En otoño de 1913, dos granjeros de la localidad de Boskop, Sudáfrica, se encontraban excavando una fosa séptica en su propiedad cuando encontraron fragmentos de hueso que resultaban bastante extraños.
Tomaron a bien llevar el descubrimiento a Frederick W. Fitz-Simmons, director del museo de la ciudad de Port Elizabeth. De ahí, los restos pasaron a la propiedad de S.H. Haugton; que a su vez se encargó de revelar en 1915 en una cena de la Sociedad Real de Sudáfrica, que el cráneo era enorme y presentaba una posible capacidad de 1.832 centímetros cúbicos.
Es decir, el cráneo de Boskop medía veinticinco por ciento más que el de un humano adulto.
Naturalmente, el descubrimiento de una posible especie de humanos con cerebros gigantes llamó la atención de todos los expertos científicos de Inglaterra. El escocés Robert Broom, experto en reconstrucción craneal, determinó que en base a los restos el cráneo medía hasta 1.980 cc., y que estas medidas decían que la capacidad de desarrollo craneal del posible Hombre de Boskop en relación al homo sapiens era mucho mayor que la que existía entre este último y el homo erectus.
A cien millas del sitio del descubrimiento original, varias excavaciones conducidas por Fitz-Simmons dieron con las ruinas de una zona construida por humanos. El sitio parecía haber funcionado como un centro de vivienda comunal lleno de pilas de rocas, huesos, esqueletos enterrados de huanos y una tumba en especial; la cual estaba acomodada de forma tal que los restos del interior siempre estuvieran en posición al oriente.
El cuerpo del interior tenía un cráneo gigante.
La extinción del Boskop.
Pero la extinción del Boskop podría relacionarse con su mismo intelecto.
Posiblemente sus cráneos gigantescos representaban un riesgo en el ambiente lleno de depredadores del Sur de África, y también resultan un obstáculo a la hora del nacimiento; mismo que el hombre poco a poco ha superado gracias al desarrollo de los procesos de nacimiento por cesárea.
Otra posibilidad, descartando eventos cataclísmicos que pudieran haber borrado a la especie de un plumazo, es la posibilidad de que el Boskop al igual que el Neanderthal o el Denisovan haya procreado con el homo sapiens hasta efectivamente desaparecer como especie y ser absorbido dentro de la humanidad.
Tomaron a bien llevar el descubrimiento a Frederick W. Fitz-Simmons, director del museo de la ciudad de Port Elizabeth. De ahí, los restos pasaron a la propiedad de S.H. Haugton; que a su vez se encargó de revelar en 1915 en una cena de la Sociedad Real de Sudáfrica, que el cráneo era enorme y presentaba una posible capacidad de 1.832 centímetros cúbicos.
Es decir, el cráneo de Boskop medía veinticinco por ciento más que el de un humano adulto.
Naturalmente, el descubrimiento de una posible especie de humanos con cerebros gigantes llamó la atención de todos los expertos científicos de Inglaterra. El escocés Robert Broom, experto en reconstrucción craneal, determinó que en base a los restos el cráneo medía hasta 1.980 cc., y que estas medidas decían que la capacidad de desarrollo craneal del posible Hombre de Boskop en relación al homo sapiens era mucho mayor que la que existía entre este último y el homo erectus.
Comparación de cráneos Boskop y humano.
Si bien se creyó al inicio que podría tratarse de un homínido sufriendo de hidrocefalia, excavaciones posteriores en Boskop resultaron en el descubrimiento de restos que revelaron un rasgo más interesante: la presencia de rostros pequeños y de aspecto infantil. Por decir, un humano adulto cuenta con un rostro que abarca un tercio del cráneo, mientras que el Boskop en comparación era el de una quinta parte de la totalidad de su cráneo; similar en tamaño y proporciones al de un niño.A cien millas del sitio del descubrimiento original, varias excavaciones conducidas por Fitz-Simmons dieron con las ruinas de una zona construida por humanos. El sitio parecía haber funcionado como un centro de vivienda comunal lleno de pilas de rocas, huesos, esqueletos enterrados de huanos y una tumba en especial; la cual estaba acomodada de forma tal que los restos del interior siempre estuvieran en posición al oriente.
El cuerpo del interior tenía un cráneo gigante.
La extinción del Boskop.
Pero la extinción del Boskop podría relacionarse con su mismo intelecto.
Posiblemente sus cráneos gigantescos representaban un riesgo en el ambiente lleno de depredadores del Sur de África, y también resultan un obstáculo a la hora del nacimiento; mismo que el hombre poco a poco ha superado gracias al desarrollo de los procesos de nacimiento por cesárea.
Otra posibilidad, descartando eventos cataclísmicos que pudieran haber borrado a la especie de un plumazo, es la posibilidad de que el Boskop al igual que el Neanderthal o el Denisovan haya procreado con el homo sapiens hasta efectivamente desaparecer como especie y ser absorbido dentro de la humanidad.
Reconstrucción.