Historia tomada de 4chan.
"Fue durante mi tiempo en la preparatoria que entré a trabajar al cine.
Era uno de esos teatros que cobraban un dólar por función. El edificio tenía más de 30 años y hasta donde sé, había sido anteriormente la fábrica de una compañía manufacturera.
Amaba ese lugar, y trabajaba casi 60 horas a la semana durante el verano. La paga era buena, pero a veces me tocaba permanecer hasta tarde haciendo reparaciones o limpiando. No me importaba, el lugar era como mi segundo hogar.
En una noche, me ofrecí a ayudar al gerente a cerrar, y estaba sentado en una sala vacía escuchando música (creo que era la sala 4, el cine tenía 7) y decidí volver hacia el lobby porque ya se acercaba la hora para salir. Me quité los audífonos de camino y al atravesar las puertas escuché un sonido raro. Un silbido.
Giré y vi una especie de nube o montón de humo flotando en la entrada. Era muy grueso y muy definido. La nube flotó por ahí durante un momento, después se elevó y desapareció. Me quedé sorprendido y decidí ir a ver de qué se trataba, saber si era una fuga de gas o algún ducto de ventilación en el piso. Pero no vi nada.
Estaba confundido, pero lo ignoré. Tenía trabajo qué hacer.
Durante el transcurso del año siguiente pasaron varias cosas raras, pero jamás pensé que se tratara de porquería paranormal. Todo mundo contaba historias de muertes en ese edificio, pero siempre era la clase de rumores que nadie podía confirmar.
Aunque en una ocasión, el gerente encontró a un tipo muerto al final de una película. Algo muy bizarro.
De todas las salas, creo que solo una me perturbaba.
La sala 1, donde jamás vi algo pero tenía esa atmósfera que no me dejaba estar tranquilo. ¿Sí saben como es esa sensación al entrar a un cuarto, y puedes saber que hay una televisión prendida aunque no la hayas visto o escuchada?
¿O esa sensación de que alguien más está ahí?
Bueno, cada que limpiaba esa sala, sentía como si el maldito lugar estuviese lleno de personas. Como si cada asiento estuviese ocupado y todos esos fulanos invisibles me miraran.
Llegó al punto en que tenía que entrar acompañado (aunque jamás expliqué porqué exactamente).
Cuando llevaba ya un año trabajando ahí, ocurrió que un familiar de un miembro del staff fue al cine y explicó que había trabajado ahí muchos años atrás. Nos contó toda clase de historias locas y eventualmente llegó al punto de mencionar que el cine estaba embrujado.
Y podría haberla ignorado como con las otras historias, pero dijo algo que me heló la sangre.
Dijo que la sala 1 y la 4 estaban llenas de malas vibras y pasaba toda clase de cosas extrañas en ellas. Sentí escalofríos pero guardé silencio mientras continuaba diciendo todo lo que había visto.
Al parecer, en la sala 4 había un niño fantasma que era asiduo a hacerle bromas al staff. Era amigable, según esta tipa. Pero en la sala 1 había algo más. Un demonio.
No dije nada, pero aún así... me dio mucho terror.
Platicó que habían intentado hacer una sesión espiritista pero salió mal y todo mundo involucrado dejó de trabajar en el cine a raíz de lo ocurrido. Siempre he creído en fantasmas, he experimentado varios encuentros extraños y en cada casa que he vivido han tenido lugar eventos inexplicables.
Durante el verano siguiente, las historias se volvieron legendarias. El niño pequeño (al que llamamos BIlly) se volvió muy activo: tiraba cosas de los escritorios, hacía volar los vasos de los anaqueles, movía las cajas de combos que usábamos para los niños y en general movía todo lo que no estaba fijado al suelo.
El gerente instaló cámaras de seguridad pensando que eran bromas del equipo nocturno de limpieza, pero jamás se filmó nada relevante.
También escuchábamos que alguien corría en el cuarto de proyección durante las últimas funciones y a la hora del cierre. En una ocasión me tocó trabajar como supervisor, solo estábamos otros dos miembros del staff y yo; y cerca de quince clientes en el cine. Subi al baño del piso superior para hacer mis necesidades en paz: era un cubículo pequeño sin puerta, pero no se veía nada más que un pasillo que conectaba al cuarto de proyección.
Escuché pisadas provenientes de las escaleras, grité que estaba ocupado y no tuve respuesta. Las pisadas continuaron hacia el baño.
"Oye, pendejo, ¡estoy cagando! ¿Qué quieres?" Grité, pero no había ruido más que el de los proyectores trabajando.
Lo que fuese que estaba ahí, regresó por donde vino. Terminé de hacer, bajé y le pregunté al staff que qué rayos querían; pero ambos negaron haber subido y tampoco vieron que alguien subiera las escaleras. Joder, un fantasma me vio cagar.
Eso era todo. Decidí organizar una sesión espiritista para ver de qué demonios se trataba.
Empecé a investigar, compré las cosas que necesitaba e incluso reuní a un grupo de voluntarios con cámaras. Incluso estudié como ser un médium.
Envié unos cuantos correos a algunos psíquicos y médiums pidiendo tips, pero casi todos me contestaron diciendo que era un estúpido y que no siguiera con mi plan. Me contaron veinte mil historias de horror sobre sesiones fallidas, pero no me importó. Como sea.
Leí por ahí que una cámara en blanco y negro era buena para documentar fantasmas porque captaban mejor las fuentes de luz. Así que usé un filtro en mi teléfono y empecé a rondar por el cine en busca de lo sobrenatural. Tomé fotos en todos lados, con excepción de la sala 1 y uno de los baños.
Al siguiente día estaba limpiando la sala 1 y hablando conmigo mismo. Eso es lo que hago cuando tengo que lidiar con lo espeluznante. Me hablo a mí mismo. Bromeo o cuento historias para no pensar que hay algo en las sombras.
Decidí hablar sobre la sesión y le dije a los fantasmas que estaban invitados a unírsenos. Al terminar y salir de la sala, me detuve y giré hacia los asientos.
"Oh, sí. Olvidé tomarte una foto." Dije, sacando mi teléfono.
En ese momento, el tejado crujió horriblemente. Salí corriendo y me di cuenta de que lo que vivía en la sala 1 no quería que le tomaran fotos. Ese día más tarde obligué a alguien a que me acompañara para tomar una foto, pero no pasó nada raro.
Aunque creo que me siguió, porque en mi casa comenzaron a suceder cosas extrañas.
Nunca tuvimos problemas con el lugar, por cierto. En una ocasión, salí de mi habitación durante la madrugada y al atravesar el arco de la puerta, sentí un dolor en la espalda. La luz parpadeó y escuché a una mujer gritando junto a mi oído.
Al día siguiente de eso, fui a la habitación de mi hermana para platicarle. Estaba sentada en su cama, y mientras hablaba con ella vi que abrió los ojos como platos. Apuntó hacia algo atrás de mí.
Aparentemente, uno de sus cajones se abrió por sí solo. Giré y lo vi moverse, justo a tiempo para que me cayera encima.
Lo alcancé a agarrar, pero una lámpara salió volando a través del cuarto; y otro cajón se abrió y me golpeó en la rodilla. Caí, con el cajón encima de mí. Mi hermana se partía de la risa, lo que hizo que papá fuera a vernos y dijera "ponte quieto".
Empecé a pensar que la sesión no era la mejor idea, y que todo esto era una amenaza. Pero aún así, tenía que hacerla para descubrir qué carajo estaba en el teatro.
Más tarde esa semana, papá me hizo ir y hablar con nuestro pastor. Estaba preocupado sobre las cosas espiritistas en las que me estaba metiendo, y el pastor sabía que sí, algo raro pasaba en mi casa. Me explicó que sí existen los espíritus, pero que no siempre son personas muertas, y que lo único que ronda la tierra son ángeles o demonios.
Tenía un punto válido. Y esta mierda definitivamente no era un ángel.
Eventualmente decidí que la sesión no era buena idea, así que la abandoné y continué con mi vida. Siguen pasando cosas raras, pero ya no tanto como antes.
Y todavía no sé qué hay en ese cine."