A mediados de 1986, un empleado de la NASA llamado Frank Shaw tuvo un encuentro con lo que sólo puede ser descrito como una 'gárgola' de color negro y aspecto malévolo. Este evento atormentó a Frank por el resto de su vida, y aunque se negó a contar la historia en un principio para evitar ser tachado de loco; fue en el 2004 que su hija se puso en contacto con un reconocido criptozoólogo y contó su versión de lo ocurrido.
De acuerdo con la mujer, en aquél tiempo la familia estaba acostumbrada a que Frank llegara tarde del trabajo, por lo que a nadie le pareció extraño que una noche en particular regresara a altas horas de la madrugada. Lo que capturó la atención de sus hijos y esposa, fue el hecho de que Frank parecía bastante perturbado y nervioso.
Tras unas horas de intentar reconfortarlo, Frank se decidió a relatar lo ocurrido.
De acuerdo con él, estaba caminando hacia su auto al final del turno, cuando tuvo la súbita idea de mirar hacia arriba. Lo que encontró, le heló la sangre. Sobre uno de los edificios del Centro Espacial se hallaba perchada una figura similar a una gárgola, de color negro y rasgos inhumanos.
Frank lo describió como un ser completamente negro, y con una 'capa' sobre los hombros; pero al verlo con más detenimiento, se percató de que no era una capa, sino alas membranosas como las de un murciélago. Y la criatura, lo que sea que fuese, lo miraba de vuelta desde su percha con un interés casi depredador. Al relatar la historia, Frank dijo que por la expresión del ser, parecía como si disfrutara el producirle terror.
Tras unos segundos que a Frank le parecieron una eternidad, la gárgola desplegó sus alas con un sonido similar al de un chisporroteo, y ascendió al cielo. Esto bastó para sacar al hombre de su parálisis nerviosa, y aprovechó el impulso de adrenalina para alcanzar su auto, encenderlo y salir a toda velocidad del estacionamiento; con la idea de que tal vez la criatura alada lo perseguía.
En los días posteriores, la esposa de Frank lo convenció de jamás contar la historia, pero con el paso del tiempo sintió que debía relatársela a alguien en quien pudiese confiar; a manera de sacar el recuerdo de su cabeza.
Finalmente y tras una larga consideración, Frank decidió contarle la historia a su supervisor. Y de manera contraria a lo que habría previsto, éste no se burló por lo insólito de la historia. De hecho, lo confortó explicándole que no era el primer empleado del Centro Espacial Johnson que había visto al ser; y que incluso existía un archivo en la administración del edificio que hablaba de la gárgola. El supervisor de Frank se limitó a decir que el archivo había sido creado meses atrás, luego de que dos de los pastores alemanes usados como perros guardianes de la base hubiesen sido destrozados grotescamente.
Por alguna razón, la historia de Frank llegó a oídos de algún oficial de la NASA, que ordenó que Frank fuese interrogado por elementos de seguridad. Este personal se aseguró de informarle a Frank que, lo mejor que podía hacer por sí mismo y su familia, era permanecer callado al respecto. Frank lo hizo, al menos hasta su muerte una década después.
Debido a la política de confidencialidad y alto secreto de la NASA, no han surgido más reportes al respecto sobre la gárgola en las inmediaciones del centro Johnson.
Que el suceso haya sido en terreno de la NASA, agrega más misterio al asunto.
ResponderEliminarHola, me gusta mucho tu blog, es muy interesante y tiene buenas y espeluznantes historias. Me gustaria que incluyeras cosas de la mitologia chilena, en especial la isla de Chiloe, como el Trauko, el Colo-colo (no el equipo de futbol), la fiura, el alicanto, el Invunche, etc, etc, tambien sobre la rubia de Kennedy (no, no Marilyn Monroe) que tiene hasta pelicula.
ResponderEliminarSaludos.