Luego del hundimiento del Titanic, se replantearon las técnicas de construcción y seguridad referentes a barcos, en especial después de que emergieran testimonios que daban fe de la falta de entrenamiento de la tripulación y la falta de botes salvavidas.
El primero de mayo, la revista "Popular Magazine", deleitó a sus lectores con la historia "El Fantasma Blanco del Desastre"; la cual narraba el choque de un buque de pasajeros con un iceberg en el Atlántico, así como una descripción bastante gráfica del hundimiento y las muertes de los pasajeros. Esta similitud con el desastre del Titanic capturó la atención del público de manera poderosa; y no tardó demasiado para que comenzaran a aparecer otras publicaciones que parecían vaticinar lo que ocurrió en Newfoundland la noche del 14 de abril.
El Titan y Atlantis: ¿Coincidencia o premonición?
Algunos lectores de la época no pasaron por alto las coincidencias del Titanic con "Futility", un libro escrito en 1898 por el autor Morgan Robertson. El libro, también conocido como "El Hundimiento del Titán", detallaba la historia de un barco de pasajeros británico llamado "Titan"; el cual no solo se consideraba inundible como su contraparte real, sino que además presentaba otros elementos proféticos del Titanic como la falta de botes salvavidas, un viaje inaugural en abril y la forma en que se hundía al impactar un iceberg en el Atlántico Norte.
Sin una relación aparente, entre el 9 de enero y el 24 de abril de 1912; el periódico alemán Berliner Tageblatt publicó una novela serial escrita por Gerhard Hauptmann, la cual a su vez fue traducida y publicada por S. Fischer Verlag como "Atlantis".
Atlantis es una historia romántica situada en un barco llamado Roland, que como puede imaginarse, se hunde en la historia de forma bastante parecida al Titanic. Las descripciones dadas por Hauptmann fueron tan precisas en relación a los testimonios de los sobrevivientes del Titanic, que incluso la adaptación fílmica del libro fue prohibida por el gobierno Noruego por ser considerada de mal gusto.
El fenómeno del callejón del Iceberg.
Un iceberg en la costa de Newfoundland.
Además de la novela de Robertson y el Atlantis, existen otros fenómenos sobrenaturales relacionados con el barco y que, van más allá de una coincidencia. Muestra clara es el fenómeno en el callejón del Iceberg, en la costa de Newfoundland y muy cerca de donde el Titanic descansa bajo las aguas.
Durante la segunda mitad del siglo XX un gran número de barcos de pasajeros, militares y comerciales registraron encuentros con orbes de luz que parecían volar sin rumbo al ras del agua, interferencias en las señales de radio y llamadas de auxilio que provienen de la nada. En una ocasión, la tripulación de una nave mercante incluso reveló haber estado a punto de colisionar con un gigantesco trasatlántico que emergió de la nada y se desvaneció metros antes de impactarlo.
Pero de estos, el caso más notorio fue el del SS Winterhaven, en 1977.
El Capitán Smith y el Winterhaven.
En una noche de 1977, Leonard Bishop, segundo oficial del trasatlántico de lujo Winterhaven, daba una ronda por la cubierta del barco cuando fue interceptado por un pasajero. El pasajero le pidió de manera cortés que si podía darle un recorrido por la cubierta, a lo que Bishop accedió. Durante el pequeño paseo, Bishop notó que el hombre parecía interesado en cada detalle de la embarcación; incluso elementos técnicos y relacionados a la construcción del barco. Eso le produjo una sensación de incomodidad, pero la descartó achacándola a que tal vez el hombre era un fanático de la navegación.
Tras el paseo, se despidió de él y no volvió a verlo; pero esa sensación de que algo no iba del todo bien se quedó con él. Bishop olvidó la historia por varios años, hasta un día que encontró una fotografía mientras paseaba por un museo naval. Al inquirir sobre la identidad del hombre en la imagen, pues se le hacía bastante familiar, la sorpresa de Bishop fue mayúscula al darse cuenta de que se trataba del capitán Edward John Smith; quien comandó el Titanic en su fatídico viaje inaugural y que, para 1977, llevaba más de sesenta años muerto.
El fantasma del capitán Smith parece no estar relegado al sitio donde descansa bajo las aguas, pues también se le ha visto en otros lugares. En concreto, en lo que fue su hogar en el poblado de Staffordshire, Inglaterra. Según una pareja de apellido Bonnier, rentaron el lugar por diez años; experimentando toda clase de actividad paranormal: Susurros, golpes, puntos fríos, inundaciones inexplicables en la cocina e incluso la figura espectral del capitán Smith haciéndose presente en el dormitorio principal de la sala.
La Momia.
Existe una leyenda que hasta la fecha, no ha sido corroborada o desmentida. De acuerdo con la historia, se dice que entre el cargamento del Titanic se encontraba una momia egipcia del Museo Británico, la cual tenía como destino el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York y que supuestamente cargaba una maldición con ella.
Los Fantasmas del Titanic.
Réplica de la escalera principal del Titanic en el Luxor.
Los expertos en lo paranormal sugieren que en muchas ocasiones, los espíritus de personas que murieron en circunstancias trágicas pueden arraigarse a objetos, muebles o lugares. Por esto, no resultaría descabellado creer en los incontables reportes de actividad sobrenatural en colecciones y exhibiciones relacionadas con el naufragio.
La exposición "Titanic: The Artifact Exhibition" en el hotel Luxor de Las Vegas, cuenta con más de trescientos objetos recuperados del Titanic; y naturalmente, tiene bastantes historias de eventos fantasmales en torno a ella. Por ejemplo, tanto visitantes como personal del hotel aseguran sentirse observados o seguidos por presencias invisibles, el ruido de pisadas en el piso alfombrado o voces que conversan entre sí; golpes y empujones; así como sombras y figuras etéreas que recorren las salas y pasillos. El curador de la exposición, Joe Zimmer, incluso ha sido atacado por un espíritu que gusta de jalar la ropa de la gente, y escuchado música fantasmal proveniente de salas vacías o cerradas al público.
Uno de los espíritus más famosos es el de Frederick Fleet, el vigía que vio el iceberg esa noche. Y es que aunque Fleet logró sobrevivir, vivió el resto de su vida con un abrumador sentimiento de culpa; hasta suicidarse en 1964 después de perder a su esposa. Fleet ha sido visto en la recreación del salón principal del Titanic, junto a una mujer joven que porta un vestido negro y lleva el cabello atado en un moño.
El incidente más famoso con esta mujer espectral, ocurrió el mismo día de la inauguración de la exposición. Ese día, un fotógrafo estaba preparando su cámara para la inauguración cuando vio a una mujer con ropa de inicios de siglo descendiendo por la escalera réplica del Titanic. Esto lo extrañó, pues hasta donde sabía no tenía porqué haber personal o visitas presentes a esa hora. De cualquier forma, le pareció adecuado pedirle que posara para una fotografía. La mujer sin embargo, se limitó a observarlo por un momento y después desapareció en el aire.
Otro fenómeno es el de una fotografía de Bruce Ismay, entonces dueño y director administrativo de la White Star. Una mañana, el personal del hotel asignado a la exhibición encontró la fotografía en el suelo de la sala principal. Lo que las cámaras de seguridad revelaron al poco tiempo, hizo que varios empleados renunciaran: Resulta que en las grabaciones, se aprecia como la fotografía empieza a sacudirse violentamente, para luego ser movida por una presencia invisible.
Otra exhibición del Titanic supuestamente embrujada, es la Titanic Aquatic del acuario de Georgia; con reportes parecidos a los de la exposición del Luxor. Apariciones, ruidos repentinos, música de principios del siglo XX, ataques físicos y fenómenos de voz electrónica se reportan constantemente; pero el fantasma más aterrador es el de una anciana decrépita que se manifiesta en la réplica de uno de los camarotes del barco; y que gusta de aparecer de golpe frente a los visitantes, asustarlos y desvanecerse soltando carcajadas.