martes, 6 de abril de 2021

Los sabuesos infernales de Devon.

Devon es un condado inglés famoso por su larga historia de encuentros con perros negros fantasmales y hellhounds, una tradición que inicia en 1677 con la muerte del escudero Richard Cabell, ya que se dice que no solo su espectro aparece montando en un caballo negro, acompañado por dos sabuesos de color negro; pues además estos mismos canes de ojos rojos se manifiestan en la cámara mortuoria donde yacen sus restos.

Esta historia inspiró a Sir Arthur Conan Doyle para escribir el legendario cuento del Sabueso de Baskerville. 


A esta tradición le sigue el Sabueso Yeth, un perro sin cabeza que no es otra cosa que el espíritu de un niño que falleció sin bautizar, y que se aparece entre los bosques emitiendo llantos lastimeros; y los sabuesos Wisht ('wisht' es un dialecto que significa fantasmal), un fenómeno que aterroriza el estrecho conocido como el bosque de Wistman, cerca de la población sureña de Dartmoor. 

Se cree que los sabuesos Wisht cazan en las ciénagas de Dartmoor, tomando una particular preferencia por el camino de Abbot's Way y el valle de Dewerstone. A la leyenda se le añaden varios detalles que cambian dependiendo de quién la cuente: En una versión, los sabuesos pertenecen a la famosa Cacería Salvaje, en otra acompañan al diablo y se dice que cada canino que escuche sus aullidos muere; y finalmente se habla del espectro de Sir Francis Drake, quien recorre el camino entre Tavistock y Plymouth en un carruaje tirado por veloces caballos negros sin cabeza y acompañado de demonios y una manada de perros decapitados. 


La historia de los encuentros con entidades demoniacas en Devon quizás podrían trazarse a la bahía de Torquay, donde existe una colosal meseta a 75 metros sobre el mar y que es llamada la planicie de Daddyhole. 

Si bien el nombre podría resultar hasta curioso, pues se traduce como "el hoyo de papá", Daddyhole deriva su nombre de la costumbre antigua de llamar 'Daddy' al diablo. La leyenda dice que el diablo vivía en una caverna al pie del risco, y que en ese dominio ocurrían toda clase de fenómenos paranormales. 

Imagen de la planicie de Daddyhole.

Matilda y el Cazador Infernal. 

Uno de estos fenómenos fue el del Cazador Infernal de Daddyhole, el cual involucraba a una joven llamada Matilda que desgraciadamente estaba enamorada de un hombre que a su vez ya tenía pareja. Cuando Matilda se le declaró al hombre y este la rechazó, la joven huyó llena de vergüenza y dolor hacia los riscos de Daddyhole; donde se le aparecieron dos feroces sabuesos negros con ojos como ascuas. Tras desmayarse por la impresión, Matilda despertó acompañada de un hombre extraño pero de apariencia galante; a quien le preguntó si había visto al Cazador Infernal. 

El hombre respondió que no, que él estaba ahí para lamentarse por sus problemas. Matilda procedió a contarle lo que había ocurrido y el porqué de su dolor, y el hombre la reconfortó diciéndole que ya la habían hecho sufrir mucho y la venganza sería dulce. 

La joven, completamente ignorante de lo que pasaba y de quién podría ser el hombre; gritó que buscaba venganza y que vendería su alma a cambio de ella. 


Cada noche, Matilda regresó a la planicie de Daddyhole; y cada noche encontró al extraño caballero. Con el tiempo, Matilda se enamoró de él pero nunca dejó de tener resentimiento hacia su amor no correspondido. 

El hombre la animó a vengarse, y así lo hizo. Matilda encontró al hombre que la rechazó y a la amada de este; y los apuñaló mientras el sol se ocultaba sobre Daddyhole y ella gritaba "¡Mío! ¡Mío para siempre!". En ese momento, el extraño apareció montado en su caballo para llevarse a Matilda y saltar sobre el risco, desapareciendo para siempre. Se dice que incluso hoy, es posible escuchar los llantos de Matilda junto al ruido de las olas rompiendo contra los riscos en la madrugada. 


Los Hellhounds de Daddyhole.

En Daddyhole aparecen un par de enormes perros negros con ojos ardientes, de pelaje negro como el carbón, extremadamente fuertes, suficientemente veloces para dar alcance a un caballo; y con un olor como el del azufre ardiente. Los hellhounds aparecen corriendo solos o acompañados de un jinete, posiblemente el demonio mismo, y las variantes de las historias rezan que cazan almas de aquellos desafortunados que están en Daddyhole durante la noche, protegen un tesoro o actúan como emisarios de la muerte; ya que escuchar sus aullidos o el solo verlos ocasiona un fin prematuro. 

Aunque, existe otra variante que presenta a los hellhounds como aliados del hombre, ya que en las tradiciones de Devon, se dice que cada que se crea un cementerio, la primer persona enterrada ahí debe actuar como guardián del camposanto contra el diablo. Para evitar que un alma humana quede condenada en esta laor, muchas veces se enterraba a un perro negro en terrenos del cementerio o la iglesia más cercana a este. A este guardían se le conocía como el Grim de la Iglesia.


El Monstruo Negro de Haldon.

La historia más reciente relacionada a los Hellhounds y extrañas criaturas infernales es la que ocurrió en el verano del 2001, cuando un bombero retirado de Exwick se encontró a uno de estos seres mientras paseaba a su perro. 

El bombero paseaba a su cocker spaniel en las colinas Haldon, las cuales otorgan una vista completa de la ciudad de Exeter y son un referente turístico en la localidad. Conforme el hombre y su perro caminaban por las colinas, vieron a un animal extraño a la distancia; mismo que inicialmente creyó podría ser un perro labrador de color negro. Sin embargo, al acercársele, notó que el ser se transformaba de un sabueso a una gigantesca pantera negra de ojos rojos; misma que se levantó en sus patas traseras y su rostro se transformó en uno indudablemente humano, pero cargado de maldad y con una sonrisa escalofriante.

Sobra decir que el bombero y su mascota huyeron despavoridos.

 

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