El Pishtaco en el juego "All Flesh Must be Eaten".
En gran parte del mundo occidental, los vampiros son considerados seres de la noche que pueden ir desde depredadores caníbales similares a zombies, hasta elegantes aristócratas europeos que usan poderes mentales para controlar a sus víctimas.
Sin embargo, y como ya se ha mencionado en este blog; en el resto del mundo los chupasangres tienden a ser más coloridos y romper los esquemas impuestos por Drácula o Nosferatu. Uno de estos, y que inclusive sorprende porque no es un hematófago como tal, es el Pishtaco de Perú.
El Pishtaco (de la palabra de origen quechúa "Pishtay", "desollar") es una entidad o vampiro que se aparece en las montañas de los Andes, Al Pishtaco se le atribuyen poderes sobrenaturales y se les describe físicamente como personas altas y pálidas que acechan en los caminos oscuros y rutas montañosas en busca de aldeanos a quienes matan para robarles la grasa corporal.
Aparece por primera vez durante los 1500s, y de acuerdo al sacerdote Cristóbal de Molina (un escolar encargado de catalogar la cultura inca) se da por primera vez en 1571; cuando los nativos que habitaban las zonas aledañas a Cuzco se negaban a trabajar para españoles por miedo a ser asesinados y su grasa usada como remedio para alguna enfermedad extranjera.
El mito del Pishtaco cambia con cada generación, y si bien su ropa es modificada para adaptarse a los tiempos actuales; es constante el que sea una persona de piel pálida, aunque en raras ocasiones puede ser negro o mestizo.
Si tiene una forma "clásica", es la de un hombre que usa botas altas y un sombrero de ala ancha; carga un cuchillo curvo y un lazo hecho de piel humana. Es apuesto, de ojos verdes, cabello y barbas descuidados. Se dice que sus dedos pueden caerse uno por uno y arrastrarse como gusanos por el piso; una imagen tan perturbadora que hace que las personas se paralicen del terror. El Pishtaco también usa polvos mágicos en algunas ocasiones, y es imposible huir de él una vez que ha capturado a una persona.
El terror del Pishtaco.
La leyenda se origina durante la conquista española, donde se creía que los extranjeros europeos robaban la grasa de las personas por varios motivos, que usaban su carne para convertirla en chicharrones o tratar sus desconocidas aflicciones extranjeras.
La preocupación sobre la grasa corporal tiene una gran tradición que data de la época prehispánica, pues se veía el exceso de peso como signo de vitalidad, buena salud, fuerza y belleza. Y se creía que muchas enfermedades tenían sus raíces en la pérdida de grasa corporal, por lo que las personas extremadamente delgadas eran aborrecidas.
Por ello, la práctica de los conquistadores de untarse la grasa de sus enemigos para curar sus heridas aterraba a los incas y otros aborígenes de la zona. Por ello, le tenían un terror a los misioneros al creer que éstos mataban a las personas para aceitar sus campanas y hacerlas bastante sonoras. En épocas modernas, se maneja que las máquinas en los molinos de azúcar necesitan grasa humana como aceite, o que los aviones no despegan si no se usa grasa humana en su motor.
Es tanto el temor que tienen los nativos por estos seres, que inclusive se han negado a recibir ayuda internacional. Por ejemplo, el programa "Food for Peace" de Estados Unidos fue rechazado por varias comunidades, ya que temían que la verdadera razón para dar ayuda era engordar a los niños y después secuestrarlos para robarles la grasa.
Antropólogos, geólogos y otros investigadores han sido atacados por nativos de los altiplanos de Perú y Bolivia.
La banda de los Pishtacos.
Reporte del incidente de la banda de Pishtacos.
En el año 2009, la policía peruana arrestó a tres sospechosos que operaban en las zonas montañosas del país. Al buscar en su base de operaciones, se encontraron con la perturbadora imagen de una pila de costillas y caderas humanas; una cabeza descompuesta y dos botellas de Coca-Cola repletas de lo que parecía ser grasa humana.
Se cree que la pandilla se le aparecía a las personas en caminos despoblados, los conducía a su laboratorio bajo promesas de darles empleo y entonces procedían a matarlos y destazarlos. Usaban velas para sacar la grasa del cuerpo y recolectarla en una olla. Cabe mencionar que si bien tres de ellos fueron capturados, seis más se dieron a la fuga y probablemente seguían operando en otros sitios.
Sin embargo no usaban la grasa para consumirla, como sus contrapartes fantásticas. La policía peruana llegó a la conclusión de que vendían la grasa a compañías de cosméticos para ser usada en cremas anti-edad. De acuerdo con la BBC, la grasa líquida puede venderse hasta en 15,000 dólares por litro a varias mafias italianas que sirven como intermediarios con la industria cosmética Europea.
Los criminales sin embargo, declararon que vendían la grasa a chamanes locales para ser usada en rituales satánicos.
El Pishtaco en la cultura popular.
El Pishtaco de la serie "Supernatural".
El Pishtaco aparece en la novela "Muerte en Los Andes, escrita por Mario Vargas Llosa, como un enemigo en el suplemento del juego de rol de zombies "All Flesh Must Be Eaten"; y en el capítulo "The Purge", de la serie de horror "Supernatural". En este último, el pishtaco es una mujer que se alimenta de grasa y abre una clínica de pérdida de peso para conseguir víctimas.
JAJJA AHORA RESULTA QUE LOS DESPIADADOS SON LOS CONQUISTADORES VAYA CUENTO
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