martes, 18 de febrero de 2020

El troll de Somerville.

El caso del Troll de Somerville, Massachusetts, es un evento paranormal poco conocido y del que solo se tiene registro por su aparición en el libro 'The Ghostly Register' del escritor Arthur Myers. 

Myers escribe la historia de una mujer identificada como 'Karen', que se mudó a una casa victoriana de tres pisos en el año de 1983. De acuerdo con Karen, la casa era todo lo que siempre había querido y por un rato pareció que todo iba bien; hasta una noche en que inició una racha de fenómenos inexplicables en la propiedad.
Inició con el sótano, pues Karen encontraba que este siempre se inundaba sin razón aparente, por más que fontanero tras fontanero le reafirmaban que no había fallas en las tuberías o una fuga proveniente de casas vecinas. A este fenómeno le siguió una sensación de fatalidad que se apoderaba de Karen cada que estaba en el segundo y tercer piso. Esta sensación, de acuerdo con Karen, era la de "presentir como si un animal quisiera atacarla"; y tanto fue el impacto de esto que la mujer empezó a dormir en la planta baja. 

Con el tiempo, Karen consiguió a una compañera de habitación que ocuparía una recámara en el tercer piso. Poco antes de que transcurriera una semana, la nueva habitante de la casa se quejó de que despertaba a mitad de la noche, presa de una sensación de que algo amenazador estaba con ella; y que su cama amanecía siempre en una posición diferente.
Fue aquí cuando Karen confirmó que lo que pensaba era paranoia resultó ser algo paranormal. 

Los sucesos continuaron incrementándose, llegando a que les movieran cosas de lugar, que las luces se encendieran y apagaran por sí solas y ruidos como de animales salvajes en habitaciones vacías. Las dos jóvenes llegaron a la conclusión de que la casa estaba embrujada y llamaron a un psíquico, que llegó a una conclusión inusual luego de ir a verlas. 
De acuerdo con el investigador, el fenómeno no era producto de un fantasma o un demonio, si no de un 'troll' que vivía en un manantial subterráneo debajo de la casa. Les explicó que podía percibir que el troll estaba furioso por haber sido atrapado bajo la casa luego de que esta fuera construida, y que las demostraciones de su poder eran una advertencia para que lo dejaran salir. 
El psíquico procedió a conducir un ritual para enviarlo a otro plano de existencia y por fin liberarlo de su prisión. De acuerdo con Karen, después del ritual despertó a mitad de la noche al escuchar una voz desconocida en su cabeza; la cual le preguntaba si se podía quedar. Naturalmente, Karen dijo que no y la presencia ominosa sobre la casa desapareció por completo. 

El enigma de Zombie Road.

Zombie Road por la noche. 
A simple vista, el camino Lawler Ford Road en las inmediaciones de St. Louis, Missouri; podría parecer completamente inofensivo. En la actualidad, funge como un sendero de ciclismo y caminata pero es posiblemente uno de los sitios más embrujados en los Estados Unidos. Quien busque Lawler Ford Road, se encontrará con que es mejor conocido por el ominoso nombre de 'Zombie Road' o 'Camino Zombie', y que en él hay infinidad de relatos sobre asesinos seriales, espectros, demonios y criaturas ignotas que buscan acechar a los incautos que recorren su extensión de dos kilómetros.

El río de la Muerte.
El camino Lawler Ford Road se extiende por dos kilómetros a través de un valle y termina en la desembocadura del río Meramec, y su uso se extiende a siglos atrás cuando las tribus nativas locales lo usaban para desplazarse fácilmente por el valle así como extraer pedernal de las montañas y riscos a su alrededor.
El Meramec era conocido entre las tribus nativas como 'El Río de la Muerte', pues la gente se ahogaba constantemente en él. Incluso en el año 2011 hubo todavía dos muertes de menores de edad que intentaron cruzar el río a nado. 
En los años 1800s, se estableció un ferry que daba servicio a los colonos y viajeros a lo largo del Meramec, que en aquellas épocas era propiedad de una familia de terratenientes conocidos como los Hamilton. Luego de la muerte de Ninian Hamilton en 1856, James E. Yeatman, dueño de la libraría mercantil y presidente del banco mercante de Missouri, adquirió la tierra y permitió la construcción de un tramo de vías que irían de St. Louis al Pacífico. Curiosamente, durante esta época fue asesinada la esposa del juez de Missouri por uno de los primeros trenes en el año de 1876. 
A principios del siglo XX, el Meramec se tornó hogar de una comunidad de descanso para millonarios, misma que fue destruida durante la década de 1990 tras una serie de inundaciones. Además de ello, se empezó la extracción de grava de los riscos alrededor del Meramec, operación que continuó hasta la década de 1970.

El Asesino Zombie y las leyendas del camino.
No hay una teoría general de porqué el camino obtiene este nombre, pero se le adjudica a dos leyendas: La primera, se dice que los trabajadores del ferrocarril que alguna vez laboraron ahí se levantan de sus tumbas y salen durante la noche, y muchas personas han experimentado fenómenos como el escuchar música de inicios del siglo XX, luces anómalas que se mueven por la rivera del Meramac o apariciones espectrales de trabajadores del tren. 
La segunda teoría menciona al 'Asesino Zombie', un supuesto interno de un manicomio que escapó y que habita una cabaña en medio del bosque; cazando y comiendo a los que atraviesan Zombie Road durante la noche. 
Además de eso, se menciona que en Zombie Road aparecen espectros de niños fallecidos a raíz del choque de un autobús escolar en la década de 1950, víctimas de los gángsters de St. Louis, un pionero que se suicidó luego de apostar y perder a su esposa en un juego de póker, almas de aquellos arrollados por trenes en el siglo XIX, así como que es frecuentado por satanistas, el Ku Klux Klan, asesinos seriales e incluso monstruos como Pie Grande. 
En la ladera del camino que conduce al río Meramac existen ruinas de cabañas y edificaciones de cuando el lugar era conocido como Glencoe, y es en ellas donde aparece el fantasma más famoso de la zona; pues muchas personas han regresado del camino con historias sobre una fantasmal anciana que se asoma por las puertas de las cabañas y grita para que los incautos que se acercan demasiado se vayan de ahí. Hay quienes solo la han visto observándolos, y al acercarse para ver de que se trata, se encuentran con que la mujer ha desaparecido.

Las muertes en Zombie Road. 
En Zombie Road y el Meramac han ocurrido tantas muertes que incluso las vías del tren contienen un anuncio con las palabras "La muerte no tiene piedad", en conmemoración a todos aquellos que han perdido la vida ahí. 
Los residentes que aún habitan cerca pueden recordar toda clase de incidentes ocurridos desde la década de 1950, como la ocasión en que dos jóvenes fueron arrollados por un tren, en 1990 cuando una mujer saltó ante el tren para evitar que este aplastara a su hijo; rituales satánicos, un joven que cayó de un risco al ser 'empujado' por algo ante la mirada atónita de su novia; la misteriosa muerte de un conductor en 1970, que fue hallado con el auto encendido y con rasgos de que 'algo' le había propiciado un infarto mientras recorría la carretera al lado de Zombie Road. 

La fotografía.
Finalmente, uno de los reportes más comunes en Zombie Road es el de la sensación de verse observado o un sentimiento de incomodidad. Y aunque muchas veces esto puede achacarse a la sugestión en torno a las leyendas del lugar, también hay incontables testimonios sobre ruidos de pisadas que siguen a los campistas, el sentirse perseguidos por algo desde los árboles e inclusive el ver sombras que se mueven entre los árboles y que desaparecen cuando el espectador se acerca a ellas. 
Como dato curioso, hace una década salió a la luz una fotografía que ha recorrido internet en varios artículos, foros y sitios dedicados al tema de lo paranormal; y que supuestamente fue tomada en Zombie Road. La historia reza que una mañana, un deportista que corría por el camino se sintió observado desde la línea de árboles arriba del camino y por más que intentó ver algo, su perseguidor lo eludía del todo. Fastidiado, decidió sorprenderlo tomando una fotografía con su teléfono. 
Al revisar la imagen, se encontró con algo que le heló la sangre:

jueves, 6 de febrero de 2020

La casa del Kasha.

En la mitología japonesa, un Kasha es un yokai o demonio funerario que toma la forma de un gato y gusta de robar los cadáveres frescos de pecadores para llevárselos al infierno.
Pero el término 'Kasha' también es usado comúnmente en Hawaii para referirse a un lugar con una historia de sangre y muerte, un sitio que entre los pobladores de Honolulu es conocido como el Amityville Hawaiiano: La casa del Kasha.

1942. 
La leyenda de la casa del Kasha empieza en el verano de 1942, cuando la casa aparentemente inocente en la esquina de la octava avenida y Harding en Kaimuki, era ocupada por una madre soltera y sus tres hijos. 
Una noche, la policía recibió un llamado para acudir, y encontraron a la mujer en el patio delantero, gritando histérica que una mujer estaba intentando matar a sus hijos. Al irrumpir en la casa, los oficiales se encontraron con algo que los perseguiría hasta sus muertes: una fuerza invisible arrojaba y golpeaba al hijo menor de diez años y sus dos hermanas, de dieciocho y veinte; produciéndoles heridas visibles. 
Los policías intentaron ayudar a los jóvenes, pero la presencia los agredía y empujaba para evitar que intervinieran. Al cabo de una hora, la madre colapsó por lo ocurrido y sus hijos habían muerto. Un reporte forense determinó que los chicos fallecieron por fuertes traumatismos producidos por golpes y el menor fue estrangulado con tanta saña que su columna presentaba daños físicos. 
Cuando la madre logró recuperar la consciencia y se calmó lo suficiente para hablar, declaró a la policía que todo había pasado porque su hijo menor había 'olido' el aroma de un fantasma; y el espíritu al parecer se ofendió, pues atacó a los chicos violentamente unos minutos antes de que la madre llamara a la policía. La mujer también culpó a su esposo por el accidente, pero no hubo forma de comprobar sus acusaciones y terminó siendo llevada a vivir con sus hermanas. 
Por la crudeza y lo insólito del evento presenciado por la policía, los diarios Hawaiianos abordaron la historia durante varios días; buscando explicaciones. Al final del año, nadie supo explicar quién o qué asesinó a los tres niños y condujo a la joven madre a la locura. 

1970.
La casa permaneció desocupada hasta 1970, cuando fue rentada por tres jóvenes universitarias. Una noche, las chicas comenzaron a escuchar ruidos extraños, sonidos de pisadas en la planta baja y voces en habitaciones desocupadas. Una de ellas sintió una mano tocándole el brazo lascivamente, y fue ahí que llamaron a la policía. 
Un oficial que patrullaba cerca de ahí se detuvo y encontró a las tres afuera de la casa con expresiones de terror e histeria. Al tomarles la declaración, el oficial recibió una larga historia sobre fantasmas y ataques de entidades incorpóreas, mismas que habría descartado de no ser porque las tres jóvenes presentaban una condición psicológica tal que rayaba en la histeria. Las tres le pidieron que por las acompañara a algún lugar, a lo que accedió.
Subieron al auto de una de ellas, con el policía como escolta detrás. El viaje transcurrió sin novedad hasta que llegaron al estacionamiento del hotel Oasis Inn en Waialae. De acuerdo con el reporte que el policía llenó horas más tarde, se percató de que una vez que el auto de las jóvenes se había detenido, la chica en el asiento de conductor empezó a forcejear con algo que no podía ver. 
Bajó de la patrulla y al llegar a su lado, efectivamente vio que la joven se encontraba siendo agredida por algo que no podía ver, y ya presentaba moretones y marcas de golpes en sus brazos y piernas. El oficial estiró la mano la portezuela y justo en ese momento, sintió una mano fuerte y grande apretándole el brazo. Soltó un grito de dolor cuando la mano invisible le torció la extremidad y lo arrojó hacia atrás. La portezuela se abrió de golpe y la chica que conducía salió despedida hacia el estacionamiento; agarrándose el cuello como si estuviesen ahorcándola. El policía pidió refuerzos y mientras llamaba, el ataque se detuvo súbitamente; dejando a los cuatro perplejos sobre lo que había ocurrido.

1977.
Siete años más tarde, un matrimonio japonés se mudó a la residencia embrujada. No sabían nada de la historia, así que su sorpresa resultó mayúscula cuando durante su primera noche, la esposa despertó a plena medianoche debido a que la temperatura había descendido increíblemente. 
Pese a lo cálido del verano de Hawaii, la habitación se sentía como un congelador y la mujer podía ver su propio aliento como un vapor al respirar. Algo blanco se movió en el rabillo de su ojo, y al voltear se topó con la escalofriante imagen de una mujer espectral sin brazos y piernas flotando en el aire; mirándola con brillantes ojos rojos y una sonrisa demoniaca. La esposa soltó un grito de terror y despertó a su esposo, que alcanzó a ver como la silueta fantasmal se desvanecía en las sombras de la habitación. 
Al día siguiente, un sacerdote católico acudió a bendecir la casa. El religioso les preguntó qué ocurría al verlos visiblemente perturbados. Al relatarle lo ocurrido, el sacerdote, que también era de ascendencia japonesa; les dijo que lo más seguro era que se trataba de un Kasha, un demonio japonés traído por los inmigrantes y que debió ser atraído por algún acto de violencia descomunal en el domicilio. 
Después de echar agua bendita, el fenómeno se detuvo del todo. 

El Kasha.
Aunque la casa fue demolida en el año 2016, todavía circulan infinidad de historias sobre la casa del Kasha. Un escritor de la página The Overly Opinionated, escribió sobre sus experiencias en el dúplex construido en el terreno; como pese a su escepticismo inicial, despertaba cada noche a las 4:33 de la mañana, en medio de una habitación gélida y con una opresión en el pecho, como si algo le hubiese pegado. 
Existe también un mito popular de que el fenómeno se debe a que a inicios del siglo pasado, un inmigrante japonés se mudó a una propiedad anterior a la casa del Kasha junto a su esposa y dos hijos. En un arranque de celos o locura, nadie está seguro, mató a puñaladas a su esposa e hijos. Se deshizo de los cuerpos picándolos en trozos y enterrándolos en la propiedad. Los restos de la esposa y uno de los hijos fueron encontrados en el jardín principal, pero el de la hija jamás fue hallado. Se cree que el cuerpo sigue enterrado ahí.

Otra variación de la leyenda dice que en la década de 1920, un par de amigas ocupaba la casa y una de ellas se enamoró de un hombre de la localidad. Su relación pronto pasó de sana a lo extremadamente violenta, y concluyó trágicamente cuando el hombre se volvió loco por las constantes peleas y celos de las mujeres. Fuera de sí, las asesinó mientras dormían y después se suicidó. Sus cuerpos fueron encontrados varios días después, y se cree que fue esta historia de violencia la que pudo haber atraído o creado al Kasha; mismo que si la historia del escritor de The Overly Opinionated es cierta, continúa acechando la nueva construcción que tomó el lugar de su casa.

El Obispo de Mar y otros humanoides marinos.

"Como los cielos, en los mares hay  Sol, Luna y Estrellas;
Como el aire, golondrinas, halcones y estorninos;
Como la tierra, viñas, rosas, cardos, hierbas,
frutos, flores, hongos y muchos millones de otras
plantas muchas más extrañas que estas.
Así como hay peces viviendo en los mares.
También hay carneros, becerros, caballos, liebres y cerdos,
lobos, leones, erizos, elefantes y perros, 
Sí, hombres y doncellas, y a los que más admiro,
el bien vestido obispo y el fraile encapuchado;
De, cuyos ejemplos, se han visto en Noruega y Polonia."
-Guillaume du Bartas, La Sepmaine; ou, Creation du monde.

En casi todas las culturas del mundo hay tradiciones orales y escritas, así como mitos y cuentos sobre humanoides habitantes de las profundidades. De las sirenas, tritones, rusalkas y ondinas; hasta el temible Dagon, no hay un cuerpo acuático que no cuente con una leyenda al respecto sobre civilizaciones submarinas y seres que entremezclan rasgos del hombre y los habitantes de las profundidades.
Quizás no tan bien conocidos como las sirenas o los tritones, los monjes de mar y otras especies relacionadas; forman parte del bestiario mitológico de sitios tan lejanos como Europa y Japón; lo que hay llevado a algunos a creer que efectivamente pueda tratarse de algo más que una leyenda. 

El Obispo de Mar.
Reconstrucción medieval.
También llamado Pez Obispo, el Obispo Marino es reportado por primera vez en el siglo XVI donde de acuerdo con la leyenda, uno de ellos fue capturado y llevado al rey de Polonia; quien expresó deseos de conservarlo. Se dice que también fue presentado a un grupo de obispos católicos, con quienes aparentemente 'habló' y pidio ser liberado. Los religiosos concedieron su deseo, y una vez llevado a la costa para ser devuelto a la naturaleza, hizo la señal de la cruz y desapareció entre las aguas. 
Uno más fue capturado en la costa de Alemania en 1531, rehusándose a comer y murió al cabo de tres días. Por este encuentro se obtuvo la descripción e imagen en el cuarto álbum de la Historiae animalium de Conrad Gesner, publicado en 1551. 
Los detalles anatómicos sobre este ser varían dependiendo de la región, pero siempre se le muestra como un humanoide acuático de piel escamosa, con una cabeza con forma de domo (similar al sombrero de un obispo) y rasgos faciales similares a los de un hombre; usualmente con una barba hecha por tentáculos o fibras. También parece poseer una capa o membrana cubriéndole la espalda y que asemeja una capa o túnica.

El Monje Marino.
Comparación del supuesto Monje Marino y varios animales marinos. 
Otra criatura relacionada con el Obispo Marino es el Monje Marino o Pez Monje, que aparece aproximadamente en la misma época en bestiarios y almanaques; pero con la diferencia de poseer una cabeza calva en forma de domo, un cuerpo escamoso y aletas largas en lugar de los brazos y las patas del Obispo.
En el Historia animalium de Gesner, este ser fue supuestamente capturado en la costa de Noruega en 1546, pero luego de morir fue considerado una abominación y enterrado en algún lugar desconocido bajo las órdenes del rey Christian III de Dinamarca. Gesner también sugiere que un animal similar fue documentado por Boethius y Capturado en el estuario del Río Forth en Escocia. 
Se ha propuesto que el Monje Marino puede de hecho ser el cadáver putrefacto de algún animal existente, quizás un calamar gigante, una morsa o un tiburón ángel. 

Umibozu.
Grabado japonés del periodo Edo.
Proveniente de Japón, el Umibozu ('Sacerdote del Mar') es un yokai o espíritu del océano que es considerado un emisario de la desgracia para los marinos japoneses, pues convoca a las tempestades y destruye los barcos, ocasionando que la tripulación se ahogue. Su tamaño varía de un par a decenas de metros de longitud; aunque también hay reportes de algunos más pequeños.
A diferencia de otros yokai marinos como el funayurei, los Umibozu aparecen durante días de calma en grandes enjambres y atacan a los barcos, colgándose del casco y entonando cánticos conforme atacan. 

En el periodo Edo, hay documentos que hablan sobre un Umibozu llamado 'Kuro Nyudo' y que se traduce como 'monjes negros iniciados'. Los Kuro Nyudo supuestamente son dioses dragón de las aguas que exigen sacrificios y prefieren consumir la carne de mujeres o doncellas.
En la prefectura de Wakayama apareció el 26 diciembre de 1888 un Umibozu con la forma de un mono de 2.4 metros de largo y un peso de 250 kilogramos; con ojos naranjas la boca de un cocodrilo, el torso de un pez, la cola de una langosta y que emitía bramidos como los de un toro.
En 1871, el bote de pesca Konpira Maru se encontraba en camino a Nueva Zelanda para pescar atún cuando su red se enganchó con algo que parecía ser un organismo desconocido de proporciones colosales. De acuerdo con los marineros, el ser era de color gris, con ojos de quince centímetros de diámetro y dos grandes fosas nasales. Al escuchar los testimonios de los marineros, un oficial del departamento de investigaciones marítimas de Yaizu determinó que podía tratarse de una ballena; a lo que un marinero entrevistado respondió que el cuerpo del ser estaba mayormente bajo el agua y sobrepasaba por mucho al de cualquier ballena existente. 

miércoles, 5 de febrero de 2020

El fantasma sin cabeza.

"Cuando tenía quince años, vivía en el estado malayo de Penang con mis padres y hermanos. Ocupábamos una casa construida por el gobierno que ya no existe, pues fue demolida hace unos años para construir en su lugar un desarrollo inmobiliario. Las casas, del tipo playero como se les conoce popularmente, se encontraban en el terreno que alguna vez fue parte de un campamento del ejército japonés durante la ocupación de Malasia en la Segunda Guerra Mundial. 
Una noche en particular, no podía dormir y decidí ponerme a leer historietas. Debía pasar de la una de la mañana cuando finalmente me dio sueño y subí a mi habitación. Me estaba por acostar cuando caí en cuenta de que dejé las historietas en el piso de la sala de estar y si mi madre las veía en la mañana, seguro las tiraría a la basura. Con pereza, decidí regresar por ellas y no tomé la molestia de encender la luz, porque la de la luna se filtraba a través de las enormes ventanas de la sala e iluminaba perfectamente el lugar. 

Mientras recogía mis historietas, escuché un sonido suave. Un golpeteo ligero que venía de la habitación donde teníamos la televisión. Pensé que podía tratarse de un ladrón, y la curiosidad me llevó a asomarme por el arco de la puerta. Lo que vi me persigue hasta la fecha: Ahí, de pie e iluminado por la luz de luna, vi una figura traslúcida y vestida con lo que indudablemente era el uniforme del ejército imperial japonés... pero lo que me heló la sangre fue que el hombre no tenía cabeza.
Me llevé ambas manos a la boca para evitar gritar, y me paralicé observando como el soldado andaba a ciegas, tentando todo a su alrededor como si buscara algo; tal vez su cabeza. Esto transcurrió por varios minutos hasta que se dirigió tambaleándose hacia la cocina. 
Sin dejar de cubrir mi boca y olvidando las historietas, subi corriendo a mi habitación y me metí bajo las sábanas. No tengo idea de a qué hora me venció el sueño, pero tardó mucho para que eso pasara. 
Con el tiempo, escuché de los vecinos que también habían visto al soldado japonés, que aparecía por las noches en las casas, calles y jardines en busca de algo. Hasta la fecha, creo que debía estar buscando su cabeza." 

La desaparición de la Novena Legión.

Las causas de la desaparición de la Novena Legión, Hispana del Imperio Romano, son un misterio que ha dejado perplejos a investigadores, historiadores, novelistas y expertos en lo paranormal durante siglos. 

La Novena Legión, Hispana. 
No existe un registro fidedigno de la fecha de fundación de la Legión, pero por documentos sobrevivientes se sabe que una Novena Legión que formó parte de las huestes de Julio César durante su invasión a Galia, y las batallas de Dyrrhachium, Pharsalus y la campaña africana del año 46 d.C.. 
Formó también parte de la defensa contra Sexto Pompeyo en su rebelión en Sicilia, como parte de una campaña en Macedonia y al mando de Octaviano durante su guerra contra Marco Antonio en Actium.
La Legión marchó hacia Bretaña, derrotando al señor celta Caractus en Caer Caradoc y estableciendo el fuerte de Lindum Colonia en lo que hoy es la ciudad de Lincoln; marcharon por Caesio Nasica contra Venutius en el año 52, y fueron derrotados por la famosa reina guerrera Boudica en un combate contra los icenos al intentar tomar Camulodunum; hoy Colchester.
En el año 72, lucharon contra los Brigantes del norte de Bretaña y construyeron el fuerte de Eboracum (hoy York) a manera de defensa contra los caledonios que en ese entonces poblaban Escocia. La construcción de Eboracum es la última vez que aparecen en un registro claro, gracias al descubrimiento de una tableta de piedra con la frase 'LEG IX HISP' en las ruinas del edificio.

La Legión desaparece.
Toda información sobre la legión termina en el año 120, corroborado por la existencia de dos columnas en Roma describiendo todas las fuerzas del Imperio Romano; además de una lista elaborada por el historiador Dio Casio en 210. Esta última contiene informes específicos de las legiones existentes hasta el año 197; y se menciona las treinta y tres legiones principales además de tres otras fundadas por Séptimo Severo en ese año. Pero no hay datos sobre la Novena.

¿Qué fue de la Novena?
Loza hallada en Eboracum.
La teoría más aceptada sugiere que la Legión fue aniquilada por los celtas en las fronteras del norte de Bretaña. En el siglo XIX, el clasisista Theodor Mommsen propuso que Eboracum fue destruida durante el reinado de Adriano y todos los miembros del ejército imperial asesinados por Brigantes en 108.
Mommsen fundamenta su teoría en los escritos de Marco Aurelio Fronto, quien a su vez le contó al emperador Marco Aurelio que durante la época de Adriano hubo un gran número de bajas a manos de los Bretones; situación que llevó a la construcción del Muro de Adriano bajo la idea de que los Bretones jamás serían dominados y la mejor opción era dejarlos fuera de los confines del Imperio.
Posteriormente, el historiador Lawrence Keppie sugirió que la Legión pudo haber sido reasignada en el año 117 para servir en la guerra de Parthia al final del gobierno de Trajano; y que la ausencia de la Legión provocó que los nativos celtas aprovecharan y se alzaran en armas contra las fortalezas y construcciones romanas en Eboracum. 

No se tiene un punto exacto de la desaparición, pero la teoría popular sostiene que ocurrió en la localidad escocesa de Dunblane. Las patrullas de exploración romanas no encontraron mensajes de la Legión, rastros de los campamentos, armamento o cadáveres; y su interrogación inicial de los nativos resultó en información inútil.
Los caledonios y celtas indicaron que ninguna de las tribus presentes en Dunblane vio a la Legión después de que pasaran por el asentamiento principal, y que aparentemente se habían desvanecido sin dejar rastro al marchar hacia el norte. 
Esta última teoría, sin embargo, pierde validez tras el descubrimiento de inscripciones hechas por soldados de la Legión IX Hispana encontradas a decenas de kilómetros de ahí, en la región holandesa de Nijmegen. Esta evidencia sostiene que la Legión se encontró acuartelada ahí a partir del 120 d.C., una década después de su supuesta desaparición en Bretaña. Además de las inscripciones, en Nijmegen se hallaron lozas con fechas, un pendiente de plata con LEG HISP IX grabado al reverso y un altar dedicado a Apolo en Aachen, Alemania.

El altar fue hecho por un tal Lucio Latino Macer, quien también se describe a sí mismo como el centurión en jefe y prefecto del campamento de la Novena Legión Hispana. La evidencia arqueológica apunta a que la Legión se hallaba en Europa Central en algún punto posterior al año 104 pero no más allá del 120. 
Esto sugiere que si bien la Legión se hallaba en Noviomagus luego del 104, fue reemplazada por un destacamento de la LegióN XXX Ulpia Victrix cerca del 120; y que los elementos presentes pudieron ser solo un escuadrón y no la totalidad del cuerpo. Pero también se hace notar que la presencia de oficiales como Latino Macer es un indicativo de que toda la Legión se hallaba ahí en la década del 120; una 'Vexillatio Britannica' (Destacamiento Británico) enviada a Nijmegen y tal vez formada por la Novena Legión o por una mezcla de varias unidades provenientes de Bretaña. 

Posibles causas.
Mapa de los dominios romanos durante la Rebelión de Boudica.
Los historiadores apuntan que la desaparición de la Novena Legión pudo llegar en dos eventos importantes a partir del año 130, en concreto la rebelión judía contra los Romanos en Judea del 132, y la guerra de Marco Aurelio contra el Rey Vologases IV en 161. 
La segunda rebelión de Judea causó un gran número de bajas a los ejércitos romanos, y coincide con la fecha de la salida de la Legión de Nijmegen; por lo que se mantiene la hipótesis de que la Novena pudo haber sido enviada como refuerzo pero terminó siendo derrotada por los judíos. Existe un argumento en contra, pues el único registro presente de la época habla sobre la Legión XXII Deiotariana de Egipto; más no hace mención de la Novena Legión. Aunque también es posible que ambas legiones hayan sido destruidas, pues este conflicto es la peor derrota para los Romanos desde la batalla de Teutoburg en el año 9. 
En el caso de la guerra contra Vologases IV, el historiador Casio Dio menciona que un ejército de Vologases aniquiló a una legión romana en Armenia, más no se dan datos de cuál pudo haber sido. En esa época, solo existían dos legiones en Capadocia, la XII Fulminata y la XV Apollinaris; pero ambas continúan en los registros posteriores al año 200, por lo que ninguna de ellas fue arrasada por las fuerzas de Vologases. 

Hasta el día de hoy, la teoría más aceptada es la de Bretaña; pues los arqueólogos e historiadores sostienen que el estado caótico de la región en dicha época podría explicar la falta de registros que señalasen la caída de una legión imperial. 
Lawrence Keppie plantea que probablemente la legión fue desbandada al poco tiempo de abandonar Bretaña, y que sus remanentes sí llegaron a Alemania y Holanda, pero fueron integrados a otras legiones para luchar en la guerra al final del reinado de Trajano. Miles Russell por otra parte, señala que los restos arqueológicos encontrados en Njimegen no son del año 120, si no del 80; cuando los destacamientos de la Novena Legión se encontraban en el Rhine peleando con tribus germanas. 
Finalmente, entre los habitantes de Escocia existe la leyenda de que efectivamente, cuatro mil soldados romanos de la Novena Legión pasaron a través de Dunblane pero desaparecieron sin dejar rastro alguno; sugiriendo un evento paranormal.

Los fantasmas de la Legión perdida.
Un tipo de aparición fantasmal popularmente reportada en Inglaterra es aquella de soldados romanos. De las ruinas de una antigua taberna donde aparecía un legionario hasta la autopista M-6 que corre por Manchester y Leigh, supuestamente embrujada por una legión espectral; hay infinidad de historias sobre espectros romanos.
En el caso de la historia de la famosa legión perdida, las anécdotas de espíritus romanos también son abundantes en Dunblane durante cada mes de septiembre. El autor A.C. McKerracher narra en uno de sus libros como durante el año de 1974, pudo percibir voces hablando en latín, el tintinear de armaduras y armas, y el sonido de miles de hombres que marchaban a las afueras de Dunblane. 

sábado, 30 de noviembre de 2019

UB-65 - El Submarino Maldito.

Tal vez no lo creas, pero en los tiempos de guerra pasan muchas cosas sobrenaturales. Hay una infinidad de reportes de fantasmas, OVNIs, seres desconocidos y fenómenos inexplicables en los campos de batalla; pero ninguno es tan interesante y perturbador como el del U-Boat Alemán UB-65.

La historia del UB-65 inicia a comienzos de 1916 en plena Primera Guerra Mundial. En esa época, los ingenieros Alemanes propusieron la creación de un arma nueva que ayudara a darle un giro a la guerra pues iban perdiendo. El plan era crear un vehículo acuático que se pudiera sumergir y al que no se le pudiera dar con proyectiles estando bajo el agua.
El plan se puso en acción y no tardó para que el Káiser tuviera a su servicio una flota de submarinos conocidos como U-Boats (del Alemán 'Unterseeboot', 'bote submarino'). Estos U-Boats pronto se transformaron en el terror de las naves Británicas, despedazando la flota real y cualquier otra embaración que navegara en el mar del norte. Un segundo modelo de U-Boat, más duradero y veloz que sus predecesores fue aprobado; pero por la presión y la necesidad de construir más de ellos se pasaron por alto muchos normativos de seguridad y los botes se convirtieron en un riesgo debido al número de explosivos que llevaban y las escasas características de protección para sus tripulantes.

Durante la construcción del  U-Boat número sesenta y cinco, el UB-65; dos trabajadores que se encontraban instalando las placas del casco fueron aplastados por un fragmento del casco. Uno de ellos murió al instante, mientras otro que fue prensado a la altura de las piernas quedó tendido, gritando de agonía mientras sus compañeros intentaban quitarle el trozo de metal de encima. 
Murió horas más tarde en el hospital y la marina Alemana descartó el evento como un incidente laboral; por lo que la construcción reanudó su marcha al cabo de unos días. Semanas después, luego de que el submarino había sido completado; se escucharon los gritos de apoyo y la tos de tres trabajadores que habían sido enviados a ajustar los aparatos del cuarto de máquinas. Un trabajador que se encontraba cerca de ahí intentó rescatarlos, pero fue incapaz de abrir la habitación; y para cuando llegaron más hombres con equipo para botar la cerradura, hallaron muertos a los tres trabajadores. 
Los hombres habían inhalado humo tóxico proveniente del motor, y tras una revisión exhaustiva se llegó a la conclusión de que no había forma de que el humo se hubiese producido. De cualquier manera, una investigación a detalle habría tomado tiempo y debido a la guerra se evitó hacerla para que el UB-65 fuera lanzado al servicio lo más rápido posible.

Ya en servicio, el UB-65 se cobró otra víctima al poco tiempo de estar en el mar. 
Aparentemente, el capitán del bosque le pidió a un cadete cerrar la puerta de la cubierta. Aquí es cuando comienza lo inexplicable; pues de acuerdo con otros marinos, el cadete simplemente saltó del submarino como si tuviera la intención de suicidarse y su cuerpo jamás fue encontrado.
La moral de la tripulación estaba por los suelos, cosa que empeoró todavía más cuando ocurrió una falla inexplicable en la primer inmersión. Se dice que a cierta profundidad, el capitán ordenó que se detuviera el descenso. Cosa que no ocurrió, pues la nave sufrió un malfuncionamiento y continuó bajando hasta que chocó con el fondo. Se determinó que había una fuga en los tanques de combustible, y con el pasar de las horas la nave se llenó del mismo gas tóxico que le había arrebatado la vida a los tres trabajadores semanas antes. Transcurrieron doce horas antes de que el submarino pudiera volver a funcionar y subiera a la superficie. 
Sorprendentemente, la tripulación no sufrió ninguna baja y se preguntaron como fue que exactamente subieron a las doce horas; el máximo tiempo permitido para un U-Boat. De haber pasado unos minutos más, la tripulación entera habría fallecido. 
Pero estos fenómenos que parecían la ira de algún espíritu vengativo solo fueron el inicio.

Al submarino se le llevó a un astillero y fue reparado. Después se le llevó a Brujas, donde se le reabasteció de provisiones y armamento. Sin embargo, cuando eran colocas las últimas cargas de proyectiles dentro, uno de los torpedos dentro de la nave explotó y se llevó consigo a cinco hombres. 
Entre estos se encontraba el segundo oficial, un nombre apodado 'El Negro' debido a su complexión oscura. No se supo la causa de la explosión, y ya la tripulación se planteaba la posibilidad de que el barco estuviera maldito, por lo que muchos desertaron. Se contrató a una nueva tripulación y durante un pase de lista, un oficial y un cadete dijeron que habían visto al Negro de pie al fondo del puente de mando; mirándolos de forma amenazadora como una sombra. 

El UB-65 se desempeñó perfectamente en combate, hundiendo varias naves enemigas. Aunque la tripulación estaba aterrada, pues las historias de las muertes y que varios habían visto ya al espíritu del Negro, hicieron mella en la moral de los marinos. 
Luego de dejar un puerto belga en el año nuevo de 1918, la siguiente misión del UB-65 era patrullar las aguas del canal inglés y atacar a las naves enemigas. El 21 de noviembre, mientras el U-Boat subía para recargar baterías; el segundo oficial al mando vio de pie al Negro en la cubierta del bote. El capitán también lo vio, pero la aparición se esfumó en un parpadeo. Temiendo que afectara la moral de la tripulación, ordenó a sus hombres el callarse lo que habían visto. 

Semanas después mientras estaban en un puerto, el capitán se encontraba en un casino cuando se desató la alarma que señalaba un ataque aéreo. El capitán corrió de vuelta al U-Boat, pero antes de llegar un fragmento de proyectil lo alcanzó y le arrancó la cabeza limpiamente. Finalmente, la maldición fue tomada en serio y luego de que se contratara a un nuevo capitán, se inició una investigación que no llevó a nada. 
Para este punto, la tripulación ya no quería estar dentro de la nave y amenazaban con desertar.

Un artillero de torpedos se volvió loco a bordo de la nave en mayo, y tuvo que se sedado. Tras recuperarse, el hombre aprovechó una subida  a la superficie para llegar a la cubierta y suicidarse saltando a las gélidas aguas del mar del Norte. El jefe de ingenieros resbaló y se fracturó una pierna. El encargado de los cañones fue alcanzado por una gran ola mientras estaba en cubierta y se ahogó. Ya todo mundo estaba deprimido, y el capitán empezó a creer en la maldición. 

Durante un patrullaje en los riscos de Dover, el submarino se encontró bajo fuego enemigo por espacio de media hora; aunque misteriosamente resultó ileso. Una vez detenido el fuego, el encargado del timón condujo a un grupo de vigías a la cubierta para revisar el daño en la nave... solo para ser golpeado por la esquirla de un proyectil que le destrozó la yugular. 
Sorprendentemente, llegó vivo a Zeebrugge, donde llegó al hospital con heridas ligeras y logró recuperarse al cabo de unos meses. 

Dos meses después, el UB-65 finalmente fue destruido. 
El 31 de julio de 1918, el alto mando de las fuerzas navales Alemanas reportó al UB-65 como desaparecido. Después de ello, el capitán de un submarino Americano, el L-2; reportó que el UB-65 había explotado frente a sus ojos sin explicación. No hubo ráfagas de artillería, minas navales o torpedos. Simplemente explotó.
Además reportó otra cosa. 
Momentos antes de la explosión, el capitán vio a un hombre de pie en la cubierta. 
Un hombre de piel oscura. 

En el año 2005, el programa británico Wreck Detectives dio con el naufragio de un U-Boat en aguas territoriales de Inglaterra; hallazgo corroborado por el servicio de radar de la Marina Real, quienes declararon que se trataba efectivamente de los restos del UB-65.
La arqueóloga Innes McCartney y el historiador Axel Niestlé realizaron estudios tomando como base el tipo de cañones en la cubierta y los números de identificación en las propelas, que coincidían con los registros brindados por la marina Alemana. Se descubrió también que los restos del UB-65 no mostraban daño producido por proyectiles enemigos, y el experto David Manley determinó que el daño que hundió la nave pudo ser el de una carga de profundidad que dañó el casco y los sistemas de supervivencia de la nave.
También, sorprendentemente, se encontró que las escotillas de cubierta estaban abiertas, lo que indicaba un posible intento de los tripulantes para escapar de la nave mientras se hundía.