Mucho menos conocido que la Bestia de Bray Road o el Hombre-Perro de Michigan pero igual de perturbador, la leyenda del Oolonga Daglalla o "Long Dog" ("Perro Largo") sigue resonando fuertemente en los bosques, pantanos y praderas del estado de Tennessee.
La historia se origina en 1847 en la ciudad de Knoxville, gracias a un periódico local que escribió sobre el descubrimiento de un cuerpo destrozado, el cual fue hallado cerca de un pantano local. Algo muy grande y peligroso había masticado y desgarrado el cuerpo hasta dejarlo irreconocible.
Se sugirió a un oso, un puma e inclusive perros salvajes... pero entre los más viejos de la zona surgió un nombre para identificar al culpable: Long Dog.
El encuentro de Piney Flats.
La historia permaneció en el olvido por casi cuarenta años, hasta que en el área de Piney Flats se descubrió una escena similar a la ocurrida en Knoxville décadas atrás. Los cuerpos de un hombre y una mujer fueron hallados en un camino cercano a uno de los pantanos de Piney Flats.
Las víctimas mostraban rasgos de haber sido atacados por perros salvajes, mordidos y desgarrados con zarpas afiladas que inclusive habían dejado marcas en el hueso. Si bien las teorías se centraron en la obra de un psicópata sanguinario y posteriormente en una jauría de perros.
Se convocó a varios cazadores, a quienes se les pagó por cada perro que mataran. Pero de nuevo, el nombre de Long Dog volvió a surgir entre aquellos que recordaban lo ocurrido en Knoxville.
Oolonga-Daglalla:
Entre los Cherokee de la localidad se hablaba de un mítico espíritu o demonio llamado Oolonga-Daglalla. El nombre se traduce como "espectro de dientes afilados", y se creía que se trataba de un monstruoso canino de las praderas y pantanos que rugía por la noche y odiaba a los humanos.
Oolonga-Daglalla era una fuerza salvaje y malévola, vengativa y depredadora que acechaba y asesina a todo hombre y mujer lo suficientemente desafortunado para cruzar su camino. Según la mitología, el monstruo no era más que un espíritu de la venganza, una encarnación física de la naturaleza y los animales asesinados por los hombres.
El nombre fue modificado por los colonos europeos, y pasó a ser "Long Dog", en especial luego de que fuese visto por jinetes, tramperos y cazadores al poco tiempo de la ocupación de la zona.
Se le describe como la bestia más rápida de la tierra, un cazador frenético que siempre lograba matar a su objetivo. El animal elegía a una persona, y no importaba lo que ésta intentara hacer, lo rápido que se moviera o los métodos que usara para ocultarse... el Long Dog siempre lograba su cometido.
El animal saltaba sobre su presa y las torturaba, cortándolas poco a poco con sus zarpas y lamiendo la sangre que brotaba de estas.
Podía fingir una falta de interés en la presa y permitir que esta escapara... solo para volver a perseguirla y capturarla como juego. Una vez que se hartaba, Long Dog mataba con una mordida en el cuello.
A diferencia de las bestias de la tierra, el Long Dog mataba por el placer de la caza y el derramamiento de sangre. Los Cherokee le temían y evitaban ir al bosque, colocando símbolos sagrados para delimitar un perímetro y mantenerlo alejado de sus comunidades. Cualquiera que sobreviviera al ataque, era expulsado de la tribu para evitar que el Long Dog atacara la aldea; entonces la víctima debía sobrevivir en el bosque por siete días.
Una vez que ese periodo de tiempo pasaba, la persona podía volver sabiendo que el espíritu no volvería a perseguirlos jamás.
La bestia:
El Oolonga Daglalla
El Long Dog supuestamente mide 1.80 de largo, similar a un gran felino. Es un cuadrúpedo musculoso y ágil, con patas largas, cabeza pequeña y orejas puntiagudas. La boca del Long Dog está repleta de grandes colmillos, y físicamente mezclaba los peores rasgos de un glotón, una pantera y un lobo.
Sus ojos arden con un fulgor ambarino en la oscuridad, como dos carbones. Su aliento huele a azufre y a su paso deja manchas de sangre por todos lados. Tiene el poder de devorar el espíritu y escupir el cuerpo físico hecho pedazos. Se dice que (de manera similar al zombie), las víctimas del Long Dog se levantaban como abominaciones muertas en vida.
La víctima se transformaba en un zombie sanguinario e incontrolable, que atacaba todo a su paso. Los Cherokee llamaban a esto "la esclavitud de la rabia", y se creía que la víctima perdía su humanidad hasta pasar a ser una criatura babeante, cuadrúpeda e incapaz de pensar.
El túnel Sensabaugh: La morada de Long Dog.
El túnel Sensabaugh.
En medio de Tennesee existe un túnel llamado Sensabaugh, por su proximidad al poblado del mismo nombre. Existe la creencia popular de que el túnel está embrujado, se le relaciona con un portal al infierno y más importante aún; con la leyenda de Long Dog.
Su construcción en 1920 estuvo llena de varios desastres irregulares. Los empleados, la mayoría de ellos inmigrantes chinos y europeos; eran tratados en condiciones inhumanas y prácticamente de esclavitud, sufriendo accidentes que eran ignorados por los capataces y la compañía encargada de construir el túnel.
De estos accidentes, por lo menos uno se relaciona con Long Dog. La leyenda cuenta que durante la construcción, los obreros reportaban no solo el sonido de un animal acechando en el bosque, gruñendo y aullando por las noches; si no también un inusual e inexplicable olor a azufre en el aire.
Una vez que la leyenda de Long Dog se diseminó entre los empleados, éstos se negaron a salir del campamento, mientras que otros sencillamente renunciaban. Unos más descartaron la historia como un mito de los nativos, pero aún así... siempre se mantenía una fogata encendida.
Cuando ya el túnel fue acabado y gran parte de los obreros dejó la zona, ocurrió algo imprevisto y que heló la sangre de los trabajadores que se quedaron a finalizar algunos detalles menores. Una mañana, el capataz encargado se encontró con que los obreros que pasaron la noche en el campamento habían sido desmembrados por un animal salvaje.
Asustado, el capataz volvió a la ciudad e informó a sus jefes de lo ocurrido. El Sr. Sensabaugh, escéptico, decidió adjudicarle la masacre a una manada de perros salvajes y ordenó que los cuerpos fueran enterrados en una parte profunda del túnel, la cual a su vez fue sellada con concreto.
Se dice que las víctimas de Long Dog despertaron como zombies al poco tiempo, y que hasta la fecha merodean por las inmediaciones del túnel tras haber escapado de su prisión de concreto. La leyenda urbana dice que estos zombies son los culpables de los extraños acontecimientos del túnel, y que por las noches se puede escucharlos en medio del bosque, gruñendo y gimiendo como animales salvajes.