"El puente de las Ánimas" en Cucao.
En la tradición chilota existe la leyenda de las Ánimas de Cucao, la cual reza que al morir una persona, su alma viajaba hasta la Punta Pirulil en la localidad de Cucao. Ahí, eran recibidas por el Tempilcahue; una suerte de barquero fantasmal (similar a Caronte) y emprendían el viaje hacia el descanso eterno.
Se dice que en los acantilados de la bahía cercana a Cucao, se puede escuchar el llanto doloroso de las ánimas que vagan por la zona al verse incapaces de abordar la barca del Tempilcahue. Los espíritus condenados a vagar por la tierra llaman y suplican al barquero con desesperación; pero este jamás llegará para llevarlas al sitio del descanso eterno. Por ello, las Ánimas de Cucao se lamentan por la eternidad; pues además de estar varadas en el mundo físico, también son afectadas por los sentimientos negativos que poseyeron en vida.
La leyenda dice que si se escucha a estos espíritus, jamás se debe intentar comunicarse con ellas o llamarlas por su nombre de "Ánimas de Cucao"; pues de hacerlo significará una sentencia de muerte al cabo de un año, ya que la muerte buscará al insensato para añadirlo a las almas que rondan Cucao.
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