domingo, 20 de noviembre de 2016

Un Cocodrilo.

Hace unos años fui con amigos a pescar al Lago Okeechobee, en Florida. 
Para darles una idea respecto al giro de esta historia, basta mencionar que además de ser el séptimo lago más grande de los Estados Unidos; es también un camposanto para los Seminoles y otras tribus indígenas. 
Si eso no fuera suficiente, en 1928 el lago se desbordó e inundó varias comunidades cercanas. Más de 2,500 personas muertas cuando la marea del lago subió tres metros. A casi todos los enterraron en una fosa común, pero muchas personas acabaron arrastradas por el agua hasta el fondo del lago.
Como ya se imaginarán, hay muchas historias de fantasmas.
Pero en fin, hace tres años renté un bote y fui con amigos para ir de pesca durante la noche. El agua estaba tranquila, el clima era cálido y en general estuvimos pasado un buen rato. Poco después de la media noche, casi todos estaban demasiado ebrios como para seguir pescando; así que me quedé observando las estrellas.
Al poco tiempo tuve la extraña sensación de ser observado. Ya saben, cuando sientes que alguien te está clavando los ojos no con muy buenas intenciones. Miré a todos lados y fue que vi movimiento en el agua, justo a la derecha del bote.
Oh, carajo. Lo primero que pensé fue que se trataba de un cocodrilo. Son comunes en Okeechobee y bastante agresivos, así que tomé un remo y me preparé para pegarle y ahuyentarlo. 
Lo que vi, bueno, no era un cocodrilo. Aunque deseo que sí lo hubiera sido.
Era un cráneo que... bueno, a falta de una mejor palabra, flotaba sobre el agua.
Y me estaba observando.
Me asusté, y empecé a gritarle a mis amigos para que encendieran el bote y saliéramos hechos la mierda de ahí. El cráneo desapareció, pero empecé a escuchar algo muy grande salpicando el agua junto al bote; en el mismo lugar que esa cosa había estado.
Uno de mis amigos estaba lo suficientemente sobrio como para encender el motor. 
A la mañana siguiente, varios de ellos me preguntaron porqué reaccioné así la noche anterior. Qué había visto como para asustarme tanto en la noche.
Me tragué lo que había visto y les dije:
"Un cocodrilo."

Jamás les he dicho qué fue lo que pasó, porque para empezar, no me van a creer.
Solo puedo decirles que jamás he estado tan asustado en mi vida como esa noche. Y lo más extraño de todo fue que mi primer reacción no fue escapar, si no que durante los primeros dos o tres segundos lo primero que pasó por mi mente fue algo que no puedo explicar.
Algo así como una vocecita.
Una vocecita que me decía "Salta al agua".

domingo, 13 de noviembre de 2016

Cazadores de hombres.

Ya anteriormente hemos hablado de ataques animales a humanos que muchas veces llegan a rayar en lo inexplicable y fantástico. Y aún cuando varios de estos ataques han sido perpetrados por bestias con las que somos familiares, como leones, leopardos, tigres y osos; en algunas ocasiones el culpable jamás es identificado y se convierte en una leyenda.
Leyendas de bestias sobrenaturales que parecen encontrar placer en cazar y sembrar el terror en los seres humanos, que eluden a los más expertos cazadores y parecen desvanecerse en el aire luego de cada ataque. De todos estos, quizás el ejemplo más reconocido es el de la Bestia de Gévaudan, un depredador que aterrorizó la campiña francesa en los 1700s y mató a decenas de personas antes de supuestamente ser asesinado por cazadores contratados por el rey francés.
Hay incluso quienes aseguran que estos animales podrían ser entidades sobrenaturales o estar poseídos por entidades demoniacas, como es el caso de una piel en el museo de la familia Warren (los mismo investigadores relacionados con Annabelle y El Conjuro) que se dice, perteneció a un tigre que mató a 33 personas mientras se encontraba poseído por un espíritu demoniaco.

La Bestia del Terror.
En marzo del 2003, una serie de ataques en las montañas del país africano de Malawi culminaron con un saldo de 3 personas muertas y 16 heridas. Los ataques tuvieron lugar en el distrito de Dowa, a cien kilómetros de la capital del país y fueron perpetrados por un 'monstruo' descrito como un híbrido de perro y hiena; que merodeaba las aldeas remotas en busca de viajeros solitarios.
La bestia tenía una tendencia a aplastar los cráneos de sus víctimas y devorar únicamente los órganos sexuales y las entrañas. Quienes sobrevivieron a los ataques terminaron desfigurados horriblemente, con los ojos, oídos, nariz, manos e incluso piernas severamente dañadas o arrancadas a mordidas.
El pánico subsecuente llevó a más de cuatro mil personas a salir de sus comunidades y buscar refugio en zonas controladas por el ejército de Malawi. El gobierno envió policías, oficiales de seguridad, cazadores y fuerzas paramilitares a raastear el área en busca de la bestia pero jamás se encontró algo y se llegó a la conclusión de que la responsable era una hiena rabiosa.
Como sea, los ataques terminaron de manera repentina al cabo de unos meses, y la supersticiosa población de Malawi comenzó a creer que la bestia era el espíritu vengativo de una hiena que había sido asesinada el año anterior tras matar a cinco personas y herir a otras veinte.

El cañón del Mono.
El Cañón del Mono es un acantilado en el estado de Oregon, Estados Unidos; donde en 1924 un grupo de mineros fue atacado por una familia o manada de criaturas descritas como simios. Fred Beck, uno de los mineros, dijo haber disparado y matado a una de las criaturas; lo que desencadenó un ataque en el cual los simios comenzaron a arrojar rocas a la cabaña donde los mineros vivían.
Más tarde, en el año de 1963, un alpinista de nombre Jim Carter desapareció en el lugar. De acuerdo con otros alpinistas que viajaban con él, Carter se separó del grupo en una formación rocosa conocida como 'La Cabeza del Perro', diciéndoles que esquiaría hasta el fondo y les tomaría fotografías conforme ellos fueran haciendo lo mismo.
Esa fue la última vez que se vio a Carter. A la mañana siguiente, un grupo de rescatistas encontró la cámara abandonada de Carter y rastros de que el joven había sido perseguido por algo hasta llegar a la ladera del Cañón del Mono. Se cree que se cayó, pero no se encontraron restos al fondo del barranco, por lo que se canceló la búsqueda a las dos semanas y se dijo que "los simios se lo habían llevado".

El oso-jabalí de Indonesia.
En el 2012, un campesino y un granjero fueron atacados en ocasiones diferentes por un animal en los campos de Indonesia. El granjero se encontraba trabajando en su jardín al mediodía cundo fue derribado por un animal misterioso, y el campesino resultó herido en un ataque similar mientras recogía frutos en una plantación.
En ambos casos, el atacante fue descrito como un híbrido de 'oso y jabalí', de 60 centímetros de largo y muy agresivo; pues emitía gruñidos y chillidos desconcertantes antes de lanzarse al ataque.  El animal tenía una especie de crin o melena muy larga, garras afiladas y despedía un olor insoportable. También podía pararse en sus patas traseras como un oso antes de atacar, y del olor que despedía se dice que incluso un rastreador fue incapaz de seguirle el rastro al verse forzado a huir por el asco que sentía.
El animal sí fue asesinado en esta ocasión, cuando un trabajador de plantación le enterró una hoz. El cadáver sin embargo, no pudo ser identificado por cazadores, veterinarios o expertos en medicina forense de la localidad; y la declaración oficial fue que se trataba de una especie nueva.

El monstruo de Yogomaia.
En el 2005, la aldea de Yogomaia en Sierra Leona experimentó varios ataques de un ser que rompía los cuellos de sus víctimas antes de rajarles el vientre y devorar las entrañas de manera rápida. En un mes, el animal fue responsable por la muerte de cuatro personas, lo que ocasionó una histeria colectiva y forzó al gobierno de Sierra Leona a enviar personal militar para atrapar al animal.
Más allá de algunos excrementos, no se encontraron rastros que ayudaran a determinar la identidad del agresor y esta permanece en misterio  hasta la actualidad.

Los perros de Vietnam.
En el 2011, comenzaron los avistamientos de una especie desconocida de perro en el noroeste de 
 Vietnam. Los animales eran descritos como caninos de cuerpos largos, de pelaje atigrado y brillantes ojos rojos.
Los perros misteriosos se comunicaban con aullidos escalofriantes durante la noche, y dejaban pisadas mucho más grandes que las de los perros domésticos. Los animales atacaban de manera indiscriminada, consumiendo no solo el ganado, si no a mascotas y a cualquiera lo suficientemente tonto como para viajar solo de noche o intervenir en sus ataques. Más de 15 personas fueron mordidas por los animales, y 20 perros domésticos resultaron decapitados.
La identidad de los animales no fue descubierta, aunque las autoridades del país determinaron que se trataba de descendientes de perros salvajes que de alguna forma se cruzaron con algún perro doméstico de gran tamaño.

El Canguro Fantasma de Tennessee.
En 1934 se vio un "canguro" en la población de South Pittsburgh, Tennessee. Durante cinco días, el animal mató y devoró parcialmente a varios animales, incluídos patos, gansos y perros; entre los que se incluía un pastor alemán perteneciente a la policía del estado. Como se sabe, los canguros son poco agresivos y vegetarianos, así que existen las teorías de si este ser pudo o no haber sido una especie desconocida de marsupial nativo de Norteamérica.

El asesino del bosque de Meerut.
En el año 2012, tres aldeas de las montañas Parikshigarh en el bosque indio de Meerut entraron en pánico por la existencia de un misterioso depredador nocturno. Cerca de veinte mil personas se encontraron bajo asedio de un animal que mató al menos a tres mujeres.
El primer ataque ocurrió en agosto, cuando una mujer de la villa de Narangpur fue hallada muerta en un campo; con las piernas, manos, rostro y cráneo destrozados por un animal. El 2 de septiembre, otro ataque similar tuvo lugar en Agwanpur, donde otra mujer fue hallada cerca de la reserva de vida silvestre de Hastinapur.
Dos días más tarde, una mujer de cincuenta y cinco años fue atacada en la localidad de Neemka mientras cortaba pasto, pero en este caso pudo escapar gracias a que el animal fue ahuyentado por otros trabajadores. 
Todos los ataques ocurrieron cerca de la reserva, un área remota dominada por plantaciones de caña y huertos. Aunque la Oficina Divisional de Meerut decretó que el atacante pudo haber sido un leopardo, una hiena o un perro salvaje; la realidad es que jamás se encontró a un animal culpable.

El mono-perro de Malasia.
En el año 2015, los trabajadores de plantaciones de palma en Malasia sucumbieron a un pánico en masa tras una serie de historias que hablaban de encuentros con una entidad monstruosa que podía ser descrita como un híbrido entre un mono y un perro.
Los trabajadores que vieron por primera vez al animal dijeron haberlo ahuyentado con sus herramientas, golpeándolo y haciéndolo huir a la espesura de la selva. Uno de los testigos logró grabar video de la criatura, lo que ha generado una serie de controversias al respecto. En la grabación, los trabajadores atacan a la criatura que de acuerdo con ambientalistas de Malasia, puede haber sido un Oso Malayo que padecía una enfermedad similar a la sarna.

La muerte de Werner Vogt.
También en 2015, un anciano de 85 años llamado Werner Vogt fue atacado mientras paseaba en bicicleta en la localidad de Rogersville, en el estado de Missouri. La agresión tuvo lugar en el sendero forestal de Anchor Hill Ranch; y de acuerdo al propio Vogt, el animal no asemejaba a ninguna raza de perro, lobo, oso, puma o tejón. 
Vogt permaneció en cuidado intensivo por un mes, mientras la policía permanecía alerta para evitar futuros ataques de la criatura. Y aunque se cree que pudo haberse tratado de algún tipo de perro salvaje, las heridas en Vogt no eran consistentes con las mordidas o marcas dejadas por un canino. 
De acuerdo al sheriff del condado, las heridas de Vogt eran escalofriantes, y mucho peores a las que podría dejar algún perro, aún si se tratara de un animal  de gran tamaño como un mastín o un perro de pelea como un bull terrier.
Vogt murió al mes siguiente y las fotografías de sus heridas fueron enviadas a forenses y expertos de vida salvaje en busca de respuestas. Ninguno pudo determinar qué clase de animal era, solo que era algo grande y muy peligroso. Afortunadamente, no hubo otros accidentes relacionados con este, y desde entonces no se han reportado incidentes o avistamientos en la zona.

domingo, 16 de octubre de 2016

Esperanza.


Hola, querido.
No sabes quién soy, pero te conozco. Soy uno de los tres demonios que se te asignaron al nacer. Verás, existen personas en este mundo destinadas a la grandeza, destinadas a experimentar vidas alegres y satisfactorias.
Tú, lo siento mucho, pero no eres de esas personas. Y es nuestro trabajo asegurarnos que así sea.
¿Quienes somos?
Oh, sí. Por supuesto. Qué maleducado he sido. Déjame presentarnos.

Vergüenza es mi hermano menor. El demonio en tu hombro izquierdo. Vergüenza te dice que eres un fenómeno, que esos pensamientos que tienes no son normales y que jamás serás aceptado en ningún lugar. Vergüenza te susurró al hombro esa vez que mamá te encontró tocándote cuando eras niño. Vergüenza es el que hace que te odies.

Miedo se sienta en el hombro derecho.
Es mi hermano más viejo, tanto como la vida misma. El miedo llena cada rincón oscuro con monstruos, convierte a cada extraño que ves en la calle en un asesino. El miedo te impide decirle a tu amor platónico lo que sientes. Te dice que es mejor no intentar hacer algo porque fallarás. 
El miedo te hace construir tu propia prisión.
¿Y quién soy yo? Bueno, soy el peor de tus demonios, pero eso es porque me ves como un amigo. Piensas en mí cuando no te queda otra cosa, porque vivo en tu corazón. Soy el que te obliga a resistir. El que prolonga tu tormento.

Sinceramente, Esperanza.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Los Monstruos de Narrabeen.

El caso de los Monstruos de Narrabeen comienza en 1968 en la región australiana de Nueva Gales de Sur: El 3 de abril de ese año, una mujer de nombre Mabel Walsh visitaba el lago Narrabeen, un estuario de agua salada en la costa al norte de Sidney cuando se topó con algo que jamás había visto antes.

La señora Walsh había estado conduciendo por un tramo de la autopista Wakehurst Parway de manera paralela al lago, cuando vio algo emergiendo de las aguas. Se detuvo para observarlo con más detenimiento, y su sorpresa fue mayúscula al ver una criatura de aspecto humanoide que asemejaba una especie de "hombre elefante".
De acuerdo con Walsh, el ser medía poco más de un metro de alto, tenía piel áspera y gris como la del elefante y piernas cortas, redondas y gruesas; mientras que sus extremidades superiores resultaban considerablemente más cortas. Walsh explicó que su cabeza tenía una forma similar a la del oso hormiguero, con una trompa alargada y ojos pequeños.

Al darse cuenta de que lo estaban observando, la criatura salió del agua y corrió tambaleándose hacia la autopista con un andar que a Walsh le recordó a un borracho, para después desaparecer en unos matorrales. La mujer se convenció de que la criatura no era ningún animal que hubiese visto antes, pero no pudo detenerse a investigar pues tenía prisa por un compromiso y además la zona de Narrabeen es famosa por sus cocodrilos de agua salada; lo que representaba un gran riesgo para la mujer.

El siguiente encuentro fue en abril de 1971, cuando dos pescadores dijeron haber visto una gran forma moviéndose cerca de la costa del lago Narrabeen. Al apuntarle con una linterna de queroseno, la luz titilante reveló que se trataba de una monstruosa bestia de piel gris y una trompa como la del elefante.
De manera interesante, esa noche una mujer que vivía al borde del lago dijo haber sido despertada por un sonido terrible como de gárgaras, y aunque no vio a la criatura, dijo que llevaba algo de tiempo sufriendo experiencias similares.
Los diarios australianos generaron una breve paranoia que desencadenó en un gran número de visitas al lago para ver al "Monstruo de Narrabeen"; y el investigador ufológico Bill Chalker visitó el lago a fines de la década de 1970 para investigar los avistamientos. Pasó varias noches acampado en la orilla para encontrar evidencias de la criatura, pero sin éxito alguno.

En 1985, Chalker entrevistó a un granjero llamado Cecil McGann, quien le relató sobre una experiencia desconcertante en 1927. En esa ocasión, McGann junto con vecinos y amigos lograron ver una extraña luz en el cielo que parecía bailar y zigzaguear a la distancia. A la mañana siguiente, las vacas de su familia se veían asustadas y se negaban a abandonar su corral.
No fue hasta unos días después que las vacas se calmaron y volvieron al prado a pastar. Más tarde ese mismo día, las vacas volvieron corriendo hacia la granja en una extampida, con expresiones de terror. Al meterlas al corral y contar las cabezas de ganado, McGann se dio cuenta de que faltaba una. Eso no lo sorprendió, pues era usual que las vacas sencillamente se salieran  y vagabundearan por la zona, así que el granjero montó a su caballo y decidió salir a buscarla.
Al llegar a la zona de pastoreo, se encontró con algo muy diferente a lo que habría esperado. En lugar de una vaca, McGann vio dos extraños humanoides con cabeza de elefante moviéndose entre los arbustos. Al día siguiente, los padres de McGann encontraron a tres de sus cerdos muertos y colgados tras una barda, con extrañas marcas en sus cuellos y sin una gota de sangre en el cuerpo.

lunes, 26 de septiembre de 2016

El francotirador fantasma de Camden.

Durante noviembre de 1927, varios automóviles y un autobús que viajaban por el puente de Camden, Nueva Jersey, fueron víctimas de un ataque repentino que destrozó sus cristales como si de una ráfaga de ametralladora se tratara.
Temiendo que fuese obra de algún asesino serial o psicópata, la policía se presentó de inmediato y acordonó el puente en su totalidad. Pero tras una exhaustiva búsqueda, la policía y un equipo de balística fueron incapaces de encontrar rastros de los proyectiles... casi como si las balas se hubiesen desintegrado.
Sorprendentemente, no hubo víctimas graves. Todas las heridas fueron producidas por los fragmentos de cristal al estallar los parabrisas, pero fue ahí que ocurrió lo más extraño: Durante el proceso de investigación, el oficial de policía John J. Rodgers cayó al recibir dos disparos mientras recorría el puente.

Tras el ataque a Rodgers se recuperó un proyectil azul de tamaño similar a una canica. En este caso, no se determinó como podría haber sido disparada con la misma potencia de una bala sin hacerse añicos al impacto, mucho menos el punto exacto desde donde se disparó. El otro proyectil recuperado quedó incrustado en uno de los rieles de acero del puente, dejando en claro que habían sido propulsados por una fuerza increíble.
Curiosamente, la única evidencia del disparo en Rodgers fue un moretón en la espalda.
Pese al descubrimiento de la canica, un análisis de los cristales destrozados reveló que lógicamente el daño fue producido por balas de calibre .22 o .25. 

Fotografía de la época mostrando el daño a un cristal.
En los días posteriores, varios automóviles, tranvías, autobuses, taxis y luces de la calle fueron reventados por balas 'fantasma'. Un total de 11 vehículos fueron dañados de esta forma, y en cada caso los testigos reportaron no haber escuchado algún disparo.
Las autoridades aún intentaban descubrir qué había sucedido cuando llegaron más noticias de ataques en otros sitios, todos al mismo tiempo. Una tienda en la zona de Crammer Hill fue atacada, y sus puertas de cristal reforzado terminaron destrozadas por los impactos de proyectiles invisibles.
La investigación del ataque determinó que el proyectil había sido disparado desde afuera, pero no hubo evidencia de fragmentos de bala o proyectiles como balines o canicas en las inmediaciones del edificio. Tampoco se reportó algún disparo.
Las localidades de Collingswood y Lindenwood fueron las siguientes, y como en los sucesos anteriores, no hubo disparos o evidencia de balas. En ciertas ocasiones, se recuperaron proyectiles convencionales como un tornillo de niquel o más canicas; pero no se estableció un enlace directo entre estas y el agresor. De cualquier manera, la mejor teoría fue que estos proyectiles habían sido disparados mediante el uso de un rifle de aire o resortera de gran poder.
Esa teoría se descartó debido a que en la época no existía ningún rifle de aire o resotera conocido que tuviera esa potencia. Otra teoría que prevalece hasta hoy es que el asaltante debía estar usando alguna especie de silenciador muy sofisticado.

En cuanto a los sospechosos, la falta de pistas condujo a búsquedas infructuosas.
En un caso, se arrestó a un niño con una resortera, pero se le liberó al no llegar a la conclusión de como era que podría haber disparado con la fuerza necesaria o como pudo ser responsable de los otros ataques.
Camden y las poblaciones vecinas ya se encontraban presa del pánico en ese momento, y si bien el tirador no había matado a nadie hasta el momento, para algunos pobladores era cuestión de tiempo. La gente ya no salía de sus casas y evitaba pasar por el puente. Es durante este pánico que se cree que debió haber imitadores que aprovecharan el caos para realizar otros ataques similares.

La primer evidencia concreta de un atacante llegó durante un incidente en el cual dos mujeres dijeron haber visto a un extraño afuera de su ventana a eso de las cuatro de la mañana. 
Las mujeres dormían en una habitación cuando el cristal de la ventana explotó en añicos. Al asomarse, lograron ver a un hombre misterioso cruzando la calle a gran velocidad. En palabras de una de las mujeres:

"Vimos a un hombre con un arma al otro lado de la calle. Miraba nuestra ventana. Y mientras lo veíamos, salió corriendo hacia la esquina. Ahí lo escuchamos decirle a otro hombre 'ya está bien, Louie'."

El hombre fue descrito como alguien muy alto y con una agilidad sorprendente para su tamaño, y que desapareció en la oscuridad de manera muy fácil. 
Nunca se supo quién era o la identidad de 'Louie', pero en este caso sí se logró recuperar una bala de calibre .32 en el piso del dormitorio. Lo que no se identificó fue de qué dirección se disparó el arma, la identidad del perpetrador o el arma en cuestión.
El pánico continuó por unos meses hasta que se detuvo repentinamente en 1928, dejando a las autoridades incapaces de resolverlo hasta el día de hoy. 

La rana.


Mi abuelo tiene una casa en lo más profundo de los bosques, tan apartada de la civilización que lo único que podía hacer durante las vacaciones era salir al campo y atrapar serpientes o perseguir perros salvajes.
Era un niño estúpido y sin temor a nada, por eso dormía solo en una pequeña cabaña para huéspedes en la orilla del terreno; justo al borde de un pantano de agua salada infestado de mosquitos, serpientes y ranas enormes.
Lo que voy a contar me ocurrió durante unas vacaciones de verano, pues habíamos viajado para celebrar el cuatro de julio con el abuelo.  Ese día me sentía muy cansado por el viaje, por
eso llegué directamente a dormir en la cabaña. Estaba en ese lapso entre la consciencia y el sueño cuando me di cuenta de que algo no iba bien.
No se escuchaba un solo sonido.
El croar de las ranas, los pájaros en los árboles, las toneladas de mosquitos y bichos en los mosquiteros de la ventana... absolutamente nada.
Me quedé confundido, así que decidí echar un vistazo por la ventana. Oscuridad total.
Era ya de noche.
Mi curiosidad me obligó a vestirme, ponerme botas y rociarme de repelente para salir. Y al estar afuera, me asustó la quietud del ambiente... nada de movimiento, ruido o viento. En todos los años que llevaba yendo al lugar siempre había nubes de mosquitos rondando, alguna rana al borde del agua o incluso el ulular de un búho en los árboles.
¿Qué demonios pasaba?
Di una vuelta alrededor de la cabaña, esperando escuchar algo más que el ruido de mis pies sobre el pasto... y entonces vi el lago.
Había algo al otro extremo de la orilla, como a treinta metros de donde me encontraba. No se movía, pero era enorme. Como de la mitad de mi tamaño y mucho más ancho que yo. Eso bastó para que se fuera la valentía que me quedaba, porque recordé que no había nada tan grande viviendo cerca del lugar.
No podía ser un cerdo, un oso o algún animal que conociera.
Entonces, el bastardo croó.
Como una rana, pero mucho más fuerte.
Me caí de espaldas por el susto, y eso debió haberlo alertado porque la cosa se giró y saltó al pantano. Pensé que venía por mí, así que corrí de vuelta a casa y me encerré a cal y canto.
Jamás le dije a nadie, y no me he vuelto a acercar al pantano desde entonces.
Hasta el día de hoy, duermo en la casa principal cada que visito al abuelo.

jueves, 22 de septiembre de 2016

En la playa.


Esto sucedió durante unas vacaciones en Fiji con una amiga y su familia.
Durante una noche, su papá nos contó una historia sobre el camino que recorríamos cada que íbamos a la playa. El camino era como cualquier otro, con la diferencia de que a un costado había una zanja de metro y medio de profundidad por la cual corría un pequeño riachuelo.
Como sea, su padre nos contó que hace años había una chica que solía recorrer ese camino todos los días para ir a la escuela. Una chica hermosa y que era conocida por todos gracias a la falda larga que usaba siempre.
Un día, sin embargo, se perdió sin dejar rastro.

A la policía le tomó cinco días encontrarla en la zanja a un costado del camino. Cuando la hallaron, se dieron cuenta de que había sido violada, mutilada y decapitada. Su cabeza jamás apareció, aún cuando la policía rastreó la zona de manera extensiva.
Su cuerpo fue subido a una camioneta y llevado al forense para determinar la fecha exacta de su muerte. Pero, y aquí comienza lo espeluznante, es que el cuerpo ya no se encontraba en el vehículo cuando los oficiales decidieron bajarlo.

¿Cómo era posible?
Nadie lo sabe, lo que es cierto es que al día siguiente lo volvieron a encontrar en la zanja y en la misma posición que cuando fue descubierta. Eso asustó a los detectives, pero decidieron seguir con su trabajo y llevárselo otra vez. Así que, ya se imaginarán que estaban muertos de miedo cuando volvió a ocurrir lo mismo.
Luego de varios intentos más, los oficiales decidieron rendirse y enterrar el cuerpo en la zanja.

De vuelta a mi viaje, ese día tuvimos mucha diversión en la playa, y ya era de noche cuando volvíamos a casa por el camino. A mitad del trayecto, vimos a una chica caminando del lado del camino en que se ubicaba la zanja. Era bonita y llevaba una falda larga. También tenía el cabello muy corto, lo que no era muy de mi agrado pero en cierto modo le iba bien.
El papá de mi amiga también la miró, aunque de manera diferente... porque nos dijo que no volteáramos mientras la pasábamos de largo.

No pude evitarlo.
Sentía que debía echarle un último vistazo. Así que volteé.
Lo que vi fue a una "mujer" sin cabeza caminando rumbo a la playa.