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martes, 22 de mayo de 2018

La serpiente de Colón y el basilisco caribeño.

El 21 de Octubre de 1492, pocos días después de haber pisado el nuevo mundo, Cristóbal Colón escribió en su diario sobre el encuentro que tuvo con una criatura de metro y medio de largo; describiéndola como una serpiente la cual había visto en un lago de la isla.
Al día siguiente, una serpiente de aspecto similar fue asesinada en otro lago de la isla por Martín Alonso Pinzón, capitán de una de las naves al comando de Colón. Estos hechos quedan como pies de página en la historia de la exploración americana, y cuando llegan a ser mencionados se considera que por lo vago del término "serpiente" en aquél tiempo; podrían hacer referencia al cocodrilo o a un lagarto desconocido para los europeos.

En 1987, una expedición del museo estatal de Florida descubrió los restos de un cocodrilo de gran tamaño en las ruinas de una aldea que se cree pudo haber sido visitada por Colón. Lo que hace más interesante el caso, pues no hay especies de cocodrilos nativas de las Bahamas, aunque existe la posibilidad de que el animal pudo haber viajado desde Cuba o la costa de México en la marea del Caribe. Varios criptozoólogos sugieren que podría tratarse de una especie desconocida o un animal isleño que fue cazado hasta la extinción; aunque esta última teoría se cae al no haber registros de ataques de cocodrilos o lagartos de gran tamaño hacia los pobladores y colonos de las Bahamas. 
Como un dato curioso, en una entrada de septiembre de 1949, Colón hace referencia a otro encuentro en la costa este de lo que hoy es República Dominicana. De acuerdo con Colón, él y su tripulación avistaron lo que a todas leguas era una tortuga gigantesca; del tamaño de una ballena. 

La Serpiente Gallo de Haití.
Un críptido tal vez relacionado con la extraña serpiente avistada por Colón, es la famosa Serpiente Gallo de Haití; la cual no solo se dice que habita este país, si no áreas de Jamaica y otras islas menores. Este ofidio mide aproximadamente 1.30 metros de largo, con un cuerpo moteado de color cobrizo, una especie de mechón en la punta de la cola y una cresta parecida a la del gallo; además de que cuenta con la extraña habilidad de cacarear y cantar como el ave. 
El mito sugiere que esta agresiva serpiente venenosa es una ávida devoradora de pollos, y no es raro que los granjeros isleños la culpen por la desaparición de sus aves. Y aunque se le considera una leyenda urbana, existen incluso casos históricos de serpientes gallo asesinadas. Por ejemplo, el cuerpo parcialmente descompuesto de uno de estos reptiles fue examinado por un doctor en Jamaica en el año 1829, corroborando que contaba con una cresta similar a la del gallo. En otro caso, uno de estos animales fue asesinado a tiros por un cazador en una plantación jamaiquina en el año 1850. 

martes, 15 de mayo de 2018

Apariciones del camino.

Trabajo como policía de tránsito en Portsmouth, Inglaterra; y no en pocas ocasiones me he encontrado con situaciones que no he podido explicar. Pero lo que me pasó la noche del 25 de noviembre del año pasado es sin duda, la más extraña de todas. 
Ya había anochecido cuando mi compañero y yo estábamos aparcados a un lado del camino cuando nuestro detector de velocidad capturó 'algo' invisible moviéndose a más de 30 kilómetros por hora. Nuestros radares eran nuevos y no tenían porqué descomponerse, así que optamos por revisar las grabaciones de la cámara montada en el parabrisas de la patrulla.
Lo que vimos... bueno, diré que hasta la fecha no puedo entenderlo.

La cámara captaba lo que puedo describir como dos figuras humanoides, corriendo por la calle a unos veinte metros de donde nos encontrábamos; y solo eran visibles en el filtro de visión nocturna. Los puedo describir como de una altura promedio, de color plateado y corriendo a gran velocidad por el camellón que dividía la autopista. 
Al poco tiempo, apareció otra figura. Algo con el cuerpo de una mujer, de aproximadamente 1.80 de alto y que emergía de detrás de una camioneta aparcada en un lote al otro lado de la autopista. La mujer, a diferencia de los otros seres, llevaba un vestido holgado y que parecía más adecuado para el verano en el mediterráneo que para una noche de noviembre en Inglaterra.
En ese momento, un auto pasó por la autopista y las figuras se esfumaron en el aire. Mi compañero y yo esperamos en silencio, a la expectativa de que las apariciones volvieran; pero nada más pasó hasta el final de mi turno a las nueve de la noche. Curiosamente, cuando pedí ver de nuevo la grabación, sentí un escalofrío al darme cuenta de que en la cinta no aparecía rastro alguno de las figuras o de la mujer. 

Obviamente, no reporté el incidente de manera oficial, pero varios amigos y otros compañeros en la fuerza dicen que en esa autopista a veces pasan cosas muy raras. 

martes, 24 de abril de 2018

El Titanic - Parte 2.

Luego del hundimiento del Titanic, se replantearon las técnicas de construcción y seguridad referentes a barcos, en especial después de que emergieran testimonios que daban fe de la falta de entrenamiento de la tripulación y la falta de botes salvavidas.
El primero de mayo, la revista "Popular Magazine", deleitó a sus lectores con la historia "El Fantasma Blanco del Desastre"; la cual narraba el choque de un buque de pasajeros con un iceberg en el Atlántico, así como una descripción bastante gráfica del hundimiento y las muertes de los pasajeros. Esta similitud con el desastre del Titanic capturó la atención del público de manera poderosa; y no tardó demasiado para que comenzaran a aparecer otras publicaciones que parecían vaticinar lo que ocurrió en Newfoundland la noche del 14 de abril.

El Titan y Atlantis: ¿Coincidencia o premonición?
Algunos lectores de la época no pasaron por alto las coincidencias del Titanic con "Futility", un libro escrito en 1898 por el autor Morgan Robertson. El libro, también conocido como "El Hundimiento del Titán", detallaba la historia de un barco de pasajeros británico llamado "Titan"; el cual no solo se consideraba inundible como su contraparte real, sino que además presentaba otros elementos proféticos del Titanic como la falta de botes salvavidas, un viaje inaugural en abril y la forma en que se hundía al impactar un iceberg en el Atlántico Norte.
Sin una relación aparente, entre el 9 de enero y el 24 de abril de 1912; el periódico alemán Berliner Tageblatt publicó una novela serial escrita por Gerhard Hauptmann, la cual a su vez fue traducida y publicada por S. Fischer Verlag como "Atlantis". 
Atlantis es una historia romántica situada en un barco llamado Roland, que como puede imaginarse, se hunde en la historia de forma bastante parecida al Titanic. Las descripciones dadas por Hauptmann fueron tan precisas en relación a los testimonios de los sobrevivientes del Titanic, que incluso la adaptación fílmica del libro fue prohibida por el gobierno Noruego por ser considerada de mal gusto.

El fenómeno del callejón del Iceberg. 
Un iceberg en la costa de Newfoundland.
Además de la novela de Robertson y el Atlantis, existen otros fenómenos sobrenaturales relacionados con el barco y que, van más allá de una coincidencia. Muestra clara es el fenómeno en el callejón del Iceberg, en la costa de Newfoundland y muy cerca de donde el Titanic descansa bajo las aguas. 
Durante la segunda mitad del siglo XX un gran número de barcos de pasajeros, militares y comerciales registraron encuentros con orbes de luz que parecían volar sin rumbo al ras del agua, interferencias en las señales de radio y llamadas de auxilio que provienen de la nada. En una ocasión, la tripulación de una nave mercante incluso reveló haber estado a punto de colisionar con un gigantesco trasatlántico que emergió de la nada y se desvaneció metros antes de impactarlo.
Pero de estos, el caso más notorio fue el del SS Winterhaven, en 1977. 

El Capitán Smith y el Winterhaven. 
En una noche de 1977, Leonard Bishop, segundo oficial del trasatlántico de lujo Winterhaven, daba una ronda por la cubierta del barco cuando fue interceptado por un pasajero. El pasajero le pidió de manera cortés que si podía darle un recorrido por la cubierta, a lo que Bishop accedió. Durante el pequeño paseo, Bishop notó que el hombre parecía interesado en cada detalle de la embarcación; incluso elementos técnicos y relacionados a la construcción del barco. Eso le produjo una sensación de incomodidad, pero la descartó achacándola a que tal vez el hombre era un fanático de la navegación. 
Tras el paseo, se despidió de él y no volvió a verlo; pero esa sensación de que algo no iba del todo bien se quedó con él. Bishop olvidó la historia por varios años, hasta un día que encontró una fotografía mientras paseaba por un museo naval. Al inquirir sobre la identidad del hombre en la imagen, pues se le hacía bastante familiar, la sorpresa de Bishop fue mayúscula al darse cuenta de que se trataba del capitán Edward John Smith; quien comandó el Titanic en su fatídico viaje inaugural y que, para 1977, llevaba más de sesenta años muerto.

El fantasma del capitán Smith parece no estar relegado al sitio donde descansa bajo las aguas, pues también se le ha visto en otros lugares. En concreto, en lo que fue su hogar en el poblado de Staffordshire, Inglaterra. Según una pareja de apellido Bonnier, rentaron el lugar por diez años; experimentando toda clase de actividad paranormal: Susurros, golpes, puntos fríos, inundaciones inexplicables en la cocina e incluso la figura espectral del capitán Smith haciéndose presente en el dormitorio principal de la sala.

La Momia.
Existe una leyenda que hasta la fecha, no ha sido corroborada o desmentida. De acuerdo con la historia, se dice que entre el cargamento del Titanic se encontraba una momia egipcia del Museo Británico, la cual tenía como destino el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York y que supuestamente cargaba una maldición con ella.

Los Fantasmas del Titanic.
Réplica de la escalera principal del Titanic en el Luxor. 
Los expertos en lo paranormal sugieren que en muchas ocasiones, los espíritus de personas que murieron en circunstancias trágicas pueden arraigarse a objetos, muebles o lugares. Por esto, no resultaría descabellado creer en los incontables reportes de actividad sobrenatural en colecciones y exhibiciones relacionadas con el naufragio.
La exposición "Titanic: The Artifact Exhibition" en el hotel Luxor de Las Vegas, cuenta con más de trescientos objetos recuperados del Titanic; y naturalmente, tiene bastantes historias de eventos fantasmales en torno a ella. Por ejemplo, tanto visitantes como personal del hotel aseguran sentirse observados o seguidos por presencias invisibles, el ruido de pisadas en el piso alfombrado o voces que conversan entre sí; golpes y empujones; así como sombras y figuras etéreas que recorren las salas y pasillos. El curador de la exposición, Joe Zimmer, incluso ha sido atacado por un espíritu que gusta de jalar la ropa de la gente, y escuchado música fantasmal proveniente de salas vacías o cerradas al público.

Uno de los espíritus más famosos es el de Frederick Fleet, el vigía que vio el iceberg esa noche. Y es que aunque Fleet logró sobrevivir, vivió el resto de su vida con un abrumador sentimiento de culpa; hasta suicidarse en 1964 después de perder a su esposa. Fleet ha sido visto en la recreación del salón principal del Titanic, junto a una mujer joven que porta un vestido negro y lleva el cabello atado en un moño. 
El incidente más famoso con esta mujer espectral, ocurrió el mismo día de la inauguración de la exposición. Ese día, un fotógrafo estaba preparando su cámara para la inauguración cuando vio a una mujer con ropa de inicios de siglo descendiendo por la escalera réplica del Titanic. Esto lo extrañó, pues hasta donde sabía no tenía porqué haber personal o visitas presentes a esa hora. De cualquier forma, le pareció adecuado pedirle que posara para una fotografía. La mujer sin embargo, se limitó a observarlo por un momento y después desapareció en el aire.

Otro fenómeno es el de una fotografía de Bruce Ismay, entonces dueño y director administrativo de la White Star. Una mañana, el personal del hotel asignado a la exhibición encontró la fotografía en el suelo de la sala principal. Lo que las cámaras de seguridad revelaron al poco tiempo, hizo que varios empleados renunciaran: Resulta que en las grabaciones, se aprecia como la fotografía empieza a sacudirse violentamente, para luego ser movida por una presencia invisible. 

Otra exhibición del Titanic supuestamente embrujada, es la Titanic Aquatic del acuario de Georgia; con reportes parecidos a los de la exposición del Luxor. Apariciones, ruidos repentinos, música de principios del siglo XX, ataques físicos y fenómenos de voz electrónica se reportan constantemente; pero el fantasma más aterrador es el de una anciana decrépita que se manifiesta en la réplica de uno de los camarotes del barco; y que gusta de aparecer de golpe frente a los visitantes, asustarlos y desvanecerse soltando carcajadas. 

miércoles, 11 de abril de 2018

El Titanic - Parte 1.

El RMS Titanic.
En unos días se cumplen 106 años del hundimiento del Titanic, una de las naves más famosas en la historia de la humanidad y cuya suerte se dice, quedó marcada desde el momento en que se consideró que ni siquiera Dios podía hundirlo.
El Titanic, así como sus naves hermanas, el RMS Olympic y el HMHS Britannic; fue planeado para que la compañía naval White Star Line pudiera competir con su rival Cunard, la cual había lanzado la también infame Lusitania y el Mauritania; y las líneas alemanas Hamburg America y Norddeustscher Lloyd. Su construcción se debió a una discusión entre el dueño de la White Star Line y el magnate americano J.P. Morgan; decidiendo enfocarse en el tamaño de la embarcación más que en su velocidad y maniobrabilidad, lo que muchos sugieren fue el motivo de su hundimiento. 

La idea primaria de la White Star, era tener naves insignia que fueran la cima en términos de comfort y lujo, además de reemplazar a sus antecesoras, el SS Teutonic y el SS Majestic. Así, en su viaje inaugural, el Titanic reemplazó el Majestic mientras que el Olympic a su vez, al Teutonic. El Majestic curiosamente, fue puesto de nuevo en servicio para conducir viajes a Nueva York luego del hundimiento del Titanic. 
El diseño de la nave recayó en el arquitecto Thomas Andrews, cuya idea era usar las más avanzadas técnicas de construcción y tecnología; entre ellas algunos de los equipos más sofisticados de radio y las primeras señales SOS. Otras innovaciones del Titanic incluyeron un sistema de compartimientos y puertas a prueba de agua, con el fin impedir el hundimiento en caso de la perforación del casco; tres motores con más de 30,000 caballos de fuerza y una turbina diseñada para reducir el consumo de combustible mientras maximizaba el poder a vapor de la nave. Por todo ello, se mencionaba que la nave era efectivamente inundible. 
Diagrama del Titanic y su estructura. 
Por sus dimensiones, el proceso de construcción fue extremadamente difícil y peligroso. Con más de 15,000 hombres trabajando en los astilleros de Belfast a contrarreloj, las precauciones de seguridad eran casi inexistentes y se ignoraba el uso de equipos de seguridad como cascos o guardamanos en la maquinaria. Como resultado de ello, y posiblemente relacionado a los catastróficos eventos de abril de 1912, se reportaron más de 246 lesiones entre los trabajadores; siendo 28 de ellas consideradas "severas" al perder brazos o piernas a la hora de instalar las enormes placas de metal del barco. Seis personas murieron durante la construcción, y hubo otras dos muertes adicionales en los talleres de los astilleros; siendo la última la de un trabajador al caerle encima una enorme pieza de madera. 

El Titanic fue lanzado de los astilleros el 31 de mayo de 1911 a las 12:15 p.m.; mientras J.P. Morgan y más de 100,000 personas de Belfast observaban. Luego del proceso de instalación y amueblado de los camarotes y salas de diversión de la nave; se iniciaron las pruebas de la nave el 2 de abril de 1912. Tras considerarse apto para zarpar, el Titanic comenzó su viaje inaugural el 10 de abril, bajo el control del Capitán Edward Smith.
Los pasajeros eran más de 1,300 divididos en Primera, Segunda y Tercera Clase; lo que se consideraba bastante debajo de lo que podía acomodar, pues el Titanic estaba pensado para 2,453 pasajeros. La salida del Titanic, de Southampton en dirección a Nueva York, fue considerado un evento de categoría mundial; y muchos de los pasajeros provenían de grandes familias de clase alta. El resto en segunda y tercera clases consistía de migrantes buscando empezar una nueva vida en Estados Unidos. 
Lanzamiento del Titanic. 
A las 11:40 de la noche del 14 de abril, el Titanic se encontraba a 150 kilómetros de la costa de Newfoundland, Canadá; cuando el vigía del barco detectó un iceberg flotando a la deriva y alertó al puente de mando. El primer oficial del barco ordenó que se detuvieran las turbinas y se girara el timón para evadir el iceberg; pero era demasiado tarde. El costado derecho del Titanic impactó la masa de hielo y fue perforado en varias ocasiones a lo largo; inundando cinco de los compartimientos de la nave. 
El Titanic estaba diseñado para continuar flotando con un máximo de cuatro compartimientos inundados, por lo que pronto quedó claro que la nave estaba condenada. No tardó mucho para que el agua se filtrara al resto de la embarcación y esta comenzara a ladearse. 
Tras una revisión rápida de los botes salvavidas, se hizo evidente que el monstruoso barco estaba mal preparado para tal emergencia. El Titanic solo contaba con suficientes botes para cargar a la mitad de los pasajeros presentes, además de que la tripulación no estaba entrenada para conducir una evacuación total del barco. Los oficiales, ignorantes del peso máximo o las especificaciones de los botes, se limitaban a lanzarlos con la mitad de ocupantes; dando preferencia a mujeres, niños y personas de primera clase. De hecho, se sabe que gran parte de los pasajeros de segunda y tercera clase quedaron atrapados en las cubiertas inferiores y se ahogaron al inundarse estas. 

Al hundirse de forma tal que una mitad del barco quedó en el aire, la nave se partió en dos por el inmenso peso y el estrés producido en los soportes de la estructura; hundiéndose finalmente después de las 2 de la mañana. Todos los pasajeros que quedaron en el océano, terminaron muriendo por hipotermia al exponerse a la temperatura del agua, la cual era de -2 grados centígrados. Se sabe que casi todos murieron en cuestión de minutos; y solo 13 sobrevivientes fueron rescatados, pese a que los botes salvavidas aún tenían espacio para más de 500 personas. 
El iceberg que hundió el Titanic. 
Por la lejanía del Titanic, las naves que pudieron llegar al recibir la señal de alerta lo hicieron a partir de las 4 de la mañana; siendo la primera el RMS Carpathia. Pero por ejemplo, otras como el Birma, llegaron después de las seis. 
Más de 1,500 personas fallecieron en el desastre; y el capitán del Carpathia describió la zona del siniestro como un 'campo' de icebergs de varios tamaños, así como escombros del Titanic y trozos de hielo. Los pasajeros del Titanic dijeron haber estado en "un campo de hielo" lleno de icebergs, y a raíz del siniestro se le conoce a esa región del mar como "el callejón del Iceberg". 
Fotografía tomada al día siguiente, el "campo" de icebergs en Newfoundland.
La nave misteriosa y la profecía de Jessie Sayres. 
Algunos sobrevivientes detallan que mientras el barco se hundía, se pudo observar una nave misterosa a la distancia, la cual jamás acudió a los llamados de auxilio. Varios historiadores sugieren que se podía tratar de una nave ballenera noruega, el Samson; otros más sostienen que fue el Californian.
Años más tarde, una investigación de parte de un historiador, señala que el Californian se encontraba demasiado lejos y que efectivamente acudió ya cuando amanecía; mientras que el Samson se encontraba en aquél momento en Islandia, recibiendo reparaciones al motor. 
Como un dato notorio, se dice que mientras el Titanic se hundía en Newfoundland, Jessie Sayres, una chica irlandesa que agonizaba por una enfermedad pulmonar; despertó a mitad de la noche gritando sobre una pesadilla en la cual un barco gigante se hundía; y que un hombre llamado "Wally" tocaba un violín mientras la embarcación se hundía.
El nombre de uno de los violinistas de la famosa banda del Titanic era Wallace Hartley. 

Desde su hundimiento, el Titanic ha sido objeto de incontables películas, libros y documentales; siendo la más famosa "Titanic", dirigida por James Cameron en 1997, la cual rompió los récords en taquilla establecidos cuatro años antes por "Jurassic Park", además de arrasar con los premios Oscar en la 70ava entrega. 
La tragedia del hundimiento también ha captado la atención de muchos parapsicólogos, expertos en lo paranormal y entusiastas de las pseudociencias forteanas; aludiendo a las extrañas coincidencias de su construcción y hundimiento, así como leyendas de fantasmas y maldiciones relacionadas a este. 
Campana recuperada del Titanic. 

El desastre de Luna Park.

Luna Park. 
El incidente del tren fantasma de Sidney fue un incendio que culminó en la muerte de seis niños y un adulto, destruyendo también la atracción del tren fantasma en el parque de atracciones Luna Park desde el año de 1935.

Poco después de las diez de la noche, empezó a emanar humo negro de los accesos al túnel del tren fantasma, con alrededor de 35 personas dentro. La evacuación fue inmediata, y aunque en un principio se creyó que todos los usuarios habían escapado; algunos pasajeros declararon que algunos carritos habían emergido vacíos del túnel.
La peor suposición se hizo presente a las 11:30 de la noche, cuando un equipo de bomberos emergió con la noticia de que se habían descubierto los cuerpos de un adulto y seis menores de edad: John Godson y sus hijos Damien y Craig; cuatro estudiantes, Jonathon Billings, Richard Carroll, Michael Johnson y Seamus Rahilly. Evidencia forense apuntó a que los siete intentaron escapar caminando por el túnel, y que fallecieron a causa de la inhalación de gases tóxicos. 
Se cree que de haber permanecido en los vehículos, podrían haber sobrevivido al accionarse de nuevo el sistema de las vías. 

La investigación pericial achacó el incendio a una falla eléctrica, aunque nunca se determinó la razón exacta o el punto inicial. También, se determinó que pese a la negación de la administración del parque a poner un sistema de aspersores; no existía la evidencia suficiente para establecer cargos por negligencia. El parque fue clausurado por varios años, abriendo en 1982 con un nuevo nombre y administración.
Pero hay quienes sugieren que el incendio pudo darse debido a razonez más oscuras que un simple fallo en el sistema eléctrico. 

El "Chamán", fotografía de la familia Godson.
"El Chamán".
En el proceso de investigación, la viuda de John Godson reportó que horas antes ocurrió algo muy inusual. Que mientras caminaban por el parque al atardecer, vieron a un hombre bastante extraño: alto, musculoso y vestido con un taparrabos y una máscara con cuernos; "casi satánica" según la señora Godson. La madre, pensando que se trataba de algún empleado disfrazado del parque, le pidió al hombre que se tomara una foto con el pequeño Damien.
La policía de Sidney investigó la identidad del misterioso hombre, a lo que las autoridades del parque y los demás miembros del personal se limitaron a responder que el disfraz no coincidía con la temática del parque; y que no contaban con tales piezas en la bodega dedicada a los vestuarios, además de que nadie más parecía haber visto al enigmático sujeto.

Abe Saffron.
En el año 2007, Anne Buckingham, una sobrina del difunto criminal australiano Abe Saffron, famoso por su manejo del bajo mundo en Sidney en el siglo XX; declaró en entrevista al Sidney Morning Herald que su tío era el responsable del incendio. Aunque Saffron, que estuvo ligado a otros siete incendios en los dos años posteriores al accidente del tren fantasma, incluso declaró en su momento que él no había tenido nada qué ver en el caso. 
Buckingham mencionó que el ataque fue una represalia luego de que Martin Sharp, entonces dueño de Luna Park, se negara a vender la propiedad. Incluso salieron documentos del año 1985, y que detallaban el envolvimiento de Saffron en el manejo de las máquinas de pinball y videojuegos durante la reinauguración del parque.
Abe Saffron (1919-2006)

lunes, 2 de abril de 2018

El Destello Negro.

El Destello Negro (en inglés, "Black Flash"), es el nombre dado al misterioso espectro nocturno que aterrorizó el pueblo de Provincetown, Massachusetts en 1939. Y aunque los primeros relatos provenían de niños y resultaron descartados como parte de una elaborada broma, fue hasta la segunda semana de octubre de ese año que la broma dio paso a una temporada de terror.

En una noche poco antes de Halloween; Mary Costa caminaba de vuelta a casa cuando al pasar por un camino a pocas calles de la alcaldía, se encontró con algo que jamás había visto. Cortándole el camino, se encontraba un hombre alto, delgado y cubierto por una capa negra que ondeaba al viento. 
De acuerdo con la joven, el ser la observó en silencio con unos ojos que brillaban como si estuviesen hechos de metal, y que después estalló en carcajadas. Mary salió corriendo, no sin darse cuenta que el ser desapareció dando saltos sobre una barda y sin dejar de reír. La joven alcanzó a encontrar una cafetería abierta, donde relató lo ocurrido y llamó a la policía. Varios hombres que se encontraban comiendo en el local, salieron a buscar a la criatura pero sin éxito alguno.

La policía no se tomó el reporte en serio, archivándolo en el montón de relatos provenientes de niños y padres preocupados. Al poco tiempo de que Costa vio al vaporoso ser, la policía fue inundada por una serie de reportes misteriosos; donde todos coincidían en tres cosas: Que el ser vestía de negro y llevaba una gran capa como la de Drácula, tenía orejas puntiagudas y que sus ojos relucían con un brillo metálico o rojizo.
Los relatos también añadieron otros detalles, como que el ser iba acompañado por un zumbido parecido al de las cicadas, que su risa sonaba como algo metálico y que tenía el poder de saltar más alto de lo que le sería posible a un hombre. De forma espeluznante, muchos de estos reportes tomaban lugar al mismo tiempo pero en sitios distintos del pueblo; lo que presentaba tres posibilidades, cada una más aterradora que la anterior: Que era súper veloz, que podía teletransportarse, o que lidiaban con un grupo de esos seres.

La mayoría de los reportes insistían en que la aparición parecía contenta con provocar el miedo en quienes lo veían. Aunque llegó a darse un puñado de casos en que las agresiones llegaron a lo físico: Un hombre que descargó su rifle de cacería contra el extraño sin éxito alguno, otro que terminó con una muñeca rota al intentar defenderse, y finalmente uno más que fue empujado varios metros por los aires. De esto, se llegó a la conclusión de que el ser únicamente asustaba a niños y mujeres; pero que disfrutaba de atacar físicamente a hombres adultos y 'burlarse' de ellos. 
Para la última semana de septiembre, la prensa ya había bautizado a la extraña entidad con varios nombres: El Fantasma de Provincetown, el Fantasma Negro, el Demonio Fantasma, el Demonio de Provincetown y el Destello Negro; siendo este último el que quedó arraigado en la cultura popular. 

La especulación sobre el ser, su identidad y comportamiento creció de manera rampante; y aunque la policía de Provincetown explicó que se trataba de un bromista, la imaginación de los pobladores se trastornó en una histeria colectiva, un pánico que mencionaba por igual demonios, fantasmas, vampiros e incluso que se trataba del mismo Satanás. 
Las historias de encuentros con el Destello Negro continuaron hasta 1945, cuando en el mes de noviembre, un grupo de niños que jugaban en un patio escolar dijeron ver al monstruo en pleno día. Una hora más tarde, un escuadrón de oficiales de policía acudió al lugar y efectivamente, avistaron al Destello Negro saltando una reja de tres metros de alto y desapareciendo entre una serie de árboles. Esa misma noche, un anciano llamó a la jefatura de policía local para decir que no solo había visto al Destello en su patio trasero, sino que lo hirió con una cubetada de agua hirviendo. 

Grabado victoriano sobre Jack Piernas de Resorte.
Cuando la historia llegó a las cadenas noticiosas de Boston y Nueva York, no fueron pocos los que reconocieron la apariencia y el modus operandi de la espantosa aparición en una leyenda del siglo XIX. 
Durante mediados del siglo XIX, las áreas urbanas de Londres fueron asediadas esporádicamente por un misterioso ser apodado Jack Piernas de Resorte, el cual, justo como el Destello Negro; vestía ropas extravagantes de color negro, tenía ojos que brillaban y poseía una agilidad y velocidad sobrehumanas. Algunos medios de la época sugirieron que esta conexión no era una coincidencia, y que Jack era la misma criatura que el Destello; una especie de demonio que aparecía de tiempo en tiempo (idea que fue revisitada más de setenta años después en la saga de películas Jeepers Creepers) para alimentarse o causar pánico.

Algunos investigadores sugieren que tal vez se trató de una serie de histeria colectiva, similar a lo ocurrido posteriormente en casos como el del Chupacabras o el mito de los Niños de Ojos Negros, todavía incentivada por el recuerdo reciente de la narración de "La Guerra de los Mundos" por parte de Orson Welles el año anterior. Por su parte, las autoridades de Provincetown y Massachusetts coinciden en que el Destello Negro sí fue real, pero no se trataba de una entidad sobrenatural, si no de un grupo de bromistas que se aprovecharon de la temporada de Halloween. Años más tarde, un hombre dijo haber sido parte de estos bromistas, y explicó que todo se logró gracias a un grupo de muchachos locales bien coordinados y que operaban en varios lugares del pueblo para dar la ilusión de que el Destello podía estar en varios lugares a la vez.

La historia del Destello Negro concluyó de forma tan súbita y misteriosa como inició. Ya que es imposible determinar qué tanto hay de verdad en ella, si el testimonio del supuesto culpable fue verídico o si siquiera ocurrió. Ha sido detallada en libros, programas de televisión y artículos de sitios y revistas dedicados a lo sobrenatural; pero sin llegar a una explicación satisfactoria.

lunes, 12 de marzo de 2018

El tumor.

En 1997, el Diario Británico de Medicina (British Medicine Journal o BMJ) publicó un artículo titulado "Un caso difícil: Diagnosis hecha por voces ilusorias"; el cual hablaba sobre una mujer nacida a mediados de 1940, la cual había pasado toda su vida sin problemas médicos notables; al grado de que hasta la edad de 44 años, nunca había sido internada.

En invierno de 1984, la mujer se encontraba leyendo un libro a la luz de la chimenea en su casa, cuando escuchó una voz misteriosa; la cual le hablaba fuerte y claro: "Por favor no tengas miedo, sé que debe asustarte el que te hable así; pero es la forma más fácil que se me ocurre. Mi amigo y yo trabajábamos en el Hospital para Niños de Great Ormond Street y quisiéramos ayudarte."

Las voces procedieron a explicarle detalladamente que debía ir a realizarse un encefalograma por dos razones: Primera, tenía un tumor en la cabeza; y segunda, su médula espinal estaba inflamada. La mujer creyó que estaba alucinando, pero las voces misteriosas le confirmaron que sabían bastante de ella; por lo que al final terminó por creerles y acudió al médico. 
Resultó que las voces estaban en lo correcto. Y aunque no hubiese evidencia clínica que alertara la presencia de un tumor, a la mujer se le diagnosticó con un meningioma benigno de gran tamaño. El cirujano que la atendió le sugirió que se operara de inmediato, y las voces en su cabeza le dijeron que sí, pero que preferían que la operación fuese hecha en el Hospital Naiional de Queen's Square en Londres; y no en el Royal Free, donde se atendía y deberían operarla de urgencia. 

Después de la operación y que la mujer recuperar la consciencia, escuchó las voces por última vez: "Nos alegra haberte ayudado", le dijeron. Hasta la fecha, no hay una explicación científica sobre qué fue exactamente lo que ocurrió o como la mujer sabía que tenía un tumor sin siquiera sentir los síntomas de este. 

martes, 13 de febrero de 2018

Los Hombres Ave de Var.

En noviembre de 1962, la revista francesa de corte ufológico "Flying Saucer Review" publicó una extensa crónica detallando el encuentro de un hombre de negocios con una especie de alienígenas similares a aves de presa en los bosques de Var.

Lyonel Trigano, un joven investigador ufológico, detalló el reporte del "Señor M", un empresario de la ciudad de Herault que viajaba de noche por un camino boscoso en el departamento de Var. Esa noche, llovía a cántaros y los caminos de terracería en la campiña francesa eran bastante traicioneros; así que "M" conducía lentamente para evitar un accidente.
El viaje, que se desarrolló sin problemas, rápidamente dio un giro inesperado cuando las luces del auto iluminaron a un grupo de figuras agazapadas a mitad del camino. Lo primero que pasó por la mente del hombre de negocios, fue que probablemente se tratara de asaltantes; así que giró el volante y estaba a punto de echar en reversa cuando los seres se alzaron y "M" cayó en cuenta de que en realidad no eran criminales. De hecho, ni siquiera eran humanos.
Los seres eran más altos de un hombre, iban cubiertos de plumas negras y tenían alas y cabezas que asemejaban las de grandes águilas reales. Al ver el auto, soltaron chillidos ensordecedores y se abalanzaron sobre él; lanzando picotazos y zarpazos contra los cristales. 
Venciendo el terror que embargaba su cuerpo, "M" pisó el acelerador sin tomarle importancia al camino enlodado, y rápidamente dejó atrás a las criaturas.
Había avanzado por lo menos quinientos metros cuando lanzó un rápido vistazo al retrovisor, para cerciorarse de que los hombres ave no lo seguían. En lugar de ello, los monstruos echaron a correr a un lado del camino, chillando y agitando las alas. De inmediato; una serie de luces azules iluminó el pasto y reveló un gigantesco objeto volador, en el cual entraron  por medio de una escotilla en la parte inferior; para que el vehículo saliera disparado hacia los cielos poco después.

La historia de "M" terminó siendo olvidada, quedando reducida a una leyenda urbana conocida por pocos; al menos hasta el año de 1968, cuando la revista publicó una entrevista con John Keel y un reporte de los avistamientos del Mothman y el colapso del Silver Bridge en diciembre del año anterior; estableciendo una hipotética relación entre los seres voladores vistos en Var, el Mothman y las primeras historias de humanoides alados en las selvas de Vietnam.

miércoles, 17 de enero de 2018

Las manos peludas.

Uno de los espectros o manifestaciones fantasmales más famosas alrededor del mundo, son aquellas que consisten en la aparición de manos cercenadas que reptan por el suelo y las paredes como grandes tarántulas, que buscan alimentarse del miedo o realizar 'castigos' al jalar los pies de los niños mal portados al dormir.
El mito es extremadamente viejo, y aparece no solo en la figura latinoamérica arquetípica de la "mano peluda"; si no en sitios tan distantes y dispares como las campiñas y las ciénagas de Inglaterra, los caminos rurales de México o los baños en las metrópolis japonesas. 

La Mano Peluda.
Oriunda de México y algunas regiones de Centroamérica, también es conocida como "mano pachona", "mano del diablo" o la "mano negra". Y la leyenda es tan variopinta como sus nombres: Así, puede ser la mano amputada de una bruja víctima de la Inquisición Española, la mano de un joven que cometió el pecado de masturbarse demasiado, la zarpa de un demonio en busca de almas o incluso la de un obrero que haya sido cortada por accidente.
De cualquier forma, este espíritu toma el rol de una especie de boogeyman o de coco, una figura arquetípica para asustar a los niños y evitar un mal comportamiento. La leyenda reza que esta mano, parecida a la de un simio de gran tamaño, aparece bajo las camas o los muebles para jalar la extremidad de algún niño mal portado o un pecador; otros que inclusive ataca al emerger del inodoro. Ciertas variantes del mito señalan que el espectro ronda fábricas o vías del tren abandonadas, y que perteneció a un obrero o trabajador del tren, siendo cercenada en un incidente desafortunado. 
Como nota extraña, en varios pueblos y zonas del exterior de las grandes ciudades de la república mexicana, se han dado incontables relatos sobre encuentros con estas manos peludas; todas ellas compartiendo la misma descripción de una mano grande y deforme, similar a la de un primate y cubierta de grueso pelaje negro.

El Kurote.
Hace mucho, en la provincia japonesa de Noto, vivía un samurai de nombre Kasamatsu Jingobei. Kasamatsu habitaba, como se esperaba de alguien con su condición de guerrero al servicio de un señor terrateniente; en una gran casa lujosa. 
La vida del samurai transcurrió sin mucho problema, al menos hasta un día en que su esposa llegó corriendo a él. La mujer, aterrada y reducida a una ruina balbuceante, tardó unas horas en calmarse lo suficiente para relatarle lo ocurrido al samurai: La mujer había estado en el cuarto de baño, cuando sintió que una mano salía del drenaje y la acariciaba con dedos largos y monstruosos. El samurai, que de inmediato supo que se trataba del trabajo de un demonio yokai, tomó su katana y entró al baño; dispuesto a castigar al intruso sobrenatural.
Y como lo había previsto, un brazo enorme, cubierto de pelo negro y maloliente; salió del hueco del drenaje y estiró la mano hacia él, intentando tomarlo. Kasamatsu, un habilidoso guerrero, blandió su espada y cercenó la mano de la criatura con un rápido mandoble.
Tres días después, un grupo extraño de sacerdotes apareció en la puerta de Kasamatsu; pidiéndole pasar bajo la excusa de que habían sido enviados por su señor, ya que en la casa de Kasamatsu había evidencia de un extraño yokai conocido como el Kurote, el cual habita los baños. 
Kasamatsu guió a los sacerdotes a una habitación, donde guardaba la mano amputada en una caja de roble a manera de trofeo. Uno de los sacerdotes la tomó, identificó al yokai como un Kurote y la pasó a uno de sus acompañantes. Este, para sorpresa del samurai; soltó una carcajada y se transformó en un monstruo velludo, el cual dijo "¡Esta es la mano que me cortaste!" antes de desvanecerse junto con los otros dos sacerdotes.
Tiempo después, Kasamatsu volvía a casa de una reunión con su señor cuando sintió que algo caía de los árboles y lo derribaba. Tirado en el suelo, Kasamatsu sintió como una fuerza descomunal lo levantaba y lo arrojaba una y otra vez. Pasaron unos cuantos minutos durante aquél suplicio, y cuando Kasamatsu pudo recuperarse, notó que su preciada espada, aquella que había usado para arrancar la mano del Kurote... había desaparecido.

Las Manos de Dartmoor.
El puente de Postbridge, donde se producen los
encuentros con las manos peludas.
En la región británica de Dartmoor existe un camino conocido como el B3212, el cual conecta los pueblos de Postbridge y Two Bridges. Este camino es famoso por la terrible actividad paranormal que ocurre en él desde el año 1919, la cual ha resultado en varios accidentes trágicos.
En 1910, varios ciclistas que recorrían el tramo de la granja Acherton a las afueras de Postbridge; comenzaron a reportar incidentes inexplicables, en los cuales los manubrios de sus vehículos eran repentinamente jalados por una fuerza inexplicable; conduciéndolos a estrellarse en las zanjas y los árboles del camino. Con el advenimiento de los automóviles y el uso de estos, tampoco tardó para que se dieran casos similares; muchos de ellos con resultados fatales.
El misterio continuó hasta mediados de la década, cuando un oficial del Ejército Británico chocó en su motocicleta y fue auxiliado por pobladores que vieron el incidente. Al dar su testimonio, el oficial explicó que el causante no había sido una fuerza misteriosa o un fenómeno magnético; sino un par de enormes manos peludas que se 'colocaron' sobre las suyas y lo obligaron a salir del camino.
En 1920, una viajera despertó a mitad de la noche y pudo observar una enorme mano peluda que trepaba por la ventana de su caravana como una especie de araña. Este fenómeno ha continuado por décadas, y todos aquellos que han sobrevivido a la experiencia dicen lo mismo: Al conducir por el camino, hay un punto en el cual sus manos son cubiertas por un par de garras espectrales parecidas a las de un chimpancé; las cuales mueven el volante y obligan el auto, motocicleta o bicicleta a chocar. 

La Garra del Ateo.
De acuerdo con el autor Elias Owen en su libro "Una Colección de Leyendas de Gales", hubo un fenómeno ocurrido en el siglo XIX en el pueblo de Flintshire, y el cual le ocurrió a un hombre que se declaraba a sí mismo como un ateo.
El hombre, de nombre Richard Roberts, era un no-creyente que prefería pasar los domingos cultivando su campo en lugar de acudir a los servicios eclesiásticos de la mañana. En una ocasión, Roberts recogía nueces en un prado cuando encontró un arbusto repleto de bayas; mismas que eran bastante escasas durante esa época del otoño. Sabiendo que podía cobrar bastante por venderlas, Roberts se arrodilló para recogerlas y fue en ese momento que una garra peluda emergió del arbusto; soltándole manotazos e intentando agarrarle la mano.
Roberts pudo salir corriendo de ahí, aterrado por la posibilidad de que la garra perteneciese al mismo Demonio; algo que pensó, fue provocado por su falta de fe y respeto a las creencias de la iglesia. 

Oniate, la mano seca.
El Oniate.
Oniate, conocido como Dedos Secos o la Mano Seca; es la aparición de un brazo momificado que se original del folklore de los Iroqueses, los Séneca y los Cayuga; pueblos nativos del norte del estado de Nueva York.
La leyenda no es clara, y Oniate puede ser tanto un fantasma como una especie de boogeyman o espíritu chocarrero que busca aterrorizar a los viajeros durante la noche. En otras variantes de la historia, Mano Seca es una aparición vengativa cuya labor es castigar a quienes se portan mal; en especial a los que hablan mal de los muertos, siembran la discordia en una familia o se entrometen en los asuntos de las personas. Se dice que el Oniate puede volar, y que quienes son tocados por él sufren de enfermedades misteriosas e incurables, quedan ciegos repentinamente o mueren; dependiendo de la gravedad de sus crímenes.

Manekute no Yurei.
En la mitología japonesa, existe un género de los Yurei (espíritus vengativos) que vagan por las casas en busca de reconocimiento y que alguien les rinda tributos en los templos para poder descansar en paz. El Manekute no Yurei, es un tipo de espíritu que se asienta en las casas cercanas a los templos o en aquellas donde viven personas piadosas; pues el espíritu busca que se realice una ceremonia que le permita descansar. 
Una leyenda sobre este ser tiene su origen en el periodo Edo, y habla de un monje peregrino que caminaba rumbo a la villa de Akiyama a mitad de la noche; cuando escuchó el sonido de pisadas detrás de él. El monje, asiduo a sentir presencias espectrales, supo de inmediato que se trataba de un alma en pena. 
El monje se arrodilló, sacó sus instrumentos y preparó un talismán con un sutra Budista. Se giró para confrontar al espíritu y fue entonces que una mano blanca salió de la oscuridad del bosque, extendiendo la mano en dirección al monje. Este colocó el sutra en la mano del espíritu y realizó una oración designada para el descanso de los muertos.
Ese Yurei jamás volvió a aparecerse en el camino.

lunes, 15 de enero de 2018

Furisode - El Kimono Morado

Patrick Lafcadio Hearn
El escritor irlandés Patrick Lafcadio Hearn es famoso por su interés hacia la cultura tradicional japonesa del siglo XIX, y entre sus obras figuran no solo escritos detallando las costumbres, sociedad y expresiones culturales del país del sol naciente; si no también aspectos más oscuros como la temática escrita en su última obra antes de morir, "Kwaidan: Historias y Estudios de Cosas Extrañas"; donde narra varias leyendas japonesas de fantasmas y que fue posteriormente adaptada a una película homónima en 1961.
Una de estas historias es "Furisode", que trata sobre una maldición relacionada al amor y la obsesión de una joven por un samurái; la cual además de terminar cobrando varias vidas, casi terminó con una ciudad.
La historia reza así:

"Recientemente, al pasar por una calle pequeña y atiborrada de anticuarios, noté a la venta un Furisode, o kimono de mangas largas en ese hermoso color púrpura denominado Murasaki; el cual colgaba en una de las tiendas. Era un kimono del tipo preferido de las damas de alto rango en el tiempo de Tokugawa, por lo que me detuve para observarlo con detenimiento. En ese instante, vino a mi memoria una leyenda que involucraba una ropa parecida, y que casi destruyó al antiguo Edo.

Hace doscientos cincuenta años, la hija de un mercader japonés de la ciudad de los Shogunes atendía a las actividades del festival dedicado a un templo cuando, entre la muchedumbre, notó a un joven samurái muy apuesto y del cual quedó perdidamente enamorada. Para su mala suerte, el joven se esfumó entre la multitud antes de que pudiese dirigirle la palabra. Pero el amor que sintió por él en ese momento, fue tal que la imagen del hombre quedó grabada en su memoria hasta en el más mínimo detalle.
Pero el recuerdo más vívido era la ropa color púrpura del guerrero. Curioso, pues los samuráis, siendo guerreros honorables; obtaban por ropas de tonos más opacos la mayoría del tiempo. De cualquier modo, la joven doncella decidió mandar a hacer un kimono del mismo color, idéntico en los detalles y emblemas para que así; pudiera llamar su atención cuando lo volviera a ver. El kimono, un Furisode de mangas muy largas; era bellísimo y la obsesión de la joven por el guerrero la condujo a jamás quitárselo, sin importar a donde fuera. Pasaba horas perdida en la contemplación de la prenda, soñando y lamentándose por el hipotético futuro al lado de aquél samurái. En las noches, incluso rezaba a los dioses del hogar y a Buda para que pudiera ganar la afección del hombre.
Siempre, repitiendo el encantamiento o mantra de "¡Namu myo ho renge kyo!"

Desgraciadamente, esto no ocurrió. Conforme los días se volvieron meses, y estos años, la chica se deprimió y su salud menguó hasta que falleció de lo que hoy sabemos, es un corazón roto. Tras su entierro, la familia de la desdichada víctima donó el kimono al templo budista; pues en Japón se acostumbra donar la ropa de los muertos para volver a ser usada.
El monje a cargo del templo notó de inmediato la calidad del kimono, así que lo vendió a un buen precio. Estando hecho de seda costosa y casi intacto pese al uso que la joven difunta le daba; no tardó mucho tiempo en ser comprado por otra muchacha más o menos de la edad de su dueña original. Pero esta solo lo vistió un día, pues misteriosamente cayó en cama y empezó a actuar de manera extraña; diciéndose atormentada por la visión de un hombre muy bello al que jamás podría tener. Luego de eso, murió y el kimono fue devuelto al templo.

El monje lo vendió por segunda vez, y la historia se repitió. La nueva dueña también empeoró de salud y a quejarse de un hombre hermoso poco antes de fallecer. Cuando el kimono regresó al templo, los monjes del lugar empezaron a dudar al respecto. De cualquier manera, terminaron vendiéndolo otra vez. Como en las dos veces anteriores, la cuarta dueña también falleció.

Esa fue la confirmación de que algo maligno habitaba la prenda. El sacerdote principal ordenó a lo smonjes que hicieran una hoguera en el templo y echaran ahí el kimono para destruirlo. Pero, al arrojar la prenda al fuego y esta empezase a arder; los caracteres de una invocación budista aparecieron entre las llamas como ascuas brillantes, esparciéndose por el aire hacia el tejado del templo.
Las chispas, al entrar en contacto con la paja y madera del templo, desataron un incendio que se extendió a los tejados contiguos y de pronto toda la calle se vio convertida en un infierno. Y después, otra. Y otra, y otra. Al final, la ciudad ardió en un episodio que quedó en la historia de Tokio como el Gran Incendio del Furisode."

Según el libro Kibun-Daijin, la dueña del kimono se llamaba O-Same y era la hija de Hiyokemon; un mercader de vino en el distrito de Azabu. Y dependiendo de quién cuente la historia, hay personas que sugieren que el samurái no era un hombre común y corriente; si no un dragón transformado, una serpiente, un kitsune, un espíritu Gaki o inclusive un demonio que buscaba almas.
Kimono tradicional de corte Furisode.

domingo, 12 de noviembre de 2017

La historia de Kana.

El terremoto y tsunami posterior del 11 de marzo del año 2011 en Japón, fue la pérdida de vidas humanas más grande en aquél país desde el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial; casi setenta años atrás.
En el año 2014, un periodista británico se dio a la labor de entrevistar a un reverendo japonés tras la racha de reportes de encuentros y sucesos paranormales a raíz del fenómeno del 2011. El monje, identificado únicamente como Kaneda, procedió a contar su historia; de como había sobrevivido al terremoto en el templo y el momento terrible en que un ejército de personas acudió a su templo zen con la intención de enterrar a sus difuntos.
Cerca de veinte mil personas en la comunidad de Kurihara fallecieron durante el siniestro, y durante el mes siguiente Kaneda realizó más de doscientos servicios funerales. De acuerdo a Kaneda, la gente no lloraba ni se lamentaba de lo ocurrido, era como si una sombra de indiferencia hubiese caído sobre el pueblo. El reverendo no pudo hacer más que encogerse de hombros y realizar las ceremonias obligatorias.
Fue esto lo que motivó a Kaneda a realizar un evento que bautizó como 'el café del monje', en el cual él y un grupo de monjes viajaron por las montañas y las aldeas costeras para hablar con las personas y hacerlas sentir mejor. Muchos de los que acudieron a los cafés del monje eran refugiados que ocupaban las frías cabañas preconstruidas de metal que el gobierno japonés les había asignado a raíz de perder sus hogares; y en medio de las conversaciones y consejos de los monjes para que la gente superara su dolor, comenzaron a escuchar toda clase de historias sobre sucesos extraños y encuentros con las víctimas en casas, oficinas de trabajo, escuelas, playas y ruinas. Y experiencias que iban desde pesadillas y sensaciones desagradables hasta posesiones de espíritus:
Un hombre quejándose de algo que caminaba sobre su pecho en las noches. Una adolescente que veía a un niño agazapado en los rincones de su casa. Un hombre que veía los rostros de los muertos en los charcos cada que llovía. Un ingeniero civil que encontró al espíritu de una mujer vestida de rojo en una playa abandonada. Bomberos que acudían a llamadas en domicilios que habían quedado reducidos a escombros. Un taxista que llevó a un espíritu a su hogar. Una anciana que aparecía en los hogares temporales de los refugiados para beber té, y desaparecía dejando un asiento o un colchón empapado con agua de mar.

Kaneda, al igual que muchos sacerdotes de varias religiones, se vio obligado a acudir a llamadas para tranquilizar a los espíritus. Un monje budista inclusive escribió un artículo en el diario de la Universidad de Tohoku cuando el problema de los fantasmas se salió de control; al grado de que el gobierno de las prefecturas declaró que Japón experimentaba una crisis sobrenatural, pese a lo risible y fantástico de la idea.
Y es que en Japón se dice que quienes mueren de forma violenta o antes de tiempo, corren el riesgo de convertirse en Gaki, un tipo de fantasmas chocarreros que viajan entre mundos propagando maldiciones y atormentando a los vivos. Estos seres deben ser aplacados con rituales familiares, pero en muchos casos, líneas enteras de familias se vieron aniquiladas por la ola y estos espíritus terminaron abandonados.
Kaneda procedió a contarle al periodista un caso en particular, el de una joven a quien llamó 'Kana'; y el cual es posiblemente uno de los casos más extremos de posesión en la historia de la parapsicología.

Una mañana de junio, Kaneda recibió la llamada de una joven de nombre Kana, la cual sonaba bastante perturbada. Kana hablaba de suicidarse, porque había cosas dentro de ella. Esa noche, Kana llegó al templo acompañada de su madre, hermana y su prometido; y fue el prometido quien puso al tanto a Kaneda.
Kana trabajaba como enfermera en Sendai, era una joven común y corriente, y cuya familia no había sido afectada en lo mínimo por el tsunami. Pero durante las semanas posteriores al evento, comenzó a quejarse de que 'algo' estaba metiéndose en ella; de que había presencias invisibles en torno a ella. Mientras hablaban, Kana perdió la consciencia por espacio de unos segundos.
Al despertar, ya no era ella.

"¿Quién eres, qué quieres?" Le preguntó Kaneda. Y lo que respondió, no sonaba como Kana.

El espíritu en cuestión era una joven cuya madre se había divorciado y vuelto a casar. La joven terminó sintiéndose despreciada por su nueva familia, por lo que decidió huir y terminó trabajando en el mundo del Mizu Shobai; los círculos nocturnos de bares, clubs y prostitución de Japón. Ahí, terminó deprimida y cayendo bajo el control de un hombre morboso y manipulador. Sintiéndose sola, la joven se suicidó y su espíritu acabó como un Gaki al ser olvidada por sus familiares.
Kaneda le preguntó al espíritu si quería ir con él, si quería ir a la luz. Condujo a Kana al interior del templo, recitó un sutra y le roció agua bendita. Cuando terminó sus rezos a eso de la una y media de la mañana, Kana había vuelto a la normalidad y su familia pudo volver a casa.

Tres días después, Kana volvió al templo quejándose de un grave dolor en su pierna izquierda y la sensación de ser acechada por algo invisible. Kaneda le pidió que dejara que el ser hablara, y de inmediato la postura y la voz de Kana cambiaron a las de un hombre. El monje entabló conversación con el espíritu, el cual se reveló como un marino de la Flota Imperial que falleció durante la segunda guerra mundial luego de que su pierna fuese herida seriamente por un disparo de artillería americana.
Kaneda habló con el fantasma, calmándolo y entonando los cánticos para exorcizarlo. Reconfortó a Kana luego de eso, pero Kaneda sabía que esto apenas estaba comenzando y que algo en el agua estaba incomodando a los espíritus.

Durante el verano, Kaneda exorcizó a más de veinticinco espíritus del cuerpo de Kana; y con excepción de los primeros dos, todos víctimas del tsunami. Recordó el caso de un hombre de mediana edad que buscaba a su hija, la cual había estado en la escuela cuando se emitió la alerta de tsunami. El hombre intentó conducir a lo largo del camino costero para recogerla, pero fue a mitad del trayecto que la ola golpeó la costa y acabó matándolo. 
"¿Estoy vivo o no?", preguntó el fantasma.
Kaneda le respondió que no, y le informó que habían muerto más de veinte mil personas. Después le preguntó donde estaba, y si había algo qué hacer por él. 
"Estoy en el fondo del mar. Y no puedo subir. La luz es pequeña, hay muchos cuerpos aquí." 
Kaneda conversó con el espíritu por dos horas, invitándolo a considerar el hecho de que ya había fallecido y que debía hacerse a la idea de que el cuerpo que ocupaba era el de una chica cuyos padres estaban preocupados. 

Día tras día, los espíritus ocuparon el cuerpo de Kana una y otra vez. Historias, nombres, direcciones y relatos coincidían con las víctimas en las listas de desaparecidos y defunciones. Un espíritu era el de alguien que había sobrevivido el tsunami pero se suicidó luego de saber que sus dos hijas habían muerto. Otro quería ir al lado de sus ancestros, pero no podía encontrar el camino de vuelta al altar familiar porque su hogar había sido arrasado hasta los cimientos por las olas. Otro hablaba en un dialecto de la prefectura de Tohoku, y estaba muy preocupado por su esposa, la cual vivía en un campamento de refugiados y al parecer coqueteaba con la idea de suicidarse.
En una ocasión, Kana fue poseída por el espíritu de un perro: el cual era la mascota de una pareja que vivía cerca de la planta nuclear de Fukushima. Sus dueños huyeron despavoridos, pero en la prisa por hacerlo olvidaron desatar al perro y este murió lentamente de hambre y sed. 
Lo más difícil, recordaba Kaneda, fue cuando aparecían espíritus de niños. En este caso, la esposa de Kaneda tomaba la mano de Kana y los reconfortaba; diciéndoles que mamá estaba con ellos y todo estaría bien. El primero en aparecer fue un niño muy pequeño, que no entendía lo que se le decía y se limitaba a llamar a su mamá. Otra fuer una niña de siete años, la cual había estado escapando del tsunami junto a su hermano menor pero terminó soltando su mano antes de ahogarse; y temía que su madre se enojara por soltar a su hermano.
"Viene una ola negra. Mami, mami, tengo miedo. Mami, lo siento." Repetía Kana con la voz de la niña.

Para finales de agosto, Kana pareció desarrollar una habilidad para evitar que los espíritus ocuparan su cuerpo, y las visitas al templo se hicieron más escasas. En septiembre, Kana y su prometido se casaron y se mudaron a otro lado. Kaneda jamás volvió a saber de ella.

lunes, 23 de octubre de 2017

Los lobos vampiros de Irlanda.

La mañana del 8 de enero de 1874, las campiñas irlandesas comenzó una breve racha de asesinatos misteriosos que aterrorizó a los campesinos y aldeanos de las localidades más rurales y apartadas de la isla. 
Contrario a lo que podría pensarse, el objetivo no fueron mujeres o niños, si no el ganado. De acuerdo con un reportaje publicado en el diario Land and Water para la edición del 7 de marzo; un corresponsal recopiló varios reportes de primera mano, en los cuales se manejaba que este asesino misterioso era no solo silencioso, si no extremadamente mortal. En la localidad de Cavan, se dijo que el asesino había matado a treinta ovejas en una sola noche y huyó sin dejar rastro. Hubo cuarenta y dos casos diferentes en tres condados, todos ellos en las cuales las víctimas habían sido ovejas.
Lo perturbador de estas carnicerías fue que las ovejas habían sido asesinadas de una forma inusual: todas presentaban gargantas destrozadas y no contaban con una sola gota de sangre en el cuerpo, como si un vampiro o un cirujano muy diestro hubiese extraído todo el líquido vital de los cuerpos de los rumiantes. Peor aún, no había rasgos de depredación, ni siquiera de que algún animal carroñero comenzara a devorar el tejido blando como los ojos o la carne alrededor del hocico.
La primer evidencia de que se trataba de bestias salvajes y no de cultistas satánicos o psicópatas, fue el descubrimiento de una serie de huellas similares a las de un perro; pero alargadas y con fuertes garras. Esto llevó a una posibilidad mucho más alarmante para los ganaderos y campesinos irlandeses: Aún había lobos en la isla. 

Los lobos de Irlanda.
Tapiz medieval de Irlanda mostrando un lobo.
Los lobos formaron parte de la cultura y la mitología irlandesa hasta el año de 1786, cuando el último lobo salvaje fue asesinado, trescientos años más tarde que el último lobo de Inglaterra y un siglo tras la desapareición de la especie en Escocia.
En la mitología irlandesa, el mito del hombre lobo se origina de un cánido misterioso llamado Airitech, cuyas hijas fueron licántropas que a su vez cayeron víctima de Cas Corach. En otros mitos, se decía que Morrigan, la diosa de la muerte; tomaba la forma de una gran loba roja para pelear con Cu Chulainn; el héroe Mac Cécht mató a un lobo que devoraba los cadáveres de un campo de batalla; Cormac mac Airt fue criado por lobos y podía entender su lenguaje, al grado de que cuatro de estos carnívoros lo acompañaron fielmente en su rebelión contra Lugad mac Con. 
Un relato conocido como los Anales de los Cuatro Amos dice que en el año 690 después de cristo, hubo una lluvia de sangre en Leinster; y la maldición fue tan poderosa que incluso la mantequilla y la leche se convertían en sangre coagulada y los lobos podían hablar con la voz del hombre. 
En otro cuento, conocido como "El Sacerdote y los Hombres Lobo", un sacerdote que viajaba de Ulste a Meath se encontró con un lobo parlanchín; el cual se identificaba como un hobmre proveniente de Ossory, cuyos ancestros habían sido maldecidos para convertirse en licántropos cada siete años y después volver a su forma humana. El lobo le explicó al sacerdote que su esposa, la cual estaba maldita también, estaba muriendo y que por favor le diera la extrema unción. El sacerdote aceptó y en recompensa, el lobo agradecido le mostró un camino mucho más corto para llegar a Meath a través del bosque.

Pero por el riesgo que los lobos irlandeses presentaban a la industria ganadera local, así como los ocasionales brotes de rabia; fue en 1584 cuando John Perrot, un gobernante Irlandés que trabajaba directamente para la corona inglesa; ordenó la creación de una legislación con el fin de acabar con los animales. En 1614, se ofrecía la suma de tres monedas de oro por cada lobo muerto; y la población de los canes era tan grande que existía un grupo de cazadores formado por 128 hombres y 768 sabuesos recorriendo las campiñas durante las 24 horas del día.
La ley anti-lobos continuó aún tras el establecimiento del gobierno de Oliver Cromwell, quien incentivó la actividad y atrajo a un gran número de cazadores de lobos de toda Europa. Para 1652, el gobierno de Cromwell daba seis monedas de oro por una loba adulta, 5 por un macho, dos por un ejemplar juvenil y diez chelines por cada cachorro muerto. En ese año también se llevó a la exterminación de los lobos en la baronía de Castleknock, cerca de Dublin y se pagó un total de 243 monedas de oro en espacio de cuatro días a un grupo de En cazadores.
En 1690 se le dio muerte al último lobo de Ulster, y finalmente se avistó al último lobo irlandés cerca del monte Leinster en 1786, donde se le dio muerte. 

Charles Fort y el lobo vampiro.
Charles Fort (1874-1932)
El 11 de abril, Land and Water reportó que el asesino finalmente había sido asesinado. De acuerdo al reporte inicial, fue el diácono Magenniss de Lismoreville quien mató al asesino durante la noche; revelando que se trataba de un perro salvaje de gran tamaño.
Naturalmente, esto hizo saltar toda clase de interrogantes al respecto. Como cualquiera sabe, los perros no succionan la sangre, y tampoco dejan una presa intacta si es que tienen hambre. Existe la opción de que se tratara de un perro con rabia, pero eso tampoco ayuda a explicar la falta de líquido vital en el cádaver. 
Años después, el investigador Charles Fort (a quien debemos el término 'Forteana' para referirse a lo inexplicable), escribió un lbro donde analizaba a fondo la historia del diácono y el supuesto perro vampiro; desechándola como una pantalla de humo para tranquilizar a los campesinos que temían futuros ataques a su ganado.
Fort escribe lo siguiente al respecto:
"El anuncio en Land and Water acaba con el tema. Casi todo mundo, al menos en la época del pasado, previo a que la gente tuviera la costumbre de criticar las convenciones sociales como el día de hoy; leería estas notas y diría 'sí, por supuesto que era un perro'. Pero este tipo de historias siempre me mantienen entretenido. Porque en base a mi experiencia con los pseudo-finales de los misterios o la forma en que estos son censurados por iglesia y gobierno; siempre hay algo más misterioso al fondo. Pero el perro sacrificado por el diácono no murió en vano. Si la historia evitó un pánico en los lectores de Land and Water... entonces fue preferible a una histeria colectiva."

Pero, al investigar en libros y tratados sobre lo paranormal, Fort encontró un relato de un suceso muy parecido durante el año 1810. En mayo de ese año, algo desconocido atacó a las ovejas y cabras de Ennerdale, un pueblo en la frontera entre Irlanda y Escocia; limitándose a morderles la yugular y succionarles la sangre.
Fort descubrió que al igual que en el episodio de 1784, un gran perro negro fue asesinado más o menos en esos días; lo que culminó con el misterio y ofrecía una respuesta conveniente a los aldeanos. 
En un caso posterior, publicado por el Daily Mail de Londres el primero de noviembre de 1905 (coincidentemente, un día posterior a Halloween); el reporte de "el misterio de Badminton" describía un evento en el cual se encontraron cabras muertas en el vecindario de Badminton, entre las comunidades de Gloucester y Wiltshire. En palabras de un oficial de policía de la época: 
"He visto los dos cuerpos. Y puedo decir que esto no es el trabajo de un perro. Los perros no son vampiros, no chupan la sangre de los animales y definitivamente no dejan la carne intacta."

Hace unos años, varios asiduos a la criptozoología y los fenómenos forteanos descubrieron que existían grandes coincidencias entre estas bestias misteriosas y una mucho más famosa que provenía de América Central.
El modus operandi de un depredador nocturno que se alimentaba de ovejas y cabras... ¿acaso los asesinos misteriosos de Irlanda serían una especie de Chupacabras nativa de las islas británicas? ¿O tal vez otra cosa?
Porque, curiosamente, en la mitología de las islas británicas existe un tipo de hada que tiene más en común con la visión occidental de un vampiro que con las diminutas criaturas voladoras a las que nos tienen acostumbrados los cuentos de hadas y las películas de Disney: la terrible Baobhan Sith.

La Baoban Sith aparece en la mitología de Escocia, y es similar a la banshee o a otros espíritus nocturnos como la leanan sídhe. Se le conoce como "la Mujer Blanca de Escocia"; y se manifiesta como una mujer hermosa que se alimenta de los viajeros en la noche.
Estos espectros tienden a atraer a los hombres, invitándolos a bailar para así poder morderles el cuello y succionarle la sangre; aunque otras variantes indican que pueden inclusive extraer el alma y la potencia sexual de sus víctimas. Como ocurre con otros vampiros, la Baoban Sith es incapaz de sobrevivir en la luz del sol; y debe volver a su tumba antes del alba. En ciertas historias medievales, se cree que el espíritu tenía patas de carnero y evitaba a los caballos.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Dudleytown - La aldea de los malditos.

La entrada a Dudleytown.
En el estado norteamericano de Connecticut, cerca de la localidad de Cornwall y a la sombra de una cadena montañosa, existen los restos de una población de nombre Dudleytown; la cual cuenta no solo con historias de fantasmas, demonios, eventos paranormales y una maldición que se extiende a más de 400 años de antigüedad y está enlazada a figuras históricas importantes como el Rey Enrique VIII y George Washington.
Dudleytown, si así se le puede llamar todavía, no es más que una zona de caminos lóbregos de terracería, cimientos derruidos y huecos que alguna vez fueron sótanos. Se dice que este sitio está tan embrujado, que incluso los pájaros, insectos y otros animales del bosque evitan acercarse a las ruinas; prefiriendo dar vuelta al llegar al camino que conduce al lugar.

La Maldición: Inglaterra y Enrique VIII.
La historia de Dudleytown inicia en Inglaterra, a principios del siglo XVI cuando un noble de nombre Edmund Dudley fue decapitado por conspiración y un intento fallido de derrocar al rey Enrique VIII. Se dice que en castigo, Enrique VIII ordenó a los magos de la corte que lanzaran una maldición a Dudley; y de ahí se dice que todos los descendientes del linaje de Edmund Dudley quedaron condenados a vivir por siempre, atormentados por horrores indescriptibles. Años más tarde, el propio hijo de Edmund, John el Duque de Northumberland; intentó también derrocar a la corona al casar a su hijo Guilford con la tristemente célebre Lady Jane Grey.
No mucho tiempo después, Robert, el tercer hijo de Dudley y conde de Leicester; abandonó las islas británicas en busca de oportunidades en las colonias del nuevo mundo.

Los Dudleys por los que Dudleytown recibe su nombre, tuvieron su origen con un tal William Dudley, nacido en Surrey el 11 de septiembre de 1608. Su hijo, también William, de hecho nació en una nave a mitad del trayecto rumbo a América el 8 de junio de 1639. El hijo de William II, Joseph, nació en Saybrook, Connecticut el 14 de septiembre de 1674. Y a su vez, este Joseph tuvo doce hijos de los cuales tres se asentaron en el lugar que más tarde sería Dudleytown: Gideon, Abiel y Barzillai.

En octubre de 1737, la Asamblea General de Connecticut ordenó la construcción de cincuenta aldeas en los extremos occidentales del territorio, en aquél entonces todavía tierra de nativos americanos. En febrero de 1745, el comerciante Thomas Griffis obtuvo los derechos  a una extensión de tierra en la comunidad de Cornwall. El lugar, un bosque oscuro y salvaje al pie de una cadena montañosa; llegó a ser conocido como 'el Bosque de la Entrada Oscura'. En 1748, y con la aldea comenzando a formarse, Gideon Dudley se mudó de Saybrook tras comprar el terreno para iniciar una granja. En 1753, sus hermanos Barzillai y Abiel, se sumaron a la población y todavía fueron seguidos por otro hombre de nombre Martin Dudley, procedente de Massachusetts.

¿Coincidencias o maldiciones?
Periódico de mediados del siglo pasado hablando de la maldición.
Ya sea por coincidencia o efectivamente porque el linaje de los Dudleys estaba maldito, al poco tiempo de fundarse el pueblo comenzaron a ocurrir sucesos inexplicables: Herramientas que desaparecían de cobertijos cerrados, cultivos que se marchitaban de un día para otro, casos de demencia entre los pobladores, accidentes fatales e incluso ataques y escaramuzas con tropas indígenas.
En agosto de 1774, una epidemia misteriosa acabó con la familia de Adoniram Carter. Y el hermano de este, Nathaniel, se mudó a Binghamton, Nueva York para huir de la extraña enfermedad. Solo que, al poco tiempo de hacerlo, su esposa e hijo recién nacidos fueran asesinados con tomahawks por indios mientras él se encontraba fuera. Los otros tres hijos de Nathaniel fueron secuestrados y enviados a Canadá, donde las dos hijas fueron rescatadas a cambio de oro y el tercero, David Carter, se casó con una mujer indígena y terminó volviendo a la civilización para recibir educación y convertirse en Juez de la Suprema Corte.

Aunado a la racha de tragedias y la tormentosa vida de la familia Carter, uno de los fenómenos más terribles e inexplicables fue el que le ocurrió al general Herman Swift; famoso héroe del ejército revolucionario al mando de George Washington. En abril de 1804, la esposa de Herman, Sarah Faye; fue alcanzada por un relámpago mientras estaba afuera de su casa y murió carbonizada de manera instantánea. Al cabo de su muerte, el general Swift terminó perdiendo la cordura.
Años más tarde, Horace Greeley, editor y fundador del periódico del New York Tribune; se casó con una Marey Cheney, oriunda de Dudleytown. Su matrimonio terminó trágicamente en 1872, cuando Mary se suicidó una semana antes de que Horace viera fallar su intento de nominarse a la presidencia de los Estados Unidos.
Otro accidente en particular terrible fue el de John Patrick Brophy, uno de los últimos pobladores de Dudleytown. Brophy sufrió la pérdida de su esposa por una enfermedad inexplicable a finales del siglo XIX, seguida por la desaparición de todos sus hijos en el bosque a los pocos días. Y, como si de una cruel broma se tratar, la casa Brophy se incendió de manera misteriosa y ardió hasta los cimientos. Entendiendo que el pueblo estaba maldito, Brophy decidió que era suficiente y se alejó del pueblo para no volver a ser visto.

En 1920, el doctor William Clark, especialista de la ciudad de Nueva York; arribó a Cornwall en busca de calma en un espacio apartado de la civilización. Cuatro años más tarde, Clark creó la Asociación del Bosque Dark Entry; dedicada a proteger el área y convertirla en una reserva natural. Lo que parecía una vida sin problemas, concluyó en 1925, cuando Clark tuvo que viajar a Nueva York para atender una emergencia médica. Al regresar un par de días después, encontró a su esposa encerrada en casa y reducida a una ruina enloquecida y babeante que no podía repetir otra cosa más que 'algo' en el bosque la había atacado.
La mujer fue enviada a un hospital psiquiátrico, donde se suicidó al cabo de unos meses.

Las almas de Dudleytown.
Como es de esperarse, las historias de fantasmas en torno a la maldición de Dudleytown no se hicieron esperar; siendo la mayoría de ellas iniciadas en 194. Más o menos en esa época, los visitantes a las ruinas hablaban de ver sombras, "nubes" de humo en el bosque, voces incorpóreas que susurraban entre los árboles, incidentes sin explicación y ataques de fuerzas invisibles.
Todavía hasta el día de hoy, quienes han visitado la aldea cuentan experiencias de ser perseguidos por presencias invisibles, orbes de luz que rondan entre los árboles y olores y ruidos inexplicables; así como el ser agredidos por 'algo'. Hay infinidad de fotografías tomadas en Dudleytown donde pueden apreciarse manifestaciones como niebla, orbes, sombras y errores en la imagen. Algunos investigadores se refieren a Dudleytown como un vórtice de energía negativa por el cual las entidades del bajo astral pueden acceder libremente a este mundo.
La fama de la maldición inclusive captó la atención del connotado demonólogo Ed Warren, famoso por su participación en las investigaciones de sucesos paranormales como el Poltergeist de Enfield, la casa de Amityville o la muñeca Annabelle. Warren estaba firmemente convencido de que Dudleytown era un sitio maldito, y que no era coincidencia que la gente se volviera loca y viera monstruos y espíritus en los bosques. Al visitarla, Ed y su esposa Lorraine insistían en que las ruinas de la aldea emitían un aura maligna.