lunes, 15 de enero de 2018

La oficina.

Soy el dueño de una agencia de publicidad, y hace años ocupamos el último piso de un antiguo teatro en una zona algo popular de la ciudad. Por lo que investigué y otras cosas que el dueño del inmueble me mencionó, el lugar fue construido por una orden de masones para albergar un templo durante la primera mitad del siglo pasado. De hecho, los ladrillos de las cornisas tienen grabados los símbolos religiosos de la orden.
En el proceso de mudanza y la instalación de nuestro equipo de trabajo, el dueño me contó de forma amable que a veces pasaban cosas inexplicables en el edificio, pero nada de qué alarmarse. En ese tiempo no creía en fantasmas, así que no lo tomé demasiado en serio. 

Cuando mudamos todo el equipo y nos encontrábamos en el proceso de acondicionar el lugar con cubículos, el ocupante anterior del piso nos repitió la misma historia de fantasmas y sucesos raros. Naturalmente, ni yo ni mis empleados tomamos esto en serio... al menos hasta que comenzó a darse actividad que no podíamos explicar. Con el transcurso de los días, caímos en cuenta que cada que se daba la situación en que solo una persona se quedase laborando a altas horas de la noche, por cualquier razón que fuera, ese empleado empezaría a escuchar ruidos extraños: Pisadas, perillas que se movían como si alguien o algo las intentara abrir, y puertas que se cerraban solas.

Esto me pasó a mí también.
Una mañana de sábado, llegué temprano porque debía terminar un discurso para un cliente. Era el único en la oficina, apenas acababa de amanecer y me encontraba concentrado en sacarle el jugo a ese discurso. Debía haber tenido una hora trabajando en la computadora cuando escuché lo que claramente era el sonido de una voz. La voz de una niña que gritó muy enojada: "¡Papá, ven a casa! ¡Ya!"
Solo me tomé el tiempo para bajar el discurso a una memoria USB y salir corriendo de ahí.

Unos meses después, le platiqué la historia a un chico de RP, que a su vez la repitió a un amistad suya, una mujer que se dedicaba a leer las cartas del tarot. Ella al parecer le dijo que sentía que la historia era auténtica, y procedió a informarle que podía visualizar el edificio; describiéndoselo tal y como era, con excepción de que mencionó que nuestras oficinas estaban en el sexto piso. El chico de RP la corrigió, porque la oficina se encontraba en un quinto piso. Un tiempo después, cuando el chico de RP me habló de su amiga, yo lo corregí y le expliqué que si, que las oficinas estaban en el quinto piso; pero que originalmente había sido el sexto, y habían renumerado las plantas luego de remodelar la construcción una década antes.

Finalmente, nos mudamos de las oficinas y otra agencia de publicidad ocupó el lugar. Le advertí al nuevo dueño sobre las cosas raras que pasaban en el edificio, pero él se burló y me dijo que no creía en fantasmas. Unos meses después, hubo un incendio en el sótano del edificio. Inexplicablemente, el fuego atravesó los ductos del aire acondicionado sin afectar ningún piso, excepto el último. 
Todas las propiedades de la agencia de publicidad se quemaron.
Y creo que ya saben la moraleja. 
No se burlen de los fantasmas.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Fantasmas en centros comerciales.

La Niña Ensangrentada.
Entre los asiduos a la tienda Wal-Mart de Oxnard, California; circulan historias de encuentros con un espectro que a muchos les helaría la sangre con solo imaginarlo:  Una niña que lleva un vestido ensangrentado y que juega con las mercancías del pasillo de juguetes.
Quienes la han visto, aseguran que el fantasma aparece cuando alguien entra al pasillo de juguetes, y además de su apariencia escalofriante; tiende a voltear a mirar a las personas con ojos completamente blancos antes de sonreírles de forma juguetona y desaparecer. Nadie sabe su identidad o porqué está ahí, pero los que saben de la leyenda o la han visto, aseguran que fuera de su apariencia escalofriante; el fantasma no parece ser malévolo y tampoco irradia un aura de negatividad. Entre los empleados, se dice que la niña puede haber sido asesinada en el prado donde años después se construiría la tienda.
Otros sostienen que al ser todavía pequeña, pues quienes la han visto aseguran que no pasa de los diez años, se entretiene jugando con los objetos en los anaquels de la sección infantil.
Aún así, y mientras no exista una versión oficial sobre su identidad, los trabajadores insisten que es preferible dejarla en paz; pues jamás ha agredido a alguien.

El alma de Panorama City.
Cerca de ahí, en Panorama City, existe otro Walmart que fue construido sobre lo que anteriormente había sido un centro comercial abandonado. Este enorme local cuenta con la distinción de ser uno de los pocos Supercenters de Walmart que cuentan con más de un piso; y además es una de las tiendas más embrujadas en los Estados Unidos.
Los primeros reportes emergieron al poco tiempo de ser inaugurado, e involucraban sucesos usualmente relacionados con fantasmas y Poltergeists; como mercancía que caía de los anaqueles sin explicación alguna, olores fétidos y puntos gélidos aún en los calurosos días del verano californiano. A eso se le añadieron voces misteriosas y varios clientes que decían ser 'empujados' por algo invisible en los ascensores. 
De acuerdo con una leyenda urbana de Panorama City, el espíritu es el de una joven que falleció en la tienda Broadway por un ataque cardiaco; y su espíritu inquieto es tan poderoso que forzó a la administración de Walmart a clausurar el acceso al tercer piso para evitar más ataques a empleados y visitantes; pues estos iban en aumento.
En una historia en específico, un comprador dijo haber visto a una joven de cabello largo y rubio observando la mercancía en un estante de ropa mientras iba de camino al ascensor. Para su desconcierto (y terror), al salir del ascensor en el cuarto piso, se encontró frente a la misma joven; quien lo miró y sonrió de manera casi demoniaca y después se desvaneció.

El Hombre Desgarrado.
También en California, la tienda de la cadena Save-Mart en Chowchilla es hogar de un espectro horriblemente mutilado al cual se le conoce como 'el Hombre Desgarrado'; por las marcas de cuchillas o zarpas que deforman su rostro.
Al ser una tienda de veinticuatro horas, el ente ha sido visto en numerosas ocasiones no solo por visitantes y personal, sino cámaras de circuito cerrado y digitales; siempre merodeando la zona en torno a la sección de productos congelados. Aquellos que han tenido la mala suerte de encontrárselo, aseguran que tiene la apariencia de un hombre adulto que fue atacado por un animal con grandes zarpas, y que las heridas en su rostro no sangran pese a ser bastante profundas y terribles.
En una historia encontrada en internet, un ex-trabajador de la tienda narra como él y otro compañero tenían un 'juego' para pasar las horas muertas en la madrugada. El juego consistía en recorrer los pasillos por separado, retando a los fantasmas para que aparecieran. Al principio, la charada no logró más que entretenerlos y de vez en cuando sacarles algún sustito por algún ruido inexplicable; pero esa suerte se acabó en una noche de invierno.
Poco antes del amanecer, uno de los dos empleados caminaba frente a la sección de productos congelados cuando el espíritu apareció frente a él. Sin tiempo para reaccionar, el trabajador permaneció de pie, congelado por el miedo hasta que el espectro abrió la boca y le sopló en el rostro con un vaho que apestaba a carne podrida. El trabajador salió corriendo despavorido de la tienda y jamás volvió a ella.

Los Vándalos.
En otra tienda de Save Mart en la misma región, los empleados llevaban años quejándose de que el sitio estaba embrujado por algo. Durante las noches, los encargados de acomodar la mercancía decían sentirse observados y perseguidos por 'algo'. Cuando la tienda fue clausurada en el 2008, quienes transitaban cerca de la zona después de la medianoche decían que en las ventanas del edificio podían verse sombras y que se escuchaban susurros en el estacionamiento; al grado de que la policía acudió en varias ocasiones a investigar reportes de vándalos que se habían metido a la tienda; solo para encontrarse con que el lugar estaba perfectamente cerrado.

La tienda Yogya.
En mayo de 1998, Indonesia cayó en una serie de disturbios que duraron por dos semanas en las regiones de Java, Sumatra y Jakarta. En uno de los eventos más trágicos, la tienda Yogya del suburbio de Klender, en Jakarta; se incendió mientras cientos de personas se encontraban saqueándola. Cuando las llamas se apagaron y los cuerpos de rescate pudieron entrar, se recuperaron 486 cuerpos achicharrados a lo largo de la tienda.
La tienda fue demolida y un par de años más tarde se construyó un nuevo centro comercial sobre el terreno. Desde entonces, en él se han reportado varios sucesos paranormales que van desde el ruido de muebles que se caen, cristales que se rompen, pasos apresurados y el ruido de alguien al barrer el piso con una escoba de ramas; hasta la aparición de marcas de 'dedos' y huellas de niños con ceniza, así como casos de posesión y la visión de una mujer y su hijo pequeño en los estacionamientos del sótano.

Los lobos de Dimond.
En Alaska, el centro comercial Dimond es hogar no solo de cadenas multinacionales; si no de espíritus y sucesos sobrenaturales dignos de la película Poltergeist. Pues, se asegura que este centro comercial de última tecnología fue construido sobre un antiguo cementerio indígena y, al igual que en la película previamente mencionada; hay quienes sostienen que los cuerpos enterrados ahí jamás fueron movidos.
Durante la construcción, los albañiles encontraron toda clase de artefactos de las tribus nativas de Alaska, así como tumbas y esqueletos que databan de una época anterior a la colonización europea. Hasta el día de hoy, los empleados que permanecen en las tiendas después del cierre, comparten relatos de tambores y flautas que suenan aparentemente de la nada, imágenes fantasmales de nativos que rondan los pasillos, una malvada presencia que sisea como serpiente en los baños y ataca a los visitantes que permanecen en ellos mucho tiempo; pero quizás la más aterradora de todas sea la de la aparición de una manada de lobos fantasmas que corren en estampida por los pasillos.

lunes, 13 de noviembre de 2017

El fantasma de Aizuwakamatsu.

Hace muchos años, en el pueblo de Aizuwakamatsu, vivían un hombre llamado Iyo y su esposa. Eran una familia normal. Al menos, hasta la noche en que un espectro yurei apareció en su casa.

Esa primera noche, la mujer muerta (a quien ni Iyo o su esposa conocieron en vida) apareció en el jardín de la casa. El fantasma empezó a tocar la puerta y a llamar a la esposa de Iyo por su nombre, una y otra vez. La esposa de Iyo, sin embargo, era una mujer bastante brusca y con mal temperamento; por lo que cuando escuchó al fantasma hablándole, salió de la cama y se asomó por la ventana para gritarle.

"¿Quién rayos eres y qué quieres?"

Pero no hubo respuesta más que el espectro repitiendo su nombre una y otra vez.
La mujer, preparada para algo así, sacó una caja de su armario y extrajo de ella un ofuda. Un ofuda es una tira de papel de arroz preparada por un monje japonés, el cual escribe mantras en ella para exorcizar fantasmas y demonios de alguna casa o lugar. La esposa de Iyo, furiosa, salió al jardín y le arrojó el ofuda al espectro; el cual desapareció como si estuviese hecho de humo de cigarrillo.
Pero lejos de ahuyentar al yurei, este siguió atormentando a Iyo y a su mujer. La noche siguiente, apareció en la cocina, emergiendo del fuego en la estufa como una pavorosa figura hecha de llamas. Después, de nuevo en el jardín; donde caminaba sin rumbo, golpeando una campanilla con un pequeño mazo de madera. Esto continuó por varios días hasta que la esposa de Iyo decidió acudir a un templo local y pedir ayuda a los espíritus budistas y los Kamis de la naturaleza; para que estos protegieran su hogar del espantajo.
Rezó fervientemente, y esto al aprecer funcionó pues esa noche el fantasma no apareció.

Lamentablemente, al octavo día, el yurei no solo regresó si no que en esta ocasión se manifestó en la habitación de la pareja; flotando sobre la cama. A mitad de la noche, el espectro flotó hacia la orilla de la cama y empezó a acariciar los pies de la esposa de Iyo. Eso fue la gota que derramó el vaso.
Iyo y su mujer salieron despavoridos de la casa, sabiendo que si el yurei estaba tan cerca de ellos, era porque quería algo o a alguno de los dos. La casa quedó abandonada, pues la pareja decidió irse del pueblo y desaparecer por completo; y nadie supo nunca cuál era la identidad del yurei o porqué acosaba al matrimonio.

domingo, 12 de noviembre de 2017

La historia de Kana.

El terremoto y tsunami posterior del 11 de marzo del año 2011 en Japón, fue la pérdida de vidas humanas más grande en aquél país desde el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial; casi setenta años atrás.
En el año 2014, un periodista británico se dio a la labor de entrevistar a un reverendo japonés tras la racha de reportes de encuentros y sucesos paranormales a raíz del fenómeno del 2011. El monje, identificado únicamente como Kaneda, procedió a contar su historia; de como había sobrevivido al terremoto en el templo y el momento terrible en que un ejército de personas acudió a su templo zen con la intención de enterrar a sus difuntos.
Cerca de veinte mil personas en la comunidad de Kurihara fallecieron durante el siniestro, y durante el mes siguiente Kaneda realizó más de doscientos servicios funerales. De acuerdo a Kaneda, la gente no lloraba ni se lamentaba de lo ocurrido, era como si una sombra de indiferencia hubiese caído sobre el pueblo. El reverendo no pudo hacer más que encogerse de hombros y realizar las ceremonias obligatorias.
Fue esto lo que motivó a Kaneda a realizar un evento que bautizó como 'el café del monje', en el cual él y un grupo de monjes viajaron por las montañas y las aldeas costeras para hablar con las personas y hacerlas sentir mejor. Muchos de los que acudieron a los cafés del monje eran refugiados que ocupaban las frías cabañas preconstruidas de metal que el gobierno japonés les había asignado a raíz de perder sus hogares; y en medio de las conversaciones y consejos de los monjes para que la gente superara su dolor, comenzaron a escuchar toda clase de historias sobre sucesos extraños y encuentros con las víctimas en casas, oficinas de trabajo, escuelas, playas y ruinas. Y experiencias que iban desde pesadillas y sensaciones desagradables hasta posesiones de espíritus:
Un hombre quejándose de algo que caminaba sobre su pecho en las noches. Una adolescente que veía a un niño agazapado en los rincones de su casa. Un hombre que veía los rostros de los muertos en los charcos cada que llovía. Un ingeniero civil que encontró al espíritu de una mujer vestida de rojo en una playa abandonada. Bomberos que acudían a llamadas en domicilios que habían quedado reducidos a escombros. Un taxista que llevó a un espíritu a su hogar. Una anciana que aparecía en los hogares temporales de los refugiados para beber té, y desaparecía dejando un asiento o un colchón empapado con agua de mar.

Kaneda, al igual que muchos sacerdotes de varias religiones, se vio obligado a acudir a llamadas para tranquilizar a los espíritus. Un monje budista inclusive escribió un artículo en el diario de la Universidad de Tohoku cuando el problema de los fantasmas se salió de control; al grado de que el gobierno de las prefecturas declaró que Japón experimentaba una crisis sobrenatural, pese a lo risible y fantástico de la idea.
Y es que en Japón se dice que quienes mueren de forma violenta o antes de tiempo, corren el riesgo de convertirse en Gaki, un tipo de fantasmas chocarreros que viajan entre mundos propagando maldiciones y atormentando a los vivos. Estos seres deben ser aplacados con rituales familiares, pero en muchos casos, líneas enteras de familias se vieron aniquiladas por la ola y estos espíritus terminaron abandonados.
Kaneda procedió a contarle al periodista un caso en particular, el de una joven a quien llamó 'Kana'; y el cual es posiblemente uno de los casos más extremos de posesión en la historia de la parapsicología.

Una mañana de junio, Kaneda recibió la llamada de una joven de nombre Kana, la cual sonaba bastante perturbada. Kana hablaba de suicidarse, porque había cosas dentro de ella. Esa noche, Kana llegó al templo acompañada de su madre, hermana y su prometido; y fue el prometido quien puso al tanto a Kaneda.
Kana trabajaba como enfermera en Sendai, era una joven común y corriente, y cuya familia no había sido afectada en lo mínimo por el tsunami. Pero durante las semanas posteriores al evento, comenzó a quejarse de que 'algo' estaba metiéndose en ella; de que había presencias invisibles en torno a ella. Mientras hablaban, Kana perdió la consciencia por espacio de unos segundos.
Al despertar, ya no era ella.

"¿Quién eres, qué quieres?" Le preguntó Kaneda. Y lo que respondió, no sonaba como Kana.

El espíritu en cuestión era una joven cuya madre se había divorciado y vuelto a casar. La joven terminó sintiéndose despreciada por su nueva familia, por lo que decidió huir y terminó trabajando en el mundo del Mizu Shobai; los círculos nocturnos de bares, clubs y prostitución de Japón. Ahí, terminó deprimida y cayendo bajo el control de un hombre morboso y manipulador. Sintiéndose sola, la joven se suicidó y su espíritu acabó como un Gaki al ser olvidada por sus familiares.
Kaneda le preguntó al espíritu si quería ir con él, si quería ir a la luz. Condujo a Kana al interior del templo, recitó un sutra y le roció agua bendita. Cuando terminó sus rezos a eso de la una y media de la mañana, Kana había vuelto a la normalidad y su familia pudo volver a casa.

Tres días después, Kana volvió al templo quejándose de un grave dolor en su pierna izquierda y la sensación de ser acechada por algo invisible. Kaneda le pidió que dejara que el ser hablara, y de inmediato la postura y la voz de Kana cambiaron a las de un hombre. El monje entabló conversación con el espíritu, el cual se reveló como un marino de la Flota Imperial que falleció durante la segunda guerra mundial luego de que su pierna fuese herida seriamente por un disparo de artillería americana.
Kaneda habló con el fantasma, calmándolo y entonando los cánticos para exorcizarlo. Reconfortó a Kana luego de eso, pero Kaneda sabía que esto apenas estaba comenzando y que algo en el agua estaba incomodando a los espíritus.

Durante el verano, Kaneda exorcizó a más de veinticinco espíritus del cuerpo de Kana; y con excepción de los primeros dos, todos víctimas del tsunami. Recordó el caso de un hombre de mediana edad que buscaba a su hija, la cual había estado en la escuela cuando se emitió la alerta de tsunami. El hombre intentó conducir a lo largo del camino costero para recogerla, pero fue a mitad del trayecto que la ola golpeó la costa y acabó matándolo. 
"¿Estoy vivo o no?", preguntó el fantasma.
Kaneda le respondió que no, y le informó que habían muerto más de veinte mil personas. Después le preguntó donde estaba, y si había algo qué hacer por él. 
"Estoy en el fondo del mar. Y no puedo subir. La luz es pequeña, hay muchos cuerpos aquí." 
Kaneda conversó con el espíritu por dos horas, invitándolo a considerar el hecho de que ya había fallecido y que debía hacerse a la idea de que el cuerpo que ocupaba era el de una chica cuyos padres estaban preocupados. 

Día tras día, los espíritus ocuparon el cuerpo de Kana una y otra vez. Historias, nombres, direcciones y relatos coincidían con las víctimas en las listas de desaparecidos y defunciones. Un espíritu era el de alguien que había sobrevivido el tsunami pero se suicidó luego de saber que sus dos hijas habían muerto. Otro quería ir al lado de sus ancestros, pero no podía encontrar el camino de vuelta al altar familiar porque su hogar había sido arrasado hasta los cimientos por las olas. Otro hablaba en un dialecto de la prefectura de Tohoku, y estaba muy preocupado por su esposa, la cual vivía en un campamento de refugiados y al parecer coqueteaba con la idea de suicidarse.
En una ocasión, Kana fue poseída por el espíritu de un perro: el cual era la mascota de una pareja que vivía cerca de la planta nuclear de Fukushima. Sus dueños huyeron despavoridos, pero en la prisa por hacerlo olvidaron desatar al perro y este murió lentamente de hambre y sed. 
Lo más difícil, recordaba Kaneda, fue cuando aparecían espíritus de niños. En este caso, la esposa de Kaneda tomaba la mano de Kana y los reconfortaba; diciéndoles que mamá estaba con ellos y todo estaría bien. El primero en aparecer fue un niño muy pequeño, que no entendía lo que se le decía y se limitaba a llamar a su mamá. Otra fuer una niña de siete años, la cual había estado escapando del tsunami junto a su hermano menor pero terminó soltando su mano antes de ahogarse; y temía que su madre se enojara por soltar a su hermano.
"Viene una ola negra. Mami, mami, tengo miedo. Mami, lo siento." Repetía Kana con la voz de la niña.

Para finales de agosto, Kana pareció desarrollar una habilidad para evitar que los espíritus ocuparan su cuerpo, y las visitas al templo se hicieron más escasas. En septiembre, Kana y su prometido se casaron y se mudaron a otro lado. Kaneda jamás volvió a saber de ella.

Los tigres de Fanling.

El tigre del sur de China. 
Anteriormente, ya hemos hablado del fenómeno de los Alien Big Cats o Gatos Fantasma, casos donde se reportan encuentros con tigres, leones, panteras u otros grandes felinos en sitios de donde no son nativos, como Inglaterra o Estados Unidos.
En algunas ocasiones, fenómenos como el Puma de Surrey han sido explicados al aparecer los cadáveres de los animales en cuestión; mismos que han sido trazados hasta ejemplares escapados de granjas y zoológicos, o mascotas de gente adinerada que son liberadas una vez que crecen o se vuelven una carga para sus dueños. Pero, en otras ocasiones, estos enigmáticos carnívoros simplemente desaparecen sin dejar rastro.

En marzo de 1915, Fanling, un suburbio de la antigua Hong Kong británica; se llenó de rumores sobre la existencia de un gran animal carnívoro que rondaba las plantaciones de arroz y los pastizales de la entonces comunidad rural.
Los primeros ataques a vacas y ponies no tardaron en llegar, y si bien se les achacó en un inicio a perros salvajes; fue hasta que el primer humano fue herido que se descubrió la identidad del animal. Una mañana del mes de abril, los granjeros y ganaderos de Fanling despertaron con los gritos de auxilio de un hombre, acompañados de los rugidos de una fiera. 
Algunos cuantos valientes, armados con hoces y machetes, emergieron de sus casas y se encontraron con el terrible espectáculo que tenía lugar en la calle: Un granjero de nombre Sheung Shui, estaba tendido en el piso y sobre él se encontraba un tigre adulto; el cual ya le había arrancado varios trozos de carne.
Después de matar a Sheung Shui y verse enfrentado por humanos, el tigre soltó un rugido y se abalanzó sobre la muchedumbre; matando a varios con sus zarpas e hiriendo a un puñado más de forma tal que casi todos fallecieron al cabo de unos días.  El destacamento local de la administración ingles de Hong Kong, envió a un detective de nombre Ernest Goucher junto a dos oficiales, Singh y Holland. 

Singh y Holland contaban con una gran experiencia al rastrear y eliminar tigres y leopardos en las comunidades rurales de la India, así que se creyó que la solución del caso llegaría pronto. Pero, no solo la cacería se extendió por varios días, sino que los mismos Singh y Goucher fueron asesinados por el tigre durante una noche. Holland se salvó gracias a que descargó su pistola hasta vaciar el cargador, haciendo escapar a la bestia por un matorral espeso.
Tras la desastrosa intervención policial, los ataques continuaron por un mes, hasta que Donald Burlingham; superintendente de Hong Kong, rastreó al tigre por sí mismo y lo liquidó con varios disparos de un potente rifle de cacería. 
La autopsia posterior reveló no solo que el animal sobrepasaba las dimensiones de un tigre de Bengala adulto, sino que además su estómago contenía restos humanos a medio digerir. Luego de ello, se dio por concluido el caso, y la cabeza disecada del tigre de Fanling terminó exhibida hasta el día de hoy sobre la entrada de la estación central de policía en Fanling. 


Con los años, los avistamientos del tigre cesaron hasta 1940, cuando estos animales parecieron regresar en masa y suscitaron toda clase de rumores. Desde que el ejército Imperial del Japón había liberado tigres en la región para hacer huir a los habitantes y así ganar control de Fanling con facilidad, hasta que los animales habían escapado de un circo o eran demonios del inframundo. 
Los zoólogos de la época, sin embargo, coincidieron en que si bien los tigres en Hong Kong resultaban imposibles debido a la gran concentración poblacional de la región y la falta de presas suficientes para mantener a un grupo de estos animales; la región de Fanling entraba dentro del antiguo rango habitacional del tigre del Sur de China, por lo que los misteriosos gatos podían ser los últimos ejemplares de la especie en Hong Kong.
En 1942, un segundo tigre fue asesinado en la aldea Stanley tras atacar la comisaría de policía local. Más adelante, en 1965, un grupo de colegialas se encontraban de picnic en las colinas de Tai Mo Shan cuando vieron a un tigre rondando entre los árboles cercanos a los linderos del parque. La policía, pensando en la posibilidad de futuros ataques a jóvenes y ciclistas que acudían al parque; lanzaron una serie de investigaciones junto a cazadores locales, pero jamás hubo evidencia concluyente sobre la presencia de tigres en la zona.

Para finalizar, existe un reporte más de un felino anómalo en 1976, cuando surgió el rumor en Kowloon sobre una pantera gris, la cual rondaba las calles por las noches y que había sido la causante de que la población de gatos y perros callejeros disminuyera en los meses anteriores. Este animal, cuya descripción no coincide con las del tigre o el leopardo, jamás fue capturado y desapareció sin dejar rastro.
Como dato curioso, en la racha de avistamientos de 1965, un granjero de nombre Chan Pui dijo haber capturado al animal, que en realidad era un perro cruza de pastor alemán y chow; y que había crecido hasta alcanzar un tamaño comparable al de un leopardo macho.

martes, 24 de octubre de 2017

El duende.

Relato enviado por correo, por una fuente que desea permanecer anónima.

Esta historia comenzó cuando tenía cuatro años, en el año de 1998.
Entonces era hijo único y vivía con mis padres en un barrio bastante precario de Chalco, en el Estado de México. Para que se imaginen mi casa, podría describirles una vivienda de tres habitaciones, hecha de ladrillo y con techo de lámina; y que en aquél tiempo colindaba a la izquierda con un gran terreno baldío que casi todos los días la hacía de campo de fútbol para los niños de la colonia.
Todo comenzó más o menos a finales de octubre, y fue porque una noche desperté con ganas de ir al baño. Nuestro baño era pequeño y situado de forma tal que daba a una habitación vacía, donde solo había una cama que a veces usaban las visitas. La cama era de esas tipo hospital, con tambor de latón y lo suficientemente elevada del suelo como para poder ver perfectamente lo que había debajo de ella.
Esa vez, calculo yo que podrían ser entre dos o tres de la mañana; pues ya no se escuchaba ruido en las casas vecinas y mi papá, que despertaba a las cuatro para ir a trabajar, seguía roncando en su habitación. Mientras estaba en el baño, volteé hacia la habitación vacía y vi algo que en el momento no me dio miedo, quizás por ser todavía un niño inocente o porque probablemente creí que estaba soñando. 

En fin, en restrospectiva... debí haber gritado. 
Verán, debajo de la cama había una especie de duende que me miraba de vuelta. Estaba oscuro, pero como esa habitación no tenía cortinas y daba precisamente al terreno baldío; la luz que entraba por la ventana era lo suficiente para dejarme ver con claridad la cosa esa debajo de la cama. Si han visto la película de Gremlins, más o menos tendrían una idea de qué fue lo que vi.
Imaginen a un gremlin del tamaño de un niño de dos años, con ojos negros, una sonrisa llena de dientes chiquitos y afilados como agujas; y con manos terminadas en garras grandes y curvas como las de un oso. 
El gremlin y yo nos quedamos mirando fijamente por un minuto, y algo en mi mente infantil me empezó a decir que jugara con él. No sé exactamente qué fue, pero tuve la necesidad de acercarme; así que lo saludé con un movimiento de la mano y le sonreí. Algo en esa cosa me hacía pensar que era amigable, pese a que ahora lo recuerdo y me aterra siquiera imaginar qué habría pasado de haberlo hecho.
No sé si el gremlin fue el culpable de esa idea, o si se dio cuenta; porque de cualquier modo, empezó a mover su mano derecha y a hacerme señas de que me acercara. Entonces me di cuenta de una cosa, y empecé a sentir mucho miedo.
Esta cosa, lo que sea que fuese, no podía ser real. Y mucho menos debía estar en MI casa.
Grité y fui corriendo a la habitación de mis padres, diciéndoles que había un animal en la habitación vacía. Mi papá revisó y no encontró nada, y después me regañó diciéndome que no había nada ahí; que seguro estaba soñando despierto o había confundido las cosas que guardaban abajo de la cama con algo.
Da igual. Sé lo que vi.
La historia terminó olvidada. Al menos hasta hace un año. 
Para ese momento, mi casa ya era muy diferente y más grande. El terreno baldío de al lado fue usado para construir un fraccionamiento de esos que abundan tanto en el Estado de México. Era la época de navidad, y unos primos menores decidieron quedarse para jugar con mi hermano menor, que es más o menos de la misma edad. 

Yo me limitaba a pasar las vacaciones jugando videojuegos, viendo películas o perdiendo el tiempo en YouTube; todo para no tolerar a mis insoportables primos y a mi hermano, que tienen la maña de gritar todo el tiempo. 
Al tercer día de que llegaron, estaba en la sala jugando Pokémon en mi 3DS. Mi primo más pequeño, Mateo, que tenía siete años en ese momento, se me acercó y preguntó si me podía ver jugar. Le contesté que sí, siempre y cuando no hiciera mucho ruido. Total, llevaba un rato jugando y matando Pokémon salvajes para subir de nivel a mi Sableye cuando Mateo dijo algo que me heló la sangre.

"Ese se parece al señor chiquito de abajo de la cama."

Me sentí nervioso, y le pregunté a qué se refería. 
Mateo me explicó que le gustaba quedarse con nosotros no porque se llevara bien con mi hermano, si no porque siempre había un 'señor chiquito' abajo de la cama, y que siempre le hacía señas de que fuera con él. Y que se parecía mucho a mi Pokémon. 
No creo en duendes, aluxes o extraterrestres. Pero algo sí puedo decirles.
En esa casa hay algo que no puedo explicar. 
Y me asusta la idea de verlo de nuevo. 
#302 - Sableye, el Pokémon Oscuridad.
"El Pokémon Sableye, introducido en Pokémon Rubí y Zafiro, está basado en
los duendes o alienígenas descritos en el fenómeno ufológico conocido como
el encuentro Kelly-Hopkinsville; donde una docena de seres acosó a un par de 
familias durante toda una noche en 1955."

lunes, 23 de octubre de 2017

Los lobos vampiros de Irlanda.

La mañana del 8 de enero de 1874, las campiñas irlandesas comenzó una breve racha de asesinatos misteriosos que aterrorizó a los campesinos y aldeanos de las localidades más rurales y apartadas de la isla. 
Contrario a lo que podría pensarse, el objetivo no fueron mujeres o niños, si no el ganado. De acuerdo con un reportaje publicado en el diario Land and Water para la edición del 7 de marzo; un corresponsal recopiló varios reportes de primera mano, en los cuales se manejaba que este asesino misterioso era no solo silencioso, si no extremadamente mortal. En la localidad de Cavan, se dijo que el asesino había matado a treinta ovejas en una sola noche y huyó sin dejar rastro. Hubo cuarenta y dos casos diferentes en tres condados, todos ellos en las cuales las víctimas habían sido ovejas.
Lo perturbador de estas carnicerías fue que las ovejas habían sido asesinadas de una forma inusual: todas presentaban gargantas destrozadas y no contaban con una sola gota de sangre en el cuerpo, como si un vampiro o un cirujano muy diestro hubiese extraído todo el líquido vital de los cuerpos de los rumiantes. Peor aún, no había rasgos de depredación, ni siquiera de que algún animal carroñero comenzara a devorar el tejido blando como los ojos o la carne alrededor del hocico.
La primer evidencia de que se trataba de bestias salvajes y no de cultistas satánicos o psicópatas, fue el descubrimiento de una serie de huellas similares a las de un perro; pero alargadas y con fuertes garras. Esto llevó a una posibilidad mucho más alarmante para los ganaderos y campesinos irlandeses: Aún había lobos en la isla. 

Los lobos de Irlanda.
Tapiz medieval de Irlanda mostrando un lobo.
Los lobos formaron parte de la cultura y la mitología irlandesa hasta el año de 1786, cuando el último lobo salvaje fue asesinado, trescientos años más tarde que el último lobo de Inglaterra y un siglo tras la desapareición de la especie en Escocia.
En la mitología irlandesa, el mito del hombre lobo se origina de un cánido misterioso llamado Airitech, cuyas hijas fueron licántropas que a su vez cayeron víctima de Cas Corach. En otros mitos, se decía que Morrigan, la diosa de la muerte; tomaba la forma de una gran loba roja para pelear con Cu Chulainn; el héroe Mac Cécht mató a un lobo que devoraba los cadáveres de un campo de batalla; Cormac mac Airt fue criado por lobos y podía entender su lenguaje, al grado de que cuatro de estos carnívoros lo acompañaron fielmente en su rebelión contra Lugad mac Con. 
Un relato conocido como los Anales de los Cuatro Amos dice que en el año 690 después de cristo, hubo una lluvia de sangre en Leinster; y la maldición fue tan poderosa que incluso la mantequilla y la leche se convertían en sangre coagulada y los lobos podían hablar con la voz del hombre. 
En otro cuento, conocido como "El Sacerdote y los Hombres Lobo", un sacerdote que viajaba de Ulste a Meath se encontró con un lobo parlanchín; el cual se identificaba como un hobmre proveniente de Ossory, cuyos ancestros habían sido maldecidos para convertirse en licántropos cada siete años y después volver a su forma humana. El lobo le explicó al sacerdote que su esposa, la cual estaba maldita también, estaba muriendo y que por favor le diera la extrema unción. El sacerdote aceptó y en recompensa, el lobo agradecido le mostró un camino mucho más corto para llegar a Meath a través del bosque.

Pero por el riesgo que los lobos irlandeses presentaban a la industria ganadera local, así como los ocasionales brotes de rabia; fue en 1584 cuando John Perrot, un gobernante Irlandés que trabajaba directamente para la corona inglesa; ordenó la creación de una legislación con el fin de acabar con los animales. En 1614, se ofrecía la suma de tres monedas de oro por cada lobo muerto; y la población de los canes era tan grande que existía un grupo de cazadores formado por 128 hombres y 768 sabuesos recorriendo las campiñas durante las 24 horas del día.
La ley anti-lobos continuó aún tras el establecimiento del gobierno de Oliver Cromwell, quien incentivó la actividad y atrajo a un gran número de cazadores de lobos de toda Europa. Para 1652, el gobierno de Cromwell daba seis monedas de oro por una loba adulta, 5 por un macho, dos por un ejemplar juvenil y diez chelines por cada cachorro muerto. En ese año también se llevó a la exterminación de los lobos en la baronía de Castleknock, cerca de Dublin y se pagó un total de 243 monedas de oro en espacio de cuatro días a un grupo de En cazadores.
En 1690 se le dio muerte al último lobo de Ulster, y finalmente se avistó al último lobo irlandés cerca del monte Leinster en 1786, donde se le dio muerte. 

Charles Fort y el lobo vampiro.
Charles Fort (1874-1932)
El 11 de abril, Land and Water reportó que el asesino finalmente había sido asesinado. De acuerdo al reporte inicial, fue el diácono Magenniss de Lismoreville quien mató al asesino durante la noche; revelando que se trataba de un perro salvaje de gran tamaño.
Naturalmente, esto hizo saltar toda clase de interrogantes al respecto. Como cualquiera sabe, los perros no succionan la sangre, y tampoco dejan una presa intacta si es que tienen hambre. Existe la opción de que se tratara de un perro con rabia, pero eso tampoco ayuda a explicar la falta de líquido vital en el cádaver. 
Años después, el investigador Charles Fort (a quien debemos el término 'Forteana' para referirse a lo inexplicable), escribió un lbro donde analizaba a fondo la historia del diácono y el supuesto perro vampiro; desechándola como una pantalla de humo para tranquilizar a los campesinos que temían futuros ataques a su ganado.
Fort escribe lo siguiente al respecto:
"El anuncio en Land and Water acaba con el tema. Casi todo mundo, al menos en la época del pasado, previo a que la gente tuviera la costumbre de criticar las convenciones sociales como el día de hoy; leería estas notas y diría 'sí, por supuesto que era un perro'. Pero este tipo de historias siempre me mantienen entretenido. Porque en base a mi experiencia con los pseudo-finales de los misterios o la forma en que estos son censurados por iglesia y gobierno; siempre hay algo más misterioso al fondo. Pero el perro sacrificado por el diácono no murió en vano. Si la historia evitó un pánico en los lectores de Land and Water... entonces fue preferible a una histeria colectiva."

Pero, al investigar en libros y tratados sobre lo paranormal, Fort encontró un relato de un suceso muy parecido durante el año 1810. En mayo de ese año, algo desconocido atacó a las ovejas y cabras de Ennerdale, un pueblo en la frontera entre Irlanda y Escocia; limitándose a morderles la yugular y succionarles la sangre.
Fort descubrió que al igual que en el episodio de 1784, un gran perro negro fue asesinado más o menos en esos días; lo que culminó con el misterio y ofrecía una respuesta conveniente a los aldeanos. 
En un caso posterior, publicado por el Daily Mail de Londres el primero de noviembre de 1905 (coincidentemente, un día posterior a Halloween); el reporte de "el misterio de Badminton" describía un evento en el cual se encontraron cabras muertas en el vecindario de Badminton, entre las comunidades de Gloucester y Wiltshire. En palabras de un oficial de policía de la época: 
"He visto los dos cuerpos. Y puedo decir que esto no es el trabajo de un perro. Los perros no son vampiros, no chupan la sangre de los animales y definitivamente no dejan la carne intacta."

Hace unos años, varios asiduos a la criptozoología y los fenómenos forteanos descubrieron que existían grandes coincidencias entre estas bestias misteriosas y una mucho más famosa que provenía de América Central.
El modus operandi de un depredador nocturno que se alimentaba de ovejas y cabras... ¿acaso los asesinos misteriosos de Irlanda serían una especie de Chupacabras nativa de las islas británicas? ¿O tal vez otra cosa?
Porque, curiosamente, en la mitología de las islas británicas existe un tipo de hada que tiene más en común con la visión occidental de un vampiro que con las diminutas criaturas voladoras a las que nos tienen acostumbrados los cuentos de hadas y las películas de Disney: la terrible Baobhan Sith.

La Baoban Sith aparece en la mitología de Escocia, y es similar a la banshee o a otros espíritus nocturnos como la leanan sídhe. Se le conoce como "la Mujer Blanca de Escocia"; y se manifiesta como una mujer hermosa que se alimenta de los viajeros en la noche.
Estos espectros tienden a atraer a los hombres, invitándolos a bailar para así poder morderles el cuello y succionarle la sangre; aunque otras variantes indican que pueden inclusive extraer el alma y la potencia sexual de sus víctimas. Como ocurre con otros vampiros, la Baoban Sith es incapaz de sobrevivir en la luz del sol; y debe volver a su tumba antes del alba. En ciertas historias medievales, se cree que el espíritu tenía patas de carnero y evitaba a los caballos.