El terror del Edificio Canadá - Insurgentes 300, Colonia Roma.
Insurgentes 300, Colonia Roma.
En los años 50 y con el auge del famoso "milagro mexicano", en el cual la economía creció y permitió la modernización de México; comenzó un ambicioso plan que buscaba remodelar y construir nuevas edificaciones en la Colonia Roma, reconocida desde siempre como un área para capitalinos de alto nivel adquisitivo.
Esto recayó en manos del arquitecto Enrique de la Mora, quien ideó la construcción de un complejo de edificios que abarcarían un extremo de la Colonia Roma hasta la avenida de los Insurgentes. El primero de estos edificios (y el único construido) fue el #300 de Insurgentes, en la esquina de la avenida del mismo nombre y la calle de Medellín. Por su importancia, el mismo presidente Adolfo López Mateos acudió a la inauguración y no tardó mucho para que no solo se llenara de oficinas de alto lujo; sino de inquilinos del calibre de Silvia Pinal y Mauricio Garcés.
Se le conoce popularmente como el Edificio "Canadá", pues su fachada fue dominada hasta el 2006 por el logotipo de la extinta zapatería del mismo nombre. La historia de este colosal edificio es bastante oscura, ya que fue lugar de varias tragedias entre las que se cuentan el incendio de los pisos quince y dieciséis, el asesinato del magistrado Abraham Polo Uscanga en 1995. En el temblor de 1985, mismo que acabó con gran parte de la Colonia Roma; parecía que el edificio había resultado ileso debido a las avanzadas técnicas de construcción usadas en él... situación que cambió una vez que un equipo de peritos lo inspeccionó y determinó que el edificio presentaba un daño estructural bastante grave.
El edificio terminó siendo clausurado, y con excepción de algunos bares de mala muerte en la planta baja y excéntricos inquilinos que se niegan a abandonarlo; sus una vez codiciados pasillos y habitaciones yacen en la desolación total. Situación que, sin duda ha ayudado a la proliferación de fenómenos paranormales.
La opinión de Inquilinos, vagabundos y aficionados a la exploración urbana coincide en que hay 'cosas' que habitan los huecos de los elevadores, las escaleras y los pisos más altos: Sombras que se mueven entre los pasillos y habitaciones, gritos y llanto provenientes de las cajuelas de automóviles abandonados en el estacionamiento subterráneo, luces inexplicables que pueden verse recorrer los pasillos y los espíritus de quienes fallecieron en el incendio de los pisos 15 y 16.
Los pasajeros fantasma - Diversas áreas de la ciudad.
Uno de los arquetipos más famosos en las historias de fantasmas es la de los 'autoestopistas que se desvanecen', espíritus que casi siempre se aparecen a conductores que viajan por carreteras y caminos rurales poco transitados durante las noches. Estos espectros tienden a ser víctimas de accidentes automovilísticos y dependiendo de la historia, pueden ser benévolos o intentan atacar a los vivos.
Resultaría descabellado creer que en una metrópolis que nunca duerme, como lo es la Ciudad de México con sus amplias avenidas y negocios que trabajan las veinticuatro horas del día; se pueda encontrar a estos seres. Pero en realidad, hay decenas si no es que cientas de historias por parte de taxistas, chóferes particulares, conductores de Uber, policías y ciudadanos que aseguran haberse encontrado con espíritus que llevan ropa negra y a los cuales no se les ve el rostro. Lugares como el paradero del Rosario, Clavería, la Calzada de los Misterios y las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe; el área llena de camposantos entre el metro Tacuba y Panteones, la central de abastos de Iztapalapa y el Cerro de la Estrella son sede de estos fenómenos que van desde lo chusco hasta lo escalofriante.
Los fantasmas de la Basílica - Basílica de Guadalupe y el Tepeyac.
Las Basílicas, antigua y nueva.
La Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe es un punto importante para la historia de México, evidencia clara del sincretismo y la fusión de las creencias mesoamericanas y el catolicismo español para crear el México moderno. Fue construida en el Cerro del Tepeyac, sobre un templo dedicado a la Tonantzin; diosa madre de los mexicas y que fue combinada con la Virgen María para crear a la figura que hoy conocemos como la Virgen de Guadalupe. Se cree que fue en el Tepeyac donde el indígena Juan Diego vio a la Virgen y esta se manifestó en su ayate.
El pequeño altar construido en 1532 evolucionó en 1709 a un complejo adoratorio que contaba con un templo, convento y una iglesia para monjas capuchinas. Fue hasta 1904 que recibió el título de Basílica y hasta el día de hoy; es uno de los sitios más importantes en el Catolicismo, recibiendo a millones de peregrinos el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe.
Las historias paranormales asociadas a la Basílica se vuelven difusas, entre antiguas leyendas coloniales y relatos del México moderno. La más famosa de estas es la de un capellán que resultó enfermo gravemente en una época en que la Ciudad de México experimentó una temporada particularmente fría. Este capellán, obsesionado con su labor, continuó tocando las campanas pese a las advertencias del abad; y con el tiempo su enfermedad empeoró hasta que falleció. Desde esa fecha, hay quienes aseguran que en ciertas horas de la madrugada, se puede escuchar el tañido de las campanas de la vieja Basílica; mismas que desde hace décadas no tienen badajo.
La segunda leyenda urbana es conocida entre los comerciantes de las inmediaciones de la basílica, peregrinos y elementos de seguridad de la Basílica; y habla de una misteriosa mujer vestida de negro que sale de la vieja Basílica y lleva una vela; la cual no importa si hay corrientes de aire o aguaceros, jamás se apaga. Quienes la han visto, sugieren que la mujer avanza hacia la nueva Basílica y desaparece atravesando las paredes después de dejar la vela como ofrenda. Se cree que puede ser el espíritu de una persona que no llegó a cumplir una manda en vida.
El demonio en el callejón - El Callejón del Diablo, Mixcoac.
Callejón del Diablo, Mixcoac.
En el barrio de Mixcoac, al sur de la ciudad,e xiste un callejón que antiguamente se encontraba bordeado por gruesos árboles que obscurecían el pasaje e incentivaban la creencia popular de que en él se aparecía el mismo demonio.
De acuerdo con la leyenda, hace mucho existía un hombre que tenía fama de temerario en la colonia y que decía que a él ni el Diablo lo asustaba. Al menos, hasta una noche que decidió recorrer el callejón a altas horas de la noche para probar su esceptisismo hacia los cuentos del lugar. Iba a la mitad del callejón cuando encontró a un ser deforme recargado en un árbol, y el cual reía tan escalofriantemente que lo hizo correr.
Después de esto, más hombres se envalentonaban para probar suerte en el callejón; y más de uno vio a una figura monstruosa con cuernos y cola, sombras que lanzaban risotadas burlonas al ocultarse entre los árboles e incluso gigantescas lechuzas de brillantes ojos rojos. Otra historia habla de que, a comienzos del siglo XX, apareció en el callejón el cuerpo destrozado de un usurero conocido como 'Julio'; el cual tenía fama de violentar a las personas a la hora de cobrar deudas y se cree que su final llegó al recorrer el callejón y encontrarse con alguien más malo que él.
Finalmente, una leyenda famosa en las inmediaciones del callejón habla de una mujer fantasma que aparece en las calles cercanas y que ha ocasionado varios accidentes al sorprender a los conductores que recorren la zona durante la madrugada.
Monstruos revolucionarios - Estación Barranca del Muerto.
Interior de la estación Barranca del Muerto.
El término 'barranca del muerto' que da su nombre a la estación y a una avenida; hace referencia a un lugar donde se arrojaban cadáveres durante la época de la revolución mexicana. Por esto, no era raro ver buitres (mismos que están representados en la iconografía de la estación) y águilas volando en busca de carroña o percibir el hedor de los cuerpos que se pudrían en el sol de la Ciudad de México.
Con el tiempo, surgieron leyendas en torno al lugar; y las apariciones que en él tienen lugar. Espíritus de soldados revolucionarios, oficiales del Porfiriato, almas sin cabeza y perros negros son reportados constantemente en la zona; y cuando se abrió la estación el 19 de diciembre de 1985, no tardó en que aparecieran rumores de que al excavar habían aparecido cadáveres o que en las profundas escalinatas se podían escuchar pasos.
Hay incluso una leyenda sobre un niño que se aparece muy temprano o muy tarde, en las horas de apertura y cierre cuando la estación no tiene tanto flujo de usuarios. El niño supuestamente llora buscando a su madre y les pide a los pasajeros que lo acompañen a la estación siguiente para buscarla... solo para desaparecer una vez que el tren empieza su marcha.
Sin embargo, la leyenda más famosa se origina con un cuento titulado "No se duerma en la estación Barranca del Muerto", la cual fue popularizada en la década de los noventa por programas de radio en la madrugada. La historia reza que hace tiempo, un joven se quedó dormido en el metro y despertó cuando ya el tren estaba en los talleres de la línea 7.
El joven se resignó a esperar a las cinco de la mañana, y esperó en la oscuridad del vagón hasta que escuchó el ruido inconfundible de dos personas peleando. Como pudo, salió del vehículo y al recorrer las vías del taller se topó con dos personas que parecían estar trabadas en una lucha. El joven los iluminó con su encendedor y ahogó un grito al ver a un ser vestido de ultratumba: Alto, delgado y de piel amarillenta, con garras afiladas y ojos rojos; el cual mordía el cuello de un indigente. El joven soltó su encendedor y corrió hasta llegar a la estación, siempre con el sonido de las pisadas del ser persiguiéndolo. Al final, el joven logra llegar a la estación y recibir auxilio de los guardias de seguridad; mientras que el 'vampiro' de Barranca del Muerto ha desaparecido en la oscuridad de los túneles.
La Mujer de Rojo - Paseo de la Reforma.
Reforma 222.
Es una leyenda urbana popular entre las personas que habitan las Colonias Roma y Juárez, así como las inmediaciones de Paseo de la Reforma en torno al centro comercial Reforma 222, el Parque Río de Janeiro, el corredor comercial de Génova y las calles aledañas.
El espíritu es fácilmente reconocible por su aspecto: Una mujer joven y bella que porta vestido rojo y parece 'esperar' sola en las aceras cuando hay poca afluencia vehicular o personas caminando. Este ser tiende a sonreír de manera casi demoniaca a quienes la ven, y se le aparece fácilmente a hombres que recorren las calles de forma solitaria entre las tres y cinco de la mañana. Quienes la ven, coinciden en que la mujer parece flotar y que no se le ven los pies; además de que parece cambiar su apariencia, manifestándose como una mujer joven, de edad media o una anciana.
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