Mostrando entradas con la etiqueta leyendas urbanas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta leyendas urbanas. Mostrar todas las entradas

martes, 18 de febrero de 2020

El troll de Somerville.

El caso del Troll de Somerville, Massachusetts, es un evento paranormal poco conocido y del que solo se tiene registro por su aparición en el libro 'The Ghostly Register' del escritor Arthur Myers. 

Myers escribe la historia de una mujer identificada como 'Karen', que se mudó a una casa victoriana de tres pisos en el año de 1983. De acuerdo con Karen, la casa era todo lo que siempre había querido y por un rato pareció que todo iba bien; hasta una noche en que inició una racha de fenómenos inexplicables en la propiedad.
Inició con el sótano, pues Karen encontraba que este siempre se inundaba sin razón aparente, por más que fontanero tras fontanero le reafirmaban que no había fallas en las tuberías o una fuga proveniente de casas vecinas. A este fenómeno le siguió una sensación de fatalidad que se apoderaba de Karen cada que estaba en el segundo y tercer piso. Esta sensación, de acuerdo con Karen, era la de "presentir como si un animal quisiera atacarla"; y tanto fue el impacto de esto que la mujer empezó a dormir en la planta baja. 

Con el tiempo, Karen consiguió a una compañera de habitación que ocuparía una recámara en el tercer piso. Poco antes de que transcurriera una semana, la nueva habitante de la casa se quejó de que despertaba a mitad de la noche, presa de una sensación de que algo amenazador estaba con ella; y que su cama amanecía siempre en una posición diferente.
Fue aquí cuando Karen confirmó que lo que pensaba era paranoia resultó ser algo paranormal. 

Los sucesos continuaron incrementándose, llegando a que les movieran cosas de lugar, que las luces se encendieran y apagaran por sí solas y ruidos como de animales salvajes en habitaciones vacías. Las dos jóvenes llegaron a la conclusión de que la casa estaba embrujada y llamaron a un psíquico, que llegó a una conclusión inusual luego de ir a verlas. 
De acuerdo con el investigador, el fenómeno no era producto de un fantasma o un demonio, si no de un 'troll' que vivía en un manantial subterráneo debajo de la casa. Les explicó que podía percibir que el troll estaba furioso por haber sido atrapado bajo la casa luego de que esta fuera construida, y que las demostraciones de su poder eran una advertencia para que lo dejaran salir. 
El psíquico procedió a conducir un ritual para enviarlo a otro plano de existencia y por fin liberarlo de su prisión. De acuerdo con Karen, después del ritual despertó a mitad de la noche al escuchar una voz desconocida en su cabeza; la cual le preguntaba si se podía quedar. Naturalmente, Karen dijo que no y la presencia ominosa sobre la casa desapareció por completo. 

El enigma de Zombie Road.

Zombie Road por la noche. 
A simple vista, el camino Lawler Ford Road en las inmediaciones de St. Louis, Missouri; podría parecer completamente inofensivo. En la actualidad, funge como un sendero de ciclismo y caminata pero es posiblemente uno de los sitios más embrujados en los Estados Unidos. Quien busque Lawler Ford Road, se encontrará con que es mejor conocido por el ominoso nombre de 'Zombie Road' o 'Camino Zombie', y que en él hay infinidad de relatos sobre asesinos seriales, espectros, demonios y criaturas ignotas que buscan acechar a los incautos que recorren su extensión de dos kilómetros.

El río de la Muerte.
El camino Lawler Ford Road se extiende por dos kilómetros a través de un valle y termina en la desembocadura del río Meramec, y su uso se extiende a siglos atrás cuando las tribus nativas locales lo usaban para desplazarse fácilmente por el valle así como extraer pedernal de las montañas y riscos a su alrededor.
El Meramec era conocido entre las tribus nativas como 'El Río de la Muerte', pues la gente se ahogaba constantemente en él. Incluso en el año 2011 hubo todavía dos muertes de menores de edad que intentaron cruzar el río a nado. 
En los años 1800s, se estableció un ferry que daba servicio a los colonos y viajeros a lo largo del Meramec, que en aquellas épocas era propiedad de una familia de terratenientes conocidos como los Hamilton. Luego de la muerte de Ninian Hamilton en 1856, James E. Yeatman, dueño de la libraría mercantil y presidente del banco mercante de Missouri, adquirió la tierra y permitió la construcción de un tramo de vías que irían de St. Louis al Pacífico. Curiosamente, durante esta época fue asesinada la esposa del juez de Missouri por uno de los primeros trenes en el año de 1876. 
A principios del siglo XX, el Meramec se tornó hogar de una comunidad de descanso para millonarios, misma que fue destruida durante la década de 1990 tras una serie de inundaciones. Además de ello, se empezó la extracción de grava de los riscos alrededor del Meramec, operación que continuó hasta la década de 1970.

El Asesino Zombie y las leyendas del camino.
No hay una teoría general de porqué el camino obtiene este nombre, pero se le adjudica a dos leyendas: La primera, se dice que los trabajadores del ferrocarril que alguna vez laboraron ahí se levantan de sus tumbas y salen durante la noche, y muchas personas han experimentado fenómenos como el escuchar música de inicios del siglo XX, luces anómalas que se mueven por la rivera del Meramac o apariciones espectrales de trabajadores del tren. 
La segunda teoría menciona al 'Asesino Zombie', un supuesto interno de un manicomio que escapó y que habita una cabaña en medio del bosque; cazando y comiendo a los que atraviesan Zombie Road durante la noche. 
Además de eso, se menciona que en Zombie Road aparecen espectros de niños fallecidos a raíz del choque de un autobús escolar en la década de 1950, víctimas de los gángsters de St. Louis, un pionero que se suicidó luego de apostar y perder a su esposa en un juego de póker, almas de aquellos arrollados por trenes en el siglo XIX, así como que es frecuentado por satanistas, el Ku Klux Klan, asesinos seriales e incluso monstruos como Pie Grande. 
En la ladera del camino que conduce al río Meramac existen ruinas de cabañas y edificaciones de cuando el lugar era conocido como Glencoe, y es en ellas donde aparece el fantasma más famoso de la zona; pues muchas personas han regresado del camino con historias sobre una fantasmal anciana que se asoma por las puertas de las cabañas y grita para que los incautos que se acercan demasiado se vayan de ahí. Hay quienes solo la han visto observándolos, y al acercarse para ver de que se trata, se encuentran con que la mujer ha desaparecido.

Las muertes en Zombie Road. 
En Zombie Road y el Meramac han ocurrido tantas muertes que incluso las vías del tren contienen un anuncio con las palabras "La muerte no tiene piedad", en conmemoración a todos aquellos que han perdido la vida ahí. 
Los residentes que aún habitan cerca pueden recordar toda clase de incidentes ocurridos desde la década de 1950, como la ocasión en que dos jóvenes fueron arrollados por un tren, en 1990 cuando una mujer saltó ante el tren para evitar que este aplastara a su hijo; rituales satánicos, un joven que cayó de un risco al ser 'empujado' por algo ante la mirada atónita de su novia; la misteriosa muerte de un conductor en 1970, que fue hallado con el auto encendido y con rasgos de que 'algo' le había propiciado un infarto mientras recorría la carretera al lado de Zombie Road. 

La fotografía.
Finalmente, uno de los reportes más comunes en Zombie Road es el de la sensación de verse observado o un sentimiento de incomodidad. Y aunque muchas veces esto puede achacarse a la sugestión en torno a las leyendas del lugar, también hay incontables testimonios sobre ruidos de pisadas que siguen a los campistas, el sentirse perseguidos por algo desde los árboles e inclusive el ver sombras que se mueven entre los árboles y que desaparecen cuando el espectador se acerca a ellas. 
Como dato curioso, hace una década salió a la luz una fotografía que ha recorrido internet en varios artículos, foros y sitios dedicados al tema de lo paranormal; y que supuestamente fue tomada en Zombie Road. La historia reza que una mañana, un deportista que corría por el camino se sintió observado desde la línea de árboles arriba del camino y por más que intentó ver algo, su perseguidor lo eludía del todo. Fastidiado, decidió sorprenderlo tomando una fotografía con su teléfono. 
Al revisar la imagen, se encontró con algo que le heló la sangre:

jueves, 6 de febrero de 2020

La casa del Kasha.

En la mitología japonesa, un Kasha es un yokai o demonio funerario que toma la forma de un gato y gusta de robar los cadáveres frescos de pecadores para llevárselos al infierno.
Pero el término 'Kasha' también es usado comúnmente en Hawaii para referirse a un lugar con una historia de sangre y muerte, un sitio que entre los pobladores de Honolulu es conocido como el Amityville Hawaiiano: La casa del Kasha.

1942. 
La leyenda de la casa del Kasha empieza en el verano de 1942, cuando la casa aparentemente inocente en la esquina de la octava avenida y Harding en Kaimuki, era ocupada por una madre soltera y sus tres hijos. 
Una noche, la policía recibió un llamado para acudir, y encontraron a la mujer en el patio delantero, gritando histérica que una mujer estaba intentando matar a sus hijos. Al irrumpir en la casa, los oficiales se encontraron con algo que los perseguiría hasta sus muertes: una fuerza invisible arrojaba y golpeaba al hijo menor de diez años y sus dos hermanas, de dieciocho y veinte; produciéndoles heridas visibles. 
Los policías intentaron ayudar a los jóvenes, pero la presencia los agredía y empujaba para evitar que intervinieran. Al cabo de una hora, la madre colapsó por lo ocurrido y sus hijos habían muerto. Un reporte forense determinó que los chicos fallecieron por fuertes traumatismos producidos por golpes y el menor fue estrangulado con tanta saña que su columna presentaba daños físicos. 
Cuando la madre logró recuperar la consciencia y se calmó lo suficiente para hablar, declaró a la policía que todo había pasado porque su hijo menor había 'olido' el aroma de un fantasma; y el espíritu al parecer se ofendió, pues atacó a los chicos violentamente unos minutos antes de que la madre llamara a la policía. La mujer también culpó a su esposo por el accidente, pero no hubo forma de comprobar sus acusaciones y terminó siendo llevada a vivir con sus hermanas. 
Por la crudeza y lo insólito del evento presenciado por la policía, los diarios Hawaiianos abordaron la historia durante varios días; buscando explicaciones. Al final del año, nadie supo explicar quién o qué asesinó a los tres niños y condujo a la joven madre a la locura. 

1970.
La casa permaneció desocupada hasta 1970, cuando fue rentada por tres jóvenes universitarias. Una noche, las chicas comenzaron a escuchar ruidos extraños, sonidos de pisadas en la planta baja y voces en habitaciones desocupadas. Una de ellas sintió una mano tocándole el brazo lascivamente, y fue ahí que llamaron a la policía. 
Un oficial que patrullaba cerca de ahí se detuvo y encontró a las tres afuera de la casa con expresiones de terror e histeria. Al tomarles la declaración, el oficial recibió una larga historia sobre fantasmas y ataques de entidades incorpóreas, mismas que habría descartado de no ser porque las tres jóvenes presentaban una condición psicológica tal que rayaba en la histeria. Las tres le pidieron que por las acompañara a algún lugar, a lo que accedió.
Subieron al auto de una de ellas, con el policía como escolta detrás. El viaje transcurrió sin novedad hasta que llegaron al estacionamiento del hotel Oasis Inn en Waialae. De acuerdo con el reporte que el policía llenó horas más tarde, se percató de que una vez que el auto de las jóvenes se había detenido, la chica en el asiento de conductor empezó a forcejear con algo que no podía ver. 
Bajó de la patrulla y al llegar a su lado, efectivamente vio que la joven se encontraba siendo agredida por algo que no podía ver, y ya presentaba moretones y marcas de golpes en sus brazos y piernas. El oficial estiró la mano la portezuela y justo en ese momento, sintió una mano fuerte y grande apretándole el brazo. Soltó un grito de dolor cuando la mano invisible le torció la extremidad y lo arrojó hacia atrás. La portezuela se abrió de golpe y la chica que conducía salió despedida hacia el estacionamiento; agarrándose el cuello como si estuviesen ahorcándola. El policía pidió refuerzos y mientras llamaba, el ataque se detuvo súbitamente; dejando a los cuatro perplejos sobre lo que había ocurrido.

1977.
Siete años más tarde, un matrimonio japonés se mudó a la residencia embrujada. No sabían nada de la historia, así que su sorpresa resultó mayúscula cuando durante su primera noche, la esposa despertó a plena medianoche debido a que la temperatura había descendido increíblemente. 
Pese a lo cálido del verano de Hawaii, la habitación se sentía como un congelador y la mujer podía ver su propio aliento como un vapor al respirar. Algo blanco se movió en el rabillo de su ojo, y al voltear se topó con la escalofriante imagen de una mujer espectral sin brazos y piernas flotando en el aire; mirándola con brillantes ojos rojos y una sonrisa demoniaca. La esposa soltó un grito de terror y despertó a su esposo, que alcanzó a ver como la silueta fantasmal se desvanecía en las sombras de la habitación. 
Al día siguiente, un sacerdote católico acudió a bendecir la casa. El religioso les preguntó qué ocurría al verlos visiblemente perturbados. Al relatarle lo ocurrido, el sacerdote, que también era de ascendencia japonesa; les dijo que lo más seguro era que se trataba de un Kasha, un demonio japonés traído por los inmigrantes y que debió ser atraído por algún acto de violencia descomunal en el domicilio. 
Después de echar agua bendita, el fenómeno se detuvo del todo. 

El Kasha.
Aunque la casa fue demolida en el año 2016, todavía circulan infinidad de historias sobre la casa del Kasha. Un escritor de la página The Overly Opinionated, escribió sobre sus experiencias en el dúplex construido en el terreno; como pese a su escepticismo inicial, despertaba cada noche a las 4:33 de la mañana, en medio de una habitación gélida y con una opresión en el pecho, como si algo le hubiese pegado. 
Existe también un mito popular de que el fenómeno se debe a que a inicios del siglo pasado, un inmigrante japonés se mudó a una propiedad anterior a la casa del Kasha junto a su esposa y dos hijos. En un arranque de celos o locura, nadie está seguro, mató a puñaladas a su esposa e hijos. Se deshizo de los cuerpos picándolos en trozos y enterrándolos en la propiedad. Los restos de la esposa y uno de los hijos fueron encontrados en el jardín principal, pero el de la hija jamás fue hallado. Se cree que el cuerpo sigue enterrado ahí.

Otra variación de la leyenda dice que en la década de 1920, un par de amigas ocupaba la casa y una de ellas se enamoró de un hombre de la localidad. Su relación pronto pasó de sana a lo extremadamente violenta, y concluyó trágicamente cuando el hombre se volvió loco por las constantes peleas y celos de las mujeres. Fuera de sí, las asesinó mientras dormían y después se suicidó. Sus cuerpos fueron encontrados varios días después, y se cree que fue esta historia de violencia la que pudo haber atraído o creado al Kasha; mismo que si la historia del escritor de The Overly Opinionated es cierta, continúa acechando la nueva construcción que tomó el lugar de su casa.

miércoles, 5 de febrero de 2020

La desaparición de la Novena Legión.

Las causas de la desaparición de la Novena Legión, Hispana del Imperio Romano, son un misterio que ha dejado perplejos a investigadores, historiadores, novelistas y expertos en lo paranormal durante siglos. 

La Novena Legión, Hispana. 
No existe un registro fidedigno de la fecha de fundación de la Legión, pero por documentos sobrevivientes se sabe que una Novena Legión que formó parte de las huestes de Julio César durante su invasión a Galia, y las batallas de Dyrrhachium, Pharsalus y la campaña africana del año 46 d.C.. 
Formó también parte de la defensa contra Sexto Pompeyo en su rebelión en Sicilia, como parte de una campaña en Macedonia y al mando de Octaviano durante su guerra contra Marco Antonio en Actium.
La Legión marchó hacia Bretaña, derrotando al señor celta Caractus en Caer Caradoc y estableciendo el fuerte de Lindum Colonia en lo que hoy es la ciudad de Lincoln; marcharon por Caesio Nasica contra Venutius en el año 52, y fueron derrotados por la famosa reina guerrera Boudica en un combate contra los icenos al intentar tomar Camulodunum; hoy Colchester.
En el año 72, lucharon contra los Brigantes del norte de Bretaña y construyeron el fuerte de Eboracum (hoy York) a manera de defensa contra los caledonios que en ese entonces poblaban Escocia. La construcción de Eboracum es la última vez que aparecen en un registro claro, gracias al descubrimiento de una tableta de piedra con la frase 'LEG IX HISP' en las ruinas del edificio.

La Legión desaparece.
Toda información sobre la legión termina en el año 120, corroborado por la existencia de dos columnas en Roma describiendo todas las fuerzas del Imperio Romano; además de una lista elaborada por el historiador Dio Casio en 210. Esta última contiene informes específicos de las legiones existentes hasta el año 197; y se menciona las treinta y tres legiones principales además de tres otras fundadas por Séptimo Severo en ese año. Pero no hay datos sobre la Novena.

¿Qué fue de la Novena?
Loza hallada en Eboracum.
La teoría más aceptada sugiere que la Legión fue aniquilada por los celtas en las fronteras del norte de Bretaña. En el siglo XIX, el clasisista Theodor Mommsen propuso que Eboracum fue destruida durante el reinado de Adriano y todos los miembros del ejército imperial asesinados por Brigantes en 108.
Mommsen fundamenta su teoría en los escritos de Marco Aurelio Fronto, quien a su vez le contó al emperador Marco Aurelio que durante la época de Adriano hubo un gran número de bajas a manos de los Bretones; situación que llevó a la construcción del Muro de Adriano bajo la idea de que los Bretones jamás serían dominados y la mejor opción era dejarlos fuera de los confines del Imperio.
Posteriormente, el historiador Lawrence Keppie sugirió que la Legión pudo haber sido reasignada en el año 117 para servir en la guerra de Parthia al final del gobierno de Trajano; y que la ausencia de la Legión provocó que los nativos celtas aprovecharan y se alzaran en armas contra las fortalezas y construcciones romanas en Eboracum. 

No se tiene un punto exacto de la desaparición, pero la teoría popular sostiene que ocurrió en la localidad escocesa de Dunblane. Las patrullas de exploración romanas no encontraron mensajes de la Legión, rastros de los campamentos, armamento o cadáveres; y su interrogación inicial de los nativos resultó en información inútil.
Los caledonios y celtas indicaron que ninguna de las tribus presentes en Dunblane vio a la Legión después de que pasaran por el asentamiento principal, y que aparentemente se habían desvanecido sin dejar rastro al marchar hacia el norte. 
Esta última teoría, sin embargo, pierde validez tras el descubrimiento de inscripciones hechas por soldados de la Legión IX Hispana encontradas a decenas de kilómetros de ahí, en la región holandesa de Nijmegen. Esta evidencia sostiene que la Legión se encontró acuartelada ahí a partir del 120 d.C., una década después de su supuesta desaparición en Bretaña. Además de las inscripciones, en Nijmegen se hallaron lozas con fechas, un pendiente de plata con LEG HISP IX grabado al reverso y un altar dedicado a Apolo en Aachen, Alemania.

El altar fue hecho por un tal Lucio Latino Macer, quien también se describe a sí mismo como el centurión en jefe y prefecto del campamento de la Novena Legión Hispana. La evidencia arqueológica apunta a que la Legión se hallaba en Europa Central en algún punto posterior al año 104 pero no más allá del 120. 
Esto sugiere que si bien la Legión se hallaba en Noviomagus luego del 104, fue reemplazada por un destacamento de la LegióN XXX Ulpia Victrix cerca del 120; y que los elementos presentes pudieron ser solo un escuadrón y no la totalidad del cuerpo. Pero también se hace notar que la presencia de oficiales como Latino Macer es un indicativo de que toda la Legión se hallaba ahí en la década del 120; una 'Vexillatio Britannica' (Destacamiento Británico) enviada a Nijmegen y tal vez formada por la Novena Legión o por una mezcla de varias unidades provenientes de Bretaña. 

Posibles causas.
Mapa de los dominios romanos durante la Rebelión de Boudica.
Los historiadores apuntan que la desaparición de la Novena Legión pudo llegar en dos eventos importantes a partir del año 130, en concreto la rebelión judía contra los Romanos en Judea del 132, y la guerra de Marco Aurelio contra el Rey Vologases IV en 161. 
La segunda rebelión de Judea causó un gran número de bajas a los ejércitos romanos, y coincide con la fecha de la salida de la Legión de Nijmegen; por lo que se mantiene la hipótesis de que la Novena pudo haber sido enviada como refuerzo pero terminó siendo derrotada por los judíos. Existe un argumento en contra, pues el único registro presente de la época habla sobre la Legión XXII Deiotariana de Egipto; más no hace mención de la Novena Legión. Aunque también es posible que ambas legiones hayan sido destruidas, pues este conflicto es la peor derrota para los Romanos desde la batalla de Teutoburg en el año 9. 
En el caso de la guerra contra Vologases IV, el historiador Casio Dio menciona que un ejército de Vologases aniquiló a una legión romana en Armenia, más no se dan datos de cuál pudo haber sido. En esa época, solo existían dos legiones en Capadocia, la XII Fulminata y la XV Apollinaris; pero ambas continúan en los registros posteriores al año 200, por lo que ninguna de ellas fue arrasada por las fuerzas de Vologases. 

Hasta el día de hoy, la teoría más aceptada es la de Bretaña; pues los arqueólogos e historiadores sostienen que el estado caótico de la región en dicha época podría explicar la falta de registros que señalasen la caída de una legión imperial. 
Lawrence Keppie plantea que probablemente la legión fue desbandada al poco tiempo de abandonar Bretaña, y que sus remanentes sí llegaron a Alemania y Holanda, pero fueron integrados a otras legiones para luchar en la guerra al final del reinado de Trajano. Miles Russell por otra parte, señala que los restos arqueológicos encontrados en Njimegen no son del año 120, si no del 80; cuando los destacamientos de la Novena Legión se encontraban en el Rhine peleando con tribus germanas. 
Finalmente, entre los habitantes de Escocia existe la leyenda de que efectivamente, cuatro mil soldados romanos de la Novena Legión pasaron a través de Dunblane pero desaparecieron sin dejar rastro alguno; sugiriendo un evento paranormal.

Los fantasmas de la Legión perdida.
Un tipo de aparición fantasmal popularmente reportada en Inglaterra es aquella de soldados romanos. De las ruinas de una antigua taberna donde aparecía un legionario hasta la autopista M-6 que corre por Manchester y Leigh, supuestamente embrujada por una legión espectral; hay infinidad de historias sobre espectros romanos.
En el caso de la historia de la famosa legión perdida, las anécdotas de espíritus romanos también son abundantes en Dunblane durante cada mes de septiembre. El autor A.C. McKerracher narra en uno de sus libros como durante el año de 1974, pudo percibir voces hablando en latín, el tintinear de armaduras y armas, y el sonido de miles de hombres que marchaban a las afueras de Dunblane. 

sábado, 30 de noviembre de 2019

UB-65 - El Submarino Maldito.

Tal vez no lo creas, pero en los tiempos de guerra pasan muchas cosas sobrenaturales. Hay una infinidad de reportes de fantasmas, OVNIs, seres desconocidos y fenómenos inexplicables en los campos de batalla; pero ninguno es tan interesante y perturbador como el del U-Boat Alemán UB-65.

La historia del UB-65 inicia a comienzos de 1916 en plena Primera Guerra Mundial. En esa época, los ingenieros Alemanes propusieron la creación de un arma nueva que ayudara a darle un giro a la guerra pues iban perdiendo. El plan era crear un vehículo acuático que se pudiera sumergir y al que no se le pudiera dar con proyectiles estando bajo el agua.
El plan se puso en acción y no tardó para que el Káiser tuviera a su servicio una flota de submarinos conocidos como U-Boats (del Alemán 'Unterseeboot', 'bote submarino'). Estos U-Boats pronto se transformaron en el terror de las naves Británicas, despedazando la flota real y cualquier otra embaración que navegara en el mar del norte. Un segundo modelo de U-Boat, más duradero y veloz que sus predecesores fue aprobado; pero por la presión y la necesidad de construir más de ellos se pasaron por alto muchos normativos de seguridad y los botes se convirtieron en un riesgo debido al número de explosivos que llevaban y las escasas características de protección para sus tripulantes.

Durante la construcción del  U-Boat número sesenta y cinco, el UB-65; dos trabajadores que se encontraban instalando las placas del casco fueron aplastados por un fragmento del casco. Uno de ellos murió al instante, mientras otro que fue prensado a la altura de las piernas quedó tendido, gritando de agonía mientras sus compañeros intentaban quitarle el trozo de metal de encima. 
Murió horas más tarde en el hospital y la marina Alemana descartó el evento como un incidente laboral; por lo que la construcción reanudó su marcha al cabo de unos días. Semanas después, luego de que el submarino había sido completado; se escucharon los gritos de apoyo y la tos de tres trabajadores que habían sido enviados a ajustar los aparatos del cuarto de máquinas. Un trabajador que se encontraba cerca de ahí intentó rescatarlos, pero fue incapaz de abrir la habitación; y para cuando llegaron más hombres con equipo para botar la cerradura, hallaron muertos a los tres trabajadores. 
Los hombres habían inhalado humo tóxico proveniente del motor, y tras una revisión exhaustiva se llegó a la conclusión de que no había forma de que el humo se hubiese producido. De cualquier manera, una investigación a detalle habría tomado tiempo y debido a la guerra se evitó hacerla para que el UB-65 fuera lanzado al servicio lo más rápido posible.

Ya en servicio, el UB-65 se cobró otra víctima al poco tiempo de estar en el mar. 
Aparentemente, el capitán del bosque le pidió a un cadete cerrar la puerta de la cubierta. Aquí es cuando comienza lo inexplicable; pues de acuerdo con otros marinos, el cadete simplemente saltó del submarino como si tuviera la intención de suicidarse y su cuerpo jamás fue encontrado.
La moral de la tripulación estaba por los suelos, cosa que empeoró todavía más cuando ocurrió una falla inexplicable en la primer inmersión. Se dice que a cierta profundidad, el capitán ordenó que se detuviera el descenso. Cosa que no ocurrió, pues la nave sufrió un malfuncionamiento y continuó bajando hasta que chocó con el fondo. Se determinó que había una fuga en los tanques de combustible, y con el pasar de las horas la nave se llenó del mismo gas tóxico que le había arrebatado la vida a los tres trabajadores semanas antes. Transcurrieron doce horas antes de que el submarino pudiera volver a funcionar y subiera a la superficie. 
Sorprendentemente, la tripulación no sufrió ninguna baja y se preguntaron como fue que exactamente subieron a las doce horas; el máximo tiempo permitido para un U-Boat. De haber pasado unos minutos más, la tripulación entera habría fallecido. 
Pero estos fenómenos que parecían la ira de algún espíritu vengativo solo fueron el inicio.

Al submarino se le llevó a un astillero y fue reparado. Después se le llevó a Brujas, donde se le reabasteció de provisiones y armamento. Sin embargo, cuando eran colocas las últimas cargas de proyectiles dentro, uno de los torpedos dentro de la nave explotó y se llevó consigo a cinco hombres. 
Entre estos se encontraba el segundo oficial, un nombre apodado 'El Negro' debido a su complexión oscura. No se supo la causa de la explosión, y ya la tripulación se planteaba la posibilidad de que el barco estuviera maldito, por lo que muchos desertaron. Se contrató a una nueva tripulación y durante un pase de lista, un oficial y un cadete dijeron que habían visto al Negro de pie al fondo del puente de mando; mirándolos de forma amenazadora como una sombra. 

El UB-65 se desempeñó perfectamente en combate, hundiendo varias naves enemigas. Aunque la tripulación estaba aterrada, pues las historias de las muertes y que varios habían visto ya al espíritu del Negro, hicieron mella en la moral de los marinos. 
Luego de dejar un puerto belga en el año nuevo de 1918, la siguiente misión del UB-65 era patrullar las aguas del canal inglés y atacar a las naves enemigas. El 21 de noviembre, mientras el U-Boat subía para recargar baterías; el segundo oficial al mando vio de pie al Negro en la cubierta del bote. El capitán también lo vio, pero la aparición se esfumó en un parpadeo. Temiendo que afectara la moral de la tripulación, ordenó a sus hombres el callarse lo que habían visto. 

Semanas después mientras estaban en un puerto, el capitán se encontraba en un casino cuando se desató la alarma que señalaba un ataque aéreo. El capitán corrió de vuelta al U-Boat, pero antes de llegar un fragmento de proyectil lo alcanzó y le arrancó la cabeza limpiamente. Finalmente, la maldición fue tomada en serio y luego de que se contratara a un nuevo capitán, se inició una investigación que no llevó a nada. 
Para este punto, la tripulación ya no quería estar dentro de la nave y amenazaban con desertar.

Un artillero de torpedos se volvió loco a bordo de la nave en mayo, y tuvo que se sedado. Tras recuperarse, el hombre aprovechó una subida  a la superficie para llegar a la cubierta y suicidarse saltando a las gélidas aguas del mar del Norte. El jefe de ingenieros resbaló y se fracturó una pierna. El encargado de los cañones fue alcanzado por una gran ola mientras estaba en cubierta y se ahogó. Ya todo mundo estaba deprimido, y el capitán empezó a creer en la maldición. 

Durante un patrullaje en los riscos de Dover, el submarino se encontró bajo fuego enemigo por espacio de media hora; aunque misteriosamente resultó ileso. Una vez detenido el fuego, el encargado del timón condujo a un grupo de vigías a la cubierta para revisar el daño en la nave... solo para ser golpeado por la esquirla de un proyectil que le destrozó la yugular. 
Sorprendentemente, llegó vivo a Zeebrugge, donde llegó al hospital con heridas ligeras y logró recuperarse al cabo de unos meses. 

Dos meses después, el UB-65 finalmente fue destruido. 
El 31 de julio de 1918, el alto mando de las fuerzas navales Alemanas reportó al UB-65 como desaparecido. Después de ello, el capitán de un submarino Americano, el L-2; reportó que el UB-65 había explotado frente a sus ojos sin explicación. No hubo ráfagas de artillería, minas navales o torpedos. Simplemente explotó.
Además reportó otra cosa. 
Momentos antes de la explosión, el capitán vio a un hombre de pie en la cubierta. 
Un hombre de piel oscura. 

En el año 2005, el programa británico Wreck Detectives dio con el naufragio de un U-Boat en aguas territoriales de Inglaterra; hallazgo corroborado por el servicio de radar de la Marina Real, quienes declararon que se trataba efectivamente de los restos del UB-65.
La arqueóloga Innes McCartney y el historiador Axel Niestlé realizaron estudios tomando como base el tipo de cañones en la cubierta y los números de identificación en las propelas, que coincidían con los registros brindados por la marina Alemana. Se descubrió también que los restos del UB-65 no mostraban daño producido por proyectiles enemigos, y el experto David Manley determinó que el daño que hundió la nave pudo ser el de una carga de profundidad que dañó el casco y los sistemas de supervivencia de la nave.
También, sorprendentemente, se encontró que las escotillas de cubierta estaban abiertas, lo que indicaba un posible intento de los tripulantes para escapar de la nave mientras se hundía. 

lunes, 14 de octubre de 2019

El misterio de la Mansión Dunlora.

La mansión Dunlora es una construcción dilapidada en el bosque a las afueras de Charlottesville, en el estado de Virginia; y cuenta con un siglo de historias de fantasmas acumuladas en torno a ella.

Erigida en 1724 por un militar de nombre Thomas Carr como recompensa por 'servicios a la corona británica' en la época de las colonias; Dunlora terminó su construcción hasta 1730 y pasó casi siglo y medio como una plantación más, irrelevante entre las cientas de propiedades de las regiones campestres de la Confederación. Al menos, hasta el año 1900 cuando una mujer con fama de bruja en Charlottesville tomó posesión de ella. 

Con los años, los campistas y vecinos que acostumbraban tomar paseos o pasar la noche en el bosque cercano empezaron a evitar el lugar y a narrar historias sobre rituales satánicos, luces fantasmales, demonios y aparecidos que se manifestaban en torno a la cada vez más decaída mansión. Por eso, cuando la 'bruja' falleció y la mansión Dunlora cayó en el abandono; a estos cuentos se les unió el rumor de que el espectro de la bruja aparecía en el bosque y ahuyentaba a aquél lo suficientemente valeroso (y tonto) como para acercarse al lugar.
Curiosamente, se empezó a manejar también que en las inmediaciones del terreno de la mansión existía un viejo y ruinoso cementerio para los esclavos que vivieron en el lugar hasta que se declaró el fin de la esclavitud en EUA. 

Los Scouts Perdidos.
La leyenda más aterradora sobre Dunlora, es el caso de los Scouts Perdidos.
El mito inicia en el verano de 1920, cuando una tropa conformada por seis Boy Scouts y su líder realizaban una excursión en el bosque; ignorando las leyendas sobre la casa y los terrenos a su alrededor. El viaje transcurrió sin contratiempos durante el día, y luego de una copiosa cena y los obligados cuentos de espantos en torno a una fogata; el grupo se retiró a dormir en tres tiendas para los Scouts y una para el líder. 

A mitad de la madrugada, el líder de la tropa fue despertado por el sonido de las garras de un animal arañando el suelo, así como gruñidos que no supo identificar. Creyendo que la tropa estaba en peligro, tomó su linterna y emergió de la tienda para ver de qué se trataba; encontrándose con que no solo había rastros del animal, pues además los Scouts habían desaparecido de sus tiendas.
Inicialmente, sus sospechas fueron que se trataba de una broma y los llamó por sus nombres, amenazando con retirarles las insignias; más no hubo respuesta alguna y terminó usando su linterna para recorrer los senderos del bosque en busca de los muchachos. 

Su búsqueda se extendió por el resto de la noche, y ya clareaba cuando percibió un brillo a la distancia; mismo que atribuyó a la linterna de alguno de los muchachos. Avanzó en dirección a ella, hasta salir del bosque y divisar la sombra de una enorme casa; una mole decrépita, abandonada y cubierta de vegetación. 
En ese instante, la luz volvió a parpadear de nuevo desde una de las ventanas del segundo piso; y ahí el líder descubrió que no se trataba de una linterna, si no otra cosa que se movía como la llama de una vela en el viento. 
Al internarse en la casa, era obvio que el lugar había sido abandonado mucho tiempo atrás: El interior cubierto de polvo, moho y suciedad; los muebles dañados por animales salvajes y hongos, y gruesas telarañas, eran producto de años de descuido y ninguna manutención. 
Su búsqueda lo llevó a través del primer piso, y estaba por rendirse y salir de nuevo al bosque cuando escuchó el distante y apagado grito de un infante; proveniente del sótano de la casa. 

Creyendo que era uno de sus scouts, corrió escaleras abajo hacia un sótano cavernoso y con un fuerte olor a humedad. Abajo, la única fuente de luz provenía de su linterna y la movía de lado a lado para tratar de encontrar al chico.
En uno de esos movimientos, la linterna iluminó el rostro de una anciana parada al otro extremo del sótano; con un rostro casi esquelético, surcado por profundas arrugas, ojos lechosos y una sonrisa llena de dientes amarillos y afilados en puntas triangulares. 
La mujer le sonrió, y el líder de la tropa salió corriendo a toda velocidad con la extraña mujer detrás de él en persecución. Al correr hacia afuera de la casa, tropezó con algo que hizo un sonido húmedo cuando lo pisó. 
No era un tronco o vegetación putrefacta, se trataba del cuerpo de uno de los Scouts; tirado sobre un charco mezcla de lodo y sangre, con el estómago abierto en canal. El líder se levantó de un salto y al hacerlo, se dio cuenta de que en la habitación donde había tropezado estaba el resto de los scouts; alineados y destripados de manera idéntica. 

La leyenda dice que horas más tarde, la policía acudió a la mansión luego de recibir reportes de gritos en ella, y encontraron al líder de la tropa en estado de shock en medio de un camino que conducía a Dunlora.
Al interrogarlo y no obtener más que balbuceos; dieron con el campamento donde se desarrollaba una escena dantesca: Los cuerpos de los chicos habían sido colocados en sus bolsas para dormir, pero los órganos arrancados de los cuerpos se asaban lentamente sobre una fogata. El líder de la tropa siguió gritando sobre lo que vio en la mansión y la anciana, pero la policía hizo caso omiso de sus chillidos y el hombre terminó arrestado por homicidio y encerrado en un asilo mental.

La leyenda termina con el rumor de que en el bosque crecieron siete nuevos árboles en el sitio del campamento; y que estos árboles se encuentran poseídos por los espíritus de los scouts fallecidos. 

La verdad.
Y como ocurre casi siempre con las leyendas urbanas sobre aparecidos, no existe evidencia de los asesinatos de los scouts en los diarios de Charlottesville o en registros policiales. Sobre la mansión, pues no se encuentra completamente abandonada; ya que hay un encargado del terreno y que sostiene que pese a su estado actual, la mansión está en posesión de la misma familia desde hace un siglo; y que no existe evidencia de la famosa bruja o del cementerio de esclavos. 
En realidad, la mansión Dunlora era un mito poco conocido y que no se hizo viral hasta el año 2016; cuando la historia fue publicada en línea como una creepypasta. 

martes, 24 de septiembre de 2019

La muñeca de Hinckley.

La muñeca junto a la nota en el museo de Hinckley.
Ben Canham es un inglés que dedica su vida a coleccionar objetos supuestamente embrujados, y dice poder comunicarse con los espíritus que los ocupan. Recientemente saltó al ojo público luego de adquirir una caja llena de objetos antiguos en una venta de garage.
Dentro de la caja, Ben encontró una muñeca antigua y un sobre con la ominosa leyenda "Léeme" escrito en él.
El mensaje en la nota rezaba lo siguiente:

"Hola y gracias por comprar a Richard y Sarah. Estos objetos fueron encontrados en un auto abandonado en 1990. La mujer que los llevó a su casa, comenzó a darse cuenta con el paso de los días que la muñeca cambiaba de lugar y que la caja se abría por sí sola.
Eventualmente, la actividad aumentó al grado de que escuchaba risitas infantiles viniendo del cuarto donde guardaba los objetos, y por ello llamó a mi tía para pedir ayuda. Mi tía se llevó los objetos e hizo una sesión espiritista. 
En el ritual, descubrió que los objetos eran habitados por dos espíritus, Richard y Sarah. Eran amantes en vida y se quedaron atados a los objetos que significaban algo para ellos. Sarah está unida a la muñeca, y Richard a la caja. No sé como murieron. Estos objetos fueron regresados al comprador, que se quejaba de despertar en las madrugadas por el sonido de alguien que caminaba en las escaleras de su hogar y una voz que le susurraba al oído.
Por leyes del Reino Unido, debo decir que escribí esta nota por motivos de entretenimiento y que no hay una garantía de que el comprador experimente actividad para normal. Por favor, usa el incienso de salvia blanca incluido dentro de la caja si es necesario. 
Gracias, y que Dios te bendiga."

Ben, que es empleado del Centro de Investigación Paranormal de Antigüedades Embrujadas en Hinckley; entregó el muñeco al museo del Centro de Investigación, donde los fenómenos se incrementaron exponencialmente. 
Lo que inició encontrando la caja abierta cuando nadie la había tocado, aumentó a luces que se encendían y apagaban por sí mismas, golpes y pisadas incorpóreas, la muñeca moviendo su posición de vez en cuando e incluso risas de una niña en habitaciones vacías. 
Hasta el día de hoy, la muñeca permanece en el museo junto con la nota y la caja; y el autor de la nota original no ha sido encontrado. 

El cuervo fantasma.

West Drayton es una comunidad pequeña al oeste de Londres, famosa únicamente por su cercanía al Aeropuerto de Heathrow y la iglesia de Martin de Tours, construida originalmente en el siglo XII y reconstruida a mediados del siglo XV luego de que la primera construcción colapsara por siglos de falta de mantenimiento. 
La iglesia fue restaurada en 1974, dándole particular atención a la fuente bautismal, que databa del siglo XV y placas dedicadas a Mary, reina de Escocia y el primer barón de Hunsdon; primo de la Reina Elizabeth I. 
Es en esta iglesia donde, de acuerdo con el reverendo Frederick George Lee en su libro del siglo XIX, "Vistazos al Crepúsculo"; ocurrían circunstancias extrañas relacionadas a la aparición de una monstruosa ave en las bóvedas y criptas bajo el edificio. Lee escribió en su libro que estos fenómenos llegaron al ojo público luego de que varios habitantes de West Drayton experimentaran sucesos inexplicables como escuchar gritos, cadenas arrastrándose y voces; pero indudablemente el que más desconcertó a la gente de la localidad fue la presencia de un cuervo gigante que era visto usualmente posado sobre un ataúd. 

El primero en ver el cuervo fue el conserje de la iglesia, quien una mañana bajó a las catacumbas y encontró a una gigantesca ave negra revoloteando en el interior de una cripta y picoteando una rejilla de ventilación; por lo que creyó que se trataba de algún animal que debió haber entrado al edificio durante la noche y terminó atrapado. 
Sin embargo, al abrir la puerta, el conserje asegura que el ave se desvaneció. El 'cuervo fantasma' fue visto en varias ocasiones más por la familia del conserje, el reverendo a cargo de la parroquia y visitantes al sepulcro. 
La iglesia de San Martin en West Drayton. 
Estas apariciones concluyeron cuando dos jóvenes campaneros que no creían en las historias sobre la feroz ave del sepulcro, hicieron un plan para atraparlo luego de narrarle la historia a un muchacho del pueblo.
Los tres, armados con palos, piedras y una linterna; descendieron a las criptas durante la noche. Y efectivamente, encontraron al ave revoloteando entre las vigas del techo. Lo persiguieron, arrojándole las piedras e incluso uno de ellos alcanzó a golpearle el ala; rompiéndosela. El ave, herida, cayó sobre un ataúd y empezó a graznar con alarma mientras los hombres lo acorralaban.
Uno de los campaneros saltó con un saco para apresarlo, pero cuando estuvo a punto de atrapar al animal; este se desvaneció en una bola de humo y los hizo huir. 

Del ave, no se supo más, aunque existe un registro de que varios años después; dos hermanas que volvían a casa al anochecer, dijeron haber visto un ave gigantesca posada en el torreón de la iglesia; y creyeron que por su tamaño, debió ser un águila prófuga del jardín zoológico de Londres.

viernes, 20 de septiembre de 2019

El niño que enseña los dientes.

Entre los avezados a las historias de horror, parapsicología y folklore existe la noción de que no pueden existir los fantasmas de niños; ya que se les considera como seres puros y que no cargan con esas mandas, castigos o repercusiones que ocasionan que un alma quede varada en el mundo terrenal después de la muerte.
Por ello, se dice que la aparición de un infante no es otra cosa más que un demonio o alguna entidad del bajo astral que toma esa forma para engañar a sus víctimas. 

Es en Baja California Sur, donde se origina una leyenda que involucra a una de estas entidades; una escalofriante figura que aparece durante las noches y se conoce como 'el Niño que enseña los dientes' en lugares como la Paz y que ha permeado la cultura sudcaliforniana al grado de aparecer en compilaciones de relatos de horror, mitos y leyendas del estado. 

La historia reza más o menos de esta forma, de acuerdo con el cronista Rogelio Olachea Arriola: 
“Una vez, en altas horas de la noche, caminaba por la calle Reforma una señora de condición humilde y sus pasos eran lo único que se escuchaba en esa soledad. Al llegar al crucero de lacalle Ramírez donde se encontraba la tienda de los descendientes de don Martín Avilés, vio que venía a su encuentro un niño de aparentes 7 años, el cual pasó de largo sin tomar en cuenta a la señora. La luna iluminaba todo el lugar y la señora vio cómo el niño se ocultaba en la sombra de una casa; como estaba de espaldas, le preguntó: ¿Qué haces aquí niño? Te llevaré a tu casa con tu mamá. El niño no respondió nada, entonces volvió el rostro y enseñó a la señora unos enormes dientes y una sonrisa macabra, sin ojos y con una cara brillante como la losa. Entonces el fantasma se desvaneció en medio de unos ruidos extraños y la señora se desmayó”.

La historia concluye con la mujer despertando en la calle, rodeada de vecinos que acudieron una vez que escucharon sus gritos. Y se dice que a comienzos de la segunda mitad del siglo XX, las precarias y poco iluminadas calles de La Paz fueron sede de varios encuentros con este ser. 

Otra variante del mito trata sobre un hombre que volvía a casa a media noche después de una jornada laboral. Al caminar por una calle sin pavimentar y poco iluminada, el hombre notó que entre los campos al lado del camino había un niño en cuclillas cerca de un canal de riego. 
Lo llamó varias veces, sin éxito. Preocupado por la posibilidad de que el pequeño se ahogara entre las zanjas llenas de agua, se le acercó para ver de quién se trataba y averiguar qué hacía ahí o quienes eran sus padres. Sin embargo, al estar frente al pequeño; este alzó la cabeza y el hombre soltó un grito de terror al ver una espantosa aparición de ojos rojos, piel blanquisima y una boca sonriente y repleta de enormes dientes afilados. 
El hombre huyó lo más rápido que pudo, con las carcajadas de ese ser siguiéndole el paso hasta que entró a casa. Ya una vez en la seguridad de su hogar, el hombre relató a sus familiares lo ocurrido y estos le comentaron que el niño de los dientes era el demonio, y que llevaba un rato apareciéndose en el pueblo para llevarse a la gente. 

Sobre la identidad del niño que enseña los dientes, jamás se supo de qué se trataba. Hay quienes sostienen que es un fantasma, unos más que se trata del demonio en busca de almas y otra infinidad de versiones que van desde lo mundano como un niño en situación de calle y con una deformidad en el rostro; hasta aquellos que sostienen que el niño puede estar protegiendo un tesoro enterrado. 
Se le siguió viendo hasta que la modernidad llegó a La Paz y la luz eléctrica y la pavimentación acabaron con los recovecos oscuros y los caminos de terracería; hasta que por fin se le dejó de reportar a finales del siglo. Pero hasta el día de hoy, hay quienes dicen que si uno anda a solas por las calles de La Paz a medianoche, corre el riesgo de encontrarse con el niño que enseña los dientes. 

lunes, 16 de septiembre de 2019

El ave de la Montaña Owl's Head.

En la fría mañana del primero de febrero de 1985, una niña de nombre Landy Junkins salió de su casa en Bergoo, condado de Webster en Virginia del Oeste; con la intención de llevarle una canasta de comida a su vecina, la señora Warnick.
La señora Warnick vivía a un kilómetro de casa de los Junkins, y a eso de las diez de la mañana, Landy salió por un camino que conectaba las casas y atravesaba un páramo congelado. Esa fue la última vez que alguien supo de Landy Junkins, pues no llegó a casa de la señora Warnick. 
Al día siguiente, las preocupaciones de los Junkins crecieron debido a lo cruel del invierno ese año y la posibilidad de que la niña cayera a un estanque congelado, que fuese atacada por algún animal en busca de alimento o hubiese sucumbido al clima gélido. El señor Junkins y un grupo de vecinos emprendieron la búsqueda a través del kilómetro que dividía su hogar del de la señora Warnick. Y para su sorpresa (y terror), vieron la línea dejada por las huellas de Landy en el camino lodoso; la cual llegaba a la mitad y súbitamente desaparecía como si la niña se hubiese esfumado de la tierra.
Ese fue el inicio de las historias de horror que plagaron el condado Webster ese año. 

Dos días después, un granjero de nombre Hance Hardrick salió una mañana para cerciorarse de que las ovejas que mantenía en un cobertizo estuviesen bien. Al llegar, el señor Hardrick notó dos cosas inusuales. Primera, faltaba una de las ovejas más grandes. Y segunda, algo había perforado el tejado del cobertizo, hecho de tablones de madera y paja.
Hardrick buscó huellas que delataran al atacante, como pisadas en la nieve o rastros de sangre y lana de la oveja. No halló nada, y llegó a la conclusión de que lo que fuese que había roto el cobertizo debía ser un animal volador; y peor aún, lo suficientemente grande para cargar a una oveja adulta. 

En el 7 de febrero, el alguacil Rube Nihiser y su hijo se encontraban siguiendo venados cerca de la base de la montaña Owl's Head cuando escucharon el berrido de una cierva. Los dos hombres permanecieron impávidos cuando lograron ver a una enorme ave, más grande que cualquier águila conocida en América del Norte; atacaba a la cierva y a su cría. De acuerdo con Nihiser, el ave era más alta que un hombre y sus alas sobrepasaban por mucho a las de las águilas calvas, grullas y búhos que habitaban la región.
Nihiser falló al dispararle, y la gigantesca ave de presa salió volando con el cervatillo entre sus garras; luego de sacarle los ojos a la madre. 

Al día siguiente, un cazador de nombre Peter Swadley y su perro recorrían los bosques en el condado Taylor cuando algo descendió en picada sobre el hombre y lo acribilló con una lluvia de zarpazos y picotazos. Swadley narró su experiencia como si lo atacaran con varios cuchillos a la vez y un pico que más bien parecía el hacha de un leñador. El perro de Swadley, Gunner, se prendió de una pata de la gigantesca ave para defender a su amo; pero no tardó para que sus ladridos se convirtieran en chillidos cuando las garras del depredador alado se cerraron en torno a su cuerpo. 
El ave soltó un chillido ensordecedor y salió volando entre los árboles con Gunner. Al poco tiempo, un campesino que vivía cerca del bosque encontró a Peter y lo llevó a un doctor; donde narró lo que fue el único registro de un ataque del Ave de la Montaña Owl's Head. 

lunes, 9 de septiembre de 2019

Nunca digas su nombre.

Basado en una historia real de 4chan.
No había escuchado el término 'skinwalker' hasta que llegué a Nuevo México.
Trabajo como contratista para una constructora en Estados Unidos, y se me asignó la construcción de un fraccionamiento en una comunidad al norte de Albuquerque. Pasé cerca de dos meses en el proyecto hasta que me asignaron a Nebraska, pero en ese lapso de tiempo vi cosas que me llevaron a evitar Nuevo México durante el resto de mi vida.

Pero es mejor que les explique desde un inicio. 
Soy una persona profesional y en cierto modo solitario, así que no me esforzaba en socializar; pero en los primeros días de nuestra estancia llegué a escuchar conversaciones fugaces entre mis compañeros, pláticas sobre que 'algo' afuera de los tráilers no los dejaba dormir durante la noche.
Como dije, soy solitario, y además de ello no era creyente en lo sobrenatural; así que deseché sus historias y achaqué todo ello a bromas entre los trabajadores o algún coyote o perro que anduviera por ahí en busca de sobras. De cualquier forma, jamás tuve problemas para dormir.

Esas historias pronto escalaron hasta convertirse en conversaciones largas sobre fenómenos paranormales y algunos relatos que habían escuchado de los pobladores en el bar local. Lo encontré entretenido, en la misma forma que disfrutaría una película de terror y todo siguió así hasta que Rick, uno de los albañiles, dejó de ir a trabajar. 
Una mañana no se presentó al sitio de construcción, así que enviamos a alguien a buscarlo. Yo no lo vi, pero el trabajador en cuestión me contó que lo había encontrado hecho un ovillo en una esquina de su habitación; murmurando una y otra vez una frase.

"Pezuñas. Ojos. Se estaba riendo."

Me sentí mal por Rick, pero siendo una persona escéptica me imaginé que debía ser por el estrés del trabajo y la jornada de ocho horas en el calor asfixiante de Nuevo México; todo eso más la falta de descanso debió provocarle una especie de colapso nervioso.
Pero para el resto del equipo, esto fue algo sobrenatural; pues en los días posteriores las historias de fantasmas se convirtieron en la teoría general de que una entidad fantasmal o un monstruo aparecía por las noches en el campamento; y discutían esto a todas horas. Llegó a pasar que mientras hablaban de ello en el bar, el bartender empezó a expresar su descontento sobre las historias y simplemente se retiraba a la parte trasera del local cuando los trabajadores empezarón a discutir una palabra nueva. 
'Skinwalker'.
La palabra no significaba mucho para mí, aunque de lo que llegué a escuchar descubrí que se trataba de una especie de hechicero o brujo malvado. Recuerdo que una noche en particular, uno de los trabajadores empezó a narrar historias sobre estos Skinwalkers mientras el resto del grupo lo escuchaba con la atención de un grupo de niños de kinder.
Llevaban un rato bebiendo, y sus voces eran fuertes; por lo que una buena parte de los otros comensales ya se veían fastidiados por esa ruidosa plática de borrachos.
Al mirar alrededor, pensando lo idiotas que debían verse; noté a un anciano con ropas de granjero que los escuchaba atentamente y tenía el rostro contorsionado en una expresión de enojo. El hombre debió darse cuenta de que lo veía, pues se levantó y caminó hasta el grupo de borrachos; con una mirada agresiva. A su vez, los borrachos le preguntaron qué quería, pero el granjero no respondió y se limitó a fulminarlos con la vista.
En ese momento me levanté, deseando que ninguno de esos ebrios fuera lo suficientemente imbécil para provocar una pelea. El anciano permanecía de pie, mirando en silencio mientras los trabajadores lo provocaban, y esto continuó hasta que eventualmente perdieron el interés en él y resumieron su plática sobre skinwalkers.
Al escuchar la palabra skinwalker, el hombre finalmente se decidió a hablar, y dijo con una voz cavernosa:

"Dejen de hablar sobre lo que no conocen."

Los borrachos se pusieron de pie, y me acerqué con la esperanza de que me vieran y se alejaran del viejo. Éste permaneció impasible ante ellos, ordenándoles no ser irrespetuosos y no meterse en cosas que salían de su comprensión. Esto los hizo enojar, y justo cuando uno de ellos se acercó agresivamente al anciano; me decidí a actuar.
Siendo su supervisor, los idiotas prefirieron largarse y no arriesgar a que los reportara; dejándonos solo al anciano y a mí. Me disculpé con el hombre y le expliqué que solo eran un montón de idiotas que no sabían controlar como bebían. En ese momento, el hombre sencillamente me dijo que tuviera cuidado, que la gente local no quería hablar del tema y que hablar de Skinwalkers solo traería la clase de atención que no querríamos recibir. 
Tratando de permanecer cordial, me limité a asentir y le reiteré al hombre que vigilaría a mi equipo para evitar otro incidente.

Volví al campamento horas más tarde y de camino a mi tráiler, vi a uno de los borrachos; en concreto aquél que quería golpear al anciano. Dormía en una silla plegable frente a su tráiler, con una cerveza en la mano. No me importó dejarlo ahí, así que lo ignoré y seguí de largo para ir a dormir.
Desperté después de las tres de la mañana con los gritos de los trabajadores afuera del tráiler. Salté de la cama, me vestí y salí todavía algo dormido; para encontrar con que casi todos los trabajadores estaban reunidos cerca al tráiler del borracho dormido; gritando improperios y oraciones en igual medida. 
Supuse que el borracho debió haber sufrido un infarto, así que como responsable me abrí camino entre el tumulto hasta que una peste casi me provocó el vómito. No era un infarto. Era algo peor. 

El borracho, cuyo nombre ya no recuerdo, se había suicidado.
Al parecer, había roto la botella y usado un trozo de cristal para rajarse la garganta de lado a lado. Esta vez, fue suficiente para hacerme vomitar; así que me retiré a un terreno baldío junto al campamento para que no me vieran hacerlo. 
Acababa de vaciar mi estómago cuando escuché un ruido cerca. Algo se movía entre los arbustos del terreno, y pensando que podría tratarse de un coyote o un perro salvaje; miré a todos lados en busca de lo que producía el sonido. Podía ver las luces del campamento al otro lado de la barda que lo separaba del baldío, pero de ahí en fuera no había más iluminación allá de la luz de la luna y las estrellas en el cielo. 
Escuché otro ruido, esta vez más lejos y dirigí la mirada hacia él. Detrás de una línea de árboles, vi la inconfundible figura de una persona a cuatro o cinco metros; y pensé que a lo mejor debía ser uno de los trabajadores. Lo llamé. Y no tardó mucho en que cayera en cuenta de que había cometido un error.
Al gritarle que se identificara, no hubo respuesta. 
La persona se giró para encararme y emprendió el andar hacia mí. Algo en su movimiento me resultaba extraño. Perturbador. Se tambaleaba, pero no como un borracho; si no con los mismos pasos inseguros y torpes de un pequeñito que apenas aprende a caminar. Imaginen pues, a un bebé que todavía no domina el movimiento de sus piernas.
Grité de nuevo y esta vez sí hubo respuesta.
La voz que emergió de su garganta me heló la sangre. Sonaba inhumana y no sé como describirla exactamente, pero si pudiera compararla con algo, diría que parecía un perro que intentase hablar como un hombre. A esto se sumaron una serie de convulsiones que estremecieron al ser, y eso fue lo que de verdad me aterrorizó.

No comprendía las palabras que intentaba decir, y fue hasta que emergió de las sombras de los árboles que la luna lo iluminó de lleno y vi que no se trataba de un hombre o de un animal que conociera. Era algo más. Algo malvado y antinatural.
Su cuerpo era un híbrido del borracho suicida, el hombre a quien acababa de ver muerto minutos antes; y algo que parecía una cabra o un ciervo: La piel se veía alargada y como un rompecabezas de piel humana y pelo de animal, su rostro parecía una máscara de hule estirada sobre un cráneo animal y sus piernas tenían articulaciones como las de un animal de cuatro patas; terminados en pies con forma de pezuñas. 

La cosa dijo otra cosa, pero para ese momento ya había echado a correr.
Hui, esperando que no me persiguiera y como todos estaban enfocados en el cuerpo del borracho; nadie notó lo mal que me veía o la forma en que entré corriendo a mi tráiler. Ya adentro, tomé unos tragos de alcohol para calmarme y llamé al sheriff local; que ya se encontraba en camino luego de que un trabajador reportase la muerte del borracho.
Me senté en el tráiler, sin saber qué hacer y esperé que el sheriff llegara. Solo entonces me animé a salir, porque una parte de mí sabía que esa cosa seguía allá afuera. 

La muerte del borrachín trajo muchos problemas que terminaron con el proyecto de construcción. Demandas de su familia, investigaciones por un posible homicidio y varias quejas de los clientes que nos habían contratado. Después llegó una demanda porque no se completó el trabajo, y la verdad es que nadie quería regresar a trabajar luego de que los empleados dijeran que habían visto 'algo' inhumano rondando el sitio de construcción después de la muerte del borracho; y un puñado incluso renunció luego de escuchar la voz del difunto hablándoles por las noches, invitándolos a salir de sus tráilers.

No supe más.
De hecho, fui de los primeros que se largaron luego de que se cancelara el proyecto. Pero sentí que debía ir al bar y buscar al anciano con quien hablé anteriormente; para preguntar si sabía algo al respecto de la criatura que vi detrás del campamento. 
Afortunadamente, lo encontré sentado en el mismo lugar, bebiendo un tarro de cerveza. Me le acerqué para entablar conversación, pero él se dio cuenta de mi presencia y comenzó a hablar antes de que yo siquiera pudiese decirle un 'hola'. 

"Les advertí que no anduvieran por ahí hablando de esas cosas sin pensar en las repercusiones."

"Se suicidó, ¿o fue un skinwalker?", pregunté. El anciano me miró de vuelta con fuego en los ojos y replicó en un tono muy serio:

"No digas su nombre. Nunca sabes quién te escucha."

Con ello, se levantó y salió sin decir otra cosa.
Esa fue la última vez que dije la palabra 'skinwalker' en voz alta.

jueves, 4 de julio de 2019

El Hombre Rojo del Palacio Tuileries.

Jean L'Ecorcheur en el comic Ghostbusters. 
El Hombre Rojo del Palacio de Tuileries es una leyenda  poco conocida de la historia de Francia, pero no por ello menos escalofriante que algunas de las historias de horror relacionadas a las Catacumbas de París, la Bestia de Gévaudan o los avistamientos paranormales en Versalles. Es un mito espectral arraigado a la historia francesa desde la época de la realeza, pasando por la revolución y la época de la Comuna. 

Jean el Despellejador.
El mito del Hombre Rojo (del francés L'Homme Rouge), se origina durante el reinado de Enrique II; quien se dice empleó a un asesino a sueldo conocido con el ominoso nombre de Jean el Despellejador (Jean L'ecorcheur), quien fue tan eficiente que llegó a convertirse en confidente personal y mano derecha del rey.
Desgraciadamente para Jean, esta cercanía lo llevó a enterarse de varios secretos delicados sobre la reina Catalina de Medici; quien contrató a otro asesino de nombre Neuville para acabar con Jean en el jardín de Tuileries. Cuando Neuville sorprendió a Jean y logró su cometido, se vio obligado a abandonar rápidamente el área y ocultarse luego de escuchar que alguien se acercaba. 
Aquí comienza lo sobrenatural, pues cuando Neuville volvió para recoger el cuerpo de Jean, este ya había desaparecido misteriosamente. Aunado a eso, en los días consecuentes la astróloga de la reina Catalina experimentó terribles visiones sobre los ocupantes de Tuileries; en las cuales todos morían de forma sangrienta. La astróloga también declaró que el alma de Jean quedaría condenada a embrujar el palacio hasta que la propiedad fuese destruida. 
Desde entonces, se cree firmemente que cada que París sufre una tragedia mayúscula, el espíritu del Hombre Rojo aparece en las inmediaciones de Tuileries.

L'Homme Rouge, el Hombre Rojo.
La reina Catalina de Medici (1519-1589)
La segunda versión de la leyenda involucra a la reina Catalina. 
Catalina de Medici, famosa por sus intrigas y el uso de redes de espías en la corte para acabar con sus oponentes políticos; decidió consagrar su reino con la construcción del palacio de Tuleries, una obra faraónica que ansiaba a tal grado que se mudó a ella cuando todavía se encontraba en construcción.
Al poco tiempo de habitarla, la reina se topó cara a cara con una espantosa aparición cubierta por un manto rojo como la sangre; que le vaticinó a la reina que moriría en Saint-Germain. 
Aterrorizada porque Tuileries forma parte de la parroquia de Saint-Germain, la reina abandonó el castillo y jamás regresó a él. De cualquier forma, el pronóstico del fantasma sí se cumplió de alguna forma; ya que como coincidencia trágica, el monje benedictino que le administró la extrema unción en su lecho de muerte llevaba por nombre Laurent de Saint-Germain.

"Es descrito como un hombre pequeño, tapado de la cabeza a los peis en escarlata, con una mirada tan penetrante y sobrenatural que aterra al más valeroso. Nunca habla, y sus visitas no son prolongadas; pues se desvanece tras ser descubierto."
-Escrito anónimo del siglo XVII.

El poeta Pierre-Jean de Béranger describe al ser como un demonio color rojo brillante, jorobado y tuerto. Otros más apuntan a que el espíritu asemeja a un duende de nariz larga y curva, boca deforme y patas de cabra.
De sus apariciones, sí queda claro que coinciden con eventos desastrosos en la historia francesa. Por ejemplo, se le avistó en la víspera del 13 de mayo de 1610; un día anterior a la muerte del Rey Luis XVI. La famosa reina Maria Antonieta fue visitada por el ser en los días previos al 10 de agosto de 1792, cuando el castillo fue atacado; y el emperador Napoleón también lo encontró durante el invierno previo a su fatídica invasión a Rusia. Reza la leyenda que el Hombre Rojo apareció ante los guardias reales de Napoleón, demandando violentamente verlo; a lo que el capitán de la guardia se negó rotundamente. 
El espectro ofendido lo empujó y corrió para encontrar al chambelán de Napoleón; a quien le ordenó lo siguiente: "Dígale al Emperador que el Pequeño Hombre Rojo que vio en Egipto quiere una audiencia con él."

Al oír la noticia, Napoleón lo recibió de inmediato y sostuvo una larga conversación con el ente en su alcoba privada. De lo que pudieron escuchar los guardias apostados afuera, se dice que Napoleón le imploraba al ser por algo; a lo que este se negaba con carcajadas burlonas mientras salía de la habitación y se esfumaba en los corredores del palacio.
La siguiente aparición del Hombre Rojo ocurrió en 1815, cuando la Duquesa de Angouléme atendía una fiesta en los apartamentos del Louvre. Durante la cena, un monstruoso ser de color rojo emergió de la chimenea de la sala; robó una pierna de cordero y después se esfumó reptando por donde vino como una enorme araña ante la mirada de los asistentes.
Finalmente, la aparición final fue en los últimos días de la Comuna, durante el año de 1871. Un periodista que reportaba lo ocurrido en la Comuna, publicó un relato aterrador de parte de un conserje del Louvre; quien se encontró al ser en el edificio:

"Al dar su ronda acostumbrada una noche, linterna en mano entre las galerías silenciosas, observó en la Galería d'Apollon a una figura humana de pie contra una ventana, con brazos cruzados y una cabeza gacha, en estado de profunda aflicción. Creyendo que había sorprendido a un ladrón, el conserje se acercó al intruso que desapareció de forma misteriosa. Intentó convencerse a sí mismo de que sus sentidos lo habían engañado, cuando al llegar a la Gran Galería vio de nuevo a la misma figura, en la misma pose melancólica. Al verse descubierta, la figura desapareció. El empleado entonces recordó la leyenda del Homme Rouge y no perdió tiempo... Regresó con algunos de sus camaradas, a quienes les había relatado lo visto; pero en esta ocasión la búsqueda del duende fue infructuosa. Y fue cortada por otro tipo de aparición: una llamarada en el cielo."
Reproducción de la época sobre el incendio de Tuileries.
La saga del Hombre Rojo termina el 23 de Mayo de 1871, cuando un grupo de hombres bajo las órdenes del antiguo comandante de la Comuna cubrieron el palacio de Tuileries con petróleo, brea y alcohol; y a las siete de la noche le prendieron fuego.
Las llamas del Tuileries ardieron brillantemente por 48 horas hasta que el edificio fue consumido hasta los cimientos. Y se dice así, que con la muerte del glorioso palacio también llegó el fin del Hombre Rojo que jamás volvió a ser visto; incluso en las épocas oscuras de Paris como la segunda guerra mundial o las revueltas estudiantiles de los años sesenta.

Fantasmas de la Ciudad de México, versión actualizada - parte 9.

Voces en el túnel - Estaciones Miguel Ángel de Quevedo y Copilco.
Acceso a Miguel Angel de Quevedo.
Corre la leyenda de que si uno sube en cualquiera de estas dos estaciones y tiene la mala suerte de ser el único pasajero en un vagón; durante el traslado entre estación y estación podría experimentar voces que le susurran en el oído y golpes como si 'algo' quisiera entrar en el vagón.
Como dato interesante, en el año 2014 la estación Copilco se hizo infame gracias al homicidio cometido en ella; cuando una riña estudiantil provocó la muerte de un joven universitario.

El poltergeist - Poussin, Mixcoac. 
Calles de Insurgentes-Mixcoac.
En el número 10 de la Calle Poussin, en Mixcoac, existe una casa donde se dice que una familia fue asesinada por ladrones en época de la revolución; sobreviviendo únicamente un niño que se ocultó mientras su familia era masacrada. Conforme la propiedad fue remodelada y convertida en bloques de departamentos, los nuevos inquilinos se encontraron con experiencias inexplicables que iban de autos que no encendían, zapatos y ropa que desaparecía o se movía de lugar, objetos que eran lanzados con violencia hasta el ataque de un ser invisible a los hijos de un matrimonio.

La niña de Gabriel Mancera - Eje 2 y Eugenia.
Avenida Gabriel Mancera.
Historia bastante conocida en la ciudad, se origina en algún punto del siglo pasado; ya que dependiendo de quien la cuente, transcurrió desde mediados del siglo pasado hasta finales de la década de los noventa. 
La protagonista de la historia fue una niña que, al verse obligada a atender a su madre enferma, salió a las dos de la mañana en busca de una farmacia pues su madre necesitaba una medicina urgentemente. Al llegar a la esquina de Gabriel Mancera y Eugenia, atravesó la calle cuando el semáforo estaba en rojo y antes de llegar a la otra banqueta; fue arrollada por un vehículo que venía a exceso de velocidad y se pasó el alto. La niña cayó moribunda sobre el pavimento, mientras veía como el auto que la había arrollado desaparecía a toda velocidad. 
Para cuando una ambulancia llegó a auxiliarla, la niña ya había fallecido por la gravedad de sus heridas. Se dice que cada noche, se puede ver a la niña a las dos de la mañana apareciendo de manera espontánea entre los autos que atraviesan el cruce a alta velocidad; provocando que choquen al intentar esquivarla. 

Monstruos de drenaje - Túnel Emisor Oriente.
Túnel Emisor Oriente.
Empleados del Gobierno de la Ciudad de México que laboran en el mantenimiento de los sistemas de drenaje profundo narran una gran cantidad de historias sobre encuentros con fantasmas de obreros que fallecieron en la construcción de los túneles en la década de 1960; descubrimientos de restros humanos en los canales y tuberías del drenaje profundo, misteriosas figuras que parecen caminar sobre el agua, sombras e incluso un colosal humanoide mutante que hizo correr a un velador en la lumbrera 0. 
El canal de YouTube, "El Miedo Mismo MX" , cuenta con una recopilación de historias acaecidas en el drenaje profundo. 

La Inquisición - Alameda Central.
Alameda Central, Centro Histórico.
La Alameda Central es un parque urbano localizado en el centro de la ciudad, reconocido por contener en ella al Palacio de Bellas Artes y el Hemiciclo a Juárez. En la época de la colonia, también era hogar del convento de San Diego; donde la Santa Inquisición ejecutaba a los culpables en la hoguera donde hoy se encuentra el Laboratorio de Arte Alameda. 
Trasnochadores, vagabundos y policías que recorren la Alameda en noches tranquilas; han dicho ver fuegos fantasmales en donde en su momento estuvo la hoguera, gritos de personas siendo quemadas vivas y apariciones fantasmales que visten ropas antiguas frente a lo que hoy es el Museo Diego Rivera; como si mirasen las ejecuciones que llevan siglos sin tomar lugar en el atrio del ex convento.

El espectro de María Gil - El convento de la Concepción.
Fachada del Ex convento.
El convento de la Concepción cuenta con la distinción de ser el más antiguo de México, pues fue fundado en 1540 por Fray Juan de Zumárraga; primer arzobispo de México. En su momento, fue conformado por un conjunto de edificios entre los que estaban el noviciado, un edificio principal y el templo. El ex-convento se encuentra frente a la plaza de la Constitución; y es famoso porque en él tiene lugar la leyenda de la monja María Gil.
María Gil fue una joven que vivió en la época de la colonia, y que se enamoró de un hombre únicamente conocido como Urrutia; quien no le caía muy bien a sus hermanos. Estos, decididos a que María no se casara con él, le pagaron para que se fuera de la ciudad y la abandonara.
Esto produjo una fuerte depresión a María, que se internó como monja al poco tiempo. Sin embargo, la vida religiosa de María fue efímera, pues la joven fue incapaz de soportar más su tristeza y terminó colgándose del árbol de duraznos que crecía en el interior del convento. La leyenda reza que después de un tiempo, el espectro marchito y putrefacto de María aparecía ante las religiosas, colgada del árbol y lamentándose.

El caballero - El Hotel Majestic.
Hotel Majestic, Centro Histórico.
El Hotel Majestic, que se alza en un edificio de construcción colonial en un punto bastante cercano al corazón del centro histórico; es hogar del espectro de un elegante hombre vestido de traje y con sombrero de copa, a la usanza de la época porfiriana y que no solo es visto en los grandes espejos del lobby; pues además ha sido visto incontables veces por los huéspedes y trabajadores del edificio. 

La Isla de las Muñecas - Xochimilco.
Isla de las Muñecas, Xochimilco. 
Un punto famoso internacionalmente, la 'Isla de las Muñecas' es una chinampa de la Laguna de Teshuilo y punto importante en el atractivo turístico de los canales. Asemeja una isla pequeña y ocupada por una vieja cabaña dilapidada; junto a un gran número de muñecas en varios grados de deterioro colgadas de los árboles. 
Las muñecas fueron colgadas por el antiguo dueño de la isla, Don Julián Santana. Santana creía que las muñecas ayudaban a ahuyentar el espíritu de una joven ahogada años atrás, y que lo atormentaba por las noches. Además del fantasma, Don Julián también estaba convencido de que también aparecía una sirena en las aguas y que quería llevárselo; según uno de sus sobrinos que lo visitaba constantemente. Misteriosamente, Don Julián fue hallado muerto en el año 2001, ahogado a la orilla del agua. 

El túnel de los Lamentos.
Torreón del castillo de Barrientos.
En el poblado de San Pedro Barrientos, en el municipio de Tlalnepantla de Baz; existe una edificación conocida como el Castillo de Barrientos. En los túneles que forman parte de la estructura y corren en el cerro bajo esta; se dice que pueden escucharse los lamentos de víctimas del crimen organizado y que incluso se han hallado huesos humanos sobresaliendo de las paredes. En la actualidad, las autoridades del colegio militar de Barrientos han clausurado el acceso a estos.

La Muñeca - Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles. 
Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles.
En la casa de cultura Jesús Reyes Heroles existe un fantasma que es conocido como "La Muñeca", una niña de largo cabello rubio. Quienes laboran en el sitio, dicen que la niña posiblemente murió de una terrible enfermedad y quedó condenada a vagar por entre los jardines y pasillos de lo que fue su casa en vida.

Los misterios del Desierto de los Leones - El Kilómetro 31 y el Ex-convento.
Ex convento del Desierto de los Leones.
El Desierto de los Leones es un parque nacional entre las alcaldías Cuajimalpa y Álvaro Obregón; al pie de la cadena montañosa de la Sierra de las Cruces. Originalmente se le llamó "Desierto de Nuestra Señora del Carmen de los Montes de Santa Fe"; y el término desierto se originó a raíz de la lejanía del lugar respecto a lo que entonces era la Ciudad de México.
Fue aquí que en el año de 1606, la orden de las Carmelitas Descalzas decidió fundar su convento debido a la lejanía y soledad de la zona. Se construyeron diez ermitas, y el convento duró hasta el año 1722 cuando fue demolido debido a fallas estructurales y construido de nuevo al sur de la propiedad original.
Al monasterio se le declaró monumento nacional durante la administración del Presidente Lázaro Cárdenas, y en la actualidad tanto el ex-convento como el área del desierto de los Leones permanece abierto al público. Por su larga historia, la zona cuenta con varias historias de fantasmas y fenómenos sobrenaturales ocurridos en él. Por ejemplo, se han escuchado los quejidos de víctimas del terremoto del año 1705, aparecen monjes en los túneles debajo del ex convento e incluso han aparecido en cámara. La década pasada, durante la transmisión del programa "No Manches", el conductor Omar Chaparro presentó un clip de video donde aparece un ser espectral mientras él y su equipo exploraban los sótanos en un sketch.
Más famoso aún es el kilómetro 31 de la autopista México-Toluca, donde se han visto presos asesinados, monjes del convento y un niño cuyos llantos fueron captados por la filmación de la película homónima. El director Rigoberto Castañeda, que filmó la película basada en fenómenos paranormales y leyendas urbanas del kilómetro 31; asegura que en el metraje quedó grabado el misterioso llanto de un niño que no estaba en el set.