Enriqueta Martí i Ripollés (1868-1913)
Enriqueta Martí i Ripollés, también apodada como 'la Vampiresa de Barcelona' o 'la Vampiresa de Raval', vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y los primeros trece años del XX; y es famosa por sus actividades criminales entre las que se encuentran prostitución, secuestro, tráfico de menores y homicidio. Se le considera una de las más famosas asesinas seriales de la historia, junto a nombres como Eileen Wuornos o Las Poquianchis.
Nacida en Saint Feliu de Llobregat, una comunidad industrial de Cataluña no muy alejada de Barcelona; durante el año de 1868; Martí se vio obligada a mudarse a Barcelona; donde consiguió trabajo como sirvienta y niñera por algunos años. Al menos, hasta que terminó obligada a prostituirse en las calles por necesidad.
En 1895, Martí, de veintisiete años; se casó con un pintor de nombre Juan Pujaló, de quien se separó al poco tiempo luego de que este alegara que ya habían pasado por varios problemas gracias a las actitudes de Martí, sus infidelidades y continuas visitas a prostíbulos, bares y otros sitios de mala muerte. La pareja se divorció definitivamente en el año de 1907, sin haber engendrado descendencia.
El Raval.
Fotografía del barrio El Raval a principios del siglo XX.
Martí se asentó en el distrito del Chino, hoy conocido como El Raval. En aquel tiempo El Raval era un área densamente poblada de Barcelona, pues la ciudad experimentó un crecimiento poblacional desmedido a partir de 1860; cuando miles de inmigrantes provenientes de todo el Mediterráneo se asentaron en El Raval y contribuyeron a darle una mala fama.
La coexistencia de miles de migrantes iletrados, pobres y criminales llevó a convertir El Raval en una zona roja donde se decía que era fácil encontrar hasta a cincuenta personas compartiendo una misma casa, donde el consumo de alcohol y las drogas eran comunes; y los negocios más prósperos eran bares, prostíbulos y guaridas del opio gracias a la cercanía con el puerto de Barcelona.
No existen cifras oficiales, pero se estima que a comienzos del siglo XX había decenas de miles de prostitutas adolescentes y niños ladrones viviendo en la calle. Por este motivo, El Raval era un centro de distribución enorme para el tráfico de personas, la "capital de la pornografía de Europa" en aquél entonces. No se sabe exactamente cuantas prostitutas adolescentes fueron enviadas a América Latina, Estados Unidos y los puertos de todo el Mediterráneo; mucho menos un número de chicos esclavizados y obligados a laborar en fábricas y talleres bajo condiciones infrahumanas.
Martí, como una alimaña sobreviviendo de la mugre, se halló cómoda en ese lugar; el cual explotó a su conveniencia. Durante el día, se cubría con harapos viejos y sucios, y acudía a pedir dinero en los conventos, parroquias y cocinas de la ciudad; muchas veces acompañada de niños de la calle a los que hacía pasar como sus hijos, y que sin duda llegaron a formar parte de los muchos a quienes prostituyó o asesinó con los años.
Pero durante las noches, no era raro encontrarla con ropas elegantes en sitios frecuentados por la gente con dinero; ofreciendo sus servicios como traficante de niños, prostituta y 'madame'.
Durante la 'Semana Trágica' de 1909, un periodo de violencia a raíz de una huelga general; Martí terminó siendo arrestada junto con un hombre de familia acomodada. En esa ocasión, se le acusó de manejar un burdel en donde se ofrecían servicios sexuales de niños; pero Martí evadió la persecución gracias a sus conexiones con personajes importantes de la época.
Sangre, Grasa y Huesos.
Además de prostituirse y traficar con menores, Martí se hizo de fama gracias a sus servicios como curandera; ya que ofrecía tónicos, pociones, cremas, aceites y otros remedios con los que según ella, podía curar la tuberculosis, la lepra y una amplia gama de malestares para los que no había curas 'tradicionales'.
Para este motivo, Martí comenzó a matar niños y usar su sangre, grasa, cabello y huesos como ingredientes; los cuales de acuerdo con la creencia popular, reunió en el periodo de veinte años entre su llegada a Barcelona y su captura en 1912. No existe un número determinado, aunque la evidencia hallada en sus departamentos sugiere decenas de victimas, tomando en base la gran cantidad de restos humanos guardados en vasijas y frascos. La policía de Barcelona ya contaba con un antecedente, pues existían reportes de desapariciones de niños así como el robo de bebés desde comienzos de siglo; aunque nada que apuntara a Martí como la única culpable.
Las actividades de Martí llevaron a la resurrección del mito del Hombre del Saco y el Sacamantecas, todavía fuertes en la memoria popular gracias a asesinos seriales como Juan Díaz de Garayo; al que efectivamente se le conocía como 'El Sacamantecas'. Aunado a esto, en el año 1910, Francisco Leóna secuestró y asesinó a un niño de siete años con el fin de sacarle la sangre para tratar la tuberculosis de un hombre de dinero.
1912: La caída.
Posibles víctimas de Martí.
Martí secuestró a su última víctima el 10 de febrero de 1912, siendo reportada bajo el nombre de Teresita Guitart Congost. A la niña se le buscó por semanas, lo que creó una gran indignación entre la sociedad española por la incapacidad de los policías a la hora de rastrear niños desaparecidos.
Sin embargo, la caída de Martí se debió a una vecina suya, Claudia Elías, quien fue la primera en avistar a una niña con cabello corto en una de las ventanas del departamento de Martí en el número 29 de la calle Poniente. Elías, que no reconocía a la niña, le pregunto a Martí si era hija suya; a lo que la mujer respondió bruscamente, cerrando la ventana de golpe y rehusándose a contestarle a Elías.
Preocupada por la actitud de Martí, en especial luego de la racha de desapariciones de infantes en la ciudad, Elías platicó con un vecino que se dedicaba a la fabricación de colchones; y este a su vez se comunicó con el agente municipal José Asens. El agente no tardó en entablar contacto con las autoridades correspondientes e iniciar una investigación al respecto, sospechando de Martí.
El 27 de Febrero, bajo la queja de que Martí guardaba gallinas en su departamento, tres agentes fueron a buscarla. La encontraron en la calle Ferlandina, se le informó de las acusasiones y la obligaron a mostrarles el interior de su departamento. Inicialmente, Martí se mostró sorprendida pero en ningún momento presentó quejas respecto a la orden; posiblemente para despistar a los agentes.
Al llegar al departamento, la policía no solo dio con Teresita Guitard Congost, a quien se le había cortado el cabello; también a una niña que solo se identificaba a sí misma como 'Angelita'. Congost fue regresada a sus padres luego de rendir una declaración, explicando como fue que Martí la atrajo con la promesa de caramelos, la envolvió con una tela negra y la llevó forzadamente al departamento. Ya dentro, Martí le cortó todo el cabello y le dijo que desde entonces se llamaría 'Felicidad'; además de informarle que ya no tenía padres y que ahora debía referirse a ella como 'madrastra'.
Congost procedió a describir como Martí la alimentaba con patatas y pan duro, y le prohibió acercarse a las ventanas y a otras habitaciones del departamento; bajo amenaza de pincharla con una aguja como castigo. Durante un momento en que Martí salió de la casa, Congost y Angelita se atrevieron a explorar una de las habitaciones prohibidas; donde encontraron un vestido de niña cubierto de sangre y un cuchillo para filetear.
La declaración de Angelita produjo un escenario todavía más aterrador; ya que contó como antes de que Congost llegara al departamento, había un niño de cinco años llamado Pepito; que fue asesinado por Martí en la mesa de la cocina. Por otra parte, la identidad de Angelita jamás fue determinada, ya que no contaba con apellido y no existían actas de ella en el departamento de Martí; pero la niña insistía que su padre se llamaba 'Juan'.
Martí sostenía que Angelita era su hija biológica, producto del matrimonio con Juan Pujaló; por lo que este fue llamado a declarar. Pujaló aclaró que llevaba años sin ver a Martí, que jamás concibió un niño con ella y que no tenía idea de donde venía Angelita. Con el tiempo, Martí aceptó que había robado a la niña cuando era recién nacida, engañando a su madre y haciéndola creer que había muerto en el parto.
La masacre.
Calle Ponént 29 - Uno de los domicilios de Martí.
Durante la investigación, los detectives encargados del caso peinaron el departamento de calle Poniente; y dieron con un saco de tela en el cual estaban el vestido ensangrentado y el cuchillo descritos por Congost; además de otro lleno de varias ropas infantiles muy sucias, y al menos treinta huesos de niños de varias edades; los cuales habían sido expuestos a un calor intenso.
Otra habitación presentaba una decoración elegante y que no concordaba con el resto de la casa, además de contener un mueble lleno de ropas para niño y niña, nuevas y de altísima calidad en comparación a los harapos que vestían Angelita y Congost. Lo peor, sin embargo, estaba por venir: La última habitación era una especie de bodega que Martí había cerrado con candado, y donde los agentes de la ley descubrieron más de cincuenta recipientes llenos de restos humanos entre los que se incluía manteca, sangre coagulada, manojos de cabello, manos en estado de descomposición, huesos molidos y ollas con pociones, ungüentos y tónicos ya preparados para la venta.
Al ser interrogada, Martí reveló que poseía dos departamentos más, así como una casa en su pueblo natal. En los departamentos, ubicados en las calles de Picalqués y Tallers; aparecieron paredes falsas y restos humanos ocultos entre las vigas del techo. En una propiedad más, en Jocs Florals, se encontró el cráneo de un niño aproximadamente de tres años, a´si como huesos pertenecientes a más menores de varias edades. Otros restos incluso permanecían envueltos en ropa, añadiendo más evidencia al hecho de que Martí robaba niños de familias pobres y los asesinaba con el fin de usarlos a manera de ingredientes.
Otros objetos requisados incluían un libro antiguo con cubiertas de piel y lleno de recetas, un cuaderno de notas donde Martí habia escrito métodos para realizar pociones con una caligrafía bastante estilizada, un paquete de cartas y notas escritas en lenguaje código y una lista con nombres de familias y figuras importantes de Barcelona. Al hacerse público el detalle, se creyó que la lista era la de los clientes de Martí; y que debido a su riqueza y poder en la sociedad, resultaría casi imposible el llevarlos ante las autoridades. La policía se negó a publicar el contenido textual, explicando que la lista en realidad presentaba nombres de personas a quienes Martí había pedido dinero anteriormente, y no personas que hubiesen comprado los productos de la asesina.
El Testimonio de Martí.
En la interrogación, Martí declaró que había cambiado su apellido a 'Marina'; y así era que conseguía la renta de departamentos, pese a dejar de pagar la renta de todos estos al cabo de unos meses; por lo que vivía bastante endeudada. Este dato fue corroborado por Juan Pujaló.
Cuando se le preguntó por Congost, Martí explicó que la había encontrado sola y hambrienta en la Ronda de Sant Pau durante el día anterior a su arresto; testimonio desmentido por Claudia Elías, ya que ella decía haber visto a la niña en las ventanas del departamento desde varios días atrás.
Sobre los restos humanos, medicinas y el cuchillo hallados en el primer departamento; Martí explicó que estudió anatomía humana y había obtenido los restos de forma legal, pero después confesó que en realidad era una curandera y usaba niños como material para la producción de sus medicinas. Dijo ser un experta, que sabía como preparar las mejores medicinas y que sus clientes eran personas de buena posición económica y reconocidas en la sociedad de aquella época, pero sin dar nombres en específico.
"Pepito".
Cuando Claudia Elías y Angelita hablaron sobre la existencia de "Pepito"; Martí de inmediato sostuvo que el niño fue regalo de una familia pobre, y que preferían dárselo que ver morir al niño ya que les era imposible mantenerlo. Sobre su paradero, Martí dijo que había enviado al niño al campo con un familiar luego de que enfermara, la misma historia que anteriormente había relatado a Claudia Elías.
La evidencia del departamento derribó la historia, ya que Angelita aseguraba que Martí había destazado al niño en la cocina de la casa; por lo que se intuyó que el cadáver de Pepito debía estar entre las pilas de huesos y órganos hallados en la bodega. Otro argumento en contra de la versión de Martí fue que nunca pudo reconocer o dar detalles específicos sobre la familia que según ella, le había regalado a Pepito. Aún más, durante el proceso una mujer de Alcañiz reconoció a Martí como la secuestradora de su hijo en 1906; pues de acuerdo con ella, Martí atendió a la mujer, que era una viajera, y le pidió que le permitiera cargar a su hijo.
Después, usó una excusa para alejarse de ella, y la muy cansada mujer jamás volvió a ver a su hijo.
Martí terminó encerrada en la prisión Reina Amalia mientras esperaba su juicio. Dentro de la cárcel, intentó el suicidio cortándose las venas con un cuchillo de madera; cosa que llevó a las autoridades de la prisión a asegurar a la prensa que se tomarían cartas en el asunto para impedir que Martí se matara y así evadiera la sentencia y la ejecución.
Pero, de cualquier manera, Martí escapó a la justicia. Pues murió al cumplir un año y tres meses dentro de la cárcel; cuando un grupo de prisioneras la enfrentó y linchó en uno de los patios el 12 de mayo de 1913. Enriqueta Martí, la famosa vampiresa de Barcelona, terminó enterrada en una fosa común del Cementerio del Suroeste; en la montaña de Montjuic.