"Seré el primero en admitir que lo que hice en mi juventud fue monstruoso. Pero sé que no hay razón por la cual deba ser afligido por tales terrores de pesadilla. Es inhumano vivir así, pero no seré ahuyentado de mi hogar, de la casa construida por mis ancestros.
Soy un Alvarado, ¡el último de la familia más rica de Guanajuato! ¿Y qué si nadie quiere trabajar para mí? ¡Plebeyos ignorantes! Tengo suficiente dinero y rifles para sobrevivir a lo que sea que aqueja a esta vieja hacienda.
Pero por más valerosas que sean mis palabras, sé que mi alma no lo es tanto. Temo. Tiemblo hasta que el sol aparece en el horizonte. Sé que está allá afuera. Está aquí. En todos lados. Esa bestia horrenda con grandes ojos rojos y rodeada por un vacío oscuro. No puedo describirla mejor.
Un demonio.
Siento que es su deber matarme. Pero no de manera rápida, porque es como si quisiera convertir mi vida en un infierno insoportable. Quiere darme el beneficio de matarme a mí mismo. Quizás la he visto una o dos veces. Le disparé sin efecto alguno. Es como abrir fuego contra luces y sombras. Y sé que si esto fuese únicamente el miedo que me produce verlo, ya me habría arrancado los ojos. Pero esa cosa también grita. Grita como el gato que alguna vez fue. Chilla como las niñas pequeñas a las que asesiné.
Esa cosa.
El gato demonio de Guanajuato."
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