El Alkimos en sus años de servicio.
El Alkimos es un navío encallado a cuarenta kilómetros de la costa de la ciudad australiana de Perth, el cual comenzó su vida como una nave mercante durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial; siendo lanzado desde los mueyes de Behthlehem-Fairfield en Baltimore, Estados Unidos.
Originalmente conocida como el George M. Shriver, el Alkimos es lo que comúnmente se conocía como 'Nave Libertad'; un tipo de barcos de carga construidos en masa durante la época de austeridad en la SGM. Estas naves debían ser construidas en cuestión de pocos días y usando materiales de baja calidad, pues el acero y el hierro se ocupaban primariamente para la elaboración de máquinas de guerra que serían enviadas al frente europeo.
La nave George M. Shriver se construyó en tan solo semana y media, y es aquí donde comienzan los sucesos que determinarían su reputación como una nave maldita. Durante la construcción, se dice que un grupo de soldadores fueron aprisionados entre los cascos de la nave por error; así como otros extraños y trágicos accidentes que llevaron a los trabajadores del muelle a decir que el barco estaba maldito.
Oficialmente, el George M. Shriver fue lanzado al servicio el 11 de Octubre de 1943.
El Viggo Hansteen.
Como sea, el nombre original de la nave fue cambiado en pocos días, pues el 20 de octubre se le asignó a la Misión Mercante y de Carga de la marina Noruega, donde se le renombró como el Vigo Hansteen.
Su primer recorrido fue un tour de dieciocho meses durante la guerra, sirviendo para transportar tanto cargamento como soldados en las violentas aguas del mar Báltico; muchas veces siendo atacada por Botes-U y aviones de la Alemania Nazi. En esta época la reputación negativa del barco reapareció, pues en una ocasión, dos barcos mercantes que escoltaban al Viggo fueron destrozados por los Botes-U de camino a Gran Bretaña; pero sorprendentemente el mismo Viggo no recibió daño alguno, aunque permaneció atascado en un arrecife sin marcar por espacio de seis horas.
La siguiente coincidencia ocurrió en agosto de 1944, cuando la nave se encontraba en la bahía de Nápoles, Italia. Mientras el contenido de municiones y paracaídas del barco era descargado, un miembro de la tripulación abrió fuego contra una radio operadora canadiense y después se suicidó por razones que jamás se lograron explicar. Por estas razones y la leyenda de los soldadores emparedados entre las planchas de metal del casco, un gran número de marineros se negaron a trabajar en el Viggo hasta el fin de la guerra.
El Alkimos.
El Alkimos encallado en la década de 1960.
Al finalizar la guerra, la nave cambió de dueño en varias ocasiones, hasta que fue vendida a una compañía mercante griega; la cual la rebautizó como el Alkimos.
Entre supersticiones e incidentes, el Alkimos continuó navegando hasta 1963, cuando realizó su último viaje entre Jakarta y la localidad australiana de Bunbury. A unos kilómetros al norte de Perth, el Alkimos se estrelló contra un arrecife conocido como Beagle Rocks, resultando dañadas las propelas. Se tomó la decisión de remolcarlo hasta Freemantle, para realizar reparaciones básicas y posteriormente enviarla a Hong Kong; donde sería arreglada por completo. Pero, al esperar el remolque, el Alkimos se incendió misteriosamente. Tras apagar las llamas, se intentó remolcar la nave, pero la cadena usada terminó partiéndose luego de una hora y el fuerte oleaje terminó chocando contra una playa.
Al encallar en un banco de arena, el Alkimos permaneció oxidándose en el sol mientras un grupo de trabajadores se encargaron de extraer la carga y los objetos que podían salvarse; dejando siempre a un grupo a cargo de la nave durante las noches para evitar rapiña. Para horror de los vigilantes, al poco tiempo de comenzada la labor empezaron a escuchar sonidos inexplicables provenientes del interior del Alkimos.
Pasos, voces susurrantes y golpes en el casco. Incluso se reportaron olores fantasmales, usualmente el de comida siendo preparada en la cocina vacía de la nave. Se dice que la nave incluso emitía una extraña aura de negatividad, ocasionándole sensaciones de ser vigilados y de fatalidad a quienes la veían a la distancia.
En 1964 se lanzó una operación de salvamento, y tras ser remolcada de la playa por un gran bote de rescate, el Alkimos esperaba a ser movido hacia Manila por la nave Pacific Star. Y como si una fuerza sobrenatural impidiera tal hazaña, al Pacific Star se le ordenó un cese de operaciones debido a una disputa financiera con la compañía filipina encargada del Alkimos.
Incapaz de remolcarlo más lejos, el Pacific Star decidió soltar al Alkimos y dejarlo varado en una formación rocosa a cuatro kilómetros al sur de la playa Yanchep. Al poco de eso, un fuerte oleaje rompió el ancla del Alkimos, por lo que el casco chocó de lleno contra las rocas y resultó dañado gravemente.
Añadiéndole a esto, la nave se incendió mientras se esperaba que la compañía filipina y el Pacific Star arreglaran el problema. Al final, se optó por dejarlo ahí hasta que alguien lo reclamara; y si bien la nave cambió de dueños en varias ocasiones, se optó por dejarla entre las aguas del arrecife.
Barco Fantasma.
Varios equipos de salvamento que intentaron reparar el Alkimos vieron su labor impedida por sucesos paranormales como herramientas que desaparecían repentinamente, solo para aparecer en otros lugares del barco. Se volvieron a reportar olores y sonidos inexplicables, algunos trabajadores se quejaron de ser perseguidos por 'alguien' y se escuchaban conversaciones en los camarotes y bodegas vacías.
En un terrible incidente, una vigilante fue empujada por una presencia invisible y cayó por las escaleras de una cubierta inferior, perdiendo al bebé que llevaba en su vientre.
En 1969, se determinó que el Alkimos no podía ser salvado y que lo mejor era volarlo en pedazos para así recuperar el metal del casco y venderlo como chatarra. Se llamó a un oficial naval para determinar cuanta dinamita debía usarse para reventar al barco, pero de camino a Perth; el oficial y otros tres encargados del proyecto fallecieron al chocar la avioneta en que viajaban.
De nuevo era como si algo maligno e invisible impidiera que se hiciera algo con el Alkimos. Y esta entidad o fuerza continuó imposibilitando el trabajo de los equipos de desmantelamiento, pues el Alkimos volvió a incendiarse mientras se intentaba remover las placas de metal del casco. Más de ocho compañías de salvamento fallaron en desarmar al buque, todas por accidentes, enfermedades de los dueños y muertes inexplicables.
La leyenda del Alkimos.
Hasta el día de hoy, la nave continúa encallada en las rocas y se cree que la presencia maligna en su interior continúa activa; pues una amplia variedad de sucesos sobrenaturales y fenómenos sin explicación alguna continúan suscitándose en la nave.
Los motores de los botes fallan al acercarse al Alkimos, los buzos se quejan de que su equipo y las cámaras que llevan dejan de funcionar al internarse en el casco perforado; mientras que quienes suben a bordo tienden a sufrir caídas, resbalones y se quejan de ser 'empujados' por algo. Incluso se dice que los caballos que pasan por la playa frente al Alkimos se agitan bastante, y echan a correr hacia el rumbo de donde vinieron.
Pescadores de Perth dicen ver una aparición a bordo de la nave, un marinero que viste botas de goma y pantalones de pescar, y al cual se refieren como 'Harry'. Originalmente se creía que se trataba de un vagabundo o un ermitaño que vivía en el Alkimos, pero una investigación exhaustiva del interior de la nave reveló que no había nadie viviendo ahí, o rastros de ocupantes anteriores. La nave también es hogar de un perro fantasma, el cual era visto incluso durante los días de servicio de la nave en la SGM.
Los restos del Alkimos en la actualidad.
Como en una película de horror, la presencia a bordo del Alkimos ha sido la causante de varios accidentes fatales, casi todos ellos ahogamientos de buzos y nadadores que buscan explorar la nave. De estos, tal vez el más famoso es el del nadador Herbert Voight, reconocido por recorrer grandes distancias en el océano. Voight desapareció mientras entrenaba cerca del Alkimos, y todas las búsquedas resultaron infructuosas hasta que meses después; su cráneo fue hallado en el interior de la nave.
El autor Jack Wong Sue, visitó el barco como parte de su investigación del libro 'Ghost of the Alkimos', y terminó enfermo con una misteriosa infección respiratoria al poco tiempo de su viaje. Aunque al final se mejoró, su condición llegó a ser tan grave que en algún punto se creyó que no sobreviviría.
En la actualidad, queda muy poco del Alkimos, pues las condiciones meteorológicas y el impacto constante del agua salada contra el casco han terminado por desintegrar gran parte del barco durante los últimos años; al grado de que ya queda muy poco visible sobre el nivel del agua. Y aunque es popular entre buceadores y amantes de lo paranormal, es poco aconsejable visitarlo; pues se sabe que algunas porciones del barco han comenzado a colapsar sin previo aviso, y se espera que desaparezca por completo en las próximas décadas.
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