martes, 12 de mayo de 2020

El monstruo de la caña de azúcar.

De las historias relacionadas a la criptozoología y la actividad OVNI, el caso del monstruo de la caña de azúcar es poco conocido aún entre los investigadores y conocedores del tema; debido a su escasa difusión en comparación a otras criaturas paranormales como el Mothman, el Monstruo de Flatwoods o el Demonio de Dover.

El incidente se hizo famoso gracias al investigador OVNI Albert Rosales, quien detalló el encuentro en una noche de 1915 entre un par de guardias de una plantación de caña y una bestia que parece salida de la imaginación febril de algún escritor como H.P. Lovecraft o H.G. Wells.
Rosales narra que esa noche, los dos guardias montaban a caballo en torno a un campo de cañas; y se encontraban llegando a una curva cuando sus monturas se detuvieron de golpe y comenzaron a reaccionar de forma bastante alarmada, resoplando y relinchando. Los hombres intentaron calmar a los animales, y al hacerlo, lograron divisar algo más adelante en el camino; una especie de 'costal' blanco en el pasto junto al sendero de terracería.
Algo en ese bulto alarmaba a los caballos, así que decidieron investigar. Sin embargo, al acercarse más al extraño objeto; los hombres retrocedieron de golpe cuando este comenzó a moverse de forma similar a un gusano o una oruga; arrastrándose hacia ellos y los caballos. Uno de los guardias sacó un revólver y abrió fuego contra el bulto.

Lo escalofriante es que, como si se tratara de una mala película de ciencia ficción, el bulto pareció hincharse y crecer de tamaño con cada disparo que recibía; llegando a medir tanto como los caballos que continuaban debatiéndose detrás de sus jinetes. Los guardias intentaron subir y cabalgar de vuelta a la casa principal de la plantación para dar alerta de lo que ocurría; pero los caballos, ya sea por terror o algo más, sencillamente se quedaron congelados y con los ojos fijos en el bulto. 
Temiendo lo peor, los guardias optaron por abandonar a los caballos y echar a correr. 

Una vez de vuelta en la oficina de la plantación, discutieron por horas y llamaron a la policía; la cual por las condiciones precarias de la campiña cubana, llegó al amanecer. Ya acompañados por oficiales armados, los guardias volvieron al punto del camino donde la noche anterior habían divisado a tan espantosa aparición; imaginando que la hallarían ahí junto a los pobres caballos.
Sus miedos resultaron pobremente infundados, pues solo encontraron a los caballos sanos y salvos, pastando a un costado del camino y ningún rastro del extraño ser en forma de costal. Revisiones posteriores por parte de veterinarios revelaron que los caballos no habían sufrido daño alguno, y que lo único que podía apoyar la historia de los guardias; era un ligero rastro de tierra removida en el camino; como la que dejaría alguien al arrastrar algo por ella. 

Del monstruo de la caña de azúcar, no se volvió a saber jamás.

El Simio Marino de Steller.

George Wilhelm Steller fue un zoólogo, botanólogo y explorador que vivió durante el siglo XVIII, y por cuya importancia se le considera parte esencial en el estudio de la historia natural del estrecho de Bering y las costas de Siberia y América del Norte. 
En 1740, comandó una expedición que atravesaría el estrecho entre la península de Kamchatka en Siberia y la costa occidental de Alaska; y durante este trayecto descubrió seis especies de animales marinos y aves, entre ellos la vaca marina y el cormorán moteado (ambos extintos en la actualidad debido a la pesca excesiva), y varias especies de leones marinos y águilas pescadoras. 
En base a sus observaciones, Steller publicó el libro "De Bestiis Marinis" (Sobre las Bestias del Mar), el cual detallaba la fauna del estrecho de Bering. Pero es entre las notas sobre la vaca marina, el cormorán, la nutria marina y otros ejemplares locales; que Steller describe un animal extraño: el Simio Marino. 
George Wilhelm Steller (1709-1746)
Steller describe lo siguiente mientras su exploración recorría las islas Shumagin del archipiélago Aleutiano, en la costa suroeste de Alaska:

"El 10 de Agosto encontramos un animal marino muy inusual y desconocido, del cual daré una breve descripción fue lo observamos por dos horas: Medía aproximadamente dos brazadas de largo, su cabeza era como la de un perro con orejas puntiagudas y erectas. De sus labios colgaban bigotes. Sus ojos eran grandes; el cuerpo era largo, grueso y redondo, volviéndose más delgado conforme se llegaba a la cola. La piel parecía cubierta de pelo grueso, de color gris en la espalda pero de un blanco rojizo en el viente; aunque en el agua el animal parecía completamente rojo como una vaca. La cola se dividía en dos aletas, de la cual la superior era lo doble de largo que la inferior. Nada me sorprendió más que no poseía patas delanteras; más en su lugar contaba con aletas.

Por dos horas nadó cerca a nuestra nave, mirando con admiración a la embarcación y a nosotros. A veces se acercaba tanto que podríamos haberlo tocado con un palo, pero tan pronto como alguien lo intentaba, se alejaba. Se alzaba a un tercio del agua, como si fuera un hombre, y permanecía así por varios minutos. Luego de mirarnos por media hora, se hundió como una flecha bajo la nave y emergió del otro lado; haciendo lo mismo unas treinta veces más. El animal recogió un pedazo de alga y empezó a jugar con él, haciendo tales trucos y juegos que nos hizo reír. Luego de varios saltos entretenidos, finalmente se fue al océano y no volvió a emerger. Fue visto después, varias veces en diferentes puntos del mar."

¿Qué era el Simio Marino?
Reconstrucción basada en el texto de Steller.
Durante siglos, los criptozoólogos han tratado de descifrar la identidad del animal visto por Steller, llegando a la conclusión de que no existe un animal reconocido por la ciencia bajo ese aspecto y que lo hostil de las condiciones climáticas de Siberia y Alaska permite que tal animal pueda existir sin ser descubierto. 
Los escépticos sugieren que Steller pudo haber fallado al identificar a una especie de nutria o foca, pero cabe mencionar que alguien con sus conocimientos y experiencia no podría haber errado tras ver a la criatura por dos horas, en especial considerando que se trataba de un encuentro a corta distancia. 
Sin embargo, algunos han notado que la existencia del simio marino pudo ser una sátira o parodia dirigida al capitán del barco de Steller, pues durante el texto usa el término Simia marina danica o 'Simio de mar danés' y se ha creído que fue utilizado para burlarse del capitán Bering, el único danés en la nave. 
Foca leopardo (Hydrurga leptonyx)
En la investigación de Mackal en base a los textos de Steller, se sugiere que el animal podría haber sido una foca; tal vez una que no hubiese sido descubierta hasta entonces (haciendo énfasis en que la fauna del estrecho de Bering no había sido catalogada). 
Esta opinión sin embargo, es descartada debido a la falta de aletas o patas delanteras en el animal, pues todos los mamíferos marinos siguen un plan corporal parecido. Aunque se ha manejado que igual podría ser una deformidad congénita en una foca, o que podría nadar con las aletas pegadas firmemente hacia el cuerpo de manera parecida a la de la Foca Leopardo, aunque las Focas Leopardo solo existen en el hemisferio sur. 
Mackal también plantea la posibilidad de que se tratase de una especie única y desconocida de mamífero marino y no necesariamente parte de la familia de las focas. 

Para este punto, también debe considerarse que Steller no tuvo una observación idónea, pues dos partes del cuerpo del animal estaban ocultas bajo el agua y a una distancia considerable del barco. Sobre las aletas delanteras, Steller hizo énfasis en que no era que no existiera, si no que no podían ser vistas. 
Los zoólogos que han investigado el famoso Simio Marino insisten que puede ser un oso ártico marino, Challorhinus ursinos; especie de foca que posee una cabeza caniforme, ojos grandes y bigotes de la misma manera que es descrita por Steller; así como la forma corporal y el pelaje grueso. 
En la biografía de Steller también se nota que durante la época en que hizo esta observación, jamás había visto a un ejemplar de esta especie de foca y que posiblemente lo que llegó a ver fue un ejemplar juvenil. 
Oso ártico marino (Callorhinus ursinus)
Aquí hay que notar que estas focas tienen un amplio rango geográfico, con las hembras y cachorros pasando el invierno en las costas cálidas de California y el resto del año llegan a pasar la primavera en las Islas Aleutianas, donde se aparean. 
Las hembras de la especie cuentan con un color grisáceo en la espalda pero ligeramente rojizo en el vientre, como aquél descrito por Steller; y su longitud de casi metro y medio se acerca mucho a las mediciones del críptido. 
La falta de extremidades también puede ser achacada a esta especie de pinípedo, pues la posición de las patas delanteras se encuentra mucho más atrás que en cualquier otro animal que Steller pudiese haber conocido en ese entonces; lo que explica porqué pudo alzarse a una tercera parte de su tamaño sin mostrar extremidades. También se sabe que cuando nadan a alta velocidad, las focas pegan las aletas contra el cuerpo de tal manera que parecen invisibles.