Cualquiera con el más remoto conocimiento de la mitología griega, ha oído hablar de la leyenda de Medusa. Una monstruosa criatura mezcla de mujer, ave y dragón; con serpientes ponzoñosas en lugar de cabello y la capacidad de petrificar con la mirada.
Leyendas posteriores hablan sobre el basilisco y la cocatriz, bestias fabulosas que combinaban rasgos de serpiente y ave; y que solo podían existir si coincidía la circunstancia de que un gallo pusiera un huevo y éste fuese empollado por un sapo.
Y si bien en la realidad el mundo natural no ha producido un animal capaz de matar con la mirada como el basilisco, fue el hombre quien logró producir un terror que yace oculto bajo tierra y que a pesar de haber perdido poder tras los años desde su creación, aún puede aniquilar en cuestión de minutos a cualquier incauto que siquiera lo mire.
Hablamos del fenómeno conocido como "La Pata del Elefante".
¿Qué es la Pata del Elefante?
Similar a Godzilla y otros engendros radioactivos de la ciencia ficción, la Pata del Elefante surgió a raíz de un incidente nuclear; en concreto, el ocurrido en Chernobyl durante 1986.
Cuando la planta de Chernobyl sufrió una fusión nuclear ese fatídico día de abril de 1986, el calor del material radioactivo en su interior alcanzó una exorbitante temperatura de casi 2,500 grados Celsius; lo que ocasionó que se fundiera el cemento y la arena dentro de la planta para crear algo que puede definirse como lava radioactiva, y que es conocida como "corio"; una mezcla de combustible radioactivo, productos de fisión, concreto fundido y trozos derretidos de las barras de control nuclear; así como silicatos, uranio sólido y circonio.
El corio de Chernobyl está dividido en cinco tipos distintos llamados Cerámica Negra, Cerámica Marrón, Impurezas Granuladas, Pómez y Metales.
El Pie del Elefante es una formación de corio del tipo Cerámica Negra; mide solo unos cuantos metros de diámetro pero es terriblemente densa, al grado de pesar varias toneladas.
"La mirada mortal".
Cuando los eqiipos de limpieza y emergencia en Chernobyl entraron en otoño de 1986 a los túneles bajo el reactor 4, encontraron una cámara llena de lava negra que había brotado directamente desde el núcleo del reactor. Los sensores de radiación de los trabajadores llegaron al tope de medición.
La masa sólida que brillaba en la oscuridad era altamente mortal, y de acuerdo a las medidas tomadas entonces; emitía tanta radiación que 300 segundos de exposición a ella eran una dosis letal.
30 segundos equivalía a sufrir de fatigas y mareos por una semana.
120 segundos implicaban que el cuerpo pronto comenzaría a sufrir hemorragias.
240 culminaban en diarrea, vómitos intensos y fiebre.
200 segundos significaban que la víctima moriría en dos días.
Fotografía tomada en el Pie del Elefante.
La radiación es tan alta que produce anomalías en la imagen.
La pata del elefante emitía cerca de 10,000 roetgens por hora; una cifra nunca antes oída por expertos en radiación y físicos nucleares. Por decir, para matar a una persona bastan cerca de una décima parte de ello.
La Pata del Elefante expone al tejido vivo a una radiación de cinco millones de dosis de rayos X directos al pecho; o mil veces más que el grado de exposición que asegura el desarrollo de tumores cancerígenos. Ningún tratamiento podría ayudar a alguien expuesto, pues la dosis es tan alta que el ADN humano simplemente se descompone a pedazos al estar cerca de la masa.
De los 600,000 empleados enviados al sitio para intentar contener la radiación; la gran mayoría perecieron por exposición; con treinta de ellos muertos durante los primeros meses tras el incidente y miles más que con los años desarrollaron cáncer o simplemente murieron gracias a exposición a las dosis del reactor.
Cuando los investigadores descubrieron la Pata del Elefante en diciembre de 1986, quedó claro que la cantidad de roetgens emitidos era tan alta que era imposible siquiera acercarse; pero el gobierno soviético demandaba fotografías y resultados sobre el monstruo.
Para ello, un equipo de "Liquidadores" (trabajadores encargados de limpieza) armaron una cruda cámara sobre ruedas y la empujaron hacia la Pata del Elefante. Una examinación posterior reveló que sus peores temores eran falsos: la Pata no era combustible nuclear, si no que estaba formada mayormente por concreto y arena; y en realidad solo el diez por ciento de ella era combustible.
No se sabe qué ocurrió con los fotógrafos que se acercaron a tomar imágenes de la masa, como la que aparece unas líneas más arriba.
Fotografía tomada en 1996.
10 años después y con ayuda de equipo manejado a control remoto, se obtuvieron más datos sobre la Pata. Estos revelaron que ya había perdido gran parte de su poder y solo emitía un décimo de la radiación original; pero aún así, 500 segundos de exposición significaban una enfermedad por radiación segura, y una hora era sentencia de muerte.
Se cree que el Sarcófago de Chernobyl se está derrumbando, y hay planes para que en este año se inicie el trabajo de contención de la Pata del Elefante.
Un terror inmortal y latente.
Hasta hoy, la Pata sigue fundiendo el suelo y abriéndose camino hacia lo profundo de la tierra bajo la planta de Chernobyl. Existe el riesgo de que pueda alcanzar un manto acuífero, lo que podría desencadenar otra explosión cataclísmica o envenenar los mantos que abastecen de agua a varias ciudades de la región.