viernes, 15 de mayo de 2015

Cazando coyotes.


"Hace unos años tuvimos problemas con una manada de coyotes que entraba a nuestra granja y atacaba a las gallinas; así que eventualmente comenzamos a hacer cacerías nocturnas para trata de ahuyentarlos o deshacernos de ellos.
En una noche en particular, me encontraba solo, sentado en una cerca a la orilla de un maizal y echándole un vistazo a la carnada de tripas de ciervo que había puesto para atrapar coyotes. Ya llevaba dos esa noche, pero los dejé tirados en el suelo en espera de que el olor atrajera a otros.
La noche siguió su curso.
Lo más sorprendente era lo particularmente callado de esa noche. Nada de ruidos. Ningún grillo chirriando, búhos o animales que hicieran sonido. Era un silencio espectral, casi como el que uno esperaría en el fondo del océano o el espacio.
Entonces hubo un crujido. Y el inconfundible sonido de carne siendo desgarrada.
¿Qué carajo...?, me pregunté.
No podía ver la carnada o los coyotes muertos, pues la luna se había ocultado detrás de una nube muy gruesa y el campo había quedado en completa oscuridad. Esperé a que la luna volviera a salir, y cuando lo hizo... vi algo que no se parecía en nada a cualquier animal que hubiese visto antes.

Algo plateado o gris estaba casi al ras del suelo, cerca de la pila de entrañas de ciervo. Estaba mordisqueando a uno de los coyotes muertos, así que en un principio pensé que se trataba de algún otro carroñero o un coyote que había olfateado el cuerpo y pensado que se trataba de comida fácil y gratis.
Así que tomé el rifle y le apunté a donde pensé que estaba su cadera. Por las balas calibre .243 que usaba, independientemente de donde le diera iba a acabar matándolo. Crack, disparé.
De inmediato, el carroñero se levantó y vi que era enorme. Algo gigantesco de cuatro patas con casi un metro de alto y enormes ojos inyectados de sangre. Sus ojos... no los olvidaré. Cada uno era más grande que la cabeza de un coyote.
Joder, le tenía qué disparar.
El tiro entró unas pulgadas arriba de un ojo; pero jamás vi sangre ni nada. Hubo solo un "poof" y algo de pelo volando; pero la cosa estaba ahí de pie. Se limitó a mover la cabeza como si le hubiese dado con una resortera. 
Crack. Crack. Crack. Le disparé varias veces, mientras corría de regreso a mi camioneta. Tomé el rifle AR de mi padre y un reflector que llevábamos a veces; y lo apunté hacia la pila de entrañas donde estaba la criatura. Sangre y tripas por todos lados.
Un coyote muerto había sido partido a la mitad, como si un tiburón o un dinosaurio le hubiese dado un bocado; y a su lado había un rastro de sangre negra.
Lo cual, como pueden adivinar... estaba realmente mal. No hay forma de que la sangre se vea negra cuando la iluminas con luz incandescente. Así que muevo la luz hacia todos lados, y al cabo de unos segundos fue que le iluminé el rostro a esa cosa.

La cosa no huyó. Estaba ahí sentada como un perro. Un gran perro de dos metros de alto... lo cual me sorprendió, pues recuerdo que sus patas no eran tan largas. Así que bajo un poco la linterna para iluminarle el pecho y es entonces que me doy cuenta de que la cosa no está sentada; si no apoyada en una cerca, usando sus patas delanteras como un humano usaría los brazos para apoyarse.
Le vacié el cargado del rifle, pero permaneció ahí como si nada; a pesar de que tenía marcas de balas en todo el cuerpo.
Regresé a la camioneta y conduje al pueblo, para informarle al encargado de control animal de la localidad. Éste se armó con artillería pesada, lo que se usa para matar osos y alces. Manejamos de vuelta a la granja y nos topamos con que las entrañas y los cadáveres de coyote habían quedado reducidos a huesos.
Los coyotes incluso estaban en su posición correcta, como esqueletos montados para un museo. 
NINGÚN animal come así. Ningún depredador es tan limpio a la hora de devorar un cuerpo. 
El encargado de control animal tomó muestras de la sangre y de los huesos, y yo me fui a casa sin dejar de pensar qué había sido esa cosa. Unas horas después me hablaron, diciendo que la agencia de protección ambiental había obtenido los resultados de un examen de ADN; y que según el depredador había sido un puma. Lo cual es estúpido, porque en mi estado no ha habido pumas desde 1920 y esa cosa era más grande que una persona.
Les dije que estaban en un error, que era otra cosa. 
La única respuesta que me dieron fue que me olvidara de todo eso.

No sé qué haya sido, pero puedo asegurarles que no era ningún tipo de animal conocido. Nada de ese tamaño podría sobrevivir varios tiros de un rifle .234 y el cargador entero de un rifle de asalto. 
Lo que sí puedo decirles es que jamás volví a cazar coyotes por la noche."

La hiena.

Tomado de 4chan.
Vivo en Ohio, cerca de la frontera con Virginia del Oeste. Es un área boscosa, llena de campesinos y casas en medio de la nada; por lo que me gusta permanecer adentro jugando videojuegos.
Casi toda mi familia consiste de campesinos, con la excepción de unas tías lesbianas. Mis tías son geniales y también viven cerca del bosque; pero su casa es bonita, con jardines amplios y un huerto al fondo. La tía A es Bióloga, una excelente cocinera, me gana en el Smash Bros, está metida en toda clase de cosas paganas y ocultas; pero rara vez habla de ello.
La tía B es programadora y da soporte técnico, me construyó una computadora para gaming excelente como regalo de cumpleaños y no cree en las cosas ocultas de la tía A. Su casa está a unos diez o quince minutos manejando, o a cinco minutos si se corta camino a pie a través del bosque.
En fin...

Hace un par de años empecé a escuchar toda clase de ruidos raros que venían del bosque, pero los achaqué a los animales que viven por la zona. Al poco tiempo de eso, la tía A empieza a portarse rara y a decirme que no vaya a su casa por el camino que atraviesa el bosque. 
Así que le pregunto porqué, a lo que responde con un "no es seguro".
Claro que siendo un adolescente confiado, seguí yendo por el bosque de todos modos. 
Al menos hasta esa tarde.
En esa ocasión, ya cuando casi se hacía de noche, escuché un ruido muy cerca de mí cuando me encontraba caminando de regreso a casa. Algo que sonaba como la risa de una hiena mezclada con el ulular de un búho. Corrí de vuelta hasta casa, pero alcancé a ver una figura vagamente humanoide a la distancia cuando ya estaba a unos pasos de mi casa. Aunque siendo ya casi de noche, no pude ver exactamente de qué o quién se trataba.
Le conté a mi padre sobre lo sucedido, pero él es un campesino extraño cuya única respuesta para todo es "dispárale", asi que se ofrece a darme un arma en caso de que sea algún animal rabioso o agresivo. Bueno, al menos con un arma me siento más seguro; pensé.
Unos días después le platiqué a la tía A, se enojó y me dijo que no quería que volviera a atravesar el bosque a pie. La tía B se encogió de hombros y me dijo que estaría bien si tenía un arma.

Al llegar el invierno, y gracias al frío particular a finales del 2014; me ví forzado a conducir cada que iba a casa de mis tías. De vez en cuando escuchaba sonidos inusuales en el bosque, pero de ahí en fuera el infierno fue tranquilo.
Así que cuando comenzó a subir la temperatura y bajó el nivel de la nieve, decidí caminar otra vez en el sendero del bosque. No pasó nada más allá de los ruidos, y algunas cosas apareciendo rápidamente al borde de mi visión; aunque debo decir que siempre tuve la sensación de que algo me estaba observando.
A lo mejor era mi propia paranoia, así que lo descarté y seguí caminando por el bosque para ahorrar gasolina. Más o menos a mediados de abril, iba de regreso a mi casa al anochecer cuando finalmente pude ver qué era lo que producía los ruidos.
Primero oí el sonido de hiena, seguido por un movimiento rápido frente a mí. Saqué mi arma como advertencia por si se trataba de algún campesino o bromista; y la cosa esa se limitó a aullar. 
He escuchado lobos, zorros y otros animales del bosque... pero nada como eso. Era un aullido que atravesaba el cuerpo, y que provenía de algo que acababa de aparecer detrás de un árbol: una criatura de más de dos metros de alto, aterradora, esquelética y pálida.
Algo que no supe qué era.
Ni siquiera pensé en dispararle, solo di media vuelta y corrí tan rápido como pude hasta llegar a casa de mis tías; siempre seguido por la risa de la hiena y sus pisadas detrás de mí... fuertes y rápidas. Grité y finalmente llegué a la casa de mis tías, justo donde tienen plantados algunos manzanos. La cosa se detuvo en seco, lanzó un chillido desgarrador y desapareció en el bosque.
La tía A sale corriendo, gritándome que entre y me esconda en el piso de arriba con la tía B; que está muerta de miedo por el escándalo afuera. Escucho la puerta de la sala abriéndose y corro a la ventana para asomarme y ver a la tía A corriendo hacia el patio.
La cosa sale de los bosques y se detiene frente a los manzanos; como si fuesen una especie de barrera mágica. La tía A se planta frente a la cosa y le dice algo, no sé qué. La tía B y yo no tenemos ide ade qué carajo pasa, y estamos aterrados pensando que la cosa va a atacar a la tía A.
Pero la tía A permanece firme, observando al monstruo moviéndose de lado a lado sin poder atravesar los árboles. La tía A le vuelve a gritar, cosa que hace reír a la hiena por un momento antes de desaparecer en el bosque.
Al volver a la casa, la tía B y yo le preguntamos a la tía A qué pasó, que que´demonios era esa cosa. La tía A se sirve un trago y se sienta en un sillón, y solo nos dice que nos calmemos. Que la cosa esa se fue; después llama a mi papá y le dice que me quedaré con ellas esa noche. Al final llama a la policía y les dice que hay un "animal agresivo" en el área; evadiendo todas nuestras preguntas a lo largo de la noche.

Al día siguiente me llevó a casa, y he pasado el último mes preguntándome qué carajo era eso o porqué la tía A no me quiere decir qué es. Lo único que menciona es que ya se fue, y que solo era un animal.

viernes, 1 de mayo de 2015

Aggie Negra

La estatua previo a su remoción.
El término "Aggie Negra" es el nombre que se le daba comúnmente a la estatua que se encontraba en la tumba del general Félix Agnus en el cementerio de Druid Ridge, en la localidad de Pikesville, estado de Maryland.
La figura es réplica de otra escultura llamada "Pena" en el cementerio Adams Memorial, en Washington D.C.; y representa a una figura oscura, vestida como monje y con la cabeza cubierta por una capucha. 
Desde su construcción en 1926, Aggie Negra se ha visto rodeada por infinidad de leyendas, siendo el principal la de que cualquiera que pase una noche sentado en su regazo será embrujado por los fantasmas de todos aquellos enterrados en el cementerio; que los espíritus de los difuntos en Druid Ridge se reunían anualmente en la estatua; que no crecía pasto en la tierra a su sombra, o que la estatua se movía durante la noche y sus ojos brillaban con un resplandor rojizo.

Con el tiempo, estas leyendas atrajeron la atención de curiosos y vándalos de la localidad; y la policía de Pikesville se vio forzada a patrullar el cementerio durante la noche para evitar actos vandálicos contra el pedestal. La familia del difunto general Agnus donó la escultura al museo Smithsonian en 1967; donde permaneció almacenada en el Museo Nacional del Arte Americano por décadas.
Ecentualmente, Aggie Negra fue movida del museo a un patio detrás de la casa Dolley Madison, en Washington D.C.

La casa.

Post tomado de 4chan.

"Bueno. Nací y crecí en una casa en Forth Worth, Texas. Por lo que sé, fue construida entre 1960 y 1970. Era una casa rara, y por eso me refiero a que las ventanas tenían toda clase de tamaños, que había una especie de tejado en forma de A, la sala de estar tenía un techo demasiado alto y en las escaleras había una alacena; y también un cuarto con una pared de cristal y al cual llamábamos el 'cuarto de juegos'. Más importante aún, en la habitación de mi hermana había un boquete en la pared de sesenta por noventa centímetros que conectaba con un armario.

Viví ahí por doce años, así que tengo MUCHAS historias de ese lugar. Mis estúpidos padres eran demasiado tercos como para salir de ahí, así que nos quedamos en esa casa embrujada por varios años.

En primera, ¿ese boquete en el armario? Tenía cajas raras y objetos dejados por el dueño anterior. Cosas viejas. No recuerdo exactamente qué eran, de hecho. Mi hermana decidió meterse al boquete para ver qué había. Solo fue UNA vez. Salió gritando como loca y hasta este día jamás nos ha contado qué vio ahí.
A los niños nos susurraban nuestros nombres durante la noche. Había luces extrañas que aparecían por debajo de la puerta, que flotaban por el pasillo o afuera de las ventanas al anochecer. Podías escuchar pisadas que iban de arriba a bajo de las escaleras o por toda la casa. Voces que susurraban cosas sin sentido al oído. El lugar era aterrador, y si bien mis padres siempre se negaban a decir que algo pasaba; mi mamá parecía asustada todo el tiempo.

Con el tiempo, admitió que también escuchaba las voces, pero siguió negando que pasaran cosas ahí. Tomaba pastillas para dormir todas las noches, y usaba un generador de ruido blanco. De manera curiosa, siempre que me quedaba a dormir en su habitación, el generador de ruido emitía susurros, gruñidos y ruidos inexplicables.

Solía caminar por la casa durante la noche sin razón aparente. Veía gente de sombras todo el tiempo (mis hermanas igual). No podía dormir por la noche. Y cuando dormía, me sacudía sin control. No tengo memorias de más cosas raras, aunque todo mundo dice que me movía como un péndulo en la cama, que murmuraba "No", que movía las manos sin sentido... era algo extraño, ahora que lo pienso.
Mi padre tenía una radio vieja, y a veces se prendía y emitía gritos, susurros, gruñidos y chillidos durante la madrugada. Siendo el hijo de perra estoico que siempre he sido; la desconectaba y no decía nada al respecto.
Entonces comenzó a hacerlo CUANDO ESTABA DESCONECTADA. Luego de un tiempo mi padre la llevó al garage, sin decir porqué, pero aún así podía escuchar ruidos ahogados desde las cajas del garage.
Había una cosa que me perseguía, me atacaba, sujetaba, empujaba, arañaba y golpeaba. Esta cosa siempre me seguía. Siempre que nadaba con mis hermanas, algo invisible me tomaba del talón y me jalaba, intentando ahogarme. También a mis hermanas solía hacerles lo mismo.

Con el tiempo empezamos a encontrar cosas en el patio trasero. Cosas raras.
Había objetos enterrados: una regadera de plástico, unas cuantas bolsas negras, pedazos de lona azul, chatarra de metal bajo el cobertizo... y sonará loco, pero a veces encontrábamos huesos enterrados en al tierra y jamás decíamos nada; porque éramos niños estúpidos.
Ahora que lo pienso, los huesos eran costillas o algo así. Y de verdad deseo que hayan sido porque alguien estaba tragando costillas de puerco y las lanzaba al patio como si nada. Pero definitivamente me preocupa que hayan sido de otra cosa.

Llegó el punto en que mi mamá comenzó a llamar pastores, sacerdotes y cualquier otro tipo de religioso. CUALQUIERA que pudiera exorcizar esa puta casa. Nada funcionó. Y lo digo en serio.
Íbamos a las iglesias a rogarle a los sacerdotes para que vinieran con nosotros. Pero mi mamá jamás admitió que hacíamos esto, pues hacía enojar a mi padre. Era por él que teníamos esta regla de decir que no habíamos visto nada.

Al final, mi padre murió de un paro cardiaco durante la noche; y mi mamá decidió que nos largáramos de ahí. Nos costó demasiado vender la casa. Y en más de una ocasión, los posibles compradores se detenían en la puerta, observaban el interior y decían "siento una mala vibra aquí"; y se iban como si nada. 
Luego de irnos de ahí, escuché que las familias que llegaron a la casa eran disfuncionales y se iban luego de un rato. Pero es todo lo que sé al respecto.

Y no volvería ahí aunque me pagaran un millón de dólares al mes por hacerlo.

El oso Nandi.

De acuerdo con registros históricos dejados por las civilizaciones del Mediterráneo, en África alguna vez existió una especie de oso. El animal, conocido como el Oso Atlas, habitaba las montañas del mismo nombre y regiones vecinas en Marruecos y Libia; y era similar a un oso pardo, aunque de características herbívoras.
Su decline coincide con la época en que el Imperio Romano se extendió a África, pues los romanos cazaban y capturaban a esta especie con el fin de llevarla a los juegos que se tenían en el coliseo. Y aunque la especie existiría hasta el siglo XIX, desapareció con la introducción de armas de fuego a África y la expansión de actividad humana.
Sin embargo, en el centro de África y las montañas del norte existen historias de un animal carnívoro mucho mayor que el león y el leopardo; un temido cazador nocturno que toma su nombre de una tribu: el Oso Nandi.

Si bien los relatos de encuentros con este animal provienen en su mayoría de cazadores furtivos, nativos y exploradores que se adentran en lo más recóndito de las sabanas y selvas; ha sido visto en incontables ocasiones por colonos y granjeros, incluso tan cerca que sus descripciones automáticamente descartan la confusión con algún otro carnívoro.
El animal que describen, para sorpresa de la comunidad científica, es similar a los úrsidos en su postura y comportamiento. Se dice que es capaz de pararse en sus patas traseras, es un escalador de árboles excepcional, posee un pelaje grisáceo y se asemeja un poco al oso pardo europeo.

Representación del oso Nandi.
Algunos criptozoólogos y biólogos apuntan a que posiblemente se trata de una población sobreviviente del Oso Atlas, aunque hay una discordancia en términos de hábitat del animal; pues el oso Nandi ha sido avistado en los bosques del este de África, al otro extremo del continente. También algunos reportes desmienten la idea de que puede trepar árboles, y que su pelaje no es café; si no casi negro en el lomo y de un naranja brillante en el vientre.
En este punto cabe mencionar que podría tratarse de una subespecie no descubierta del oso pardo europeo; ya que la evidencia histórica indica que en ciertas áreas de Irán, Israel y Medio Oriente han sobrevivido pequeñas poblaciones de osos; los cuales llegan a pesar hasta menos de cien kilos y tienen un tamaño menor al de sus contrapartes europeas.
Por ejemplo, existe una teoría que maneja la posibilidad de que hace miles de años, los osos europeos que se extendieron a regiones de Israel hayan encontrado la forma de atravesar Egipto; tal vez en una época en que las lluvias y condiciones climáticas eran más idóneas que en la actualidad. 

El mayor Brathwaite, un respetado explorador y miembro del ejército británico, relató en un libro sobre sus viajes, un encuentro acaecido en 1912 durante una expedición:

"Viajaba con un primo en la región de Uasingishu, justo después de finalizada la expedición Nandi y mucho antes de que construyéramos asentamientos en la zona. Habíamos acampado cerca del río Mataye y caminábamos hacia la roca Sirgoit, cuando divisamos a la bestia... Vi a un gran animal sentado en sus patas traseras a 30 yardas de distancia. Tenía una actitud similar a la del oso en el Zoológico al momento de pedir comida, y debo decir que medía casi metro y medio de alto. Luego se echó hacia adelante y se fue en dirección a Sirgoit, caminando como un oso.
Tomé mi rifle y le disparé mientras desaparecía tras las rocas. Y aunque fallé, la bestia se detuvo y nos miró por un momento... podría decir que en tamaño, era más grande que el oso que habita el zoológico de Londres, y tenía una complexión robusta. La patas delanteras se hallaban cubiertas de un grueso pelaje, mientras que las traseras tenían pelo corto y pegado al cuerpo. La cabeza era larga y puntiaguda, como la de un oso... y no recuerdo perfectamente las orejas más allá del hecho de que eran demasiado pequeñas."

El oso negro malayo, encontrado en climas sub-tropicales.
Diversos zóologos e investigadores han propuesto la idea de que el Oso Nandi sea de hecho una especie pequeña de oso sub-tropical, como las que se encuentran en el sureste asiático. Se diría que podrían haber emigrado a África desde Afganistán o la India; o que posiblemente en la edad de hielo tuviesen un rango geográfico mucho mayor al de la actualidad.

Comparación entre un Dinopithecus y el papión más grande en la actualidad, el Chacma.
Una teoría más apunta a que el Oso Nandi es una especie de papión o mandril gigante sin descubrir.
Históricamente, algunos miembros de la tribu Nandi identifican al animal como una especie de mono o simio; lo que ayuda a cimentar esta idea.
Es importante explicar que si bien las especies de mandril o papión más grandes en el mundo ya no rebasan el tamaño de un perro grande; el registro fósil en África ha entregado evidencia de que en el pasado existían especies como el Dinopithecus ingens; que podía ser incluso tan grande como un ser humano.

Reconstrucción de la Hiena Gigante, Pachycrocuta Brevirostris.
Existe también la posibilidad de que la identidad del Oso Nandi esté relacionada con las hienas; a juzgar por las descripciones de su postura y el color inusual de su pelaje.
En el registro fósil de África hay evidencia de varias especies de hiena, que fueron extinguiéndose poco a poco hasta que solo quedaron cuatro; siendo la más grande la Hiena Moteada. En el pasado existió un depredador mucho más grande, una variedad de hiena tan grande que parecía más un oso que un cánido de gran tamaño.
Karl Shuker, un biólogo y paleontólogo inglés; ha declarado que posiblemente el Oso Nandi sea parte de una población sobreviviente de la Hiena de Cara Corta (Pachycrocuta Brevirostris), que se extinguió oficialmente hace 50,000 años.

domingo, 26 de abril de 2015

El gato demonio de Guanajuato.


"Seré el primero en admitir que lo que hice en mi juventud fue monstruoso. Pero sé que no hay razón por la cual deba ser afligido por tales terrores de pesadilla. Es inhumano vivir así, pero no seré ahuyentado de mi hogar, de la casa construida por mis ancestros.
Soy un Alvarado, ¡el último de la familia más rica de Guanajuato! ¿Y qué si nadie quiere trabajar para mí? ¡Plebeyos ignorantes! Tengo suficiente dinero y rifles para sobrevivir a lo que sea que aqueja a esta vieja hacienda.
Pero por más valerosas que sean mis palabras, sé que mi alma no lo es tanto. Temo. Tiemblo hasta que el sol aparece en el horizonte. Sé que está allá afuera. Está aquí. En todos lados. Esa bestia horrenda con grandes ojos rojos y rodeada por un vacío oscuro. No puedo describirla mejor.
Un demonio.
Siento que es su deber matarme. Pero no de manera rápida, porque es como si quisiera convertir mi vida en un infierno insoportable. Quiere darme el beneficio de matarme a mí mismo. Quizás la he visto una o dos veces. Le disparé sin efecto alguno. Es como abrir fuego contra luces y sombras. Y sé que si esto fuese únicamente el miedo que me produce verlo, ya me habría arrancado los ojos. Pero esa cosa también grita. Grita como el gato que alguna vez fue. Chilla como las niñas pequeñas a las que asesiné.
Esa cosa.
El gato demonio de Guanajuato."

miércoles, 22 de abril de 2015

La muñeca en la ventana.

Tomado de 4chan.

Okay, una historia real.
Cuando tenía 10 u 11 años, un grupo de cuatro amigos y yo solíamos montar en bicicleta hasta la medianoche porque no teníamos nada mejor que hacer en los veranos. Al final de nuestra pequeña calle suburbana, vivía una viejecilla extraña.
La veíamos salir de su casa en raras ocasiones, pero cuando lo hacía, te podías dar cuenta de que había algo malo en ella: su cabello era un desastre, sus ropas eran como las de la loca de los gatos en los Simpson y siempre hablaba a solas; balbuceando incoherentemente, de hecho. Así que todos pensábamos que era jodidamente tétrica.
Pero lo que de verdad te asustaba sobre su casa no era la anciana loca, si no lo que estaba en el piso superior.

En una ventana del último piso de la casa, había una ventana a través de la cual podías ver a una muñeca vieja y extraña. La clase de muñecas de porcelana antiguas que salen en películas de horror, para que puedan imaginarla bien. Bueno, esta muñeca parecía siempre estar observándonos al pasar; y en cierta forma confirmé esta teoría un día al pasar frente a la casa.
Estábamos montando en bici cuando encontré una pelota de tenis (lo que nos hizo detenernos) justo en la entrada del jardín delantero; pero después de levantarla únicamente nos quedamos viendo a la muñeca por alguna razón.
Y no les miento: mientras la observábamos, la muy hija de perra se inclina hacia adelante y pega la cabeza contra el vidrio; como si nos estuviera viendo directamente. !Joder! Le arrojé la pelota tan fuerte como pude, rompiendo la ventana.
Por un segundo, parece que la muñeca va a caer hacia atrás, al interior de la habitación; entonces se inclina lentamente hacia adelante y cae por la ventana, justo en unos arbustos al pie de la casa.
Salimos huyendo despavoridos y no volvimos a hablar del incidente.

Pasó el tiempo, como medio año después.
Me encontraba pasando el rato con una vecina que estaba conmigo el día de la muñeca. Me contaba sobre como escuchaba ruidos en su patio trasero, así que bromeé y le dije que era el muñeco Ken que habíamos enterrado ahí como broma unos años atrás.
Al día siguiente, me dice que su padre estaba haciendo labores de jardinería cuando se encontró con una muñeca rota junto a nuestros arbustos, justo a un lado de un agujero en el cual estaba el Ken enterrado. La puta madre, estuvimos asustados por semanas hasta que el padre de mi vecina quemó a la muñeca con gasolina.
Lo único que quedó de la muñeca eran sus ojos de vidrio, perfectamente reconocibles. 

Un mes después, mi vecina y yo decidimos escabullirnos fuera de casa a la una de la mañana. Poco después de la media noche, salí en silencio de la mía y justo cuando abro la puerta me encuentro con algo que hasta la fecha no puedo olvidar.
Había una puta pelota de tenis justo frente a la puerta.