lunes, 11 de enero de 2016

La boda fantasma.

"Tuve una niñez promedio, sin sorpresas desagradables o encuentros con lo sobrenatural. Al menos hasta una noche de cuando tenía 13 años.
Solía tener un amigo con el cual tomaba largos paseos en bicicleta hasta una colina pronunciada, donde pedaleábamos hasta la cima y después dejábamos que la gravedad y la pendiente nos impulsaran de regreso a casa. 
En una ocasión, decidimos ir a un parque local donde acababan de inaugurar una pista de ciclismo. El sitio era fenomenal, y estuvimos carrereando hasta que se hizo de noche. Como sabíamos que nuestros padres nos molerían a golpes por pasarnos del tiempo permitido, decidimos cortar camino a través del parque y así llegar más rápido. 
Quiero aprovechar para explicar que al final del parque había una parada de autobús y un poste telefónico con un gran letrero que decía "Parada" en letras grandes. En esa ocasión, al pasar cerca de él, vimos que en el poste había un letrero mucho más grande que decía "Boda Hoy" y que cubría el de la parada por completo. No pensé mucho en ello, pues a veces se rentaba un kiosco del parque para fiestas, cumpleaños y ceremonias de bodas. No era raro en lo absoluto.
Pedaleamos por el interior del parque hasta llegar al kiosco en el centro, donde vimos un gran grupo de personas reunidas ahí, todos muy elegantes.
Lo que llamó mi atención fueron dos cosas: lo primero, que parecían salidos de la década de 1920. Las mujeres llevaban grandes vestidos blancos, y los hombres usaban trajes costosos con sombreros de copa. Lo segundo fue al acercarnos.
Mi amigo pareció asustarse y empezó a pedalear más rápido una vez que pasamos junto al kiosco. Entonces ví porqué. ¡Nadie tenía pies! ¡Todas las personas flotaban en el aire, y parecían transparentes!
Aceleramos para salir del parque y regresar a casa lo más rápido posible. Al pasar de vuelta por la parada de autobús, me di cuenta de otra cosa muy curiosa: El letrero de "Boda Hoy" ya no estaba ahí.
Regresé a casa y le platiqué a mis padres, que naturalmente no me creyeron y pensaron que se trataba de una excusa para cubrir el hecho de que había llegado muy tarde. 
Me quedé castigado un par de días y fui enviado a mi habitación sin cenar. Seguí pensando en lo que vi durante toda la noche, así que ya se imaginarán lo asustado que me sentí cuando vi un viejo sedan cruzando la calle muy despacio. Al pasar frente a mi casa, redujo la velocidad y me di cuenta de que en el interior se encontraban algunas personas con la misma ropa de la "boda" en el parque.
Todos giraron la cabeza y me miraron fijamente por un momento, antes de desaparecer."

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