En el interior de los profundos bosques vivía una delgada ancianita que tenía la reputación de ser la mejor bruja de las montañas Ozark. Con su cabello enmarañado negro y gris, ojos cómicos (uno amarillo y otro verde), y su nariz chueca; la Vieja Betty no era una persona bonita; pero era la mejor a la hora de arreglar los dolores de un hombre, y eso era todo lo que importaba.
La casa de la Vieja Betty estaba llena de hierbas, raíces y botellas llenas de medicina mágica. Los muros alineados con libros extraños infestados de hechizos. La Vieja Betty era la única en el Hollow que sabía leer; pues su abuela, que también era una bruja, le enseñó la habilidad como parte de su entrenamiento mágico.
Y el único amigo que la Vieja Betty tenía, era un anciano, rudo y malvado cerdo salvaje que vivía cerca de su casa. Se alimentaba tanto de la basura de la cocina, que los hechizos residuales comenzaron a afectarlo. Algunos tipos juraron haber visto al viejo cerdo caminando como un hombre. Otro dijo que lo vio sentado en la mecedora del porche de la Vieja Betty, hablándole mientras ella se dedicaba a hacer pociones en la cocina; pero cualquiera que escuchara esas historias, rápidamente lo descartaba y asumía que quien las narraba estaba ebrio de alcohol casero.
Raw Head se llamaba el viejo cerdo, quizás en referencia a que el horrible animal parecía uno de esos cerdos muertos en la carnicería de Hog-Scald Hollow. Al cerdo no le tomaba importancia al apodo. Raw Head continuó siguiendo a la Vieja Betty en su pequeña cabina y devorando los restos de la cocina. Incluso caminaba con ella al pueblo cuando la mujer acudía al mercado local a vender sus remedios caseros.
Bueno, los chicos en la ciudad se acostumbraron tanto a ver a Raw Head y la Vieja Betty juntos; que se preocuparon bastante cuando un día, la anciana fue al mercado sin su acompañante.
"¿Donde está Raw Head?" Preguntó el dueño, mientras aceptaba una canasta llena de pociones domésticas. El líquido en las botellas se agitó cuando la Vieja Betty dijo "No lo he visto hoy, y estoy sumamente preocupada. ¿No lo han visto aquí en el pueblo?"
"Nadie lo ha visto por aquí. Me dirían si así fuera." Dijo el dueño del mercado. "Le echaremos un vistazo por usted."
"Eso es muy amable de su parte. Si lo ve, dígale que venga a casa de inmediato." Dijo la Vieja Betty. El dueño del mercado asintió en señal de acuerdo mientras le pagaba por la mercancía.
La Vieja Betty pensó en ello de camino a casa. No era usual que Raw Head desapareciera, en especial durante el día que irían al pueblo. El hombre del mercado siempre guardaba las mejores sobras para el viejo y malvado cerdo; y Raw Head nunca se perdía una visita. Cuando la vieja mujer de medicina llegó a casa, mezcló una poción y la virtió en un plato.
"¿A donde se fue ese viejo puerco?" Le preguntó al líquido. Éste se volvió nebuloso y una serie de figuras aparecieron en él. La Vieja Betty vio al cazador bueno para nada que vivía en el risco cercano, merodeando el bosque y cazando jabalíes y puercos salvajes que no le pertenecían. Uno de ellos era Raw Head. Entonces lo vio conducir a los puercos hacia Hog-Scald Hollow, donde los hombres del poblado vecino los masacraban. Ahí vio a su cerdo, Raw Head; muerto junto al resto de los animales y colgado para ser destripado. La imagen final en el líquido era una pila de huesos sangrientos que alguna vez había sido su cerdo, y su cabeza junto a la de otros animales en una pila.
La Vieja Betty estaba furiosa por la muerte de su único amigo. Eso era homicidio. Todos en los tres condados sabán que Raw Head era su amigo, y que ese cazador ladrón y bueno para nada iba a pagar por matarlo.
Ahora, la Vieja Betty usaba magia blanca la mayoría del tiempo; pero también tenía oscuros secretos. Sacó un viejo libro secreto que su abuela le regaló y fue hasta la última página. Encendió varias velas y las colocó alrededor del plato donde aún se veía la imagen de Raw Head y sus huesos sangrientos. Entonces comenzó a cantar: "Raw Head y huesos sangrientos. Raw Head y huesos sangrientos."
La luz de las ventanas desapareció, como si el sol fuera una vela extinguida de un soplido. Nubes oscuras se arremolinaron sobre el claro donde se hallaba la cabaña de la Vieja Betty; y el aullido de espíritus oscuros pudo ser escuchado en el viento que azotaba los árboles.
"Raw Head y huesos sangrientos. Raw Head y huesos sangrientos."
Betty continuó su cántico hasta que un rayo de luz plateada salió del plato y atravesó las ventanas; desapareciendo en dirección a Hog-Scald Hollow.
Cuando el rayo de plata alcanzó la cabeza decapitada de Raw Head, que yacía en el vagón del cazador junto a otras cabezas; la hizo caer del suelo y rodar hasta llegar a los huesos sangrientos que alguna vez habían sido parte del cuerpo. Cuando el vagón del cazador comenzó a moverse en dirección al risco donde éste vivía; la cabeza de Raw Head gritó "¡Huesos sangrientos, levántense y bailen!"
De inmediato, los huesos sangrientos se reformaron hasta parecer el esqueleto de un cerdo que caminaba sobre sus patas traseras, como Raw Head hacía cuando se encontraba solo con Betty. La cabeza se montó en el esqueleto y Raw Head buscó armas en los bosques para usarlas contra el cazador. Tomó los colmillos afilados de una pantera moribunda, las zarpas de un oso muerto mucho tiempo atrás, y la cola de un mapache putrefacto; y las colocó sobre su cuerpo esquelético.
Entonces, Raw Head siguió el camino hacia el risco; buscando al cazador que lo había asesinado. Raw Head se ocultó en el granero donde el hombre guardaba su caballo y vagón, y esperó a que volviera a casa.
Ya había oscurecido cuando el cazador condujo al interior del granero y desató a su caballo. El equino bufó aterrado, sintiendo la presencia de Raw Head en el interior. Preguntándose qué molestaba a su usualmente tranquilo caballo, el cazador miró a su alrededor y encontró a un par de grandes ojos mirándolo desde la oscuridad.
El cazador frunció el ceño, pensando que era algún bromista.
"¿Para qué tienes esos ojos tan grandes?" Se burló, pensando que algún niño quería asustarlo con una máscara.
"Para ver tu tumba." Raw Head gruñó suavemente. El cazador rezongó irritado y puso a su caballo en un corral.
"Muy gracioso. Ha. Ha." Dijo el cazador. Al salir del corral, vio que Raw Head salió un poco más hacia delante. Ahora sus luminosos ojos amarillos y las garras del oso eran perfectamente visibles.
"¿Para qué tienes esas garras tan grandes?" Respondió. "Te ves ridículo."
"Para cavar tu tumba." Raw Head entonó suavemente, su voz un gruñido profundo que le erizó los vellos de la nuca al cazador; que se preguntaba como un niño podía haber hecho ese disfraz tan aterrador. Si es que se trataba de un niño.
Sintiéndose un poco asustado, salió del granero. Raw Head trepó un costado de la construcción y saltó hacia los árboles; en camino a una gran piedra iluminada de por la luz de la luna. Se ocultó a la sombra del peñasco, de manera tal que lo único visible de él eran los brillantes ojos amarillos, las garras de oso y la cola de mapache.
Cuando el cazador llegó al camino junto a la roca, soltó un grito. Observando a Raw Head, dijo: "Casi me detienes el corazón de un susto, niño loco. ¿Para qué tienes esa cola loca?"
"Para barrer tu tumba." Raw Head mugió, su voz encantada hizo eco en el bosque; haciendose más y más fuerte a la distancia. El cazador corrió hacia su cabaña, pero Raw Head era más rápido. Al llegar a su porche, Raw Head salió de entre las sombras y se paró frente a él. El cazador observó con terror los ojos brillantes de Raw Head en esa horrible cabeza de puerco, su cuerpo esquelético con garras de oso, la cola de un mapache y los brillantes dientes de una pantera.
"¿Para qué tienes esos dientes?"
"Para comerte, como tú querías comerme a mí." Raw Head rugió, abalanzándose sobre el cazador bueno para nada; quien dio un último grito a la luz de la luna llena. Luego hubo silencio y el sonido de algo crujiente.
Nada más se supo del cazador que vivía en el risco. Su caballo también desapareció esa noche. Pero a veces, la gente decía ver a Raw Head merodeando el bosque en compañía de su amiga la Vieja Betty. Y una vez al mes, en luna llena; Raw Head montaba el caballo del cazador a través de la ciudad; usando la ropa del hombre sobre sus huesos ensangrentados. En sus manos sangrientas terminadas en garras de oso, llevaba su cabeza; sosteniéndola en lo alto para que todos lo vieran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario