miércoles, 6 de abril de 2016

Ángel de mi guarda.

Siempre estoy contigo.
Estuve ahí cuando naciste. Te miré incluso antes de que pudieras abrir los ojos. Tu familia y los doctores no podían verme en la esquina de la habitación, contemplándote con mis ojos nebulosos... pero estuve ahí desde que naciste, y te seguí a casa.

Siempre estuve ahí.
Jugabas con tus juguetes a solas mientras yo veía desde todos los ángulos en los espejos cercanos; mi cabello sucio y grasoso, adherido como pegamento a mi frente agrietada. Te acompañé todo el tiempo, flotando detrás del auto de tu madre de camino al preescolar.
¿Creías que estabas solo al ducharte? No. Yo estaba al otro lado de la puerta, con el viento silbando a través del agujero en mi garganta. Mis brazos torcidos y colgando sin vida mientras permanecía encorvado al otro lado de la cortina del baño.
Esperé. Te seguí. Siempre floté detrás de tí.

No me ves.
Soy casi inexistente en la luz. Nunca me viste en la mañana mientras me sentaba frente a tí cuando desayunabas, como mi boca goteaba sangre mientras la abría grotescamente en dirección a tí. A veces.. me pregunto si sabes que estoy ahí. Creo que estás consciente, pero nunca entenderás qué soy o qué tan cerca me encuentro.

Pasé largas horas de tu día sin hacer más que respirar -o más bien, ahogarme- en tu oído. Deseo tanto estar cerca de tí, atar mis brazos tullidos en torno a tu cuello. Permanezco a tu lado cada noche, con mis ojos mirando hacia arriba desde debajo de tu cama, siempre observando tu rostro durmiente en la oscuridad.

Sí. A veces tal vez me hayas visto. Tus padres venían corriendo a tu habitación cada que gritabas. Eras pequeño. Apenas y hablabas.
"¡Monstruo! ¡Monstruo en mi cuarto!"
Creías que jamás olvidarías mi apariencia, como la quijada rota me cuelga sobre el pecho, balanceándose de lado a lado. Me hundí al fondo de tu armario, y tu madre no pudo verme aunque apuntabas y apuntabas... creerías que jamás olvidarías lo que pasó cuando se fueron esa noche. Viste la puerta abriéndose poco a poco, me viste arrastrarme por el piso a cuatro patas; moviéndome como una araña con mis brazos y piernas dislocados...

Aprendiste una nueva palabra para mí: Coco.
Pero no soy exactamente el monstruo que creías. Siempre espero y te sigo, siempre. Siempre. Acariciando tu rostro con mis zarpas mientras duermes.

Pronto me verás de nuevo.
En cualquier día. Vendré, crudo y brutal. Un día me verás a través del camino y creerás que salto hacia tí, rugiendo y chillando fuertemente.
Rodarás en el pavimento, bajo las llantas, bajo una defensa de metal frío y duro... Todo eso mientras mis dedos te acarician el rostro una y otra vez.
Mirarás hacia arriba con los ojos empañados, con el cabello sucio y sangriento colgando sobre tu rostro, y con la quijada zafada y colgando contra tu pecho.
Me verás acercarme. Nadie más lo hará. Mirarás sin que te importe algo más, y yo te devolveré el gesto. Por primera vez en nuestra vida, sonreiré. Jurarás que ves un espejo mientras una espuma escarlata sale de  nuestras bocas.
Me inclinaré sobre tí, más cerca que el doctor y los curiosos... y te alzaré en mis brazos torcidos. Nuestros rostros se tocarán. Mis alas se abrirán. Y tendrás que seguirme.
Y siempre estaré contigo, porque soy tu ángel de la guarda.


Ángel de la Guarda, dulce compańía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería.

viernes, 25 de marzo de 2016

La Descarnada.

En los caminos del país centroamericano de El Salvador, corre la leyenda de un horripilante espectro femenino conocido únicamente omo "La Descarnada". De acuerdo con la versión más conocida de la historia, este espíritu toma la forma de una mujer hermosa y vestida con ropas reveladoras, siempre caminando al borde de la carretera y pidiendo aventón.
Se le aparece a los hombres con la intención de tentarlos. Una vez que algún incauto se detiene para levantarla, la mujer explica que va a un lugar poco más adelante. Al poco tiempo de reanudar el trayecto, se insinúa al conductor y lo seduce hasta que este detiene el auto con el fin de tener relaciones con ella.

Es aquí que la Descarnada revela su forma verdadera.
Mientras la besa y manosea, la mujer se transforma rápidamente en una especie de muerto viviente, al cual se le cae la carne hasta quedar reducido a un esqueleto. No se sabe qué ocurre después, pues las víctimas son halladas en estado de shock y presas del miedo. 
Existe quien dice que este fantasma es el alma en pena de una bruja malvada.

jueves, 24 de marzo de 2016

El Caballero Negro de Malta.

El fuerte Manoel es una edificación militar del país europeo de Malta, data del siglo XVIII y fue construida por los caballeros de la Orden de San Juan durante el gobierno del Gran Maestro Antonio Manoel de Vilhena.
El edificio cayó en manos del imperio británico desde inicios del siglo XIX hasta 1964, cuando volvió a ser propiedad del gobierno de la isla de Malta. Recibió daño de artillería a comienzos de la Primera Guerra Mundial, y fue en el proceso de restauración del fuerte tras finalizar la guerra, que aparecieron los primeros reportes de un misterioso Caballero Negro recorriendo las salas de la edificación.

El Caballero aparecía con una armadura y tabardo de la Orden de San Juan y parecía supervisar el trabajo de los albañiles, pues siempre aparecía donde se realizaban labores de reconstrucción; y se rumora inclusive que pueda ser el espíritu sin descanso del Gran Maestro Manoel de Vilhena debido a las similitudes entre el retrato de este y los atavíos del Caballero espectral.
Fue hasta 1960 que el capitán a cargo del fuerte, con permiso del Arzobispo de Malta, pudo abrir las criptas bajo el edificio y las encontró vandalizadas: el altar, los relieves y estatuas en estas se hallaban completamente destruidas. La cripta fue restaurada y se condujo un ritual de santificación, y solo entonces el Caballero Negro dejó de ser visto.
En 1980, sin embargo, el Caballero fue visto de nuevo, y una investigación subsecuente a las criptas reveló que habían sido vandalizadas de nuevo.

El ejército de los muertos en Charleston.

Una joven lavandera se mudó a Charleston, Carolina del Sur, al final de la guerra civil estadounidense.
Al llegar, se dio cuenta de que exactamente a la primer campanada de la media noche, se podía escuchar el sonido de ruedas pesadas en la calle frente a su negocio. Lo que la desconcertó fue el hecho de que su calle se volvía angosta y finalizaba en un callejón donde apenas podían pasar dos personas de lado a lado, y resultaba imposible que un gran carruaje pasara por ahí.
Su esposo le pidió que por favor no mirara por la ventana cuando escuchara los ruidos, porque seguro eso era obra del Diablo. Finalmente, la lavandera se cansó y le preguntó a una vecina por todo el escándalo de las noches. 
La mujer, una vieja habitante de Charleston, le respondió de manera serena: "Lo que escuchas es el Ejército de los Muertos. Son soldados confederados que murieron en el hospital sin saber que la guerra había acabado. Cada noche, salen de sus tumbas y marchan para ir a ayudar al general Lee en Virginia."
Esa misma noche, la curiosa lavandera decidió que debía ver al Ejército de los Muertos y su temible procesión. Salió de la cama en silencio y montó guardia al pie de la ventana, viendo como una gruesa niebla gris inundaba la calle; seguida de voces humanas, el crujir de las ruedas de los cañones y el marchar de un pelotón de soldados.
Finalmente, en la niebla aparecieron sombras de caballos con sus jinetes, ambulancias, soldados de infantería con mosquetes, carruajes y cañones... todos ellos del color gris de la niebla.
Al cabo de lo que parecieron ser horas, escuchó un clarín a la distancia y el ejército desapareció en la noche, tan rápido como vino.

Cuando la lavandera salió del trance, se encontró con que su brazo derecho estaba paralizado.
Jamás pudo volver a lavar.

El gato Wampus.

El mito del gato Wampus se origina en el estado de Tennessee, en los Estados Unidos.
Hace muchos años, en una tribu india existía una hermosa mujer recelosa del hecho de que solo a los hombres se les permitía salir de cacería mientras que a las féminas se les obligaba a permanecer en casa.
Un día, la mujer se cubrió con la piel de un puma para ocultarse, y salió a espiar a los hombres cuando iban de cacería. Se ocultó tras una roca, usando el color pardo de la piel para camuflarse entre los pastos altos; y espió mientras los cazadores y sabios se sentaban en torno a una fogata relatando historias sagradas y haciendo magia.

Pero, de acuerdo a las leyes de la tribu, las mujeres tenían tajantemente prohibido el escuchar las historias santas y ver la magia de los sabios. Así que cuando la descubrieron inevitablemente, el curandero de la tribu la castigó al atarla a la piel de puma; transformándola en un feroz monstruo mitad mujer y mitad gato. Luego de eso, se le condenó a vagar por las colinas, lamentándose por haber perdido su belleza.
Los años transcurrieron y la población indígena de la zona eventualmente fue reemplazada por los colonos europeos, pero el gato Wampus seguía acechando en busca de venganza.

En cierta ocasión, un hombre cazaba cerdos salvajes y patos junto a sus sabuesos, cuando los dos caninos salieron huyendo despavoridos hacia los bosques. El cazador se asustó, pues el bosque en torno a él se impregnó de un fétido olor mezcla de pelo mojado, aguas pantanosas y un zorrillo. Entonces, algo aulló a la distancia detrás de él.
Pensando que se trataba de un lobo o un oso, el cazador giró sobre de sí mismo, rifle en mano y apuntando hacia el camino de terracería por donde había venido... lo que vio desafió toda explicación, y lo hizo dejar caer el arma. Tras él, se encontraba el terrible gato Wampus con sus ojos amarillos y boca chorreando saliva apestosa. Parecía en un  león de montaña, pero caminaba en dos piernas como un hombre.
La bestia aulló de nuevo, desafiante, y el hombre gritó de terror.

Soltando alaridos de miedo, el cazador saltó hacia atrás y corrió por los bosques tan rápido como pudo, con el gato Wampus corriendo tras él. Alcanzó a llegar a la cabaña de un amigo que vivía cerca de ahí, y apenas entró cuando se encontraba a punto de ser atrapado por el espantajo.
Sin saber qué otra cosa hacer, ambos hombres tomaron una biblia y recitaron fuertemente los salmos a la vez que el gato Wampus lanzaba zarpazos a los muros de madera y rugidos coléricos en el exterior. Por obra de las palabras sagradas, el gato lanzó un aullido de frustración y volvió a los bosques.
El cazador pasó el resto de la noche en casa de su amigo. Al volver a casa luego del amanecer, halló a sus perros acurrucados en el interior de un granero, asustados pero vivos. Y ese día el cazador prometió algo que cumplió por el resto de su vida.
Nunca volvería a cazar al anochecer.

miércoles, 23 de marzo de 2016

El Viejo Cabeza Amarilla.

"Viejo Cabeza Amarilla" (Old Yellow Top) es el nombre que se le da a una especie de Sasquatch o Pie Grande reportado en áreas de la provincia canadiense de Ontario. El nombre de la criatura viene de un montón de pelaje amarillo en la parte superior de su cabeza, y se le considera viejo porque los encuentros tuvieron lugar en un periodo de 64 años comenzando en 1906.

La Mina Violet y el inicio de la leyenda.
El primer reporte de Cabeza Amarilla tuvo lugar en 1906, durante la construcción de la mina Violet al este de la ciudad de Cobalt. Pero no fue hasta 1923 que se describió su apariencia por completo.
En aquella ocasión, dos capataces de la mina trabajaban al borde de un río cercano cuando divisaron lo que parecía ser un gran oso pardo recogiendo frutos de los arbustos de bayas al borde del bosque. Decidieron ahuyentarlo arrojándole rocas, y fue hasta que el animal se alzó sobre sus patas traseras que tuvieron una idea de su tamaño real y lo que era.
La describieron como un gran Hombre Mono cubierto de grueso pelo negro, emitiendo un fuerte olor a suciedad y con una cabeza cubierta de pelaje amarillo.

Lago Gillies y la muerte de la bestia.
El monstruo continuó realizando apariciones esporádicas a lo largo de las dos siguientes décadas, y desapareció en 1947 tras ser visto por una mujer y su hijo al borde del lago Gillies. 
Reapareció posiblemente por una última vez en 1970, cuando un autobús que transportaba a un grupo de mineros fue obligado a frenar para evitar arrollarlo mientras estaba de pie a mitad de un camino.
El conductor, que de acuerdo al reporte preliminar de la policía no creía en las historias sobre el Viejo Cabeza Amarilla, dijo que la criatura caminaba en sus patas traseras y tenía el cuerpo cubierto de pelo oscuro, mientras que su cabeza y hombros presentaban un pelaje rubio claro.
Lamentablemente, por la falta de encuentros con el monstruo, se tiene la creencia popular de que el Viejo Cabeza Amarilla finalmente murió de edad avanzada en algún momento posterior al incidente de 1970; y que al no reportarse otros seres similares en la zona, que podría haber sido el último de su especie.

La Marrana Negra.

En el municipio duranguense de Nombre de Dios, se ubica el pueblo de Amado Nervo, donde desde hace décadas se habla de la pavorosa aparición de una puerca espectral que arrastra una cadena luego de la medianoche.
Se decía que cerca de una antigua hacienda, se podía ver a una gran marrana negra rondando lo que en otros tiempos fue el patio de la hacienda. El monstruoso espectro aparentemente dejó de aparecer una vez que un grupo de habitantes de la localidad se unieron para excavar un pozo en el lugar.
Esto coincide con la idea popular de que en muchas ocasiones, los sucesos paranormales están arraigados a posibles tesoros ocultos en un lugar. La leyenda de la marrana es similar a otras que hablan no de animales fantasma, si no bolas de fuego, espíritus con ropa de la época anterior a la revolución mexicana, luces que flotan sobre un tesoro oculto o incluso con el mismo demonio. Como sea, quizás los hombres que cavaron en la hacienda descubrieron un tesoro oculto o sencillamente ahuyentaron al espíritu; el cual, según las malas lenguas, hoy se sigue apareciendo cerca de la carretera que conduce a Amado Nervo.

Otra leyenda con posible relación se centra en Cuencamé, municipio localizado a 160 kilómetros de Nombre de Dios.
Una leyenda cuenta que en la década de 1980, dos mujeres que caminaban rumbo al molino de nixtamal del pueblo a eso de las cinco de la mañana, llegaron a la calle Pípila y observaron lo que a distancia parecía ser un bulto negro e informe tirado sobre el pavimento. Inicialmente (y por el tamaño del objeto) creyeron que se trataba de una bolsa de basura y decidieron continuar su camino sin tomarle importancia.
Para su sorpresa, al acercarse las mujeres vieron que no se trataba de una bolsa llena de desperdicios; si no de una gran puerca negra de ojos rojizos y brillantes como ascuas, la cual arrastraba una cadena que producía un terrible ruido al hacer eco en las calles vacías. 
Las dos desafortunadas mujeres salieron huyendo, aterradas, y jamás volvieron a pasar por ahí antes del amanecer. Hasta el día de hoy se dice que la puerca aparece en la misma calle arrastrando sus cadenas; y que muchos la han visto o escuchado hasta que desaparece en un callejón del barrio conocido como "Los Pirules".