viernes, 11 de diciembre de 2020

Espíritus del Subterráneo - Parte 1.

En años recientes, en la red han aparecido incontables historias sobre fenómenos sobrenaturales ocurridos en diversos sistemas de transporte subterráneo alrededor del mundo; siendo las más conocidas aquellas que transcurren en Londres, Madrid y la Ciudad de México. Entre estas son algunas de las más famosas las de la estación Tirso de Molina en Madrid, la niña fantasma que acecha las instalaciones de la estación Boulevard Puerto Aéreo o la princesa egipcia que embruja la estación del museo británico en Londres. 

Pero no por ello quiere decir que sean los únicos sistemas de transporte alrededor del mundo donde empleados y viajeros por igual intercambian relatos de encuentros con aparecidos, seres descarnados e incluso viejos recuerdos que tal parece que se niegan a abandonar este plano terrenal aún cuando han pasado más de sesenta años de su muerte. 


Nueva York. 

El tren de August Belmont Jr.

Como uno de los más antiguos y reconocidos del mundo, no es descabellado creer que haya historias de fantasmas relacionadas con el metro de Nueva York. 

Aquí se menciona principalmente la aparición de un lujoso tren fantasma que aparece durante la madrugada, y que parece ser aquél propiedad del empresario August Belmont Jr., una personalidad que fue circunstancial en la creación del metro neoyorquino. Quienes lo han visto concuerdan que aparece en horas de poca actividad y que contrasta con aquellos modelos ocupados por las autoridades ferroviarias debido a su interior decorado con asientos de piel, revestimientos de caoba y cortinas de seda; justo como se describía el tren que Belmont usaba para sus viajes al hipódromo de Queens. 

En la estación City Hall, hoy usada solo para paseos turísticos y como túnel de correspondencia; se escuchan los gritos y cánticos de espíritus pertenecientes a la tribu Lenape, quienes posiblemente fallecieron en una batalla donde hoy se encuentra la estación. Este fenómeno fue reportado en los días de su construcción, a principios del siglo XX. 

En la línea que va a Harlem es posible ver en ciertas ocasiones al espíritu del alcalde George McClellan en las cabinas de trenes vacíos, y en la Gran Estación Central aparece un terrier escocés que podría ser 'Fala', el perro del ex presidente Franklin D. Roosevelt. Se dice que quienes siguen al perro, este eventualmente se desaparece al tocar una pared donde antes se hallaba el acceso a un búnker presidencial. 

Otros registros son el de un practicante de breakdance quien juró haber visto a su abuelo muerto años atrás en una estación, y el de una mujer joven que abordó el tren No.1 durante la noche y experimentó un inusual fenómeno en el cual las puertas del tren se abrían y cerraban como si alguien o algo las empujara violentamente e impidiera la acción del mecanismo. 


Glasgow, Escocia.

La estación Hillhead, Glasgow.

El Subterráneo de Glasgow se inauguró el 14 de diciembre de 1896, siendo el tercero más viejo en el mundo después de las redes de Londres y Budapest. Y curiosamente, la actividad fantasmal en él inició durante la excavación bajo Glasgow cuando se encontraron cientos de cuerpos que databan de los brotes de peste negra en la edad media. 

Aquí se enuncia el suceso conocido como 'El Traqueteo' ('The Clatter'), que inició cuando se encontraron fragmentos de hueso y dientes en la construcción del túnel entre Shields Road y West Street. A esto le siguió la aparición de un orbe de luz que acosaba a los trabajadores e iba acompañado por una cacofonía parecida a la de ollas y sartenes siendo golpeados. 

Décadas después, trabajadores del metro empezaron a ver a un niño monstruoso que rondaba esa misma sección del túnel. El pequeño espectro era descrito como un ser mitad humano y mitad animal, que siempre aparecía comiendo lo que parecía ser un trozo de carne cruda. 

Hillhead del West End de Glasgow es también hogar de apariciones escalofriantes, por ejemplo una mujer fantasmal que sonreía a quienes la veían en la década de 1970. Esta pavorosa aparición llevaba ropa similar al de la gente de clase alta en los años 30 y se limitaba a observar y sonreír a los empleados en los andenes durante la madrugada. Además de ello, en el túnel entre Kelvinbridge y Hillhead es posible escuchar cantos y conversaciones en variantes antiguas del inglés de Escocia; y varios empleados sugieren haber sido ahuyentados por golpes en los muros y ruidos que desafían toda explicación. 

En el depósito de trenes de Broomloan Road aparece un hombre sentado en las cabinas de los trenes aparcados ahí, y en más de una ocasión los equipos de mantenimiento relatan el encontrar a un espectro que aparece perdido y pide ser acompañado a la calle; desapareciendo al llegar a las salidas del metro. 

En la estación de St. George's Cross se aparece un 'ahorcado' con ropas victorianas y que flota en el aire, con la cabeza de lado y el cuerpo moviéndose como si colgase de un árbol inexistente. 

St. Enoch, que se encuentra en la plaza del mismo nombre y que data de la segunda guerra mundial; ha experimentado ataques de poltergeists que hacen brotar moco verde de los muros, hicieron que una oficinista fuese empujada violentamente y gustaban de atar las agujetas de los trabajadores para hacerlos caer. Además del poltergeist, en la estación también se reporta un gato fantasmal que ronda los andenes por la noche. 

En Kelvinbridge, la policía atendió una llamada cuando un empleado de limpieza dijo haber escuchado como si hubiese una pelea campal dentro de la estación después de las horas de cierre. La policía constató que efectivamente se escuchaban los sonidos de una gran pelea a su alrededor, pero sin explicación de que lo producía. 

La estación más embrujada, sin embargo, es West Street donde a lo largo de las décadas se han dado encuentros con fantasmas, aunque de estas las dos más famosas son la dama de gris de West Street y el mendigo llamado Robert Cobble.

En el caso de la dama de gris, se sabe que se originó (o empezó a ser vista) a raíz de un incidente ocurrido en la década de 1920, cuando una madre joven y su hija cayeron a las vías del tren, justo cuando este se acercaba. El encargado de la estación logró salvar a la niña, pero fue demasiado tarde para la mujer; y desde entonces se escuchan llantos y pisadas a altas horas de la noche en los andenes. 

Robert Cobble era el heredero de una familia adinerada de Glasgow, pero por malas decisiones terminó pobre, con problemas mentales y sufriendo de alcoholismo. Una noche, fue malherido en una pelea y murió buscando resguardarse del frío invernal en el umbral de la estación de West Street. Muchos habitantes de Glasgow dicen haberlo visto temblando de frío en la entrada del edificio. 


París. 

La estación Couronnes, París.

El 10 de agosto de 1903, ocurrió un incidente en la estación Couronnes de la línea 2 del metro parisino al quemarse un tren y cobrar 84 muertes, quedando en la historia de la ciudad luz como el mayor desastre ocurrido en el sistema de tránsito de la ciudad.

En Couronnes es común experimentar una sensación de fatalidad y una atmósfera opresiva cuando se está en el andén de la estación. Otra actividad paranormal reportada incluye sombras, sonidos procedentes de los túneles y voces que susurran en los oídos de los transeúntes durante horas de poca actividad. 


Beijing. 

La construcción de la línea 1 del metro de Beijing se vio plagada de irregularidades, accidentes y una alta tasa de averías en el equipo de excavación; mismas que no parecían tener una explicación lógica. 

Existe una leyenda urbana que sostiene que esto se debe a que durante la excavación de los túneles se destruyeron una gran cantidad de tumbas de diversos periodos de la historia del país asiático; y que los problemas eran ocasionados por las almas perturbadas de quienes vieron arrasados sus sepulcros. 

De manera extraoficial, se cree que el gobierno chino contrató monjes para realizar ceremonias de pacificación, además de establecer una hora de cierre anterior a las once de la noche; pues las antiguas creencias chinas sostienen que la hora de descanso de los muertos es entre las 11 y la 1 de la mañana. También se les prometió a los espíritus que una vez que el subterráneo cerrara y todos los pasajeros se fueran, los trenes efectuarían un último trayecto para conducir a los muertos a los sitios donde estaban enterrados su sepulcros.

Después de esto, todos los incidentes y problemas en la construcción de la línea terminaron de forma tan rápida y misteriosa como iniciaron.