miércoles, 5 de febrero de 2020

El fantasma sin cabeza.

"Cuando tenía quince años, vivía en el estado malayo de Penang con mis padres y hermanos. Ocupábamos una casa construida por el gobierno que ya no existe, pues fue demolida hace unos años para construir en su lugar un desarrollo inmobiliario. Las casas, del tipo playero como se les conoce popularmente, se encontraban en el terreno que alguna vez fue parte de un campamento del ejército japonés durante la ocupación de Malasia en la Segunda Guerra Mundial. 
Una noche en particular, no podía dormir y decidí ponerme a leer historietas. Debía pasar de la una de la mañana cuando finalmente me dio sueño y subí a mi habitación. Me estaba por acostar cuando caí en cuenta de que dejé las historietas en el piso de la sala de estar y si mi madre las veía en la mañana, seguro las tiraría a la basura. Con pereza, decidí regresar por ellas y no tomé la molestia de encender la luz, porque la de la luna se filtraba a través de las enormes ventanas de la sala e iluminaba perfectamente el lugar. 

Mientras recogía mis historietas, escuché un sonido suave. Un golpeteo ligero que venía de la habitación donde teníamos la televisión. Pensé que podía tratarse de un ladrón, y la curiosidad me llevó a asomarme por el arco de la puerta. Lo que vi me persigue hasta la fecha: Ahí, de pie e iluminado por la luz de luna, vi una figura traslúcida y vestida con lo que indudablemente era el uniforme del ejército imperial japonés... pero lo que me heló la sangre fue que el hombre no tenía cabeza.
Me llevé ambas manos a la boca para evitar gritar, y me paralicé observando como el soldado andaba a ciegas, tentando todo a su alrededor como si buscara algo; tal vez su cabeza. Esto transcurrió por varios minutos hasta que se dirigió tambaleándose hacia la cocina. 
Sin dejar de cubrir mi boca y olvidando las historietas, subi corriendo a mi habitación y me metí bajo las sábanas. No tengo idea de a qué hora me venció el sueño, pero tardó mucho para que eso pasara. 
Con el tiempo, escuché de los vecinos que también habían visto al soldado japonés, que aparecía por las noches en las casas, calles y jardines en busca de algo. Hasta la fecha, creo que debía estar buscando su cabeza." 

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