Gilles de Rais (1405-1440)
Gilles de Montmorency-Laval, Barón de Rais, fue un caballero famoso en la Francia medieval por servir junto a Juana de Arco durante la renovación de la Guerra de los Cien Años contra Inglaterra. Pero no son sus actos militares los que lo tornaron una figura icónica, si no su relación con prácticas ocultistas y el asesinato de varios niños en los años posteriores de su vida.
Sus primeros años.
Vincent Cassel como Gilles de Ray en la película "Jeanne d'Arc".
A la edad de 11 años, Gilles de Rais (como se le conoce comúnmente) se volvió heredero de la fortuna más grande en Francia. A la edad de 16 aumentó todavía sus ingresos al casarse con la extremadamente rica Catherine de Thouars. A la edad de 20 años, sirvió junto a Juana de Arco como su teniente; peleando con tanto mérito que recibió el título de Mariscal de Francia por parte del rey Carlos VII.
Se dice que en su servicio junto a Juana de Arco, Gilles de Rais se enamoró de ella y se convirtió en su guardián y protector hasta que la joven terminó quemada en la hoguera en 1431. Con ello, de Rais creyó que todos sus años como cristiano devoto y al servicio de Dios fueron en vano; pues la misma doncella de Orléans fue traicionada por la iglesia.
Algunos historiadores insisten en que los actos que de Rais cometió posteriormente se deben a que eran su forma de desquitarse por la traición de Dios a Juana de Arco.
Así, para marzo de 1433, el cada vez más ermitaño de Rais decidió retirarse de la vida militar y las cortes europeas para perseguir sus propias metas; en concreto la construcción de 'La Capilla de los Santos Inocentes', donde él mismo oficiaba la misa en túnicas de diseño propio, así como la producción de un espectáculo teatral llamado 'Le Mistére du Siége d'Orléans'.
La obra era un esfuerzo titánico para la época, con más de veinte mil líneas de diálogo y un elenco consistente de 140 actores principales y 400 extras. Para cuando comenzó la producción, de Rais ya se encontraba casi en bancarrota; por lo que vendió todas sus propiedades en Poitou y Maine, quedándose solo con dos castillos en Anjou: Champtocé-sur-Loire e Ingrandes. De todos sus ingresos, la mayoría fue designada a la producción de su obra; la cual se presentó por primera vez en Orléans en mayo de 1435. Se elaboraron seiscientos disfraces que solo se usarían una vez en cada obra; siendo realizados de nuevo en actos posteriores. También de Rais se encargó de costear cantidades ilimitadas de comida y bebida para los espectadores.
Desesperados por el despilfarro de de Rais, sus familiares se unieron en junio de ese año y escribieron una carta al Papa Eugenio IV para que renegara de la Capilla de los Santos Inocentes; pero el santo padre se negó a hacerlo. Fúricos, los familiares del Mariscal llevaron sus preocupaciones ante el rey de Francia, y el dos de julio se proclamó un edicto en Orléans, Tours, Angers, Pouzages y Champtocé-sur-Loire denunciando a Gilles de Rais como un despilfarrador y prohibiéndole el vender más propiedades; así como la proclamación de que ningún súbdito del rey Carlos VII debia realizar tratos con él y aquellos en control de los castillos propiedad de de Rais debían venderlos.
Pero decidido a lograr su cometido, de Rais vendió todos sus objetos de arte, manuscritos, libros y ropas para costear la obra. Para el momento en que abandonó Orléans a principios de septiembre de ese año, la ciudad estaba llena de objetos valiosos que el hombre se vió obligado a abandonar.
Gilles de Rais y el ocultismo.
En 1438, de Rais envió a un sacerdote de nombre Eustace Blanchet en busca de individuos que supieran de alquimia y convocación de demonios. Blanchet conoció al clérigo Francois Prelati en Florencia y lo invitó a servir a de Rais.
Tras comprar libros mágicos a un viajero bretón y revisar la biblioteca de Prelati, de Rais eligió realizar experimetnos con el fin de convertir materiales en oro para fundar sus empresas. Al poco tiempo, de Rais convirtió un ala de su castillo en una serie de enormes laboratorios de alquimia, lo que llamó la atención de hechiceros, nigromantes y alquimistas de toda Europa. Los fines de estos eran diversos, desde chantajear y sacarle oro a de Rais, hasta la obtención de respuestas en los tomos mágicos de Prelati y el deseo de realizar alquimia con el fin de lograr la ansiada transmutación.
Y aunque de Rais se reunió con decenas de magos y alquimistas en extensivas sesiones de trabajo, nunca se logró algo en concreto. De la alquimia pasó a la invocación de demonios, intentando invocar a uno llamado Barron; bajo la idea de que el demonio le ofreciera riquezas para continuar con su obra.
Ningún demonio se manifestó tras varios intentos, por lo que el Mariscal terminó frustrado y Prelati le explicó que Barron requería un sacrificio sacrílego. En concreto, el sacrificio de un niño y la oferta de sus órganos en viales de cristal.
Los asesinatos.
Ilustración de los asesinatos.
Bajo las indicaciones de Prelati, de Rais decidió sacrificar a un niño.
El elegido fue un joven plebeyo de nombre Jeudon. Los primos de de Rais, Gilles de Sillé y Roger de Briquevile, le pidieron prestado al muchacho a su patrón, un peletero de nombre Guillaume Hilairet; bajo la excusa de que el chico llevara un mensaje.
Al no regresar, los dos nobles le contaron a Hilairet que el chico seguro debía haber sido secuestrado por asaltantes de caminos o tal vez acabó empleado en Tiffauges como un paje. En realidad, de Rais mató al niño y usó su sangre para escribir evocaciones y fórmulas arcanas. Y aunque Barron jamás apareció y los metales elegidos no se convirtieron en oro, Gilles de Rais se sintió realizado.
Acababa de descubrir que le gustaba la tortura y el asesinato de niños.
Al poco tiempo, Gilles de Rais se mudó a Machecoul, donde de acuerdo con su confesión al ser capturado, sodomizó y mató a un gran número de niños; de los cuales solo se encontraron cuarenta cuerpos en Machecoul durante 1437.
De acuerdo con el autor Jean Benedetti, los asesinatos siempre se cometían con el mismo procedimiento. En la biografía que publicó en 1971, Benedetti escribe lo siguiente:
"El niño era mimado y vestido con las mejores ropas posibles. La noche comenzaba con un banquete y grandes cantidades de vino, el cual actuaba como estimulante. Después de eso, al niño se le conducía a una habitación a la que solo se le permitía el acceso a Gilles de Rais y su círculo de confidentes. Ahí, se le explicaba qué iba a pasar; y la impresión y el terror inmediato en la víctima eran un placer inicial para de Rais."
El sirviente personal de de Rais, conocido como Poitou, fue un cómplice y declaró que su amo desnudaba al niño y lo colgaba con cuerdas; entonces se masturbaba sobre el vientre del niño. Si la víctima era un muchacho, le tocaba los genitales y las nalgas.
Después lo bajaba y le decía que todo era un juego, y que no pasaría nada. Entonces, de Rais mataba al niño por su cuenta propia u obligaba a su primo Gilles de Sillé, Poitou o a otro sirviente de nombre Henriet a hacerlo. Los métodos eran diversos: decapitación, degollamiento, desmembramiento o el romperle el cuello con una vara. En caso de cortarlo, se usaba una espada corta y de hoja gruesa conocida como 'braquemard'.
Poitou testificó que a veces, de Rais abusaba de los niños independientemente de su género antes de matarlos; e incluso llegaba a hacerlo luego de que la víctima había sido degollada o decapitada. De acuerdo a Poitou, de Rais encontraba un cruel placer sexual en penetrar los agujeros abiertos en la garganta o la base del cuello en lugar de usar los orificios naturales.
De Rais confesó que cuando mataba a los niños, los besaba y sostenía en lo alto las cabezas y extremidades para observarlas; mientras que ordenaba abrir los cuerpos en canal para deleitarse con la vista de los órganos internos. En otras ocasiones, se sentaba en los estómagos de los niños moribundos y reía con placer al ver como fallecían finalmente.
Poitou dijo que Henriet y él quemaron los cuerpos en la chimenea de la habitación de Gilles de Rais, y que las ropas de las víctimas eran incineradas para minimizar el olor de la carne achicharrada. Las cenizas eran arrojadas posteriormente a la fosa séptica del castillo, a un foso a sitios remotos.
La captura de De Rais.
El Arresto de Gilles de Rais.
El 15 de mayo de 1440, de Rais secuestró a un clérico durante un altercado en la iglesia de Saint-Étienne-de-Mer-Morte; lo que llevó a una investigación por parte del obispo de Nantes. En este proceso se descubrieron los crímenes, y el 29 de julio se publicó la investigación. Con ayuda del antiguo protector de de Rais, Juan VI, duque de Bretaña; el Mariscal y sus sirvientes Poitou y Henriet fueron arrestados el 15 de septiembre; tras una investigación secular paralela a la investigación del obispo de Nantes.
En la declaración de los cargos, el obispo escribió que no solo se le acusaba de matar, estrangular y masacrar niños inocentes; si no con los crímenes de invocación y pacto con demonios, sacrificios satánicos y herejía.
Los testimonios de testigos, incluído el de Etienne Corillaut, uno de sus sirvientes que lo acusó de matar hasta a 800 niños; alargaron el proceso de juicio hasta el 21 de octubre cuando de Rais admitió sus crímenes. La transcripción del juicio, así como el testimonio del Mariscal, fueron tan gráficos que los jueces franceses ordenaron que las peores partes se borraran de los registros.
Al final, el número de víctimas quedó como un dato apócrifo con estimados de entre 80 a 200, mientras que algunos conjeturaron una increíble cifra de 600; y la edad de las víctimas iba de seis a dieciocho años, siendo predominantemente del sexo masculino.
La ejecución.
La ejecución de Gilles de Rais.
Debido a su altísima posición en la corte de Francia, a Gilles de Rais se le dio la piedad de ser estrangulado antes de terminar en la hoguera. El 23 de octubre, se condenó a Poitou y Henriet a muerte; y al mismo Gilles de Rais el 25 de ese mes.
La ejecución tuvo lugar el 26 de octubre. A las nueve de la mañana, de Rais y sus cómplices fueron conducidos en procesión al sitio de ejecución en la Ile de Biesse. Gilles habló con la multitud y exhortó a sus sirvientes a morir con valentía, pensando solo en la salvación. A las once de la mañana, se encendió la pira y de Rais fue colgado sobre ella para morir antes de quemarse. La cuerda que sostenía su cuerpo fue cortada y el cuerpo se precipitó a las llamas; siendo reclamado por cuatro mujeres que lo enterrarían después.
Henriet y Poitou fueron ejecutados de forma similar, aunque en su caso permitieron que los cuerpos quedaran reducidos a cenizas; las cuales fueron dispersadas al viento. Gilles de Rais fue enterrado en un cementerio carmelita, tras una ceremonia católica.
Prelati y los hechiceros satánicos involucrados con los rituales solo fueron condenados a unos cuantos meses en prisión por su parte en los asesinatos.
¿Culpable o inocente?
"The Forbidden Lecture, Gilles de Rais by Aleister Crowley".
Donde Crowley defiende a Gilles de Rais.
Pese a lo sórdido de sus crímenes, hay quienes sostienen que Gilles de Rais puede haber sido inocente, y toda la historia de los asesinatos y el satanismo fue obra de la iglesia católica o el gobierno francés; pues al morir el Mariscal todas sus tierras y propiedades restantes quedaron a cargo del duque de Bretaña, quien las dividió entre sus nobles.
A comienzos del siglo XX, el ocultista Aleister Crowley escribió un tratado para cuestionar las decisiones de las autoridades eclesiásticas y seculares en el caso de Gilles de Rais. La escritora y antropóloga Margaret Murray propagó, junto a Crowley, una hipótesis sobre que en realidad Gilles de Rais era un brujo y miembro de un culto a la fertilidad dedicada a la diosa pagana, Diana.
Otros historiadores descartan la teoría, describiendo a de Rais como un católico que descendió al crimen y la depravación por lo ocurrido con Juana de Arco.
En 1992, el masón Jean-Ives Goëau-Brissonniére, Gran Maestro de la Orden Masónica de Francia; organizó una 'corte' consistente de ex primer ministros franceses, miembros del parlamento y expertos de la UNESCO para re-examinar el material original y la evidencia del juicio medieval. Un equipo de escritores, abogados y políticos decidieron que de Rais no era culpable.
De acuerdo al escritor Gilbert Prouteau, la inocencia de de Rais era obvia, pues no se encontró a algún cuerpo en el castillo de Tiffauges y la supuesta evidencia fue sembrada por señores rivales para quitarle las tierras.
Pese a ello, la historia continúa creyendo que de Rais fue culpable de sus crímenes; aunque no se haya determinado un motivo en concreto.