El 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México fue azotada por un terremoto que no solo causó devastación en varias zonas clave de la metrópolis como el Centro Histórico, Insurgentes, Tlatelolco o la Colonia Roma; si no que también acabó con la vida de miles de capitalinos.
La historia que se relatará a continuación, habla del encuentro de una pareja con algunas víctimas del terremoto, las cuales fueron incapaces de encontrar el descanso eterno por lo súbito y trágico de sus fallecimientos.
"Esta historia tiene lugar cuando una joven pareja se mudó a su nueva vivienda en una de las colonias más conocidas de la Ciudad de México. Al cabo de unas semanas, sucedió que la pareja por fin tuvo oportunidad de descansar gracias a un día festivo; por lo que ambos decidieron levantarse tarde.
Sin embargo, la pareja fue despertada por el ruido de pasos ligeros y suaves que corrían por el tejado de la casa. Al ir a ver de qué se trataba, el esposo se encontró con que absolutamente no había nada en la habitación donde se había originado el ruido.
Confundido y un poco asustado, decidió prepararse un café y sentarse a ver televisión, colocando su bebida en una mesita junto al sillón. Curiosamente, al estirar la mano para levantar la taza y beber otro sorbo de café, se encontró con que su taza estaba vacía y el espeluznante sonido de unas risitas. Al ponerse de pie, pudo ver sombras moviéndose afuera de la ventana; por lo cual creyó que se trataba de los hijos de algún vecino jugándole una broma.
Pero al tocar la puerta contigua, fue recibido por un vecino de edad mayor; quien le explicó que en el predio donde vivían anteriormente hubo una escuela que se derrumbó en el terremoto de 1985. El vecino le contó historias de encuentros con fantasmas de pequeños, los cuales solo se encontraban activos en horas de clase."
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