lunes, 5 de octubre de 2015

Oolonga Daglalla - El perro grande.

Mucho menos conocido que la Bestia de Bray Road o el Hombre-Perro de Michigan pero igual de perturbador, la leyenda del Oolonga Daglalla o "Long Dog" ("Perro Largo") sigue resonando fuertemente en los bosques, pantanos y praderas del estado de Tennessee.
La historia se origina en 1847 en la ciudad de Knoxville, gracias a un periódico local que escribió sobre el descubrimiento de un cuerpo destrozado, el cual fue hallado cerca de un pantano local. Algo muy grande y peligroso había masticado y desgarrado el cuerpo hasta dejarlo irreconocible. 
Se sugirió a un oso, un puma e inclusive perros salvajes... pero entre los más viejos de la zona surgió un nombre para identificar al culpable: Long Dog.

El encuentro de Piney Flats.
La historia permaneció en el olvido por casi cuarenta años, hasta que en el área de Piney Flats se descubrió una escena similar a la ocurrida en Knoxville décadas atrás. Los cuerpos de un hombre y una mujer fueron hallados en un camino cercano a uno de los pantanos de Piney Flats.
Las víctimas mostraban rasgos de haber sido atacados por perros salvajes, mordidos y desgarrados con zarpas afiladas que inclusive habían dejado marcas en el hueso. Si bien las teorías se centraron en la obra de un psicópata sanguinario y posteriormente en una jauría de perros.
Se convocó a varios cazadores, a quienes se les pagó por cada perro que mataran. Pero de nuevo, el nombre de Long Dog volvió a surgir entre aquellos que recordaban lo ocurrido en Knoxville. 

Oolonga-Daglalla:
Entre los Cherokee de la localidad se hablaba de un mítico espíritu o demonio llamado Oolonga-Daglalla. El nombre se traduce como "espectro de dientes afilados", y se creía que se trataba de un monstruoso canino de las praderas y pantanos que rugía por la noche y odiaba a los humanos.
Oolonga-Daglalla era una fuerza salvaje y malévola, vengativa y depredadora que acechaba y asesina a todo hombre y mujer lo suficientemente desafortunado para cruzar su camino. Según la mitología, el monstruo no era más que un espíritu de la venganza, una encarnación física de la naturaleza y los animales asesinados por los hombres.
El nombre fue modificado por los colonos europeos, y pasó a ser "Long Dog", en especial luego de que fuese visto por jinetes, tramperos y cazadores al poco tiempo de la ocupación de la zona.
Se le describe como la bestia más rápida de la tierra, un cazador frenético que siempre lograba matar a su objetivo. El animal elegía a una persona, y no importaba lo que ésta intentara hacer, lo rápido que se moviera o los métodos que usara para ocultarse... el Long Dog siempre lograba su cometido.
El animal saltaba sobre su presa y las torturaba, cortándolas poco a poco con sus zarpas y lamiendo la sangre que brotaba de estas.
Podía fingir una falta de interés en la presa y permitir que esta escapara... solo para volver a perseguirla y capturarla como juego. Una vez que se hartaba, Long Dog mataba con una mordida en el cuello.
A diferencia de las bestias de la tierra, el Long Dog mataba por el placer de la caza y el derramamiento de sangre. Los Cherokee le temían y evitaban ir al bosque, colocando símbolos sagrados para delimitar un perímetro y mantenerlo alejado de sus comunidades. Cualquiera que sobreviviera al ataque, era expulsado de la tribu para evitar que el Long Dog atacara la aldea; entonces la víctima debía sobrevivir en el bosque por siete días.
Una vez que ese periodo de tiempo pasaba, la persona podía volver sabiendo que el espíritu no volvería a perseguirlos jamás.

La bestia: 
El Oolonga Daglalla
El Long Dog supuestamente mide 1.80 de largo, similar a un gran felino. Es un cuadrúpedo musculoso y ágil, con patas largas, cabeza pequeña y orejas puntiagudas. La boca del Long Dog está repleta de grandes colmillos, y físicamente mezclaba los peores rasgos de un glotón, una pantera y un lobo.
Sus ojos arden con un fulgor ambarino en la oscuridad, como dos carbones. Su aliento huele a azufre y a su paso deja manchas de sangre por todos lados. Tiene el poder de devorar el espíritu y escupir el cuerpo físico hecho pedazos. Se dice que (de manera similar al zombie), las víctimas del Long Dog se levantaban como abominaciones muertas en vida.
La víctima se transformaba en un zombie sanguinario e incontrolable, que atacaba todo a su paso. Los Cherokee llamaban a esto "la esclavitud de la rabia", y se creía que la víctima perdía su humanidad hasta pasar a ser una criatura babeante, cuadrúpeda e incapaz de pensar.

El túnel Sensabaugh: La morada de Long Dog.
El túnel Sensabaugh.
En medio de Tennesee existe un túnel llamado Sensabaugh, por su proximidad al poblado del mismo nombre. Existe la creencia popular de que el túnel está embrujado, se le relaciona con un portal al infierno y más importante aún; con la leyenda de Long Dog.
Su construcción en 1920 estuvo llena de varios desastres irregulares. Los empleados, la mayoría de ellos inmigrantes chinos y europeos; eran tratados en condiciones inhumanas y prácticamente de esclavitud, sufriendo accidentes que eran ignorados por los capataces y la compañía encargada de construir el túnel.
De estos accidentes, por lo menos uno se relaciona con Long Dog. La leyenda cuenta que durante la construcción, los obreros reportaban no solo el sonido de un animal acechando en el bosque, gruñendo y aullando por las noches; si no también un inusual e inexplicable olor a azufre en el aire.
Una vez que la leyenda de Long Dog se diseminó entre los empleados, éstos se negaron a salir del campamento, mientras que otros sencillamente renunciaban. Unos más descartaron la historia como un mito de los nativos, pero aún así... siempre se mantenía una fogata encendida.
Cuando ya el túnel fue acabado y gran parte de los obreros dejó la zona, ocurrió algo imprevisto y que heló la sangre de los trabajadores que se quedaron a finalizar algunos detalles menores. Una mañana, el capataz encargado se encontró con que los obreros que pasaron la noche en el campamento habían sido desmembrados por un animal salvaje.
Asustado, el capataz volvió a la ciudad e informó a sus jefes de lo ocurrido. El Sr. Sensabaugh, escéptico, decidió adjudicarle la masacre a una manada de perros salvajes y ordenó que los cuerpos fueran enterrados en una parte profunda del túnel, la cual a su vez fue sellada con concreto.
Se dice que las víctimas de Long Dog despertaron como zombies al poco tiempo, y que hasta la fecha merodean por las inmediaciones del túnel tras haber escapado de su prisión de concreto. La leyenda urbana dice que estos zombies son los culpables de los extraños acontecimientos del túnel, y que por las noches se puede escucharlos en medio del bosque, gruñendo y gimiendo como animales salvajes.

La tumba de Molly Crenshaw.

Cerca de la ciudad de St. Louis Missouri, en el condado St. Charles; existe una tumba en medio del bosque que nadie se atreve a perturbar, pues las consecuencias podrían resultar fatales.
Por décadas, los estudiantes de la preparatoria Francis Howell han narrado la historia de Molly Crenshaw; una mujer que fue linchada y quemada durante mediados de los 1800s tras ser encontrada culpable por un muy mal año en las cosechas del pueblo. Dependiendo de la versión de la historia, Molly puede ser una mujer de descendencia haitiana o jamaiquina, una esclava liberada o practicante del vudú que era fanática de lanzar maldiciones a sus vecinos por cualquier tontería.
El final de la odiada mujer llegó durante un terrible invierno, cuando los pobladores decidieron culparla tras que las cosechas fallaran por el intenso frío. Crenshaw fue sacada de su casa, golpeada y linchada por una turba iracunda. La mujer, airada y a punto de morir por el daño infligido, lanzó una advertencia.
Cualquiera que tocara su tumba moriría.
Ignorándola, los campesinos se dispusieron a cortarla en pedazos; los cuales fueron enterrados a lo largo del campo para evitar que la bruja pudiese alzarse de entre los muertos para vengarse de la gente del pueblo.
Pero la magia de Molly siguió activa luego de la muerte de esta, pues la leyenda cuenta que por obra de una venganza extraterrenal; las piezas de la bruja se mueven año con año, acercándose poco a poco bajo la tierra como si fuesen gusanos putrefactos. ¿Y la maldición de la tumba?
Bueno, cabe mencionar que hay registros de dos jugadores de fútbol americano que intentaron robar la lápida durante la década de 1950. Ambos fueron hallados al día siguiente por el alguacil del pueblo... sus cuerpos destrozados habían sido empalados en la reja del cementerio donde Molly descansa hasta este día.

La verdadera Molly Crenshaw.
La "tumba" de Molly Crenshaw.
Aunque la historia de Molly Crenshaw tiene todo el atractivo de una producción de horror hecha en Hollywood, los historiadores locales están de acuerdo en algo: la mujer, al menos como reza la leyenda; jamás existió.
Sí hubo una Molly Crenshaw, pero no era jamaiquina o haitiana; y murió en 1913, no tras ser asesinada por una turba, si no por ingerir ácido carbólico. De acuerdo a los obituarios de St. Charles, Crenshaw era una maestra de escuela que se suicidó luego de que perdió el oído y llegó a mediana edad.

domingo, 4 de octubre de 2015

La bestia vampiro de Bladenboro.

Reconstrucción popular de la Bestia.
Durante el invierno entre 1953 y 1954, la localidad de Bladenboro, Carolina del Norte; fue sede de una extraña serie de muertes de animales cometidos por un depredador desconocido que pronto ganó fama por su brutal modus operandi: la decapitación y aplastamiento de sus víctimas, todas ellas animales domésticos.

El inicio.
La noche del 29 de diciembre de 1954, el jefe de policía de la ciudad de Clarkton (a cuatro kilómetros de Bladenboro) recibió una serie de llamadas en las cuales varios testigos de la zona narraban haber visto un depredador desconocido durante la noche, una bestia "delgada, negra y de metro y medio de largo" a la que se le achaca la muerte de un perro.
Este pequeño prólogo antecedió al 31 de Diciembre, cuando Johnny Vause; un poblador de Bladenboro, encontró muertos a sus dos perros durante la noche. Los dos animales habían sido destrozados y aplastados, y yacían en charcos de sangre, como el mismo Vause explicó al dar el reporte a la policía:
"Mis perros pelearon como los grandes. Había grandes charcos de sangre en el porche. Y un
charco de saliva en la entrada de la casa. Mató a un perro a las 10:30 y lo dejó ahí tirado. Mi
padre envolvió al perro en una manta, pero esa cosa volvió por el cadáver y se fue con él.
A la 1:30 de la mañana, regresó y mató al otro perro antes de huir. Encontramos el cuerpo tres
días más tarde, entre las ramas de un seto. La cabeza de uno de los perros había sido arrancada
y su cuerpo aplastado, como si algo lo hubiese masticado. Al otro perro le habían arrancado 
la quijada."
-Johnny Vause.
Los ataques solo comenzaban.
La noche del primero de enero de 1954, dos perros más fueron hallados en la granja de Woodie Storm; y de acuerdo a un testigo, uno de ellos parecía haber sido masticado y vomitado por algo enorme.
La noche siguiente, un granjero llamado Gary Callahan reportó que su perro fue asesinado durante la tarde de ese día. Dos perros más fueron hallados muertos el 3 de enero, y durante la autopsia, el jefe de policía Roy Fores se encontró con que el animal no tenía nada de sangre en el cuerpo. Fores también añadió que los perros mostraban rastros de haber sido "masticados" y escupidos.
Los diarios locales publicaron artículos el 6 de enero, explicando que la noche del 5, un conejo había sido decapitado limpiamente en el patio de una casa. El 7 de enero, se le sumó un perro más hallado cerca del pantano de Bladenboro.
El dueño de una gasolinera local, Julian Shaw; halló una cabra que de acuerdo a él, había sido "aplastada como si le hubiesen dado con una pala" y que estaba seguro que lo que fuese que mató a la cabra, también había estado matando vacas y cerdos salvajes desde hacia tiempo. 

El encuentro con el monstruo.
La primer descripción de la bestia llegó el cuatro de enero, cuando un residente de nombre Malcolm Frank dijo haber visto un extraño animal cruzando la calle frente a su casa. Lo describió como "de metro y veinte de largo, peludo y con rasgos de oso y pantera". 
El hijo de un hombre de Bladenboro llamado Carl Pate, declaró al poco tiempo que la noche del 3 de enero se encontró con algo "pequeño y que iba junto a una de sus crías". Un tercer avistamiento se dio esa misma noche por James Pittman; que a las once de la noche escuchó un ruido similar al llanto de un bebé fuera de su ventana. Al asomarse, vio que los arbustos al lado de su casa se movían.
Sin embargo, la descripción más clara viene de un hombre llamado Lloyd Clemmons, que fue publicado por el Wilmington Morning Star y reza de la siguiente forma:

"Tengo dos perros. Niggy, uno negro y pequeño, y Peewee; uno café y poco más grande. Mi esposa
y yo nos encontrábamos en la sala. Escuchábamos que los perros estaban intranquilos, la luz de mi
patio delantero estaba encendida y Larry Moore tenía su luz trasera iluminando el otro lado del
patio... Me asomé y vi esta cosa. Me dejó perturbado.
Era como de sesenta centímetros de alto, con una cola de treinta. Era negro y con el rostro de un
gato. Solo que jamás he visto un gato tan grande. Se movía en silencio, sigiloso, como si intentase
atrapar a Niggy y Peewee. Salté con mi escopeta y le disparé, pero solo logré que se escabullera
entre la oscuridad de la noche. Jamás lo vi de nuevo."

Un gupo de cazadores de Wilmington pasaron esa noche rastreando al animal en los pantanos cercanos al pueblo. De acuerdo con lo que encontraron, debía tener zarpas de al menos tres centímetros de largo y un peso de 45 kg. 
El movimiento circular del animal sugería que debía tener crías (lo que coincide con el relato de uno de los testigos) o una pareja cerca. 
La mañana del cinco de enero, el jefe Fores encontró al animal atacando a un perro a lo lejos; pero el canino pudo escapar a su perseguidor. Fores también dijo haber encontrado huellas cerca de la orilla de una cañada próxima a donde el animal atacó días antes. 
La señora C.E. Kinlaw encontró esa noche a un animal que parecía un puma gigantesco, atacando a un perro a tres casas de distancia de la suya. El animal corrió hacia ella al verla, pero dio media vuelta y escapó al escucharla gritar. 
Un niño llamado Dalton Norton reportó haber visto un "gran gato" la noche del 6 de enero. Según él, escuchó un ruido en el porche, como el de un bebé llorando. Entonces la cosa saltó del tejado del porche y salió corriendo hacia otra casa. 
El 11 de enero, dos automóviles se detuvieron en la carretera al encontrar a un depredador de casi metro y medio de largo. Uno de los conductores declaró que el animal tenía orejas cortas, era pardo y que había algo en él que resultaba muy perturbador.

La caza.
Fusell y Woodrow posando con el lince muerto.
Temiendo que la bestia pudiese atacar a los habitantes de Bladenboro, el jefe Roy Fores organizó una compleja cacería usando perros de ataque y a doce cazadores experimentados del pueblo. Para el día siguiente, el 5 de enero, más de quinientas personas rastrearon los bosques y pantanos usando sabuesos.
El 6, el número se incrementó a 800 personas que salieron hacia el pantano. Fores intentó usar perros para hacer salir al animal, pero el plan fue cancelado por oficiales de la ciudad debido al riesgo que suponía no solo para los canes; si no para los curiosos que buscaban encontrar al misterioso depredador.
Sin embargo, fue hasta el 13 de enero que hubo resultado alguno. Luther Davis, un granjero local; mató a un gran lince en su propiedad cerca de las 8:30 de la mañana. Woodrow Fusell, alcalde de Bladenboro; dio una conferencia en la cual explicaba que la bestia había sido asesinada por fin. Pero la población, y en especial los cazadores, se encontraban escépticos de que un gato pequeño fuese capaz de matar perros, cabras y vacas.
Ese mismo día, Bruce Soles, que viajaba de Bladenboro a la comunidad de Tabor City; arrolló a un animal desconocido con su auto. De acuerdo con Soles, el animal tenía los colores de un leopardo, medía sesenta centímetros de alto y pesaba cincuenta kilos. 

La identidad del monstruo.
Un Puma, animal que se cree era la bestia de Bladenboro.
De acuerdo a los reportes de encuentros con la bestia, el animal era definitivamente un gran felino; pero las descripciones varían desde un lince de gran tamaño hasta pumas, leones y leopardos. El cazador S.W. Garrett llegó a la conclusión de que el grito de "bebé" de la bestia era similar a los chillidos producidos por el puma, el gato doméstico y en algunas ocasiones el zorro o el coyote.
El jefe Fores y algunos cazadores de Bladenboro tenían la sospecha de que el animal era un lobo, pues los pobladores más viejos de la zona decían que usualmente se encontraban manadas de estos animales en las zonas que rodeaban el pantano.
C.E. Kinlaw dijo que el animal era un "puma gigantesco", mientras que el Bladen Journal escribió un reportaje en el cual se postulaba al glotón como el culpable más posible; mientras que en otros diarios se sostenía la creencia de que se trataba de un perro que escapó de su dueño y acabó volviéndose salvaje.
Un glotón, también llamado wolverine, carcajou o gulón.
Finalmente, el editor de la gaceta científica del Robesonian dijo que el culpable era definitivamente un gato, y que a juzgar por sus gruñidos y chillidos; era un puma famélico.
La teoría del puma fue confirmada por el programa MonsterQuest, que tras varios análisis llegó a la conclusión de que el atacante era uno de estos felinos.

¿Realidad o fraude?
Un mod del videojuego Zoo Tycoon 2, donde el animal aparece como "Vampire Beast".
Un año después, el alcalde Fussell viajó a Charlotte para conseguir copias del filme "The Big Cat" para su exhibición en Bladenboro al día siguiente. Se imprimieron folletos para el teatro que rezaban "¡Ahora pueden ver al Gato! ¡Lo tenemos en nuestra pantalla!".
Fussell mismo creía que el monstruo era un fraude, aunque fue él mismo quien llamó a los diarios para notificar los perros muertos. Encontró las muertes como algo extraño y dijo que "un poco de publicidad nunca hacía daño":
"Debíamos hacer algo. La ciudad tenía armas hasta los dientes. Incluso los niños llevaban pistolas. El jefe Fores y yo sabíamos que a alguien le iban a disparar. El animal era 90 por ciento falso y 10 por ciento verdad. Los periódicos lo llamaron 'Bestia de Bladenboro' y dijeron que era un vampiro".
-Woodrow Fussell, 1954.
El impacto de la bestia continúa hasta hoy.pues en Bladenboro se sigue realizando un festival anual llamado "El Festival de la Bestia" en el cual, la bestia de Bladenboro (también llamada cariñosamente "Bob") aparece como mascota.
En el género de los videojuegos, se puede encontrar una verstión de la bestia en el juego Zoo Tycoon 2 como parte de la expansión hecha por fans llamada "Paranoia".

lunes, 28 de septiembre de 2015

Relatos de la ruta 491.

Extraído de 4chan.
"Crecí en las comunidades de Gallup y Shiprock, Nuevo México; y he atravesado la autopista 491 en muchas ocasiones. También soy Navajo, pero no de la clase tradicional. Comenzaré diciendo que sí, la autopista 491 en las reservaciones Navajo es extremadamente aterradora durante la noche.
Hasta hace una década, la mayoría de ella era una autopista de dos carriles por la cual transitaban autos suficientes como para pasar por cuatro. Esto, obviamente condujo a una infinidad de accidentes. De hecho si conduces por la autopista durante el día, verás un gran número de cruces y monumentos.

Debo decirles que si alguna vez la transitan... NO se atrevan a recoger autoestopistas, en especial luego de oscurecer. La teoría de los Skinwalkers todavía tiene mucho poder en nuestra reserva; y puedo decirles que si alguna vez encuentran algo raro en su auto al pasar por ahí, deben tener a la mano tabaco o cenizas.
Incluso encender un cigarrillo puede ayudar. Y pase lo que pase, no deben dejar que esa cosa en su auto los toque o les arranque un solo cabello. Oh, ¿y la razón por la cual mencioné lo de los accidentes?
La ruta 491 tiene muchas historias de autoestopistas fantasma, y el tramo entre los condados de San Juan y McKinley tienen la cifra más alta de muertes por accidentes de tráfico en Nuevo México. 
Mi propia madre tuvo un encuentro con lo paranormal en ese pedazo de camino hace varios años.
Mamá trabajaba como oficial de policía a finales de los setenta, y ella y su compañero se encontraban patrullando la entonces autopista 666 (como se le conocía a la 491 entonces) a altas horas de la noche cuando se encontraron a una anciana vestida con la ropa de los Navajo, que caminaba a un lado de la autopista muy despacio. Se orillaron para ver si se encontraba bien y si necesitaba un aventón a casa. Mamá le preguntó en Navajo que si se encontraba bien... y aquí viene lo feo.
La anciana volteó y se acercó al frente del vehículo. Ahí a la luz de los faros, mi madre y su compañero se horrorizaron al darse cuenta de que bajo la pañoleta que cubría su cabeza no había más que un vacío oscuro. No tenía rostro.
Procedieron a salir disparados de ahí a más de cincuenta kilómetros por hora, sin voltear atrás o detenerse hasta que llegaron a una comisaría.

Para finalizar la historia, también puedo decirles que la autopista puede ser fantástica para conducir a la luz de la luna, y hay formaciones de roca que se ven fantásticas y le dan una vibra extraterrestre. Pero eso sí, asegúrense de llevar con ustedes un paquete de cigarrillos.
Solo por si acaso."

viernes, 25 de septiembre de 2015

La leyenda de Black Vaughan.

Kingston es una ciudad ubicada en la región de Herefordshire, en la frontera entre Inglaterra y Gales. En ella, se localiza la iglesia de St. Mary; donde en una tumba de mármol descansan los restos de Ellen y Thomas Vaughan.
Thomas fue un terrateniente del siglo XV que peleó en el lado de los York durante la Guerra de las Rosas. Fue asesinado en la batalla de Banbury en 1469, y su cuerpo decapitado devuelto a Kingston para ser enterrado. Pero la muerte no otorgó el descanso a Thomas, pues de acuerdo con la población de Kingston, Thomas Vaughan regresó de la muerte como una entidad llamada Black Vaughan; que rápidamente se hizo de una reputación negativa y llena de terror.

Black Vaughan atormentaba a los viajeros y a sus animales, aparecía en los caminos para asustar a los caballos, ocasionaba que el ganado fuera en estampida hacia el río, agriaba la leche de las vacas y en general intentaba reducir Kingston a una ruina.
La gente, asustada por Black Vaughan, comenzó a dejar de visitar Kingston y la economía del pueblo rápidamente cayó en picada; al grado de que muchos pobladores tuvieron que vender sus casas y migrar a otros sitios. El acto final, y que convenció al pueblo de que debían ponerle un alto a Black Vaughan; fue cuando el espíritu adoptó la forma de un gran toro Hereford y atacó la iglesia de St. Mary.
Un grupo de granjeros se armó de valor y peregrinó a Gales con el fin de buscar a un sabio que vivía en las montañas. Luego de escuchar sus súplicas y enterarse de lo que ocurría, el anciano exclamó: "Ah, este es un espíritu malvado y no obtendrán la paz hasta que lo pongan a descansar".
El sabio explicó qué debían hacer para que Black Vaughan descansara finalmente:
"No será fácil. Primero deberán reunir a doce personas de buen corazón y gran fuerza, y deberán llevar con ellos a una mujer y a un bebé inocente. Y deberán leerle a Black Vaughan, porque es un gran espíritu y crecerá más; pero si le leen la Biblia y rezan contra él, entonces lo dañarán. No deben dejar caer el libro, pase lo que pase. Deben pararse frente al fantasma y leer, leer, leer hasta que se encoja. Solo entonces podrán capturarlo y enterrarlo como a una rata."

Los hombres volvieron a Kingston, y durante una noche de otoño se reunieron las doce personas frente a la iglesia. Cada uno llevaba una vela y vestía un manto blanco. Se colocaron en un amplio círculo en el centro de la iglesia, donde se colocó una pequeña caja de plata en el medio. Afuera del círculo, una mujer sostenía a un niño que había nacido el día anterior. Muchos curiosos se acercaron, intentando ver qué ocurriría.
Entonces comenzaron a leer.
Se entonaron salmos, y el más viejo del grupo habló con voz poderosa: "¿Estás ahí Black Vaughan?". No hubo respuesta, pero la tensión se incrementó entre los pobladores mientras el viento fuera de la iglesia se tornó en una tempestad. Los elegidos siguieron rezando, hasta que se escuchó un ruido súbito sobre el círculo, algo que se movía en el aire y apagó una vela. Aterrorizado, el portador de ésta la dejó caer al piso, cayendo de rodillas y tirando su biblia al piso.
La muchedumbre ahogó un grito, y el bebé comenzó a llorar. De la oscuridad sobre la iglesia se escuchó una risa triunfal de ultratumba. Una a una se apagaron las velas, mientras las personas del público entraron en pánico y oración. El mal estaba en la iglesia, riéndose de ellos y jugando con su terror.
Cuando la gente intentó llegar a las puertas, el más anciano de los elegidos gritó: "¡No! ¡No se rindan! ¡No le teman! ¡Escúchenlo! Lo hemos hecho venir con nosotros... y se hace más y más pequeño. Tengan valor, amigos. Solo así lo venceremos."
Con estas palabras, los pobladores volvieron con vergüenza de que hubiesen temido que Black Vaughan fuese más poderoso que Dios en su propia casa. Black Vaughan se enfureció y se abalanzó sobre el grupo, apagando una quinta, sexta y séptima vela. Conforme la iglesia se oscureció más, la gente cayó en un silencio ominoso.
El anciano estaba correcto. La risa de Black Vaughan ya parecía más la de un niño que la de un hombre; y ese fue el detonante para que la población ganara valor. Ocho y nueve velas ya estaban apagadas. El ritual funcionaba.
La gente vitoreó al anciano, mientras éste leía como Jesús ahuyentó a los demonios de un demente. Se escuchó el ruido de algo que chocaba contra las ventanas y el techo, como si un ave estuviese atrapada dentro del templo y luchara por salir. Black Vaughan, debilitado, buscaba escapar. El anciano no se detuvo, incluso mientras se apagaban las décima y onceava velas. Tomó su vela con la mano derecha y oró porque el espíritu fuese conquistado.
La llama creció más y más brillante, hasta que iluminó tanto como las doce velas y entonces se oyó que algo pequeño caía al piso en el centro del círculo. El anciano gritó: "¡En el nombre del padre, el hijo y el espíritu santo... te ordeno, Black Vaughan, que entres a la caja que yace aquí en el piso!"

Y no hubo más que silencio.
El anciano preguntó: "¿Black Vaughan, Black Vaughan... en donde descansarás?". Se detuvo y la congregación escuchó desconcertada mientras una pequeña voz espectral dijo: "En donde sea, en donde sea... pero no en el Mar Rojo."
"Está en la caja". Anunció el anciano. La iglesia se llenó de gritos emocionadas mientras la caja fue sellada con hilo y colocada en el interior de un cofre de hierro. A la luz de una antorcha, el anciano condujo a sus compañeros y pobladores a un estanque pequeño; donde arrojaron a Black Vaughan.
Hasta este día, Black Vaughan yace en el fondo del estanque. Más enojado que nunca, siempre buscando como huir. Si se encuentra un cofre en un estanque de Kingston, se le deja solo... pues aún existe el temor de liberar a Black Vaughan.

El encuentro con Ojos Rojos.

Extraído de 4chan.

"Tengo una historia decente, pero no posteo demasiado... así que por favor ténganme un poco de tolerancia.
Cuando tenía 10 años, vivía con mi hermano, mi madre y el último de los novios de ésta. Mamá era una maldita hambrienta de dinero, así que nunca salía con alguien que fuese pobre. Vivíamos en casa de su novio, una casa grande de dos pisos, tres habitaciones y unas cuantas yardas de terreno alrededor.
El lugar estaba el borde de un bosque muy denso, cerca de unas vías de tren abandonadas. 
Mi hermano siempre había sido un niño algo loco, corría constantemente explorando y buscando cosas por todos lados. Yo era un ermitaño que vivía encerrado jugando videojuegos. Básicamente, no llegué a ver todas las cosas que mi hermano vio, aunque a decir verdad quizás no me habrían interesado, de todos modos.
Todo iba bien hasta que llevábamos dos semanas viviendo ahí. Mi hermano dejó de salir, comenzó a orinarse en la cama todas las noches (lo que nunca había pasado) y adoptó una actitud de temor hacia el exterior de la casa. Sabía que algo estaba mal con él, así que intenté preguntarle qué rayos sucedía.
Me dijo que todos los días veía a este... "hombre lobo", al cual llamaba Ojos Rojos. El monstruo lo acechaba, e inclusive a veces le hablaba diciéndole que se acercara, en algunas ocasiones usando la voz de mi madre o la mía. En un principio, Ojos Rojos se quedaba parado en la orilla del bosque; pero mi hermano decía que ya después de un rato se acercaba a la casa y observaba a través de la ventana.
Me dieron escalofríos, pero conociéndolo me limité a pensar que solo intentaba asustarme. No sería la primera vez que lo hacía. Aunque con el tiempo me asusté en verdad, porque su comportamiento siguió igual de raro, parecía que todo le aterrorizaba y ya no salía de la casa por sí solo.
"Quiero ver a esta cosa", me dije. Quería encontrarlo, así que pasé varias noches asomado a la ventana esperando ver salir a un monstruo de los bosques... hasta que en una ocasión, finalmente lo encontré. 
Estaba mirando el borde de los bosques cuando logré divisar estos dos ojitos rojos que brillaban en la oscuridad entre los árboles. Me congelé. Dios, esa cosa era real. Tuve problemas para respirar, y traté de convencerme de que esta cosa era un lobo. 
Me despegué de la ventana por un segundo, intentando comprender lo que acababa de ver. Juro que no fue más que un par de segundos, y que esta cosa debía ser sobrenaturalmente rápida... porque cuando volví la cabeza hacia la ventana, ESTABA AHÍ, con la cara pegada en el cristal.
Debo mencionar que estaba en la planta alta de la casa, así que ya se imaginarán que para entonces estaba cagando ladrillos. Lo observé sin saber qué hacer por un momento que parecía toda una eternidad... esos malditos ojos rojos, brillando con puro odio. No, odio no.
Con hambre.
Me oriné encima, y fue entonces que entendí qué pasaba con mi hermano
Al día siguiente, desperté empapado en una mezcla de orina y sudor. Mi hermano se levantaba más temprano que yo, así que corrí a verlo para decirle que lo había visto. Había encontrado a Ojos Rojos. Eso pareció relajarlo, confirmar que no se estaba volviendo loco y que esa cosa era real.
Hablamos al respecto y mi hermano me confesó varias cosas que yo ignoraba.
Ojos Rojos se limitaba a permanecer quieto y observar desde una distancia, aunque en las últimas ocasiones que mi hermano salía a jugar al bosque; ya lo perseguía a toda velocidad entre los árboles. Corría como un cojo, moviéndose y temblando erráticamente, con las piernas torcidas como una especie de jorobado de película. 
Y sí, hablaba con él... pero jamás movía la boca. Digamos que... que solo observaba.
Sabiendo eso, y que ya confirmamos que era real; decidimos ir a cazarlo en grupo con amigos. Quizás un gran número de personas lo aterrorizarían y lo ahuyentarían del bosque. Organizamos la cacería con los amigos de mi hermano, y cada quien se equipó con el cuchillo de cocina más grande que pudiera encontrar.
No hallamos a Ojos Rojos, pero sí dimos con un claro en medio del bosque. Digo claro porque parecía que alguien o algo había destrozado los árboles para hacer un hueco ahí. Había toda clase de basura rara: envases y latas vacíos, ropa vieja y sucia, huesos, cadáveres de animales en varios grados de descomposición... era algo maligno. Como de una película de horror.
Estuvimos un rato, hasta que escuchamos cosas inusuales.
Primero fue algo natural. Algún animal moviéndose entre los arbustos, pisando ramas y follaje en el piso del bosque.
Después vinieron los gruñidos y gemidos guturales. Algunos chicos del grupo pensaron que era un vagabundo enojado porque habíamos encontrado su "hogar"; pero mi hermano y yo sabíamos de qué se trataba. Corrimos fuera de los bosques, dispersando el grupo. Nosotros acabamos corriendo a la casa, donde no hablamos nada al respecto; solo que esa mierda había sido aterradora.
Lo que pasó al día siguiente fue muy perturbador.
Mi hermano me arrastró al patio trasero para jugar, porque ya no quería salir solo. La única razón por la que lo acompañé y no lo mandé al diablo, fue porque sabía que algo afuera intentaba matarlo. Caminamos al patio trasero y de pronto, bam. Sangre por todos lados.
Huesos ensangrentados, carne podrida y vísceras diseminadas a lo largo del patio trasero. Y era un maldito patio gigantesco, quizás de uno o dos acres. Nos miramos el uno al otro, sabiendo exactamente de qué se trataba. Ojos Rojos sabía que nosotros estuvimos en su casa, y esta era su forma de advertirnos que no lo hiciéramos de nuevo.
Corrimos al interior y le dijimos a Bob (el novio de mamá) que fuera por su rifle. Bob creyó que estábamos exagerando, se enojó y fue con nosotros para cerciorarse de que estábamos diciendo estupideces. Se puso súper pálido al ver el desastre, y ordenó que nos quedáramos en el interior de la casa mientras él limpiaba.
Le pregunté qué había hecho eso, y no me dijo nada, pero estoy seguro de que sabía de Ojos Rojos. Naturalmente, me respondió que seguro había sido un perro salvaje y que no me preocupara al respecto. 
¿Un perro? Con una mierda si no sé que me está mintiendo. Mi hermano y yo nos quedamos dentro por el resto de la semana, y a raíz de eso jamás volvimos a hablar de Ojos Rojos incluso después de salir de esa casa. Han pasado diez años desde entonces, y apenas tratamos el tema durante una cena familiar. 
Me confesó que Ojos Rojos se portó mucho más temerario luego del incidente en el bosque. Sabía que le temíamos, así que seguía a mi hermano cada momento del maldito día; incluso a pocos metros de distancia a plena luz del sol. Siempre diciéndole que fuera con él, que lo ayudara.
Mi hermano todavía se estremece al hablar de ello, y ahora somos adultos de veintitantos años.
Todavía tiene pesadillas con Ojos Rojos.
Afortunadamente, creo que Ojos Rojos no podía abandonar el área; porque luego de que mamá dejara a Bob y nos mudáramos de esa casa; jamás volvimos a verlo."

martes, 22 de septiembre de 2015

Polybius - el videojuego maldito.

El screen inicial de Polybius.
El mundo de los videojuegos genera toda clase de leyendas en torno a él. Desde easter eggs extraños y desconcertantes como las bolsas de cadáveres en Grand Theft Auto: San Andreas, la implicación del Hypno pedófilo en Pokémon Leaf Green y Fire Red o las referencias a la cultura popular en World of Warcraft; hasta supuestos eventos paranormales como Ben en The Legend of Zelda: Majora's Mask, el síndrome de Lavender Town en la versión japonesa original de Pokémon Red y Green o Tails Doll en ciertos videojuegos de Sonic. Pero pocas historias han trascendido el tiempo como la mítica existencia de Polybius...

¿Qué es Polybius?
De acuerdo a la leyenda urbana, Polybius era una maquinita o gabinete de arcade que producía toda clase de efectos psicológicos en quienes lo jugaban. La historia describe que los jugadores sufrían amnesia, terrores nocturnos y eventualmente dejaban los videojuegos por completo.
Se dice que solo duró un mes de 1981, y que desapareció sin dejar evidencia. Hasta la fecha, no hay evidencia factible de que Polybius haya existido siquiera. El nombre se origina de Polybius, un historiador griego que decía que nunca se debía reportar aquello que no se pudiese verificar por medio de entrevistas con testigos presenciales.

La leyenda de Polybius.
La leyenda urbana cuenta sobre la aparición de un nuevo videojuego en las arcades de varios suburbios de Portland, Oregon; algo que en 1981 era todavía visto como una novedad. El juego era tan popular que había largas filas para jugarlo, derivando inclusive en feroces peleas para determinar quién lo usaría a continuación.
Se menciona que las máquinas eran visitadas constantemente por "hombres de negro", los cuales recogían datos desconocidos a partir de un dispositivo ubicado en el interior del gabinete; con el fin de probar las respuestas de los efectos psicoactivos que la máquina producía en los jugadores. Entre estos se habla de amnesia, insomnio, stress, pesadillas y terrores nocturnos; así como una aversión tal a los videojuegos que uno de los involucrados acabó volviéndose un activista anti-gaming.

Polybius fue supuestamente inventado por la compañía Sinneslöchen, que en alemán significa algo así como "borrar sentidos" o "privación sensorial". La leyenda aparece por primera vez en la página coinop.org el 3 de agosto de 1998; en donde el autor dice que posee un ROM funcional del juego y que pudo dataminarlo para extraer fragmentos de texto entre los que se incluye un copyright de 1981 a nombre de Sinneslöchen.
Algunos usuarios de internet y folkloristas urbanos creen que la leyenda se originó a partir de relatos sobre una versión beta de "Tempest" que ocasionó problemas relacionados con epilepsia fotosensitiva, náusea y vértigo. Se tiene registro de que dos jugadores enfermaron el mismo día de 1981 en Portland tras jugar Asteroids por 28 horas en un intento por romper el récord mundial.