El fenómeno conocido como "Los Rostros de Bélmez" comienza en agosto de 1971, cuando un ama de casa de la localidad andaluz de Bélmez descubrió que durante la noche se había formado una mancha en el piso de concreto de su cocina.
La idea inicial de que se tratara de suciedad común y corriente se descartó una vez que, al igual que en una película de horror, comenzó a crecer y a convertirse en la clara imagen de un rostro femenino. La aterrada ama de casa, María Gómez, le ordenó a su esposo e hijo que se hicieran cargo de la extraña manifestación.
Juan y Miguel Pereira tomaron picos y palas, y quebraron el piso de la cocina; para luego reconstruirlo con una capa fresca de cemento. Por unos cuantos días, la vida de María y su familia regresaron a la normalidad... hasta que la fantasmal imagen volvió a aparecer una semana después.
El rostro, al que se le llamó "La Pava", fue preservado por órdenes del alcalde de Bélmez una vez que se enteró de las intenciones de los Pereira para destruir la imagen por segunda ocasión. El fragmento de piso fue extraído y preservado, mientras que se ordenó una investigación en la propiedad para descubrir cosas inusuales respecto a ella.
La labor reveló que la casa había sido construida sobre lo que anteriormente fue un cementerio, y una excavación en la cocina concluyó en el hallazgo de varios cadáveres que databan de la edad media en el siglo XIII. Se creyó que luego de enterrar los restos en un cementerio católico local, se daría fin a los extraños sucesos en casa de la familia Pereira; y así fue al principio, pues dos semanas después apareció el rostro de un hombre en el piso de la cocina; seguido por el de una mujer que no era la Pava y quince más pequeños en torno al de ésta.
Para 1972, la historia se había popularizado y "La Casa de las Caras" se tornó en un destino turístico que atraía a cientos de personas no solo de España, si no de países vecinos como Francia e Italia.
La investigación del caso y la teoría de la fotografía psíquica.
La imagen tal y como aparecía en el piso de la cocina.
Los investigadores Hans Bender y Germán de Argumosa investigaron el caso, con Bender escribiendo un reporte en su diario Zeitschrift fur Parapsychologie y nombrándolo como el caso más importante de fenómenos paranornales en el siglo XX. Otros expertos en parapsicología dedujeron que se debía tratar de un fenómeno de fotografía psíquica, una situación psicoquinética en la cual un agente humano proyectaba de manera consciente o inconsciente las imágenes en el piso.
En este caso, el primer sospechoso fue María Gómez. Para apoyar esta teoría, se observó que algunas expresiones de los rostros eran similares a las emociones de María, y que la actividad solía reducirse cuando la mujer se hallaba lejos de casa.
Como parte de la labor, se llevaron muestras del cemento en la cocina al Instituto de Cerámica y Vidrio para un análisis, el cual sin embargo no encontró rastros de pintura o tintes en el material. En otro experimento posterior, el piso de la cocina fue fotografiado, cubierto con una manta sellada en los bordes; y se recubrió la habitación y las ventanas con cera para prevenir intervenciones o descubrir si efectivamente los Pereira realizaban las imágenes.
Todo esto tuvo lugar frente a un equipo de televisión alemán y el notario de la ciudad. La cocina permaneció intacta por tres meses, y pasado el plazo se removió tanto la manta como la cera para ver que efectivamente los rostros habían evolucionado y cambiado de lugar en el piso.
"En Bélmez, se observaron cambios notables en la configuración de los rostros durante el periodo en que el fenómeno se encontraba protegido de interferencia (evento supervisado por un notario público). Por ello concluyo que el origen debe ser paranormal."
-Extracto del reporte de Hans Bender.
José Martínez Romero publicó un libro llamado "Las Caras de Bélmez", que recopilaba varias anécdotas relacionadas al caso; y donde se manejaba el ángulo de la posibilidad de que fuesen falsificadas, lo que de acuerdo a Argumosa presentaba un argumento para descalificar lo ocurrido.
En el libro "The Seen and the Unseen" de Andrew Mackenzie, se aborda a fondo el caso de Bélmez durante el primer capítulo. Otros estudios realizados por el ICV de España, llegaron a la conclusión de que no había rastros de pinturas en una serie de muestras obtenidas en septiembre de 1990.
¿Falso o real?
Otros rostros en Bélmez.
En la edición de julio de 1993 del Diario de la Sociedad para la Investigación Psíquica, el investigador Luis Ruiz Noguez escribió que en las muestras obtenidas en 1990 se encontraron residuos de zinc, plomo y cromio; materiales que podían ser hallados en pinturas comerciales y de elaboración doméstica.
Manuel Martín Serrano, sociólogo madrileño, escribió "Sociología del Milagro"; donde este caso es explicado de manera detallada. La investigación de Serrano consistió en entrevistas a pobladores anónimos de Bélmez, quienes concordaban en que los rostros no eran más que un ardid de los Pereira para obtener dinero.
José Luis Jurdán, vicepresidente de la Sociedad Parapsicológica de España, escribió en "Casas Encantadas" que pese a la evidencia recabada en investigaciones anteriores en Bélmez, él se mantenía escéptico a lo extraño del evento. Esto debido a que en 1971, el Ministerio Español del Interior pidió a Jordán que liderara a un grupo de técnicos especializados en química a conducir un estudio exhaustivo de los bizarros sucesos de Bélmez, con el fin de presentar un reporte de ello a las autordades.
En su reporte, Jordán especificó que la posibilidad de que los rostros fuesen falsos era muy alta; y que el pigmento que formaba las imágenes era una mezcla de ceniza y vinagre, así como la acción agresiva de un compuesto químico. Sostenía también que éste último podía conseguirse en cualquier farmacia al pedir un producto de origen alemán para remover manchas en el concreto.
Ramos Perera, presidente de la misma sociedad, dijo haber descubierto que la Pava efectivamente tenía color y dedujo que había sido pintada, al grado de que un ojo bien entrenado podría hallar cerdas de pincel entre la pintura.
J.J Alonso, investigador del Consejo Nacional Español de Investigación, por otra parte declaraba que las imágenes tenían un origen ambiguo; ya que si bien se negó a dar su veredicto sobre la teoría de la fotografía física, sí dijo que su análisis personal confirmaba la presencia de pigmentos.
Los rostros el día de hoy.
La casa de los rostros en la actualidad.
Aún luego del fallecimiento de María Gómez a comienzos del 2004, los rostros de Bélmez continúan apareciendo en el piso de la cocina; cambiando de forma y lugar constantemente por obra posiblemente de entidades del más allá.
En la actualidad, el turismo relacionado con los curiosos que buscan ver las imágenes en casa de la familia Pereira ha disminuido considerablemente, pero aún así la casa permanece abierta y con un gran cartel que anuncia los horarios en que puede ser visitada.