viernes, 17 de abril de 2020

El Duende de Rijeka.

Rijeka es el puerto principal y la tercer ciudad más importante de Croacia, se localiza en la bahía de Kvarner en el Mar Adriático y es reconocda por su arquitectura que data del periodo de la dinastía de Habsburgo; el gran puerto y astillero Viktor Lenac, el Teatro Nacional de Croacia y la Universidad de Rijeka, fundada en 1632 como la Escuela de Teología.

En el año 2001, un suburbio de Rijeka fue escenario de un fenómeno paranormal poco conocido pero no menos aterrador, la aparición del denominado Duende de Rijeka. 
La historia comienza con un grupo de adolescentes que esperaban el autobús en una parada durante una tarde fría de Noviembre, cerca de los bosques croatas. De acuerdo con los chicos, mientras esperaban comenzaron a escuchar sonidos provenientes de los bosques, mismos que en un principio achacaron a un gato, una liebre o un perro callejero. 
Los ruidos fueron aumentando de intensidad hasta que vieron qué los ocasionaba. Según los testigos, una extraña criatura emergió de entre los bosques: un ser que medía aproximadamente 1.20 metros de alto, sin piernas y que se arrastraba con sus largos brazos y dedos terminados en afiladas zarpas. El monstruo se arrastraba hacia ellos, gritando y escupiendo violentamente; y pese a moverse usando las manos, era bastante rápido.

Repuestos de la impresión inicial, los chicos huyeron despavoridos de vuelta a sus casas; donde le contaron a sus familiares lo que habían visto. Siendo Croacia un país bastante tranquilo, la policía optó por investigar rápidamente en caso de que se tratara de algún maniático que pudiese resultar un riesgo para los jóvenes de la localidad.
La investigación reveló algo inusual: En un grueso pino se hallaban profundas marcas de zarpas en la corteza, aproximadamente en el sitio donde los chicos habían visto al ser saliendo de los bosques. Un análisis demostró que para que el ser pudiera dejar esas huellas profundas en la corteza, debía no solo pesar más de noventa kilos, si no ser mucho más fuerte que un hombre adulto; y que además había una inusual 'baba' en cada marca.

Se interrogó a los jóvenes y sus familias, y la historia tomó un poco de credibilidad cuando una vecina de la localidad dijo haber visto al mismo ser en su patio trasero durante una noche; corroborando que incluso lo había escuchado gritar. Conforme transcurrieron los días, la policía recibió varias llamadas durante las noches; quejándose de que 'algo' hacía ladrar a los perros de la zona después de la medianoche, y otros más contaron el haber escuchado a un hombre gritando en las madrugadas. 
Este fenómeno ocurrió aproximadamente durante la semana posterior al encuentro de los jóvenes, terminando tan abruptamente como empezó.

Fantasmas del Pacífico.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón fue uno de los países involucrados y el principal combatiente en el teatro del Pacífico. Tras el bombardeo sorpresa a Pearl Harbor y sus campañas de incursión en China, su territorio se extendió desde la península de Corea hasta Malasia, Las Filipinas e inclusive el norte de Australia.
Mucho se ha hablado de que durante su tiempo ocupando Asia, los japoneses incurrieron en las peores atrocidades; actos violentos y degenerados que rivalizan y en muchos casos superan el holocausto y los gulags en Alemania y Rusia. 
Sitios como el Escuadrón 731, eventos como la violación de Nanking y la ocupación de las Filipinas; o genocidios étnicos en China y Corea han llevado a los japoneses a poseer una terrible fama entre los habitantes del Sureste Asiático, China y las dos Coreas. Por ello es que se cuenta una gran cantidad de relatos de horror que involucran las atrocidades de los japoneses, 

Se cuentan infinidad de relatos de horror relacionados a aparecidos, entes y demonios que rondan antiguos cuarteles japoneses; fenómenos a tal magnitud que inclusive el ejército estadounidense que ocupa Okinawa ha confirmado que ocurren y no tiene explicación al respecto. 

Atsugi.
Entrada a la base naval de Atsugi.
La Instalación Aeronaval de Atsugi se localiza entre las ciudades de Yamato y Ayase, en la prefectura de Kanagawa. Es la base aeronaval más grande de la marina estadounidense en el Océano Pacífico y es hogar del portaaviones USS Ronald Reagan. 
También es conocida por haber sido la base donde en 1957 se encontraba asignado Lee Harvey Oswald, el asesino de John F. Kennedy. Las leyendas de fantasmas en torno a ella incluyen el espectro de un joven marine que murió en un accidente de auto en la década de 1960, y que es visto usualmente rondando por los complejos habitacionales de la base.
En el extremo opuesto de la base se encuentra un hangar que en la Segunda Guerra Mundial fue ocupado por pilotos Kamikaze del ejército imperial. Cuando Japón se rindió ante los aliados, un gran número de estos pilotos prefirieron suicidarse antes que vivir en la desgracia de haber perdido la guerra. Hasta el día de hoy, los soldados y pilotos que ocupan el hangar escuchan puertas pesadas cerrándose por sí solas y ojos rojos que se manifiestan en habitaciones a oscuras y observan al personal de guardia durante la noche.

Sagami.
El Almacén Sagami, también en la prefectura de Kanagawa, se encuentra embrujado por el espíritu de un suicida. Hace años, un marine que montaba guardia en el hospital de campo de la base se alcoholizó y cortó sus muñecas usando los fragmentos de un espejo roto. Desde entonces, soldados estadounidenses que ocupan la misma habitación dicen ver un rostro espectral en el espejo del cuarto, y más de uno ha reportado sentirse aterrado al ver un par de brillantes ojos furiosos en el espejo. 

Campo Hansen. 
Acceso al Campo Hansen. 
Campo Hansen es otra base en Okinawa, infame entre los soldados debido al fantasma de la puerta 3. Durante los fines de semana, no es raro que los soldados de guardia durante la noche reporten ver a un soldado acercándose a ellos; vestido con un uniforme sangriento que data de la Segunda Guerra Mundial. El hombre siempre lleva un cigarro en su mano y pregunta si se lo pueden encender. Los soldados que le han ofrecido un encendedor dicen que el espíritu se desvanece una vez que le encienden el cigarro. 
Inicialmente, las autoridades de la base descartaron los relatos como rumores sin sentido y continuaron enviando soldados a dar rondines en esa puerta. Para sorpresa de las autoridades, los encuentros con este soldado espectral continuaron y llegaron al grado de verse forzados a clausurar ese acceso a la base.

Yokosuka.
Hogar de un espectro anterior a la segunda guerra mundial, se dice que en un túnel que atraviesa la colina principal de la base naval Yokosuka se aparece el espíritu de un samurái que monta guardia durante las noches. 
La leyenda reza que el samurái se encontraba en camino a vengar la muerte de su amo cuando fue emboscado por ninjas en ese túnel y asesinado sin piedad. Como fue incapaz de cumplir su venganza, el viejo guerrero permanece en el área donde perdió la vida y ha sido culpable de que decenas de motoristas hayan perdido el control de sus vehículos en la boca del túnel, muchas veces con resultados fatales. 

Kadena.
El edificio 2283 en Kadena, Okinawa. 
La base aérea de Kadena fue sede del edificio 2283, notorio entre personal japonés y estadounidense por ser la edificación más embrujada en todas las propiedades del ejército americano. Es tal su reputación que el edificio no fue ocupado por años pese a estar completamente amueblado, y actualmente ha sido demolido. 
En la década de 1970, un oficial de la fuerza aérea que se hospedaba en él mató a toda su familia y después se disparó. La siguiente familia que ocupó la casa dijeron experimentar una paranoia constante y una sensación de intranquilidad, al menos hasta que el padre perdió la cordura y apuñaló a todos. 
Desde entonces, las autoridades de Kadena optaron por utilizarlo como bodega, aunque los vecinos y el personal que montaba guardia durante las noches reportaron fenómenos paranormales entre los que iba el escuchar el llanto de niños pequeños, risas y en una ocasión incluso el de una mujer lavándose el cabello en el baño del edificio. 
En este caso, un oficial le preguntó a la mujer que porqué estaba ahí, a lo que ella le respondió "no quiero esperar a que manden a alguien a arreglar la ducha, ¿de acuerdo?". Creyendo que se trataba de una vecina desesperada, el oficial de guardia llamó al personal de mantenimiento de la base y regresó al baño para decirle que ya irían a arreglar su ducha. Para su terror, la mujer ya había desaparecido y la única evidencia de su presencia era el grifo del baño abierto. 
Otros fenómenos relacionados incluyen el inexplicable sonido de un teléfono pese a que no hay una línea funcional dentro de la casa, las llaves de la regadera abriéndose solas, movimientos como si hubiese alguien asomándose por las cortinas e incluso un 'samurai' que monta a caballo en las inmediaciones de la propiedad.
Incluso años después, cuando se optó por demolerlo, las autoridades de Kadena se vieron plagadas por quejas de los albañiles contratados; ya que estos decían experimentar dolores de cabeza constantes, alucinaciones y un gran número de accidentes inexplicables. Al lado del edificio 2238 existía una guardería para los hijos del personal de la base, y los maestros se quejaban de que los pequeños bajo su cuidado arrojaban juguetes a través de la reja porque 'los niños del otro lado' se los pedían. 

Okinawa
Cerca de Kadena existe una cueva donde supuestamente aparecen espíritus de enfermeras, ya que se dice que cuando las tropas estadounidenses tomaron los campos aéreos de Okinawa, las enfermeras japonesas en la base prefirieron suicidarse en lugar de ser capturadas; pues la propaganda japonesa decía que los invasores cometían atrocidades con las mujeres que atrapaban. 
Punto Maeda es una base más en Okinawa donde existe la leyenda de que si uno se encuentra a un anciano caminando cerca de la costa, lo que se debe hacer es retirarse de la base y volver a casa; pues el rumor es que cada que alguien ve al anciano, siempre aparece un cuerpo en la playa a los pocos días. 
Maeda es también reconocido por ser un lugar popular entre los suicidas, que se arrojan de los riscos al pie de la playa y al parecer están condenados a repetir sus muertes; su historia por haber funcionado como hospital durante la guerra y los reportes de buzos que dicen encontrar fantasmas debajo del agua. 

Campo Zama. 
La capilla de la base militar de Campo Zama es hogar de presencias sobrenaturales, puertas que se abren y cierran solas y la voz de un soldado japonés que gusta de gritar órdenes por los altavoces de la base durante las madrugadas. En una historia particularmente aterradora, una soldado encargada del turno de vigilancia durante la noche, empezó a escuchar una voz en japonés proveniente de las bocinas de su computador; mismo que se encontraba apagado. 

Iwo Jima.
Se dice que durante ejercicios militares en Iwo Jima, es común ver los fantasmas de soldados del ejército imperial japonés. En una ocasión, un batallón del cuerpo de marines estadounidenses se encontraba realizando juegos de guerra cuando dos soldados que montaban guardia dijeron haber escuchado a 'alguien' siguiendo a su patrulla en los caminos cercanos a la base principal. Regresaron un par de minutos después, visiblemente aterrados. Su oficial al mando les preguntó qué había ocurrido, a lo que los dos respondieron con la historia de que habían vuelto por el camino y se encontraron a un pelotón japonés de la segunda guerra mundial emergiendo de entre la línea de árboles.

martes, 18 de febrero de 2020

El troll de Somerville.

El caso del Troll de Somerville, Massachusetts, es un evento paranormal poco conocido y del que solo se tiene registro por su aparición en el libro 'The Ghostly Register' del escritor Arthur Myers. 

Myers escribe la historia de una mujer identificada como 'Karen', que se mudó a una casa victoriana de tres pisos en el año de 1983. De acuerdo con Karen, la casa era todo lo que siempre había querido y por un rato pareció que todo iba bien; hasta una noche en que inició una racha de fenómenos inexplicables en la propiedad.
Inició con el sótano, pues Karen encontraba que este siempre se inundaba sin razón aparente, por más que fontanero tras fontanero le reafirmaban que no había fallas en las tuberías o una fuga proveniente de casas vecinas. A este fenómeno le siguió una sensación de fatalidad que se apoderaba de Karen cada que estaba en el segundo y tercer piso. Esta sensación, de acuerdo con Karen, era la de "presentir como si un animal quisiera atacarla"; y tanto fue el impacto de esto que la mujer empezó a dormir en la planta baja. 

Con el tiempo, Karen consiguió a una compañera de habitación que ocuparía una recámara en el tercer piso. Poco antes de que transcurriera una semana, la nueva habitante de la casa se quejó de que despertaba a mitad de la noche, presa de una sensación de que algo amenazador estaba con ella; y que su cama amanecía siempre en una posición diferente.
Fue aquí cuando Karen confirmó que lo que pensaba era paranoia resultó ser algo paranormal. 

Los sucesos continuaron incrementándose, llegando a que les movieran cosas de lugar, que las luces se encendieran y apagaran por sí solas y ruidos como de animales salvajes en habitaciones vacías. Las dos jóvenes llegaron a la conclusión de que la casa estaba embrujada y llamaron a un psíquico, que llegó a una conclusión inusual luego de ir a verlas. 
De acuerdo con el investigador, el fenómeno no era producto de un fantasma o un demonio, si no de un 'troll' que vivía en un manantial subterráneo debajo de la casa. Les explicó que podía percibir que el troll estaba furioso por haber sido atrapado bajo la casa luego de que esta fuera construida, y que las demostraciones de su poder eran una advertencia para que lo dejaran salir. 
El psíquico procedió a conducir un ritual para enviarlo a otro plano de existencia y por fin liberarlo de su prisión. De acuerdo con Karen, después del ritual despertó a mitad de la noche al escuchar una voz desconocida en su cabeza; la cual le preguntaba si se podía quedar. Naturalmente, Karen dijo que no y la presencia ominosa sobre la casa desapareció por completo. 

El enigma de Zombie Road.

Zombie Road por la noche. 
A simple vista, el camino Lawler Ford Road en las inmediaciones de St. Louis, Missouri; podría parecer completamente inofensivo. En la actualidad, funge como un sendero de ciclismo y caminata pero es posiblemente uno de los sitios más embrujados en los Estados Unidos. Quien busque Lawler Ford Road, se encontrará con que es mejor conocido por el ominoso nombre de 'Zombie Road' o 'Camino Zombie', y que en él hay infinidad de relatos sobre asesinos seriales, espectros, demonios y criaturas ignotas que buscan acechar a los incautos que recorren su extensión de dos kilómetros.

El río de la Muerte.
El camino Lawler Ford Road se extiende por dos kilómetros a través de un valle y termina en la desembocadura del río Meramec, y su uso se extiende a siglos atrás cuando las tribus nativas locales lo usaban para desplazarse fácilmente por el valle así como extraer pedernal de las montañas y riscos a su alrededor.
El Meramec era conocido entre las tribus nativas como 'El Río de la Muerte', pues la gente se ahogaba constantemente en él. Incluso en el año 2011 hubo todavía dos muertes de menores de edad que intentaron cruzar el río a nado. 
En los años 1800s, se estableció un ferry que daba servicio a los colonos y viajeros a lo largo del Meramec, que en aquellas épocas era propiedad de una familia de terratenientes conocidos como los Hamilton. Luego de la muerte de Ninian Hamilton en 1856, James E. Yeatman, dueño de la libraría mercantil y presidente del banco mercante de Missouri, adquirió la tierra y permitió la construcción de un tramo de vías que irían de St. Louis al Pacífico. Curiosamente, durante esta época fue asesinada la esposa del juez de Missouri por uno de los primeros trenes en el año de 1876. 
A principios del siglo XX, el Meramec se tornó hogar de una comunidad de descanso para millonarios, misma que fue destruida durante la década de 1990 tras una serie de inundaciones. Además de ello, se empezó la extracción de grava de los riscos alrededor del Meramec, operación que continuó hasta la década de 1970.

El Asesino Zombie y las leyendas del camino.
No hay una teoría general de porqué el camino obtiene este nombre, pero se le adjudica a dos leyendas: La primera, se dice que los trabajadores del ferrocarril que alguna vez laboraron ahí se levantan de sus tumbas y salen durante la noche, y muchas personas han experimentado fenómenos como el escuchar música de inicios del siglo XX, luces anómalas que se mueven por la rivera del Meramac o apariciones espectrales de trabajadores del tren. 
La segunda teoría menciona al 'Asesino Zombie', un supuesto interno de un manicomio que escapó y que habita una cabaña en medio del bosque; cazando y comiendo a los que atraviesan Zombie Road durante la noche. 
Además de eso, se menciona que en Zombie Road aparecen espectros de niños fallecidos a raíz del choque de un autobús escolar en la década de 1950, víctimas de los gángsters de St. Louis, un pionero que se suicidó luego de apostar y perder a su esposa en un juego de póker, almas de aquellos arrollados por trenes en el siglo XIX, así como que es frecuentado por satanistas, el Ku Klux Klan, asesinos seriales e incluso monstruos como Pie Grande. 
En la ladera del camino que conduce al río Meramac existen ruinas de cabañas y edificaciones de cuando el lugar era conocido como Glencoe, y es en ellas donde aparece el fantasma más famoso de la zona; pues muchas personas han regresado del camino con historias sobre una fantasmal anciana que se asoma por las puertas de las cabañas y grita para que los incautos que se acercan demasiado se vayan de ahí. Hay quienes solo la han visto observándolos, y al acercarse para ver de que se trata, se encuentran con que la mujer ha desaparecido.

Las muertes en Zombie Road. 
En Zombie Road y el Meramac han ocurrido tantas muertes que incluso las vías del tren contienen un anuncio con las palabras "La muerte no tiene piedad", en conmemoración a todos aquellos que han perdido la vida ahí. 
Los residentes que aún habitan cerca pueden recordar toda clase de incidentes ocurridos desde la década de 1950, como la ocasión en que dos jóvenes fueron arrollados por un tren, en 1990 cuando una mujer saltó ante el tren para evitar que este aplastara a su hijo; rituales satánicos, un joven que cayó de un risco al ser 'empujado' por algo ante la mirada atónita de su novia; la misteriosa muerte de un conductor en 1970, que fue hallado con el auto encendido y con rasgos de que 'algo' le había propiciado un infarto mientras recorría la carretera al lado de Zombie Road. 

La fotografía.
Finalmente, uno de los reportes más comunes en Zombie Road es el de la sensación de verse observado o un sentimiento de incomodidad. Y aunque muchas veces esto puede achacarse a la sugestión en torno a las leyendas del lugar, también hay incontables testimonios sobre ruidos de pisadas que siguen a los campistas, el sentirse perseguidos por algo desde los árboles e inclusive el ver sombras que se mueven entre los árboles y que desaparecen cuando el espectador se acerca a ellas. 
Como dato curioso, hace una década salió a la luz una fotografía que ha recorrido internet en varios artículos, foros y sitios dedicados al tema de lo paranormal; y que supuestamente fue tomada en Zombie Road. La historia reza que una mañana, un deportista que corría por el camino se sintió observado desde la línea de árboles arriba del camino y por más que intentó ver algo, su perseguidor lo eludía del todo. Fastidiado, decidió sorprenderlo tomando una fotografía con su teléfono. 
Al revisar la imagen, se encontró con algo que le heló la sangre:

jueves, 6 de febrero de 2020

La casa del Kasha.

En la mitología japonesa, un Kasha es un yokai o demonio funerario que toma la forma de un gato y gusta de robar los cadáveres frescos de pecadores para llevárselos al infierno.
Pero el término 'Kasha' también es usado comúnmente en Hawaii para referirse a un lugar con una historia de sangre y muerte, un sitio que entre los pobladores de Honolulu es conocido como el Amityville Hawaiiano: La casa del Kasha.

1942. 
La leyenda de la casa del Kasha empieza en el verano de 1942, cuando la casa aparentemente inocente en la esquina de la octava avenida y Harding en Kaimuki, era ocupada por una madre soltera y sus tres hijos. 
Una noche, la policía recibió un llamado para acudir, y encontraron a la mujer en el patio delantero, gritando histérica que una mujer estaba intentando matar a sus hijos. Al irrumpir en la casa, los oficiales se encontraron con algo que los perseguiría hasta sus muertes: una fuerza invisible arrojaba y golpeaba al hijo menor de diez años y sus dos hermanas, de dieciocho y veinte; produciéndoles heridas visibles. 
Los policías intentaron ayudar a los jóvenes, pero la presencia los agredía y empujaba para evitar que intervinieran. Al cabo de una hora, la madre colapsó por lo ocurrido y sus hijos habían muerto. Un reporte forense determinó que los chicos fallecieron por fuertes traumatismos producidos por golpes y el menor fue estrangulado con tanta saña que su columna presentaba daños físicos. 
Cuando la madre logró recuperar la consciencia y se calmó lo suficiente para hablar, declaró a la policía que todo había pasado porque su hijo menor había 'olido' el aroma de un fantasma; y el espíritu al parecer se ofendió, pues atacó a los chicos violentamente unos minutos antes de que la madre llamara a la policía. La mujer también culpó a su esposo por el accidente, pero no hubo forma de comprobar sus acusaciones y terminó siendo llevada a vivir con sus hermanas. 
Por la crudeza y lo insólito del evento presenciado por la policía, los diarios Hawaiianos abordaron la historia durante varios días; buscando explicaciones. Al final del año, nadie supo explicar quién o qué asesinó a los tres niños y condujo a la joven madre a la locura. 

1970.
La casa permaneció desocupada hasta 1970, cuando fue rentada por tres jóvenes universitarias. Una noche, las chicas comenzaron a escuchar ruidos extraños, sonidos de pisadas en la planta baja y voces en habitaciones desocupadas. Una de ellas sintió una mano tocándole el brazo lascivamente, y fue ahí que llamaron a la policía. 
Un oficial que patrullaba cerca de ahí se detuvo y encontró a las tres afuera de la casa con expresiones de terror e histeria. Al tomarles la declaración, el oficial recibió una larga historia sobre fantasmas y ataques de entidades incorpóreas, mismas que habría descartado de no ser porque las tres jóvenes presentaban una condición psicológica tal que rayaba en la histeria. Las tres le pidieron que por las acompañara a algún lugar, a lo que accedió.
Subieron al auto de una de ellas, con el policía como escolta detrás. El viaje transcurrió sin novedad hasta que llegaron al estacionamiento del hotel Oasis Inn en Waialae. De acuerdo con el reporte que el policía llenó horas más tarde, se percató de que una vez que el auto de las jóvenes se había detenido, la chica en el asiento de conductor empezó a forcejear con algo que no podía ver. 
Bajó de la patrulla y al llegar a su lado, efectivamente vio que la joven se encontraba siendo agredida por algo que no podía ver, y ya presentaba moretones y marcas de golpes en sus brazos y piernas. El oficial estiró la mano la portezuela y justo en ese momento, sintió una mano fuerte y grande apretándole el brazo. Soltó un grito de dolor cuando la mano invisible le torció la extremidad y lo arrojó hacia atrás. La portezuela se abrió de golpe y la chica que conducía salió despedida hacia el estacionamiento; agarrándose el cuello como si estuviesen ahorcándola. El policía pidió refuerzos y mientras llamaba, el ataque se detuvo súbitamente; dejando a los cuatro perplejos sobre lo que había ocurrido.

1977.
Siete años más tarde, un matrimonio japonés se mudó a la residencia embrujada. No sabían nada de la historia, así que su sorpresa resultó mayúscula cuando durante su primera noche, la esposa despertó a plena medianoche debido a que la temperatura había descendido increíblemente. 
Pese a lo cálido del verano de Hawaii, la habitación se sentía como un congelador y la mujer podía ver su propio aliento como un vapor al respirar. Algo blanco se movió en el rabillo de su ojo, y al voltear se topó con la escalofriante imagen de una mujer espectral sin brazos y piernas flotando en el aire; mirándola con brillantes ojos rojos y una sonrisa demoniaca. La esposa soltó un grito de terror y despertó a su esposo, que alcanzó a ver como la silueta fantasmal se desvanecía en las sombras de la habitación. 
Al día siguiente, un sacerdote católico acudió a bendecir la casa. El religioso les preguntó qué ocurría al verlos visiblemente perturbados. Al relatarle lo ocurrido, el sacerdote, que también era de ascendencia japonesa; les dijo que lo más seguro era que se trataba de un Kasha, un demonio japonés traído por los inmigrantes y que debió ser atraído por algún acto de violencia descomunal en el domicilio. 
Después de echar agua bendita, el fenómeno se detuvo del todo. 

El Kasha.
Aunque la casa fue demolida en el año 2016, todavía circulan infinidad de historias sobre la casa del Kasha. Un escritor de la página The Overly Opinionated, escribió sobre sus experiencias en el dúplex construido en el terreno; como pese a su escepticismo inicial, despertaba cada noche a las 4:33 de la mañana, en medio de una habitación gélida y con una opresión en el pecho, como si algo le hubiese pegado. 
Existe también un mito popular de que el fenómeno se debe a que a inicios del siglo pasado, un inmigrante japonés se mudó a una propiedad anterior a la casa del Kasha junto a su esposa y dos hijos. En un arranque de celos o locura, nadie está seguro, mató a puñaladas a su esposa e hijos. Se deshizo de los cuerpos picándolos en trozos y enterrándolos en la propiedad. Los restos de la esposa y uno de los hijos fueron encontrados en el jardín principal, pero el de la hija jamás fue hallado. Se cree que el cuerpo sigue enterrado ahí.

Otra variación de la leyenda dice que en la década de 1920, un par de amigas ocupaba la casa y una de ellas se enamoró de un hombre de la localidad. Su relación pronto pasó de sana a lo extremadamente violenta, y concluyó trágicamente cuando el hombre se volvió loco por las constantes peleas y celos de las mujeres. Fuera de sí, las asesinó mientras dormían y después se suicidó. Sus cuerpos fueron encontrados varios días después, y se cree que fue esta historia de violencia la que pudo haber atraído o creado al Kasha; mismo que si la historia del escritor de The Overly Opinionated es cierta, continúa acechando la nueva construcción que tomó el lugar de su casa.

El Obispo de Mar y otros humanoides marinos.

"Como los cielos, en los mares hay  Sol, Luna y Estrellas;
Como el aire, golondrinas, halcones y estorninos;
Como la tierra, viñas, rosas, cardos, hierbas,
frutos, flores, hongos y muchos millones de otras
plantas muchas más extrañas que estas.
Así como hay peces viviendo en los mares.
También hay carneros, becerros, caballos, liebres y cerdos,
lobos, leones, erizos, elefantes y perros, 
Sí, hombres y doncellas, y a los que más admiro,
el bien vestido obispo y el fraile encapuchado;
De, cuyos ejemplos, se han visto en Noruega y Polonia."
-Guillaume du Bartas, La Sepmaine; ou, Creation du monde.

En casi todas las culturas del mundo hay tradiciones orales y escritas, así como mitos y cuentos sobre humanoides habitantes de las profundidades. De las sirenas, tritones, rusalkas y ondinas; hasta el temible Dagon, no hay un cuerpo acuático que no cuente con una leyenda al respecto sobre civilizaciones submarinas y seres que entremezclan rasgos del hombre y los habitantes de las profundidades.
Quizás no tan bien conocidos como las sirenas o los tritones, los monjes de mar y otras especies relacionadas; forman parte del bestiario mitológico de sitios tan lejanos como Europa y Japón; lo que hay llevado a algunos a creer que efectivamente pueda tratarse de algo más que una leyenda. 

El Obispo de Mar.
Reconstrucción medieval.
También llamado Pez Obispo, el Obispo Marino es reportado por primera vez en el siglo XVI donde de acuerdo con la leyenda, uno de ellos fue capturado y llevado al rey de Polonia; quien expresó deseos de conservarlo. Se dice que también fue presentado a un grupo de obispos católicos, con quienes aparentemente 'habló' y pidio ser liberado. Los religiosos concedieron su deseo, y una vez llevado a la costa para ser devuelto a la naturaleza, hizo la señal de la cruz y desapareció entre las aguas. 
Uno más fue capturado en la costa de Alemania en 1531, rehusándose a comer y murió al cabo de tres días. Por este encuentro se obtuvo la descripción e imagen en el cuarto álbum de la Historiae animalium de Conrad Gesner, publicado en 1551. 
Los detalles anatómicos sobre este ser varían dependiendo de la región, pero siempre se le muestra como un humanoide acuático de piel escamosa, con una cabeza con forma de domo (similar al sombrero de un obispo) y rasgos faciales similares a los de un hombre; usualmente con una barba hecha por tentáculos o fibras. También parece poseer una capa o membrana cubriéndole la espalda y que asemeja una capa o túnica.

El Monje Marino.
Comparación del supuesto Monje Marino y varios animales marinos. 
Otra criatura relacionada con el Obispo Marino es el Monje Marino o Pez Monje, que aparece aproximadamente en la misma época en bestiarios y almanaques; pero con la diferencia de poseer una cabeza calva en forma de domo, un cuerpo escamoso y aletas largas en lugar de los brazos y las patas del Obispo.
En el Historia animalium de Gesner, este ser fue supuestamente capturado en la costa de Noruega en 1546, pero luego de morir fue considerado una abominación y enterrado en algún lugar desconocido bajo las órdenes del rey Christian III de Dinamarca. Gesner también sugiere que un animal similar fue documentado por Boethius y Capturado en el estuario del Río Forth en Escocia. 
Se ha propuesto que el Monje Marino puede de hecho ser el cadáver putrefacto de algún animal existente, quizás un calamar gigante, una morsa o un tiburón ángel. 

Umibozu.
Grabado japonés del periodo Edo.
Proveniente de Japón, el Umibozu ('Sacerdote del Mar') es un yokai o espíritu del océano que es considerado un emisario de la desgracia para los marinos japoneses, pues convoca a las tempestades y destruye los barcos, ocasionando que la tripulación se ahogue. Su tamaño varía de un par a decenas de metros de longitud; aunque también hay reportes de algunos más pequeños.
A diferencia de otros yokai marinos como el funayurei, los Umibozu aparecen durante días de calma en grandes enjambres y atacan a los barcos, colgándose del casco y entonando cánticos conforme atacan. 

En el periodo Edo, hay documentos que hablan sobre un Umibozu llamado 'Kuro Nyudo' y que se traduce como 'monjes negros iniciados'. Los Kuro Nyudo supuestamente son dioses dragón de las aguas que exigen sacrificios y prefieren consumir la carne de mujeres o doncellas.
En la prefectura de Wakayama apareció el 26 diciembre de 1888 un Umibozu con la forma de un mono de 2.4 metros de largo y un peso de 250 kilogramos; con ojos naranjas la boca de un cocodrilo, el torso de un pez, la cola de una langosta y que emitía bramidos como los de un toro.
En 1871, el bote de pesca Konpira Maru se encontraba en camino a Nueva Zelanda para pescar atún cuando su red se enganchó con algo que parecía ser un organismo desconocido de proporciones colosales. De acuerdo con los marineros, el ser era de color gris, con ojos de quince centímetros de diámetro y dos grandes fosas nasales. Al escuchar los testimonios de los marineros, un oficial del departamento de investigaciones marítimas de Yaizu determinó que podía tratarse de una ballena; a lo que un marinero entrevistado respondió que el cuerpo del ser estaba mayormente bajo el agua y sobrepasaba por mucho al de cualquier ballena existente. 

miércoles, 5 de febrero de 2020

El fantasma sin cabeza.

"Cuando tenía quince años, vivía en el estado malayo de Penang con mis padres y hermanos. Ocupábamos una casa construida por el gobierno que ya no existe, pues fue demolida hace unos años para construir en su lugar un desarrollo inmobiliario. Las casas, del tipo playero como se les conoce popularmente, se encontraban en el terreno que alguna vez fue parte de un campamento del ejército japonés durante la ocupación de Malasia en la Segunda Guerra Mundial. 
Una noche en particular, no podía dormir y decidí ponerme a leer historietas. Debía pasar de la una de la mañana cuando finalmente me dio sueño y subí a mi habitación. Me estaba por acostar cuando caí en cuenta de que dejé las historietas en el piso de la sala de estar y si mi madre las veía en la mañana, seguro las tiraría a la basura. Con pereza, decidí regresar por ellas y no tomé la molestia de encender la luz, porque la de la luna se filtraba a través de las enormes ventanas de la sala e iluminaba perfectamente el lugar. 

Mientras recogía mis historietas, escuché un sonido suave. Un golpeteo ligero que venía de la habitación donde teníamos la televisión. Pensé que podía tratarse de un ladrón, y la curiosidad me llevó a asomarme por el arco de la puerta. Lo que vi me persigue hasta la fecha: Ahí, de pie e iluminado por la luz de luna, vi una figura traslúcida y vestida con lo que indudablemente era el uniforme del ejército imperial japonés... pero lo que me heló la sangre fue que el hombre no tenía cabeza.
Me llevé ambas manos a la boca para evitar gritar, y me paralicé observando como el soldado andaba a ciegas, tentando todo a su alrededor como si buscara algo; tal vez su cabeza. Esto transcurrió por varios minutos hasta que se dirigió tambaleándose hacia la cocina. 
Sin dejar de cubrir mi boca y olvidando las historietas, subi corriendo a mi habitación y me metí bajo las sábanas. No tengo idea de a qué hora me venció el sueño, pero tardó mucho para que eso pasara. 
Con el tiempo, escuché de los vecinos que también habían visto al soldado japonés, que aparecía por las noches en las casas, calles y jardines en busca de algo. Hasta la fecha, creo que debía estar buscando su cabeza."