Extraído de 4chan.
"Tengo una historia decente, pero no posteo demasiado... así que por favor ténganme un poco de tolerancia.
Cuando tenía 10 años, vivía con mi hermano, mi madre y el último de los novios de ésta. Mamá era una maldita hambrienta de dinero, así que nunca salía con alguien que fuese pobre. Vivíamos en casa de su novio, una casa grande de dos pisos, tres habitaciones y unas cuantas yardas de terreno alrededor.
El lugar estaba el borde de un bosque muy denso, cerca de unas vías de tren abandonadas.
Mi hermano siempre había sido un niño algo loco, corría constantemente explorando y buscando cosas por todos lados. Yo era un ermitaño que vivía encerrado jugando videojuegos. Básicamente, no llegué a ver todas las cosas que mi hermano vio, aunque a decir verdad quizás no me habrían interesado, de todos modos.
Todo iba bien hasta que llevábamos dos semanas viviendo ahí. Mi hermano dejó de salir, comenzó a orinarse en la cama todas las noches (lo que nunca había pasado) y adoptó una actitud de temor hacia el exterior de la casa. Sabía que algo estaba mal con él, así que intenté preguntarle qué rayos sucedía.
Me dijo que todos los días veía a este... "hombre lobo", al cual llamaba Ojos Rojos. El monstruo lo acechaba, e inclusive a veces le hablaba diciéndole que se acercara, en algunas ocasiones usando la voz de mi madre o la mía. En un principio, Ojos Rojos se quedaba parado en la orilla del bosque; pero mi hermano decía que ya después de un rato se acercaba a la casa y observaba a través de la ventana.
Me dieron escalofríos, pero conociéndolo me limité a pensar que solo intentaba asustarme. No sería la primera vez que lo hacía. Aunque con el tiempo me asusté en verdad, porque su comportamiento siguió igual de raro, parecía que todo le aterrorizaba y ya no salía de la casa por sí solo.
"Quiero ver a esta cosa", me dije. Quería encontrarlo, así que pasé varias noches asomado a la ventana esperando ver salir a un monstruo de los bosques... hasta que en una ocasión, finalmente lo encontré.
Estaba mirando el borde de los bosques cuando logré divisar estos dos ojitos rojos que brillaban en la oscuridad entre los árboles. Me congelé. Dios, esa cosa era real. Tuve problemas para respirar, y traté de convencerme de que esta cosa era un lobo.
Me despegué de la ventana por un segundo, intentando comprender lo que acababa de ver. Juro que no fue más que un par de segundos, y que esta cosa debía ser sobrenaturalmente rápida... porque cuando volví la cabeza hacia la ventana, ESTABA AHÍ, con la cara pegada en el cristal.
Debo mencionar que estaba en la planta alta de la casa, así que ya se imaginarán que para entonces estaba cagando ladrillos. Lo observé sin saber qué hacer por un momento que parecía toda una eternidad... esos malditos ojos rojos, brillando con puro odio. No, odio no.
Con hambre.
Me oriné encima, y fue entonces que entendí qué pasaba con mi hermano
Al día siguiente, desperté empapado en una mezcla de orina y sudor. Mi hermano se levantaba más temprano que yo, así que corrí a verlo para decirle que lo había visto. Había encontrado a Ojos Rojos. Eso pareció relajarlo, confirmar que no se estaba volviendo loco y que esa cosa era real.
Hablamos al respecto y mi hermano me confesó varias cosas que yo ignoraba.
Ojos Rojos se limitaba a permanecer quieto y observar desde una distancia, aunque en las últimas ocasiones que mi hermano salía a jugar al bosque; ya lo perseguía a toda velocidad entre los árboles. Corría como un cojo, moviéndose y temblando erráticamente, con las piernas torcidas como una especie de jorobado de película.
Y sí, hablaba con él... pero jamás movía la boca. Digamos que... que solo observaba.
Sabiendo eso, y que ya confirmamos que era real; decidimos ir a cazarlo en grupo con amigos. Quizás un gran número de personas lo aterrorizarían y lo ahuyentarían del bosque. Organizamos la cacería con los amigos de mi hermano, y cada quien se equipó con el cuchillo de cocina más grande que pudiera encontrar.
No hallamos a Ojos Rojos, pero sí dimos con un claro en medio del bosque. Digo claro porque parecía que alguien o algo había destrozado los árboles para hacer un hueco ahí. Había toda clase de basura rara: envases y latas vacíos, ropa vieja y sucia, huesos, cadáveres de animales en varios grados de descomposición... era algo maligno. Como de una película de horror.
Estuvimos un rato, hasta que escuchamos cosas inusuales.
Primero fue algo natural. Algún animal moviéndose entre los arbustos, pisando ramas y follaje en el piso del bosque.
Después vinieron los gruñidos y gemidos guturales. Algunos chicos del grupo pensaron que era un vagabundo enojado porque habíamos encontrado su "hogar"; pero mi hermano y yo sabíamos de qué se trataba. Corrimos fuera de los bosques, dispersando el grupo. Nosotros acabamos corriendo a la casa, donde no hablamos nada al respecto; solo que esa mierda había sido aterradora.
Lo que pasó al día siguiente fue muy perturbador.
Mi hermano me arrastró al patio trasero para jugar, porque ya no quería salir solo. La única razón por la que lo acompañé y no lo mandé al diablo, fue porque sabía que algo afuera intentaba matarlo. Caminamos al patio trasero y de pronto, bam. Sangre por todos lados.
Huesos ensangrentados, carne podrida y vísceras diseminadas a lo largo del patio trasero. Y era un maldito patio gigantesco, quizás de uno o dos acres. Nos miramos el uno al otro, sabiendo exactamente de qué se trataba. Ojos Rojos sabía que nosotros estuvimos en su casa, y esta era su forma de advertirnos que no lo hiciéramos de nuevo.
Corrimos al interior y le dijimos a Bob (el novio de mamá) que fuera por su rifle. Bob creyó que estábamos exagerando, se enojó y fue con nosotros para cerciorarse de que estábamos diciendo estupideces. Se puso súper pálido al ver el desastre, y ordenó que nos quedáramos en el interior de la casa mientras él limpiaba.
Le pregunté qué había hecho eso, y no me dijo nada, pero estoy seguro de que sabía de Ojos Rojos. Naturalmente, me respondió que seguro había sido un perro salvaje y que no me preocupara al respecto.
¿Un perro? Con una mierda si no sé que me está mintiendo. Mi hermano y yo nos quedamos dentro por el resto de la semana, y a raíz de eso jamás volvimos a hablar de Ojos Rojos incluso después de salir de esa casa. Han pasado diez años desde entonces, y apenas tratamos el tema durante una cena familiar.
Me confesó que Ojos Rojos se portó mucho más temerario luego del incidente en el bosque. Sabía que le temíamos, así que seguía a mi hermano cada momento del maldito día; incluso a pocos metros de distancia a plena luz del sol. Siempre diciéndole que fuera con él, que lo ayudara.
Mi hermano todavía se estremece al hablar de ello, y ahora somos adultos de veintitantos años.
Todavía tiene pesadillas con Ojos Rojos.
Afortunadamente, creo que Ojos Rojos no podía abandonar el área; porque luego de que mamá dejara a Bob y nos mudáramos de esa casa; jamás volvimos a verlo."
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