jueves, 3 de septiembre de 2015

La subida del muerto.

Comienza a mitad de la noche.
En la oscuridad de la habitación, una persona despierta y para su horror se da cuenta de que no solo no puede moverse o hablar; si no que, en el mejor de los casos, algo o alguien está acostado sobre él o ella; aplastándole el pecho e impidiendo la respiración.
Lo siguiente que ocurre, es que el afectado cae presa de una gran angustia y miedo; ve figuras monstruosas en la oscuridad de la habitación, escucha voces demoniacas o inclusive puede ver una pesadillesca bestia sentada o trepando sobre su pecho. Los segundos se tornan minutos, los minutos horas; todo mientras la víctima es incapaz de ahuyentar o defenderse a esos espíritus y demonios que decidieron atacarlo esa noche.
Pero de un momento a otro, el extraño suceso termina y la persona vuelve a la normalidad. Entonces cae en cuenta de que se le subió el muerto, o si es conocedor de términos médicos: sufrió una parálisis del sueño.

La Subida del Muerto.
En México y ciertas zonas de Hispanoamérica, se cree que estos terroríficos episodios son producidos por el espíritu de un muerto, el cual en busca de venganza o una manda sin cumplir; tiende a introducirse en las habitaciones por la noche, trepar por las camas y acostarse sobre una persona.
Quienes estudian la parapsicología, afirman que estos seres son entidades del bajo astral, formas negativas, entes e inclusive demonios que se alimentan del miedo y la energía vital. Para ahuyentarlos, se deben realizar oraciones o gritarle improperios al ser; lo que de acuerdo a la leyenda urbana, le devolverá a la persona la capacidad de moverse y hará que el alma en pena o ser demoniaco desaparezca.
Otras explicaciones al respecto involucran la presencia de demonios o vampiros energéticos que se alimentan de la energía de los seres vivos al succionar el aliento; lo cual explica la presión en el pecho al ser extraído el aire desde los pulmones.

El Síndrome de la Bruja Nocturna.
En Europa y el mundo angloparlante, el fenómeno se conoce como "Bruja Nocturna "(Night Hag) o "Síndrome de la Bruja Nocturna". El término quizás se originó en Escandinavia, donde el folklore y las leyendas explican que el fenómeno es producido por una "Mare", una especie de mujer maldita cuyo cuerpo desapareció una noche mientras dormía.
Se decía que la Mare visitaba a las personas por las noches y se sentaba en sus pechos para ocasionarle pesadillas. Se cree que el término Mare/Mara evolucionó hasta convertirse en Night-Mare (Mara Nocturna) y finalmente "nightmare"; la palabra inglesa para "pesadilla".
En zonas como Newfoundland, Carolina del Sur y Georgia es donde aparece la Hag, o Bruja; una maligna mujer que deja su cuerpo físico por la noche y se sienta en el pecho de una persona dormida. Esto explica la presión en el pecho, la cual es supuestamente producida por el peso de la Bruja. Esta experiencia es conocido como ser "montado por la bruja "("hag-ridden" en el original). El término "Old Hag" (Vieja Bruja) es dado por lo regular a un espíritu maligno en Bretaña y Norteamérica.
Las personas afroamericanas, que están predispuestas a sufrir este evento, se refieren a él como "la bruja te está montando" o "el espantajo te está montando" ("The Witch/Haunt is riding you"). 

Como dato curioso, durante la caza de brujas en Salem, muchos de los pobladores reportaron sufrir estos incidentes durante la noche. El autor David J. Hufford escribe en el libro "El Terror que Viene por la Noche", que la Vieja Bruja puede ser invocada por un practicante de magia negra para atacar a alguien en específico; y que la forma de hacerlo es recitar el Padre Nuestro al revés.

La Pisadeira.
En Brasil, el fenómeno se achaca a un ser mitológico conocido como la Pisadeira ("la que pisa"). Se le describe como una anciana alta y delgada, con zarpas en los pies, cabello sucio, una nariz puntiaguda, ojos rojos y una sonrisa repleta de dientes podridos. Se cree que vive en los tejados y espera a que alguien en una casa duerma para pisarles el pecho.

El Lietuvens.
En Latvia, es un espíritu llamado el Lietuvens. Estos espíritus son el alma de una persona asesinada injustamente, la cual se manifiesta por las noches para atacar tanto a personas como animales. La manera de deshacerse de él es mover el dedo grande del pie izquierdo hasta recuperar el control del cuerpo.

El Ammuttadori.
En la región isleña de Sardinia, Italia; existe la creencia de que el causante de la parálisis del sueño es un demonio llamado "Ammuttadori". Esta criatura se sienta en el pecho de una persona, lo sofoca y tortura arrancándole la piel con las uñas.

Jinamizi y los Djinn.
"La Pesadilla", de Henry Fuseli (1781).
En las regiones dominadas por el Islam se habla de Djinn o demonios. En el Sureste de África, el fenómeno es conocido como "Jinamizi" ("Ahorcado por el Jinn"), en el folklore arábigo se llama "Ja-Thoom" ("Lo que se sienta pesadamente en algo") y se cree que es el mismo Shaytan (Satán) o un Ifrit el que se sienta en alguien o intenta asfixiarlo. La manera de prevenir esto es dormir sobre el lado derecho y leer un verso del Corán antes de dormir.
En Turquía se le llama "Karabasan" ("El atacante Oscuro"), un monstruo o Djinn que roba el aliento de las personas. En Persia se le llama "Bakhtak", un fantasma; y en la cultura Kurda se le dice "Motakka"; el cual es un demonio que ataca en específico a los niños jóvenes.

La gente de sombras.
En la cultura contemporánea, se dice que este fenómeno está relacionado con la aparición de las entidades sobrenaturales llamadas "Gente de Sombras"; que van acompañadas de una sensación de terror (misma que coincide con uno de los síntomas de la parálisis del sueño). Entre los seres que se reportan están masas, figuras humanoides e incluso el misterioso Hat Man o Sombrerero.

La Parálisis del Sueño.
La explicación científica dice que, el fenómeno de la "subida del muerto" no es más que un fenómeno conocido como Parálisis del Sueño.
Esta condición médica puede darse cuando la persona acaba de caer dormida o tras despertar de la etapa más pesada de la fase REM del sueño. En caso de que ocurra de la primera forma, se da la Hipnagogia o la parálisis del sueño predormital. De caso contrario, si ocurre tras finalizar el sueño, se le llama postdormital o Hipnopompia.
La parálisis por lo regular dura unos cuantos segundos o minutos, aunque se sabe de casos en que ha permanecido por varias horas en los cuales el sujeto se siente presa de un grave pánico. Según algunos estudios y análisis realizados a pacientes que sufren parálisis del sueño constante, es que se descubre que solo se puede mover los ojos y es imposible hablar o mover las extremidades de manera voluntaria.
El sentido de terror producido por la parálisis del sueño involucra por lo regular la idea de que hay una presencia amenazadora en la habitación, el cual es explicado por un estado de hipervigilancia producido en una de las partes más primitivas en el cerebro; y que es una respuesta de emergencia instintiva al despertar paralizado y ser incapaz de moverse.

Esta sensación de pavor y de estar indefenso ayuda a incrementar los efectos de la respuesta de emergencia más allá del nivel típico en los sueños normales, lo que explica porqué las alucinaciones producidas durante la parálisis resultan extremadamente realistas.
Es decir, no es más que una respuesta evolutiva de sentirse en peligro al no poder moverse; lo que genera imágenes de un depredador o amenaza inexistente con el fin de empujar al cuerpo a recuperar el control. Este pequeño detalle explica porqué los monstruos, brujas, gente de sombras o fantasmas vistos durante la parálisis del sueño son percibidas como figuras malévolas o aterradoras.

¿Pero qué produce la sensación de asfixia?
La ciencia médica ha explicado este fenómeno como una parálisis muscular que remueve la capacidad de respiración automática del cuerpo, y que la sensación de ahogo se incrementa gracias a un bloqueo ligero de las vías respiratorias, respiración rápida y ligera, hipercapnia o incluso apnea del sueño.
Básicamente, cuando la víctima intenta respirar y es incapaz de hacerlo, el sistema de respuesta de emergencia del cerebro interpreta esto como la obra de una entidad invisible que se sienta o aplasta el pecho de la persona, amenazando con sofocar. Esta sensación ocasiona un pánico por el temor a ahogarse y que lleva al cuerpo a reaccionar y romper el episodio de parálisis.

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