"Todo el mal en el universo se concentra en esos cuerpos delgados y famélicos...
¿O sí tienen cuerpos? Los ví solo por un momento. no puedo estar seguro.
Pero los escuché respirar. E indescriptiblemente pude percibir su aliento en mi
rostro... giraron hacia mí y huí gritando. En ese momento corrí por el tiempo.
Huí por quintillones de años.
Pero me olieron, El hombre despierta en ellos un hambre cósmica."
-Frank Belknap Long, "Los Perros de Tindalos".
Entre la multitud de criaturas, demonios y seres ignotos que pululan en la cosmología de los Mythos de Cthulhu, creados por H.P. Lovecraft y modificados a lo largo del siglo XX por incontables autores; pocos seres son tan temidos como los depredadores cósmicos simplemente conocidos como Los Perros de Tindalos.
Fueron creados por Frank Belknap Long en la historia corta del mismo nombre, en 1929, y añadidos a la mitología del genio de Providence en la historia "El que susurra en la oscuridad", de 1931.
Los Perros de Tindalos son descritos como entidades de apariencia vagamente canina, una cruda caricatura de un perro o un lobo, delgados y eternamente hambrientos; seres sobrenaturales que solo pueden habitar y manifestarse en el cosmos a través de los ángulos del tiempo (a diferencia de la vida común, que se manifiesta en curvas).
El nombre mismo sirve para enmascarar su identidad, y en palabras del protagonista de la historia: "enmascarar su vileza", que en realidad son similares a murciélagos e inclusive que son cosas peores. Otra teoría es que el nombre de Perros de Tindalos hace referencia a sus hábitos de cacería y la capacidad de olfatear a sus víctimas como sabuesos, y no tanto a su aspecto.
Son inmortales y la vida natural les produce un hambre descomunal, al grado de que seguirán a sus víctimas a través del tiempo y el espacio con el fin de atraparlas. La similitud de un Perro de Tindalos con los canes verdaderos acaba en el nombre; pues son bestias monstruosas, con lenguas largas terminadas en probóscides con las cuales drenan a sus víctimas; y una capacidad sobrenatural para distorsionarse y acceder a la realidad.
Un Perro de Tindalos debe materializarse a través de una esquina o ángulo de menos de 120 grados, aparece primero como humo saliendo de la esquina y finalmente emerge de forma física, listo para atacar a su presa.
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