La casa de Aramberri en la actualidad.
Una de las leyendas más conocidas en la ciudad de Monterrey, Nuevo León; del norte de México, es la de los crímenes cometidos en la casa localizada en el número 1026 de la calle de José Silvestre Aramberri. En la actualidad, cualquier peatón que recorra la calle puede darse cuenta del aspecto ruinoso de la construcción; la cual inclusive presenta una malla ciclónica para impedir el acceso a ella.
El patio descuidado y su arquitectura decadente que data de inicios del siglo XX, le dan un aire ominoso y digno de cualquier mansión embrujada de película de horror; pero a diferencia de cualquier escenario de ficción, la casa de Aramberri fue sede de un crimen particularmente violento en el año de 1933; cuando era habitada por una familia bastante rica y la casa era la epítome del lujo.
El crimen.
El 5 de abril del año 1933, al estar ausente el jefe de la familia que habitaba entonces la casa; un grupo de criminales entró a la casa y dio muerte a la madre, Florinda Montemayor; y a su hija, Antonia Lozano. Las autoridades que acudieron a realizar la investigación, se asombraron por la crueldad y el salvajismo con que los criminales cometieron los asesinatos.
Las sospechas sobre la identidad de los asesinos se redujeron rápidamente a la familia y conocidos más cercanos de la familia, ya que la investigación policial reveló que la puerta de la entrada no había sido forzada, y que las víctimas debieron dejar entrar a los criminales por decisión propia. Incluso existe una versión de la historia que añade que la mascota de la familia, un loro; repetía constantemente "¡No me mates, Gabriel!".
La policía pues, inició la búsqueda del tal Gabriel entre los conocidos y familiares de las víctimas; que resultó ser el sobrino de la propia Florinda Montemayor. Aún tenía en su poder las pruebas incriminatorias, y confesó que él y dos secuaces planearon el robo y el asesinato de las mujeres. Los culpables fueron muertos a tiros por la policía al intentar escapar; y aparentemente ahí terminó todo el horror ocurrido en la casa de Aramberri. Sin embargo, con el tiempo; los vecinos de la zona comenzaron a relatar espeluznantes sucesos que ocurrían en el interior de las paredes de la casa.
Los fantasmas de Aramberri.
En la actualidad, la casa ha sido sellada y enrejada. La ventanas y puertas tapiadas, y se levantó una malla ciclónica alrededor de la entrada para impedir el paso a curiosos y de acuerdo a algunos vecinos, a practicantes de brujería y el satanismo que intentaban meterse a la casa para conducir ritos y sacrificios.
Si bien los muebles y parte del mobiliario de la casa fueron removidos desde hace mucho, se maneja que en la recámara principal de la vivienda se puede apreciar un cuadro en el cual se aparece el rostro desfigurado de una mujer; que se percibe una mala vibra en la casa y se puede sentir la presencia de las víctimas, así como un fuerte olor a azufre. Otros cuentan que por las noches, se puede escuchar gritos y lamentos desde el interior; y existe una leyenda urbana en la cual un par de reporteros se introdujo en la casa con el fin de grabar sucesos paranormales, pero que al ser llamados para atender otra noticia; partieron en un vehículo que se accidentó y los dejó malheridos. Supuestamente, al revisar el material obtenido en la casa de Aramberri, los reporteros encontraron gritos que se escuchaban lejos.
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