involucraba a una joven llamada Matilda que desgraciadamente estaba enamorada de un hombre que a su vez ya tenía pareja. Cuando Matilda se le declaró al hombre y este la rechazó, la joven huyó llena de vergüenza y dolor hacia los riscos de Daddyhole; donde se le aparecieron dos feroces sabuesos negros con ojos como ascuas. Tras desmayarse por la impresión, Matilda despertó acompañada de un hombre extraño pero de apariencia galante; a quien le preguntó si había visto al Cazador Infernal. 

El hombre respondió que no, que él estaba ahí para lamentarse por sus problemas. Matilda procedió a contarle lo que había ocurrido y el porqué de su dolor, y el hombre la reconfortó diciéndole que ya la habían hecho sufrir mucho y la venganza sería dulce. 

La joven, completamente ignorante de lo que pasaba y de quién podría ser el hombre; gritó que buscaba venganza y que vendería su alma a cambio de ella. 


Cada noche, Matilda regresó a la planicie de Daddyhole; y cada noche encontró al extraño caballero. Con el tiempo, Matilda se enamoró de él pero nunca dejó de tener resentimiento hacia su amor no correspondido. 

El hombre la animó a vengarse, y así lo hizo. Matilda encontró al hombre que la rechazó y a la amada de este; y los apuñaló mientras el sol se ocultaba sobre Daddyhole y ella gritaba "¡Mío! ¡Mío para siempre!". En ese momento, el extraño apareció montado en su caballo para llevarse a Matilda y saltar sobre el risco, desapareciendo para siempre. Se dice que incluso hoy, es posible escuchar los llantos de Matilda junto al ruido de las olas rompiendo contra los riscos en la madrugada. 


Los Hellhounds de Daddyhole.

En Daddyhole aparecen un par de enormes perros negros con ojos ardientes, de pelaje negro como el carbón, extremadamente fuertes, suficientemente veloces para dar alcance a un caballo; y con un olor como el del azufre ardiente. Los hellhounds aparecen corriendo solos o acompañados de un jinete, posiblemente el demonio mismo, y las variantes de las historias rezan que cazan almas de aquellos desafortunados que están en Daddyhole durante la noche, protegen un tesoro o actúan como emisarios de la muerte; ya que escuchar sus aullidos o el solo verlos ocasiona un fin prematuro. 

Aunque, existe otra variante que presenta a los hellhounds como aliados del hombre, ya que en las tradiciones de Devon, se dice que cada que se crea un cementerio, la primer persona enterrada ahí debe actuar como guardián del camposanto contra el diablo. Para evitar que un alma humana quede condenada en esta laor, muchas veces se enterraba a un perro negro en terrenos del cementerio o la iglesia más cercana a este. A este guardían se le conocía como el Grim de la Iglesia.


El Monstruo Negro de Haldon.

La historia más reciente relacionada a los Hellhounds y extrañas criaturas infernales es la que ocurrió en el verano del 2001, cuando un bombero retirado de Exwick se encontró a uno de estos seres mientras paseaba a su perro. 

El bombero paseaba a su cocker spaniel en las colinas Haldon, las cuales otorgan una vista completa de la ciudad de Exeter y son un referente turístico en la localidad. Conforme el hombre y su perro caminaban por las colinas, vieron a un animal extraño a la distancia; mismo que inicialmente creyó podría ser un perro labrador de color negro. Sin embargo, al acercársele, notó que el ser se transformaba de un sabueso a una gigantesca pantera negra de ojos rojos; misma que se levantó en sus patas traseras y su rostro se transformó en uno indudablemente humano, pero cargado de maldad y con una sonrisa escalofriante.

Sobra decir que el bombero y su mascota huyeron despavoridos.

 

lunes, 5 de abril de 2021

El hombre pájaro de Monterrey.

 "¿Qué es lo que sale volando en la foto?"

Esa era la pregunta de un usuario de Facebook al subir una fotografía tomada en la Cueva de los Murciélagos en Santiago, Nuevo León, hace unos años. En la imagen puede verse al fondo la entrada de la cueva previamente mencionada, y junto a ella lo que parece ser un extraño insecto o un animal volador de grandes dimensiones. 

Naturalmente, esto llevó a los usuarios de Nuevo León a recordar la extraña leyenda del Hombre Pájaro de Monterrey; una criatura mítica arraigada en el imaginario popular regio desde fines del siglo XIX y que supuestamente ha sido vista en varias ocasiones a lo largo de las décadas. 


La experiencia de Pantaleón Magaña.

Aunque los primeros rumores sobre la existencia de este ser se originan en 1877 en el municipio de Marín, cuando aterrorizados pueblerinos dijeron haber visto a un 'monstruo' volando sobre la iglesia del pueblo y este fenómeno volvió a repetirse en 1880; fue el encuentro de Pantaleón Magaña en 1908, el que se podría decir 'originó' la historia del hombre pájaro.

Pantaleón Magaña caminaba junto a su perro en un camino cerca de la Huasteca cuando el animal empezó a ladrar e indicarle la presencia de 'algo'. 

Magaña siguió al perro y se topó no solo con una monstruosa huella similar a la de un hombre, pero con garras al final de cada dedo; si no con la espantosa aparición de un ser oscuro y con enormes alas que parecía combinar rasgos tanto de ave como de ser humano; mismo que salió disparado hacia los cielos tras ser visto. El hombre acudió con sus vecinos para comentarles de lo ocurrido, a lo que obtuvo varios testimonios de cazadores que ya habían tenido encuentros con la bestia en las inmediaciones del cerro de la Silla. 


La leyenda.

Con el pasar de los años, este monstruo alado continuó siendo visto no solo en Monterrey, si no en la frontera y sitios como Tamaulipas. En el caso de Tamaulipas, fue en la colonia Hercilia de Ciudad Miguel Alemán donde una ama de casa fue aterrorizada por un gigantesco animal volador que atravesó el cielo nocturno en direción a un arroyo; y también se dice que la patrulla fronteriza estadounidense abatió a un ave de grandes proporciones durante una misión de vigilancia en el río Bravo. 

También se le vio constantemente en las faldas del cerro de la Silla, en el cerro de la Mitra y otras áreas como la Cueva de los Murciélagos; donde incluso se sugiere que podría estar su guarida. 

En los años 80, la leyenda cobró más notoriedad al ser visto por alpinistas, campistas y viajeros en el cerro de la Silla; e inclusive se dieron varios reportes de que el famoso hombre pájaro era visto a altas horas de la noche volando en calles de la Sultana del Norte, que anidaba en campanarios y corría por los tejados de las casas; por lo que ocasionalmente se le achacaba la desaparición de alguna mascota o ganado en las rancherías.

Durante los 90, se le asoció con el mito del Chupacabras, y hay teorías que lo señalan como una criatura parecida al famoso Hombre Polilla de Point Pleasant, las aves del trueno y los teratornos, e incluso se sugiere que podría ser un pterosaurio sobreviviente. 


El caso de Coahuila.

En julio del 2018, el portal web El Horizonte, publicó una nota en la cual se describía la aparición de este ser en el municipio de Castaños, en el vecino estado de Coahuila. Josué Pérez y Roberto Ortiz declararon haber 'visto' a un ave gigante volando entre los árboles de la carretera 57; a su vez que los pobladores del centro de la ciudad concordaban que fue posible ver al hombre pájaro sobrevolando las calles Ildefonso Fuentes y Zaragoza.

En el caso de Castaños, quienes pudieron avistar a este escalofriante críptido, aseguraron que se trataba de un humanoide de aproximadamente 1.60 de altura y con alas cuya envergadura extendida rozaba más de tres metros. 


La fotografía de Adry Gaytán. 

La fotografía de Adry Gaytán.

En abril del 2018, la leyenda recobró fuerzas cuando una joven llamada Adry Gaytán publicó en su perfil de Facebook una fotografía tomada en el municipio de Santiago, cerca de la cueva de los murciélagos. En la imagen, su padre posaba frente a la entrada de la cueva. Al fondo de la imagen, justo junto a la boca de la cueva, es posible ver a un extraño humanoide o animal que flota en el aire. 

Además de burlas, hubo quienes teorizaron qué podría ser. Se manejó que pudiese ser la imagen de una avispa, una cicada o una cucaracha voladora; otros más que podría ser una especie de ave desconocida y finalmente el famoso hombre pájaro de Monterrey. No se llegó a una explicación adecuada, pues inclusive se cree que podría haber sido un fotomontaje, situación que fue negada por Gaytán. 


lunes, 8 de marzo de 2021

El Waitoreke - la nutria de Nueva Zelanda.

El waitoreke es una criatura de la mitología maorí de Nueva Zelanda cuya existencia siempre ha sido motivo de debate, pues entra el en reino de la criptozoología al ser visto en decenas de ocasiones por nativos maoríes, colonos europeos, exploradores, granjeros, turistas, cazadores y científicos desde siglos atrás. 

La teoría más aceptada es que podría tratarse de una foca, y los pobladores de origen europeo se refieren a él como nutria o castor de Nueva Zelanda, nutria maorí, ornitorrinco del sur y rata almizclera neozelandesa; debido a las características que presenta. 

Es usualmente descrito como un animal similar a una nutria dle tamaño de un gato, de pelaje corto de color marrón, y patas pequeñas y palmeadas. Se le ve cerca del agua en la isla sur de Nueva Zelanda, y no hay evidencia física de su existencia más allá de la obtenida por el científico Julius von Haast en 1868. 

En sus diarios, von Haast detalla que consiguió la piel de un waitoreke, y procede a describirla como suave, de color café claro, cubierta de puntos blancos y con los dedos similares a los de un roedor. Se cree que la piel podría pertenecer a un quoll (un marsupial carnívoro), pero esta teoría es descartada al saberse que el quoll nunca fue introducido a Nueva Zelanda, y que otros animales del mismo tamaño y características parecidas como la zarigüeya común  y la zarigüeya de cola anillada no presentan manchas. 

La mayoría de los avistamientos de este mítico animal ocurren en la isla sur de Nueva Zelanda, en específico cerca de la pequeña ciudad minera de Otautau; donde se han recopilado encuentros desde hace más de doscientos años y además de ello existen relatos entre los maoríes que hablan de una época en la cual sus ancestros habían domesticado al Waitoreke. 

El primer encuentro de un occidental con el Waitoreke fue por el legendario explorador James Cook, famoso por sus viajes alrededor del Pacífico. En su diario, Cook narra lo siguiente al cruzar el fiordo de Dusky Sound: 

"...Tres o cuatro días después arribamos a la bahía de Pickersgill, y a la vez que limpiábamos el bosque para colocar nuestras tiendas, un animal de cuatro patas fue visto por algunos de nuestros trabajadores; pero como ninguno pudo describirlo a la perfección, no sabría qué es. Lo que se acordó, es que era del tamaño de un gato, con piernas pequeñas y el color de un ratón. Uno de los marineros que pudo apreciarlo mejor, dijo que tenía una cola peluda y como la del chacal. La conjetura más probable es que se trata de una nueva especie. Y si así es, tal vez este país no está tan destituto de cuadrúpedos como pensábamos."

-James Cook, "Viaje a través del Polo Sur y alrededor del mundo", volumen 1.

En el siglo XIX, el naturalista, político y comisionado de Nueva Zelanda, Walter Mantell, propuso que el tamaño del animal debía ser de casi sesenta centímetros de la nariz a la base de la cola, con pelaje de un café sucio, patas cortas, una cola peluda y una cabeza con rasgos tanto de gato como de perro. Mantell continúa hablando de los hábitos del animal, diciendo que vive en madrigueras, su alimentación consiste de lagartos y peces, y no coloca huevos como los ornitorrincos. 

El pelaje del Waitoreke es descrito como algo parecido al del Quoll. 

En 1855, el reverendo Richard Taylor habla del Waitoreke como un carnívoro oportunista; y el libro 'Brehms Tierleben' de Alfred Brehm clasifica al animal como un mamífero muy primitivo, similar a una nutria y que ha sido visto tan cerca que incluso un granjero golpeó a uno con un látigo. 

En las exploraciones de Von Haast, el hombre dijo haber visto huellas de un animal desconocido en la nieve. Este caso fue reproducido en el libro de la Nueva Zelanda de Hochtetter, dando detalles de que Von Haast encontró al Waitoreke a casi 1000 metros sobre el nivel del mar; en el delta del río Ashburton; a su vez que también escribía que un grupo de granjeros lo vieron a una elevación de 640 metros, narrando que era de tamaño comparable al de una liebre.

En 1861, un diario de Christchurch publicó una nota sobre otro encuentro con el Waitoreke, esta vez siendo perseguido por un perro perteneciente a un tal capitán McMillan. El perro siguió al Waitoreke hasta la orilla de un río, donde desapareció.

Veinte años más tarde, un Waitoreke fue cazado en el distrito de Canterbury y comido por un grupo de pescadores Maoríes; y entre 1900 y 1940 llegaron decenas de reportes desde Milford Track sobre 'nutrias' que eran encontradas ahí y el lago Te Anau; incluído el de un equipo de naturalistas que encontraron a un animal en Waiau con el que no tenían familiaridad pese a conocer a casi todos los animales locales. 

Boceto del aspecto hipotético del Waitoreke.

Esta actividad disminuyó hasta 1968, cuando se vio a un Waitoreke cruzando la cañada de Stevenburn, cerca del río Whakea en Southland. El animal supuestamente dio vueltas en el área y después hizo señales a otros tres Waitorekes más pequeños que lo siguieron hasta la costa y desaparecieron en un área de pastizales. 

Dos años después, en 1971, un cazador en el río Hollyford se encontró cara a cara con un animal que describió como 'una nutria' jugando en el agua por espacio de quince minutos. 

En 1974, un ensayo científico sobre el Waitoreke fue escrito por G.A. Pollock, lo que condujo a una exhaustiva misión de rastreo en el área de los lagos Waihola y Waipori durante la década de los ochenta. 

Aún hoy, resulta posible ver esporádicamente al Waitoreke; y la ciencia no ha determinado qué clase de criatura podría ser. 


La identidad del Waitoreke.

Geológicamente hablando, Nueva Zelanda es una de las pocas másas de tierra que no cuentan con mamíferos de tierra nativos, aunque en la isla sur pueden encontrarse focas, leones marinos y murciélagos. Esto se debe a que Nueva Zelanda se separó del super continente de Gondwana hace ochenta millones de años; justo en pleno periodo cretácico.

Aunque recientes descubrimientos han traído a la luz la existencia de un fósil conocido como 'el mamífero de Saint Bathans', hallado en Nueva Zelanda y representando a un mamifero arcaico que data del periodo mioceno. El mamífero de Saint Bathans tiene rasgos que preceden a los placentarios y marsupiales, y se cree que podría haber mantenido una forma similar a la de aquellos mamíferos que habitaban en la época de los dinosaurios.

Hay partidarios de la criptozoología que sostienen que el Waitoreke no es más que una especie descendiente del mamífero de Saint Bathans, especializado para cazar reptiles y peces; pues la fauna de Nueva Zelanda consiste en su mayoría de aves que solo pueden desarrollarse en sitios donde no existen roedores, felinos o marsupiales que devoren sus huevos o los cacen.

La nutria indonesia o Simung. 

Existe también la posibilidad de que sea una especie desconocida de nutria mucho más pequeña que la europea, ya que hay testigos que aseguran que el Waitoreke es idéntico a la especie europea y un puñado más comparan al animal con el Simung o nutria de Indonesia. De estas, el Simung es probablemente el candidato más posible debido a que puede ser fácilmente domesticada y se utiliza como apoyo en la pesca de río. 

Probablemente, el Waitoreke sea una subespecie que pudo haber nadado desde los archipiélagos del sureste de Asia a Australia, y finalmente a Nueva Zelanda; y cuya población sobreviviente se concentra en Otago Occidental y Southland; en concreto las colinas de Canterbury y los ríos Waimakariri y Opuha. De cualquier manera, es posible que el desarrollo humano en los últimos siglos ha empujado a estos animales a sitios que hoy siguen estando sin explorar como Fiordland y Southland.

viernes, 19 de junio de 2020

Dinosaurios en el oeste.

Una parte fundamental de la criptozoología es el estudio sobre la existencia de especies que de acuerdo con la ciencia, deberían estar extintas desde hace millones de años. Así es que durante décadas, criptozoólogos de todo el mundo han investigado reportes de encuentros con animales como el tilacino, el perezoso gigante, el tigre dientes de sable o el mamut lanudo; siempre amparados en el redescubrimiento de organismos Lázaro, por ejemplo el celacanto, la tuatara o algunas especies de tiburones de agua profunda. 

De forma más sorprendente todavía, algunos investigadores sugieren que evidencia arqueológica de diversas culturas, tanto representaciones como figuras mitológicas, podrían implicar la existencia de dinosaurios; y no aves, si no grandes saurios que por alguna razón han permanecido sin cambios desde el cretácico superior, pese a la falta de evidencia paleontológica sobre su existencia arriba de los límites de la frontera K-T en el registro geológico.
Nombres que incluyen al Mokele-Mbembe, el monstruo de Loch Ness, el Kasai Rex y el Ropen son adjudicados a oscuros bosques tropicales en África, montañas inhóspitas en Papua Nueva Guinea o profundos cuerpos lacustres. Pero como ya se ha hablado anteriormente en esta página, existen casos de dinosaurios vistos en lugares inusuales, sitios que uno daría por explorados en su totalidad debido al amplio desarrollo urbano. 
Esta es la historia de los dinosaurios del medio oeste americano.

Los Dinosaurios del Río. 
Eel estado de Colorado son populares las historias de los 'dinosaurios de río' o 'mini T-Rexes'; animales con la apariencia de terópodos del tamaño de un jaguar, de piernas largas y brazos cortos que evocan la apariencia de monstruos antiguos como el Tyrannosaurus Rex o el Tarbosaurus.
Su sobrenombre más popular, dinosaurios de río, proviene de que casi todos los avistamientos han tenido lugar en las inmediaciones del río Colorado y otros cuerpos de agua; y han sido fotografiados en diversas ocasiones, aunque siempre bajo condiciones que impiden una imagen clara como ocurre siempre con avistamientos criptozoológicos. 
Una anécdota presentada por la North American Bio Fortean Review habla de un hombre que montaba cuatrimotos con un amigo en la costa del río Colorado cuando encontraron a una criatura inusual en su camino; y la describe con el aspecto de un reptil bípedo de metro y medio de largo, de color verdoso con granjas negras en la espalda y coloración naranja en el vientre. El animal caminaba en sus dos patas traseras, a la vez que las delanteras eran mucho más cortas y presentaban tres dedos terminados en garras curvas. 
El hombre logró tomarle unas cuantas fotografías que fueron enviadas al cirptozoólogo Chad Arment; pero cabe aclarar que son de muy baja calidad y podrían ser falsificadas con un dinosaurio de juguete. 
Chad Arment también ha mostrado una fotografía en la que aparece un hombre sin identificar, el cual sostiene un rifle en una mano y una especie de dinosaurio similar al Compsognathus en la otra. No se sabe mucho de la fotografía, más allá de que fue 'tomada en algún lugar de Colorado'; pues Arment no ha logrado ubicar a la persona que la envió originalmente.
En el año 2001, otra persona le contó a a un criptozoólogo sobre su encuentro con algo que a primera vista pensó podía ser un ciervo, pero que al emerger de la espesura de un pastizal se reveló como una especie de cruza entre un cocodrilo y una grulla; de un metro de alto, con un cuello largo y delicado, y una larga cola que representaba la mitad de su longitud. 
La testigo señala que el 'dinosaurio' corría graciosamente en dos patas de manera similar a la de un correcaminos. 

El depredador misterioso.
Durante la década de 1930, existió la leyenda de que en Pagosa Springs en Colorado se vio a un grupo de dinosaurios pequeños, los cuales iban acompañados de uno mucho mayor y que tras ser abatido a tiros por un granjero local; fue medido con más de dos metros de longitud y al que se le adjudicaron una serie de ataques contra ovejas en meses anteriores. 
El ser fera de color gris, con una cabeza como la de las serpientes, una larga cola como la de los varanos, poderosas patas traseras y patas similares a las de los pollos. 
De acuerdo con habitantes de la localidad, el animal fue puesto en hielo y enviado al museo de Denver, más no existen registros oficiales de la institución de haber recibido tal muestra. 
En la revista Rocky Mountain Empire de 1982 se detalla otros encuentros con estos dinosaurios; los cuales eran vistos corriendo a través de autopistas rurales e incluso en algunas cavernas de la localidad.

El Raptor de Mesa Verde.
En abril de 1996, una habitante de la comunidad de Mesa Verde en California, clamó haber visto a un gran lagarto de metro y medio de largo por uno de alto; parado sobre sus patas traseras y corriendo a gran velocidad a través de su jardín, en dirección a un estanque. La mujer no sabía de qué se trataba, e incluso luego de ver un libro sobre los reptiles que habitaban el área no pudo identificar al animal. 

Y así como estos, hay decenas si no es que cientos de relatos más, cada uno con sus variaciones únicas. Georgia tiene por ejemplo una historia previamente relatada en este blog, sobre el encuentro de un joven y su abuelo con un grupo de 'raptores' similares a los de las películas de Jurassic Park. En Oklahoma se habla de más raptores que merodean las planicies en busca de ganado y ciervos; a su vez que en Texas se habla de una especie denominada como el 'Boomer' o Tronador de la Montaña. 
Según la leyenda, los tronadores miden hasta dos metros de alto, asemejan al Tyrannosaurus Rex más que a un dromaeosaurio, y emiten poderosos rugidos que han sido descritos como el sonido de truenos a la distancia. Como un dato interesante, existe un reporte de 1970 en el cual un automóvil fue perseguido por uno de estos seres. 

A diferencia de Pie Grande, el Mothman o los gatos anómalos; la presencia de los dinosaurios de río, raptores y mini T-Rexes parece concentrarse en una sola franja de tierra; nunca yendo a los estados norteños, bosques o regiones costeras y hacen pensar que efectivamente podría seguir existiendo una población de terópodos que cazan en las planicies y se mantienen cerca de cuerpos de agua. 
Las explicaciones al respecto van desde mascotas como varanos o caimanes que han sido liberados o escapado de sus dueños hasta inusuales correcaminos de gran tamaño, avestruces y emús de alguna granja cercana. Pero coincidentemente, estos seres son descritos como animales escamosos o con plumaje irregular y primitivo.
Otra posibilidad es la de una especie desconocida de lagarto, pues es sabido que algunos reptiles pueden correr a dos patas por distancias cortas.

Inkanyamba - La gran serpiente de la tormenta.

En la mitología Xhosa de Sudáfrica, la Inkanyamba es un ser gigantesco descrito como una gran serpiente con cabeza parecida a la del caballo y que vive en las cataratas Howick, así como otros cuerpos de agua en la región. Es tan antiguo que aparece en pinturas rupestres de yacimientos arqueológicos a lo largo de la región Kwazulu, donde de acuerdo con antropólogos e historiadores, es visto como una encarnación de la lluvia y la tormenta, debido a su asociación con las feroces tormentas veraniegas que azotan el sur de África pues es en esa época cuando es visto más comúnmente.
Los Xhosa creen que el Inkanyamba vuela por los cielos una vez cada año, tomando la forma de un gran tornado mientras busca a una hembra de su especie. 

Aún en la actualidad, los pobladores descendientes de las tribus Xhosas de Sudáfrica reverencian y temen el poder de la Inkanyamba, y las supersticiones en torno a esta se hacen presentes en cada temporada de lluvias. 
Por ejemplo, se cree que las ráfagas de viento en una tormenta son producidas por una Inkanyamba macho, volando frenética con la intención de aparearse. Otros sostienen que las casas con tejados reflejantes de zinc o de color azul pueden llamar a la serpiente, porque puede considerar el reflejo como si de la superficie del agua se tratase, y por ello intentará zambullirse en ella. Ejemplo de esto fue la destrucción de una escuela y un campamento en la localidad de Hogsback por un tornado anómalo en el año de 1998.
En la mitología Xhosa, las colas de los tornados son
atribuidas a la presencia de la Inkanyamba.
En Hogsback y otras comunidades Xhosa, los habitantes venden figurines con forma de tornado y de serpiente, estos últimos basados más en dragones y dinosaurios; pues se cree que ningún ser humano ha visto claramente a la Inkanyamba, ya que es invisible. 
Estas figuras implican un alto grado de respeto hacia la criatura, ya que los ancianos de las comunidades continúan narrando la leyenda y haciendo hincapié en la naturaleza destructiva y letal de la gran serpiente, a la que debe tratarse con respeto. Los niños son enseñados a no pronunciar su nombre en voz alta, pues esto podría invocarla y desatar su ira. Incluso, los vendedores de figurines se refieren a sus piezas como 'tornados', y evitan usar el nombre de la serpiente por temor. 
E incluso en años recientes, los habitantes de las regiones de Ingwavuma y Pongola han culpado a la Inkanyamba por un misterioso y devastador fenómeno atmosférico en 1998, en el cual miles de personas resultaron damnificadas y hubo decenas de muertos.

¿Qué es el Inkanyamba? 
Pitón de roca africana (Python sebae). 
En esa región de África habitan dos grandes especies de anguila de agua dulce, la Anguilla Mossambica y la Anguilla Marmorata; las cuales pueden crecer hasta casi dos metros de largo y podrían ser una explicación para la identidad de la Inkanyamba. 
Los nativos Zulu y Xhosa niegan que esto sea así, pues la gran serpiente es mucho mayor a las anguilas y tiene poderes sobrenaturales. Otras explicaciones dadas son la de una especie de serpiente acuática constrictora desconocida, parecida a la pitón de roca africana o un saurio sin extremidades como las Amphisbaenas. Expertos en criptozoología sugieren que de ser real, la Inkanyamba sería un reptil enorme que habita las inmediaciones del río Mkomazi, las cataratas Howick, la presa Midmar y algunas presas en las tierras centrales de Sudáfrica y Zimbabwe. Puede ser territorial, debido a historias en las cuales se ha visto a dos Inkanyambas luchando entre sí de manera parecida a la de los cocodrilos. 

La fotografía. 
Una de las fotografías publicadas en 1996. 
La Inkanyamba se volvió famosa a nivel mundial en 1996 cuando un periódico sudafricano ofreció una recompensa a cualquiera que pudiera presentar evidencia fotográfica de la criatura; y dos imágenes fueron publicadas al poco tiempo de ello, aunque no se daba una indicación clara de la apariencia del animal y con el pasar de los años se consideró que ambas eran falsas. 
En esa época se dijo también que los pobladores del río Mzintlava eran atacados constantemente por otro saurio carnívoro con una probóscis, llamado Mamlambo o 'Devorador de Cerebros'. 
Esto llevó a la creación de un rumor en el cual el gobierno sudafricano supuestamente planeaba en capturar al animal que vivía bajo las cataratas Howick y así moverlo a un área protegida para salvaguardarlo de la extinción. Los Zulus se opusieron tajantemente, no por motivos culturales o de preservación ecológica; más bien porque temían que el gobierno no pudiese lidiar con la ira de la Inkanyamba y el hacerla enfurecer solo resultaría en la masacre de cientas de personas en las aldeas cercanas. 

martes, 12 de mayo de 2020

El monstruo de la caña de azúcar.

De las historias relacionadas a la criptozoología y la actividad OVNI, el caso del monstruo de la caña de azúcar es poco conocido aún entre los investigadores y conocedores del tema; debido a su escasa difusión en comparación a otras criaturas paranormales como el Mothman, el Monstruo de Flatwoods o el Demonio de Dover.

El incidente se hizo famoso gracias al investigador OVNI Albert Rosales, quien detalló el encuentro en una noche de 1915 entre un par de guardias de una plantación de caña y una bestia que parece salida de la imaginación febril de algún escritor como H.P. Lovecraft o H.G. Wells.
Rosales narra que esa noche, los dos guardias montaban a caballo en torno a un campo de cañas; y se encontraban llegando a una curva cuando sus monturas se detuvieron de golpe y comenzaron a reaccionar de forma bastante alarmada, resoplando y relinchando. Los hombres intentaron calmar a los animales, y al hacerlo, lograron divisar algo más adelante en el camino; una especie de 'costal' blanco en el pasto junto al sendero de terracería.
Algo en ese bulto alarmaba a los caballos, así que decidieron investigar. Sin embargo, al acercarse más al extraño objeto; los hombres retrocedieron de golpe cuando este comenzó a moverse de forma similar a un gusano o una oruga; arrastrándose hacia ellos y los caballos. Uno de los guardias sacó un revólver y abrió fuego contra el bulto.

Lo escalofriante es que, como si se tratara de una mala película de ciencia ficción, el bulto pareció hincharse y crecer de tamaño con cada disparo que recibía; llegando a medir tanto como los caballos que continuaban debatiéndose detrás de sus jinetes. Los guardias intentaron subir y cabalgar de vuelta a la casa principal de la plantación para dar alerta de lo que ocurría; pero los caballos, ya sea por terror o algo más, sencillamente se quedaron congelados y con los ojos fijos en el bulto. 
Temiendo lo peor, los guardias optaron por abandonar a los caballos y echar a correr. 

Una vez de vuelta en la oficina de la plantación, discutieron por horas y llamaron a la policía; la cual por las condiciones precarias de la campiña cubana, llegó al amanecer. Ya acompañados por oficiales armados, los guardias volvieron al punto del camino donde la noche anterior habían divisado a tan espantosa aparición; imaginando que la hallarían ahí junto a los pobres caballos.
Sus miedos resultaron pobremente infundados, pues solo encontraron a los caballos sanos y salvos, pastando a un costado del camino y ningún rastro del extraño ser en forma de costal. Revisiones posteriores por parte de veterinarios revelaron que los caballos no habían sufrido daño alguno, y que lo único que podía apoyar la historia de los guardias; era un ligero rastro de tierra removida en el camino; como la que dejaría alguien al arrastrar algo por ella. 

Del monstruo de la caña de azúcar, no se volvió a saber jamás.

El Simio Marino de Steller.

George Wilhelm Steller fue un zoólogo, botanólogo y explorador que vivió durante el siglo XVIII, y por cuya importancia se le considera parte esencial en el estudio de la historia natural del estrecho de Bering y las costas de Siberia y América del Norte. 
En 1740, comandó una expedición que atravesaría el estrecho entre la península de Kamchatka en Siberia y la costa occidental de Alaska; y durante este trayecto descubrió seis especies de animales marinos y aves, entre ellos la vaca marina y el cormorán moteado (ambos extintos en la actualidad debido a la pesca excesiva), y varias especies de leones marinos y águilas pescadoras. 
En base a sus observaciones, Steller publicó el libro "De Bestiis Marinis" (Sobre las Bestias del Mar), el cual detallaba la fauna del estrecho de Bering. Pero es entre las notas sobre la vaca marina, el cormorán, la nutria marina y otros ejemplares locales; que Steller describe un animal extraño: el Simio Marino. 
George Wilhelm Steller (1709-1746)
Steller describe lo siguiente mientras su exploración recorría las islas Shumagin del archipiélago Aleutiano, en la costa suroeste de Alaska:

"El 10 de Agosto encontramos un animal marino muy inusual y desconocido, del cual daré una breve descripción fue lo observamos por dos horas: Medía aproximadamente dos brazadas de largo, su cabeza era como la de un perro con orejas puntiagudas y erectas. De sus labios colgaban bigotes. Sus ojos eran grandes; el cuerpo era largo, grueso y redondo, volviéndose más delgado conforme se llegaba a la cola. La piel parecía cubierta de pelo grueso, de color gris en la espalda pero de un blanco rojizo en el viente; aunque en el agua el animal parecía completamente rojo como una vaca. La cola se dividía en dos aletas, de la cual la superior era lo doble de largo que la inferior. Nada me sorprendió más que no poseía patas delanteras; más en su lugar contaba con aletas.

Por dos horas nadó cerca a nuestra nave, mirando con admiración a la embarcación y a nosotros. A veces se acercaba tanto que podríamos haberlo tocado con un palo, pero tan pronto como alguien lo intentaba, se alejaba. Se alzaba a un tercio del agua, como si fuera un hombre, y permanecía así por varios minutos. Luego de mirarnos por media hora, se hundió como una flecha bajo la nave y emergió del otro lado; haciendo lo mismo unas treinta veces más. El animal recogió un pedazo de alga y empezó a jugar con él, haciendo tales trucos y juegos que nos hizo reír. Luego de varios saltos entretenidos, finalmente se fue al océano y no volvió a emerger. Fue visto después, varias veces en diferentes puntos del mar."

¿Qué era el Simio Marino?
Reconstrucción basada en el texto de Steller.
Durante siglos, los criptozoólogos han tratado de descifrar la identidad del animal visto por Steller, llegando a la conclusión de que no existe un animal reconocido por la ciencia bajo ese aspecto y que lo hostil de las condiciones climáticas de Siberia y Alaska permite que tal animal pueda existir sin ser descubierto. 
Los escépticos sugieren que Steller pudo haber fallado al identificar a una especie de nutria o foca, pero cabe mencionar que alguien con sus conocimientos y experiencia no podría haber errado tras ver a la criatura por dos horas, en especial considerando que se trataba de un encuentro a corta distancia. 
Sin embargo, algunos han notado que la existencia del simio marino pudo ser una sátira o parodia dirigida al capitán del barco de Steller, pues durante el texto usa el término Simia marina danica o 'Simio de mar danés' y se ha creído que fue utilizado para burlarse del capitán Bering, el único danés en la nave. 
Foca leopardo (Hydrurga leptonyx)
En la investigación de Mackal en base a los textos de Steller, se sugiere que el animal podría haber sido una foca; tal vez una que no hubiese sido descubierta hasta entonces (haciendo énfasis en que la fauna del estrecho de Bering no había sido catalogada). 
Esta opinión sin embargo, es descartada debido a la falta de aletas o patas delanteras en el animal, pues todos los mamíferos marinos siguen un plan corporal parecido. Aunque se ha manejado que igual podría ser una deformidad congénita en una foca, o que podría nadar con las aletas pegadas firmemente hacia el cuerpo de manera parecida a la de la Foca Leopardo, aunque las Focas Leopardo solo existen en el hemisferio sur. 
Mackal también plantea la posibilidad de que se tratase de una especie única y desconocida de mamífero marino y no necesariamente parte de la familia de las focas. 

Para este punto, también debe considerarse que Steller no tuvo una observación idónea, pues dos partes del cuerpo del animal estaban ocultas bajo el agua y a una distancia considerable del barco. Sobre las aletas delanteras, Steller hizo énfasis en que no era que no existiera, si no que no podían ser vistas. 
Los zoólogos que han investigado el famoso Simio Marino insisten que puede ser un oso ártico marino, Challorhinus ursinos; especie de foca que posee una cabeza caniforme, ojos grandes y bigotes de la misma manera que es descrita por Steller; así como la forma corporal y el pelaje grueso. 
En la biografía de Steller también se nota que durante la época en que hizo esta observación, jamás había visto a un ejemplar de esta especie de foca y que posiblemente lo que llegó a ver fue un ejemplar juvenil. 
Oso ártico marino (Callorhinus ursinus)
Aquí hay que notar que estas focas tienen un amplio rango geográfico, con las hembras y cachorros pasando el invierno en las costas cálidas de California y el resto del año llegan a pasar la primavera en las Islas Aleutianas, donde se aparean. 
Las hembras de la especie cuentan con un color grisáceo en la espalda pero ligeramente rojizo en el vientre, como aquél descrito por Steller; y su longitud de casi metro y medio se acerca mucho a las mediciones del críptido. 
La falta de extremidades también puede ser achacada a esta especie de pinípedo, pues la posición de las patas delanteras se encuentra mucho más atrás que en cualquier otro animal que Steller pudiese haber conocido en ese entonces; lo que explica porqué pudo alzarse a una tercera parte de su tamaño sin mostrar extremidades. También se sabe que cuando nadan a alta velocidad, las focas pegan las aletas contra el cuerpo de tal manera que parecen invisibles. 

viernes, 17 de abril de 2020

El Duende de Rijeka.

Rijeka es el puerto principal y la tercer ciudad más importante de Croacia, se localiza en la bahía de Kvarner en el Mar Adriático y es reconocda por su arquitectura que data del periodo de la dinastía de Habsburgo; el gran puerto y astillero Viktor Lenac, el Teatro Nacional de Croacia y la Universidad de Rijeka, fundada en 1632 como la Escuela de Teología.

En el año 2001, un suburbio de Rijeka fue escenario de un fenómeno paranormal poco conocido pero no menos aterrador, la aparición del denominado Duende de Rijeka. 
La historia comienza con un grupo de adolescentes que esperaban el autobús en una parada durante una tarde fría de Noviembre, cerca de los bosques croatas. De acuerdo con los chicos, mientras esperaban comenzaron a escuchar sonidos provenientes de los bosques, mismos que en un principio achacaron a un gato, una liebre o un perro callejero. 
Los ruidos fueron aumentando de intensidad hasta que vieron qué los ocasionaba. Según los testigos, una extraña criatura emergió de entre los bosques: un ser que medía aproximadamente 1.20 metros de alto, sin piernas y que se arrastraba con sus largos brazos y dedos terminados en afiladas zarpas. El monstruo se arrastraba hacia ellos, gritando y escupiendo violentamente; y pese a moverse usando las manos, era bastante rápido.

Repuestos de la impresión inicial, los chicos huyeron despavoridos de vuelta a sus casas; donde le contaron a sus familiares lo que habían visto. Siendo Croacia un país bastante tranquilo, la policía optó por investigar rápidamente en caso de que se tratara de algún maniático que pudiese resultar un riesgo para los jóvenes de la localidad.
La investigación reveló algo inusual: En un grueso pino se hallaban profundas marcas de zarpas en la corteza, aproximadamente en el sitio donde los chicos habían visto al ser saliendo de los bosques. Un análisis demostró que para que el ser pudiera dejar esas huellas profundas en la corteza, debía no solo pesar más de noventa kilos, si no ser mucho más fuerte que un hombre adulto; y que además había una inusual 'baba' en cada marca.

Se interrogó a los jóvenes y sus familias, y la historia tomó un poco de credibilidad cuando una vecina de la localidad dijo haber visto al mismo ser en su patio trasero durante una noche; corroborando que incluso lo había escuchado gritar. Conforme transcurrieron los días, la policía recibió varias llamadas durante las noches; quejándose de que 'algo' hacía ladrar a los perros de la zona después de la medianoche, y otros más contaron el haber escuchado a un hombre gritando en las madrugadas. 
Este fenómeno ocurrió aproximadamente durante la semana posterior al encuentro de los jóvenes, terminando tan abruptamente como empezó.

martes, 18 de febrero de 2020

El troll de Somerville.

El caso del Troll de Somerville, Massachusetts, es un evento paranormal poco conocido y del que solo se tiene registro por su aparición en el libro 'The Ghostly Register' del escritor Arthur Myers. 

Myers escribe la historia de una mujer identificada como 'Karen', que se mudó a una casa victoriana de tres pisos en el año de 1983. De acuerdo con Karen, la casa era todo lo que siempre había querido y por un rato pareció que todo iba bien; hasta una noche en que inició una racha de fenómenos inexplicables en la propiedad.
Inició con el sótano, pues Karen encontraba que este siempre se inundaba sin razón aparente, por más que fontanero tras fontanero le reafirmaban que no había fallas en las tuberías o una fuga proveniente de casas vecinas. A este fenómeno le siguió una sensación de fatalidad que se apoderaba de Karen cada que estaba en el segundo y tercer piso. Esta sensación, de acuerdo con Karen, era la de "presentir como si un animal quisiera atacarla"; y tanto fue el impacto de esto que la mujer empezó a dormir en la planta baja. 

Con el tiempo, Karen consiguió a una compañera de habitación que ocuparía una recámara en el tercer piso. Poco antes de que transcurriera una semana, la nueva habitante de la casa se quejó de que despertaba a mitad de la noche, presa de una sensación de que algo amenazador estaba con ella; y que su cama amanecía siempre en una posición diferente.
Fue aquí cuando Karen confirmó que lo que pensaba era paranoia resultó ser algo paranormal. 

Los sucesos continuaron incrementándose, llegando a que les movieran cosas de lugar, que las luces se encendieran y apagaran por sí solas y ruidos como de animales salvajes en habitaciones vacías. Las dos jóvenes llegaron a la conclusión de que la casa estaba embrujada y llamaron a un psíquico, que llegó a una conclusión inusual luego de ir a verlas. 
De acuerdo con el investigador, el fenómeno no era producto de un fantasma o un demonio, si no de un 'troll' que vivía en un manantial subterráneo debajo de la casa. Les explicó que podía percibir que el troll estaba furioso por haber sido atrapado bajo la casa luego de que esta fuera construida, y que las demostraciones de su poder eran una advertencia para que lo dejaran salir. 
El psíquico procedió a conducir un ritual para enviarlo a otro plano de existencia y por fin liberarlo de su prisión. De acuerdo con Karen, después del ritual despertó a mitad de la noche al escuchar una voz desconocida en su cabeza; la cual le preguntaba si se podía quedar. Naturalmente, Karen dijo que no y la presencia ominosa sobre la casa desapareció por completo. 

jueves, 6 de febrero de 2020

El Obispo de Mar y otros humanoides marinos.

"Como los cielos, en los mares hay  Sol, Luna y Estrellas;
Como el aire, golondrinas, halcones y estorninos;
Como la tierra, viñas, rosas, cardos, hierbas,
frutos, flores, hongos y muchos millones de otras
plantas muchas más extrañas que estas.
Así como hay peces viviendo en los mares.
También hay carneros, becerros, caballos, liebres y cerdos,
lobos, leones, erizos, elefantes y perros, 
Sí, hombres y doncellas, y a los que más admiro,
el bien vestido obispo y el fraile encapuchado;
De, cuyos ejemplos, se han visto en Noruega y Polonia."
-Guillaume du Bartas, La Sepmaine; ou, Creation du monde.

En casi todas las culturas del mundo hay tradiciones orales y escritas, así como mitos y cuentos sobre humanoides habitantes de las profundidades. De las sirenas, tritones, rusalkas y ondinas; hasta el temible Dagon, no hay un cuerpo acuático que no cuente con una leyenda al respecto sobre civilizaciones submarinas y seres que entremezclan rasgos del hombre y los habitantes de las profundidades.
Quizás no tan bien conocidos como las sirenas o los tritones, los monjes de mar y otras especies relacionadas; forman parte del bestiario mitológico de sitios tan lejanos como Europa y Japón; lo que hay llevado a algunos a creer que efectivamente pueda tratarse de algo más que una leyenda. 

El Obispo de Mar.
Reconstrucción medieval.
También llamado Pez Obispo, el Obispo Marino es reportado por primera vez en el siglo XVI donde de acuerdo con la leyenda, uno de ellos fue capturado y llevado al rey de Polonia; quien expresó deseos de conservarlo. Se dice que también fue presentado a un grupo de obispos católicos, con quienes aparentemente 'habló' y pidio ser liberado. Los religiosos concedieron su deseo, y una vez llevado a la costa para ser devuelto a la naturaleza, hizo la señal de la cruz y desapareció entre las aguas. 
Uno más fue capturado en la costa de Alemania en 1531, rehusándose a comer y murió al cabo de tres días. Por este encuentro se obtuvo la descripción e imagen en el cuarto álbum de la Historiae animalium de Conrad Gesner, publicado en 1551. 
Los detalles anatómicos sobre este ser varían dependiendo de la región, pero siempre se le muestra como un humanoide acuático de piel escamosa, con una cabeza con forma de domo (similar al sombrero de un obispo) y rasgos faciales similares a los de un hombre; usualmente con una barba hecha por tentáculos o fibras. También parece poseer una capa o membrana cubriéndole la espalda y que asemeja una capa o túnica.

El Monje Marino.
Comparación del supuesto Monje Marino y varios animales marinos. 
Otra criatura relacionada con el Obispo Marino es el Monje Marino o Pez Monje, que aparece aproximadamente en la misma época en bestiarios y almanaques; pero con la diferencia de poseer una cabeza calva en forma de domo, un cuerpo escamoso y aletas largas en lugar de los brazos y las patas del Obispo.
En el Historia animalium de Gesner, este ser fue supuestamente capturado en la costa de Noruega en 1546, pero luego de morir fue considerado una abominación y enterrado en algún lugar desconocido bajo las órdenes del rey Christian III de Dinamarca. Gesner también sugiere que un animal similar fue documentado por Boethius y Capturado en el estuario del Río Forth en Escocia. 
Se ha propuesto que el Monje Marino puede de hecho ser el cadáver putrefacto de algún animal existente, quizás un calamar gigante, una morsa o un tiburón ángel. 

Umibozu.
Grabado japonés del periodo Edo.
Proveniente de Japón, el Umibozu ('Sacerdote del Mar') es un yokai o espíritu del océano que es considerado un emisario de la desgracia para los marinos japoneses, pues convoca a las tempestades y destruye los barcos, ocasionando que la tripulación se ahogue. Su tamaño varía de un par a decenas de metros de longitud; aunque también hay reportes de algunos más pequeños.
A diferencia de otros yokai marinos como el funayurei, los Umibozu aparecen durante días de calma en grandes enjambres y atacan a los barcos, colgándose del casco y entonando cánticos conforme atacan. 

En el periodo Edo, hay documentos que hablan sobre un Umibozu llamado 'Kuro Nyudo' y que se traduce como 'monjes negros iniciados'. Los Kuro Nyudo supuestamente son dioses dragón de las aguas que exigen sacrificios y prefieren consumir la carne de mujeres o doncellas.
En la prefectura de Wakayama apareció el 26 diciembre de 1888 un Umibozu con la forma de un mono de 2.4 metros de largo y un peso de 250 kilogramos; con ojos naranjas la boca de un cocodrilo, el torso de un pez, la cola de una langosta y que emitía bramidos como los de un toro.
En 1871, el bote de pesca Konpira Maru se encontraba en camino a Nueva Zelanda para pescar atún cuando su red se enganchó con algo que parecía ser un organismo desconocido de proporciones colosales. De acuerdo con los marineros, el ser era de color gris, con ojos de quince centímetros de diámetro y dos grandes fosas nasales. Al escuchar los testimonios de los marineros, un oficial del departamento de investigaciones marítimas de Yaizu determinó que podía tratarse de una ballena; a lo que un marinero entrevistado respondió que el cuerpo del ser estaba mayormente bajo el agua y sobrepasaba por mucho al de cualquier ballena existente. 

martes, 24 de septiembre de 2019

El cuervo fantasma.

West Drayton es una comunidad pequeña al oeste de Londres, famosa únicamente por su cercanía al Aeropuerto de Heathrow y la iglesia de Martin de Tours, construida originalmente en el siglo XII y reconstruida a mediados del siglo XV luego de que la primera construcción colapsara por siglos de falta de mantenimiento. 
La iglesia fue restaurada en 1974, dándole particular atención a la fuente bautismal, que databa del siglo XV y placas dedicadas a Mary, reina de Escocia y el primer barón de Hunsdon; primo de la Reina Elizabeth I. 
Es en esta iglesia donde, de acuerdo con el reverendo Frederick George Lee en su libro del siglo XIX, "Vistazos al Crepúsculo"; ocurrían circunstancias extrañas relacionadas a la aparición de una monstruosa ave en las bóvedas y criptas bajo el edificio. Lee escribió en su libro que estos fenómenos llegaron al ojo público luego de que varios habitantes de West Drayton experimentaran sucesos inexplicables como escuchar gritos, cadenas arrastrándose y voces; pero indudablemente el que más desconcertó a la gente de la localidad fue la presencia de un cuervo gigante que era visto usualmente posado sobre un ataúd. 

El primero en ver el cuervo fue el conserje de la iglesia, quien una mañana bajó a las catacumbas y encontró a una gigantesca ave negra revoloteando en el interior de una cripta y picoteando una rejilla de ventilación; por lo que creyó que se trataba de algún animal que debió haber entrado al edificio durante la noche y terminó atrapado. 
Sin embargo, al abrir la puerta, el conserje asegura que el ave se desvaneció. El 'cuervo fantasma' fue visto en varias ocasiones más por la familia del conserje, el reverendo a cargo de la parroquia y visitantes al sepulcro. 
La iglesia de San Martin en West Drayton. 
Estas apariciones concluyeron cuando dos jóvenes campaneros que no creían en las historias sobre la feroz ave del sepulcro, hicieron un plan para atraparlo luego de narrarle la historia a un muchacho del pueblo.
Los tres, armados con palos, piedras y una linterna; descendieron a las criptas durante la noche. Y efectivamente, encontraron al ave revoloteando entre las vigas del techo. Lo persiguieron, arrojándole las piedras e incluso uno de ellos alcanzó a golpearle el ala; rompiéndosela. El ave, herida, cayó sobre un ataúd y empezó a graznar con alarma mientras los hombres lo acorralaban.
Uno de los campaneros saltó con un saco para apresarlo, pero cuando estuvo a punto de atrapar al animal; este se desvaneció en una bola de humo y los hizo huir. 

Del ave, no se supo más, aunque existe un registro de que varios años después; dos hermanas que volvían a casa al anochecer, dijeron haber visto un ave gigantesca posada en el torreón de la iglesia; y creyeron que por su tamaño, debió ser un águila prófuga del jardín zoológico de Londres.

lunes, 16 de septiembre de 2019

El ave de la Montaña Owl's Head.

En la fría mañana del primero de febrero de 1985, una niña de nombre Landy Junkins salió de su casa en Bergoo, condado de Webster en Virginia del Oeste; con la intención de llevarle una canasta de comida a su vecina, la señora Warnick.
La señora Warnick vivía a un kilómetro de casa de los Junkins, y a eso de las diez de la mañana, Landy salió por un camino que conectaba las casas y atravesaba un páramo congelado. Esa fue la última vez que alguien supo de Landy Junkins, pues no llegó a casa de la señora Warnick. 
Al día siguiente, las preocupaciones de los Junkins crecieron debido a lo cruel del invierno ese año y la posibilidad de que la niña cayera a un estanque congelado, que fuese atacada por algún animal en busca de alimento o hubiese sucumbido al clima gélido. El señor Junkins y un grupo de vecinos emprendieron la búsqueda a través del kilómetro que dividía su hogar del de la señora Warnick. Y para su sorpresa (y terror), vieron la línea dejada por las huellas de Landy en el camino lodoso; la cual llegaba a la mitad y súbitamente desaparecía como si la niña se hubiese esfumado de la tierra.
Ese fue el inicio de las historias de horror que plagaron el condado Webster ese año. 

Dos días después, un granjero de nombre Hance Hardrick salió una mañana para cerciorarse de que las ovejas que mantenía en un cobertizo estuviesen bien. Al llegar, el señor Hardrick notó dos cosas inusuales. Primera, faltaba una de las ovejas más grandes. Y segunda, algo había perforado el tejado del cobertizo, hecho de tablones de madera y paja.
Hardrick buscó huellas que delataran al atacante, como pisadas en la nieve o rastros de sangre y lana de la oveja. No halló nada, y llegó a la conclusión de que lo que fuese que había roto el cobertizo debía ser un animal volador; y peor aún, lo suficientemente grande para cargar a una oveja adulta. 

En el 7 de febrero, el alguacil Rube Nihiser y su hijo se encontraban siguiendo venados cerca de la base de la montaña Owl's Head cuando escucharon el berrido de una cierva. Los dos hombres permanecieron impávidos cuando lograron ver a una enorme ave, más grande que cualquier águila conocida en América del Norte; atacaba a la cierva y a su cría. De acuerdo con Nihiser, el ave era más alta que un hombre y sus alas sobrepasaban por mucho a las de las águilas calvas, grullas y búhos que habitaban la región.
Nihiser falló al dispararle, y la gigantesca ave de presa salió volando con el cervatillo entre sus garras; luego de sacarle los ojos a la madre. 

Al día siguiente, un cazador de nombre Peter Swadley y su perro recorrían los bosques en el condado Taylor cuando algo descendió en picada sobre el hombre y lo acribilló con una lluvia de zarpazos y picotazos. Swadley narró su experiencia como si lo atacaran con varios cuchillos a la vez y un pico que más bien parecía el hacha de un leñador. El perro de Swadley, Gunner, se prendió de una pata de la gigantesca ave para defender a su amo; pero no tardó para que sus ladridos se convirtieran en chillidos cuando las garras del depredador alado se cerraron en torno a su cuerpo. 
El ave soltó un chillido ensordecedor y salió volando entre los árboles con Gunner. Al poco tiempo, un campesino que vivía cerca del bosque encontró a Peter y lo llevó a un doctor; donde narró lo que fue el único registro de un ataque del Ave de la Montaña Owl's Head. 

martes, 10 de septiembre de 2019

Illvveli - Las Ballenas del Mal.

Las Illvveli (islandés para 'Ballenas del Mal') son criaturas importantes en el folklore de Islandia, apareciendo en la mitología de la región desde la época de las sagas Vikingas junto a otras criaturas como el Jormungardr y el Kraken en papel de antagonistas.

Estos seres, que se creía cohabitaban los océanos con el Kraken y las grandes serpientes marinas, eran únicamente rebasadas en tamaño por el colosal cefalópodo mitológico y tenían un rol igualmente diabólico; pues destrozaban barcos y se alimentaban de ellos. Eran tan temidos que solo había dos formas de evitar que destruyeran un barco: No mencionar su nombre para evitar llamarlas; y en caso de avistar uno, se debía contar con un hechicero oscuro o un practicante de magia lo suficientemente poderoso para detenerlo.

Se decía que estos demoniacos leviatanes eran incomibles, pues a diferencia de las ballenas su carne era venenosa o desaparecía en cuanto se le cocinaba; y se creía que si alguien llegaba a comerla, moría por una terrible maldición o se transformaba en un monstruo. De cualquier forma, la noción de devorar la carne de un Illvveli era tabú; y de comprobarse que se había hecho, la persona en cuestión era expulsada de la aldea o asesinada, por el temor que producía la idea de consumir a la ballena del mal.
En un variante del mito, existía la creencia de que se podía sobrevivir si al momento de encontrarla se navegaba en dirección al sol; pues los Illvveli temían a la luz solar y el solo verla los aturdía. Si se les hallaba de noche, la única opción posible de sobrevivir era nadar lo suficientemente rápido hacia la costa.

Afortunadamente, los Illvveli tenían ciertas debilidades y enemigos que los detenían, dependiendo de su tipo: El Raudkembingur (Ballena de Cresta Roja) moría al frustrarse si su presa nadaba con la velocidad necesaria para escapar; mientras que el Katthveli (Ballena Gato), era débil contra los ruidos y huía si los marineros le arrojaban cosas. Finalmente, el Taumafiskurs (Ballena con Bridas), podía ser repelido si se arrojaba al agua aceite de hígado de bacalao y flores.
Entre sus enemigos se contraba a las ballenas 'buenas', aquellas lo bastante grandes para enfrentarlas. La orca, el rorcual, la ballena boreal y el cachalote las enfrentaban en mar abierto; mientras que la ballena azul, considerada la más poderosa del océano; era considerada un aliado de los humanos contra los Illvveli, pues cada que veía uno, lo interceptaba y protegía a los botes y a las ballenas pequeñas. Por esa razón, para los islandeses el matar a una ballena azul podía significar una maldición y un fuerte castigo.

Sin embargo, con el pasar de los siglos y el avance de la navegación; los avistamientos de Illvveli desaparecieron del todo, y se llegó a la conclusión de que estos monstruos se habían extinto.

Skeljúngur - Su nombre significa Ballena con caparazón, y de todos los Illvveli, es la única cuya carne podía ser consumida por humanos y a veces ayudaba al hombre.
El Skeljúngur mide entre veinte y cuarenta metros de largo, es un animal de apariencia 'gorda' y a diferencia de las ballenas; no tiene aletas dorsales y sus pectorales son muy pequeñas. Se dice que el cuerpo del Skeljúngur está cubierto por conchas que hacen ruido conforme nada en el océano yque lo hacen invulnerable a cualquier proyectil.
El Skeljúngur era fanático de detenerse frente a las naves para obstruirles el camino y chocar con ellas para destruirlas. Existe una leyenda de que en la costa de Grimsey, un Skeljúngur fue cargado hacia la nave pesquera Minerva después de ser arponeado. El animal, que fingía estar muerto, regresó a la vida de un golpe y se sacudió hasta que el Minerva se desintegró por su fuerza.
Su debilidad es el sonido del hierro siendo raspado y afilado, y se cree que si el Skeljúngur escucha el sonido de un cuchillo siendo afilado; entrará en un estado de locura y se encallará a sí misma para escapar de él.

Raudkembingur - Ballena de Cresta Roja, la más sanguinaria y temida de las Illvveli; pese a no tener el tamaño o el poder de otras especies. Su ferocidad y el odio irracional que tiene hacia los botes la hace más temida que cualquier otro animal del océano.
Su carne es tóxica, y tiene la propiedad de desaparecer mágicamente una vez que se le expone al calor para cocerla o freírla. Su cresta, dependiendo de quien cuente la leyenda; puede ser una crin como la de los caballos, una serie de púas rojas o una aleta como la de ciertos peces; y corre a lo largo del cuerpo de la cabeza a la cola.
El mito describe a la Raudkembingur como un animal de aspecto parecido a un mosasaurio, marcadamente reptiliano  y con un cuerpo alargado y serpentino que mide entre diez y veinte metros de largo. Su presencia en una bahía hace huir a los pescadores y ataca fingiendo su muerte. Una vez que alguien se le acerca, la Raudkembingur cobra vida y ataca a las embarcaciones lanzando mordiscos a los cascos de las naves y a los tripulantes. Se dice que también es seguida por belugas y narvales, que se alimentan de los restos dejados luego de un ataque.
El odio de la Raudkembingur hacia el hombre es tal que si un bote escapa de sus fauces, se frustra tanto que muere por la desesperación; o sencillamente se muere de cansancio al intentar perseguir a su víctima.
Finalmente, una leyenda de la ciudad de Hvsalnes habla de un hombre que fue maldito por los espíritus de la naturaleza para convertirse en una ballena de color rojo que atacó los puertos de Faxafjord y Hvalfjordur hasta que intentó perseguir a un sacerdote en sentido contrario al cauce de un río. El animal murió de cansancio en el lago de Hvalvath y sus huesos se convirtieron en rocas que pueden ser vistas hasta el día de hoy.

Katthveli - Ballena Gato, llamada así por su forma achatada similar a la de una foca; pero con extremidades poderosas,  la boca de un leopardo, la fuerza de un león y el hambre de un sabueso; así como varios bigotes en su hocico y los sonidos que hacía, similares a los de un felino.
Es pequeña, con un tamaño máximo de ocho metros que compensaba con su ferocidad y una boca llena de afilados colmillos; así como un par alargado similar a los del jabalí. Se dice que al cazar, los ojos del Katthveli brillan y sus aletas terminadas en garras destrozan con facilidad los cascos de los barcos y los vientres de las ballenas por igual.
Pese a su forma regordeta, son rápidas y nadan con suficiente velocidad para alcanzar botes; preferiendo aquellos manejados por grandes grupos de remeros a los que devora. Uno de los encuentros más famosos fue el de una nave pesquera en la bahía de Héraldsflói, en el este de Islandia. Los marinos a bordo de la nave consideraron la idea de arponear a un Katthveli que los perseguía, pero prefirieron no hacerlo para evitar provocarla. La ballena persiguió el barco por unos cuantos kilómetros y después desapareció bajo las aguas.
En la isla Seley, en la costa oeste de Islandia; el explorador Ásmundur Helgason y su tripulación fueron atacados por una Katthveli que embistió su nave con tal fuerza que su cabeza atravesó el casco. De milagro, la nave de Helgason pudo llegar a la costa. 
Se cree que estos monstruosos mamíferos marinos viajan escondidos entre grupos de rorcuales y cardúmenes de peces.

Taumafiskur - Llamada 'Pez Brida', por las líneas que corren a los costados de su boca y que asemejan la brida de un caballo. Es la Illvveli más poderosa y temida, tanto que el solo mencionar su nombre en el océano la invocará.
En el este de Islandia se le conoce como Gran Cuerno Corto, y se le teme por ser cruel y vengativa; además de tener una memoria excelente y la tendencia a mantener tales rencores que pueden perseguir a alguien que escape a su ataque durante años.
Una leyenda popular es la de un ministro del este de Islandia, que sobrevivió al ataque de un Taumafiskur al subir a una formación rocosa luego de que se hundiera su bote. Después de ello, no pudo volver al océano durante el resto de su vida, pues cada que se acercaba a un muelle o a la orilla del agua; el Taumafiskur se aparecía de la nada, amenazando con matarlo en cuanto abordara un bote.
El Taumafiskur vuelca inclusive los más grandes navíos pesqueros, entonces los muerde y los despedaza con su cola. En algunos mitos, es tan grande que sus quijadas pueden doblar un barco a la mitad al atacarlo por debajo.
Para vencerlo, hay que arrojar sustancias al océano. Entre estas se encuentran la carnada en descomposición, agua aceitosa, aceite de hígado de bacalao, papel quemado, excremento de vaca y oveja, azufre, testículos de zorro y plantas como la milenrama o el enebro. Se dice que esto es más efectivo si se prende fuego a estos objetos antes de arrojarlos al mar. También pueden distraerse con ruidos fuertes y barriles arrojados al agua; aunque se les puede dejar ciegas si el barco navega en dirección al sol, pues la luz del astro rey es dañina para el Taumafiskur.

Lyngbakur - Pez Montaña, es el más grande de las Illvveli y también una de las bestias más gigantescas del mar; siendo solo rivalizada por el Kraken y la serpiente de Midgard.
Se le ve en raras ocasiones y a a diferencia de otras ballenas malvadas, no busca activamente los barcos con el fin de atacarlos. Es una nadadora lenta, y por el crecimiento rocoso en su espalda podría dar la impresión de una isla. De hecho, en la mitología vikinga se dice que la Lyngbakur pasa desapercibida hasta que despierta y se hunde, ahogando a cualquier pobre individuo que se encontrase sobre su lomo pensando que se trata de una isla.
Es tan grande que solo come una vez cada tres años, pero al hacerlo, abre su boca de forma tal que engulle a peces, tiburones, ballenas y embarcaciones al succionarlos. En el mito de San Brendan el Navegador de Irlanda, el santo y sus seguidores pasan la noche en una isla con poca vegetación y con rocas en lugar de arena a manera de costa. Mientras rezaban, la isla comenzó a sacudirse y San Brendan se percató de que efectivamente era un ser vivo; por lo que obligó a sus seguidores a abandonarla mientras él rezaba.
Se dice que la ballena perdonó la vida del hombre santo, y de hecho le permitió dar la misa de pascua sobre su espalda durante los años siguientes.
 Finalmente, el mito del Ragnarok reza que solo existe un Lyngbakur y se sabrá que el fin de los tiempos llega cuando este muera.

Sverdhvalur - Llamada 'Ballena Espada' por la espina o cuerno que surge de su espalda, es un animal descrito con el tamaño del cachalote y una boca repleta de colmillos como los del tiburón blanco. Su enemigo mortal es la ballena azul, y sus luchas titánicas pueden durar por horas hasta que uno de los dos muere. 
Usualmente nadan en familias pequeñas y su método de caza consiste en nadar debajo de una ballena para embestirla y atravesarle el vientre con su cuerno. Se dice que las ballenas como cachalotes y rorcuales prefieren encallarse en las playas antes que sufrir el ataque del Sverdhvalur; y que este monstruoso animal marino come únicamente la lengua de sus víctimas, dejando que los tiburones y otros peces devoren el resto del cuerpo.
 Atacan a las embarcaciones de manera similar, atravesándolas con sus cuernos y devorando a cualquiera que caiga por la borda. Sin embargo, son incapaces de atacar galeones y barcos grandes; pues los registros de una nave mercante de la edad media dicen que al viajar de Islandia a Copenhague, la nave se detuvo en medio de un grupo de ballenas y se sacudió súbitamente al ser 'jalada' por algo. Cuando el barco llegó a Dinamarca, los empleados de un astillero local encontraron el cuerno de un Sverdhvalur atorado en el metal del casco. 

Nauthvalur - Ballena toro o Ballena buey, es una gigantesca ballena solo superada por el Lyngbakur e inflige tal miedo en los marineros islandeses que se cree que solo mencionar su nombre en voz alta basta para invocarla.
Se le describe como una ballena con enormes fosas nasales que puede hacer resoplar como cuernos para niebla, y enormes cabezas con cuernos parecidos a los del toro. Pero su nombre no se debe a su apariencia, si no al poderoso bufido que emite y se asemeja al de un toro enfurecido.
 Los Nauthvalurs son animales de agua profunda, pues jamás se acercan a la costa y sus gruñidos pueden escucharse a kilómetros de distancia. Se dice que sus bufidos son tan fuertes que hacen temblar la tierra y las vibraciones pueden despedazar un barco de  madera. Por ello, zarpar hacia el océano está prohibido si se ha escuchado recientemente el bufido del Nauthvalur.
El Nauthvalur ataca a todo tipo de naves, pero se siente atraído en particular a aquellas que transportan ganado y otros animales. Se dice que el bufido de este animal es casi hipnótico para el ganado, obligándolos a saltar de riscos y ahogarse en el océano para devorarlos; por lo que las actividades de pastoreo quedan prohibidas por días en zonas donde el Nauthvalur ha sido escuchado.
Incluso, las comunidades costeras sacrificaban una vaca al Nauthvalur para satisfacer su hambre y que les permitiera pescar en paz. Cazar al Nauthvalur era algo casi imposible, y poco satisfactorio pues su carne era tóxica.