lunes, 5 de junio de 2017

El monstruo más peligroso del mundo.

Hay muchas historias de monstruos.
¿Te has preguntado alguna vez, qué es lo que hace a un monstruo?
El Minotauro, Drácula, Grendel, Godzilla, la Llorona y Slender Man son todos diferentes; pero en sí, comparten una cualidad fundamental. Supongo que podrías decir que sabes identificar a un monstruo cuando lo vez, ¿Pero en verdad eres capaz de hacerlo? Porque, ¿cuál es el ingrediente que conecta a los monstruos?
Los dictadores como Hitler, los asesinos como Gein o Jack el Destripador, son monstruos. También los zombies, los vampiros, los hombres lobo y los Kaiju. Incluso un animal bajo las circunstancias indicadas, puede ser un monstruo. Algunos visten bien y parecen personas normales, otros son abominaciones y algunos más actúan por instinto; así que no, no hay nada físico en común que diga qué es un monstruo. Al fin y al cabo, técnicamente podríamos decir que Pikachu o Sully son monstruos.
En realidad, lo que determina a un monstruo real, es que tiene la capacidad de dañar al inocente como su directiva primaria.

Entonces, me gustaría contarte de un monstruo en particular.
Este es muy distinto a lo que encontrarías en una historia de horror, por dos razones.
Primera, ni siquiera está vivo. No piensa. No te perseguirá como un Xenomorph o un tigre, ni intentará dañarte intencionalmente. Al igual que Azathoth, ni siquiera es capaz de reconocer su existencia. Es un idiota en medio de una oscuridad perpetua. Tal vez, en algún momento de la historia intentó atacar en un acto de violencia, pero desde entonces permanece perfectamente quieto en la oscuridad, mientras la gente intenta olvidarlo.
Ahora, solo está sentado ahí. Incluso si te acercas, no escapará o intentará agredirte. No te manipulará psicológicamente como Hannibal Lecter, no te engañará como Loki, ni te comerá como un dinosaurio o te cazará como Jason Voorhees; en realidad no hará nada que usualmente asociamos con los monstruos que plagan nuestros miedos.
De hecho, es mucho más peligroso que cualquier cosa que te puedas imaginar. Más que Doomsday, la Cosa de Otro Mundo, Godzilla o Cthulhu. Si te acercas, te destruirá. Y peor, ni te darás cuenta de qué pasó.

En segunda, debes saber qué es real.
Sí, ya sé que hay muchas historias que dicen ser reales, como Slender Man o Jeff the Killer, pero para cuando llegues al final de esto; sabrás que no te miento. El monstruo está allá afuera, esperando mientras lees esto. Sé que todavía no me crees, pero déjame convencerte.
Antes de comenzar, debo explicar su historia.
Hace años, la humanidad lo creó con la idea de que podría mantenerlo encerrado y usar su energía para darnos luz y calor. Pero como ocurre siempre, incluso la mejor idea puede ser la peor pesadilla bajo la luz adecuada. Y así pasó. Los expertos que lo crearon perdieron control de él, y la bestia emergió destruyendo todo con una bola de fuego antes de escapar al sótano abandonado donde espera hasta el día de hoy.
Puedes pensar de qué se trata, y tal vez tengas la cosquilla de encontrarlo por tí mismo, pero... por favor, no lo intentes. Para comenzar, es ilegal. Fue creado por humanos, de la clase que no se sentirán muy contentos si intentas encontrarlo. Cualquiera que se embarque en la jornada de encontrar al monstruo será sin duda, capturado y arrestado. Esos serán los afortunados, pues solo volverán con una multa y tal vez un tiempo en la cárcel.
Pero no pienses mal. Esas leyes tan estrictas son para protegernos de él. 
Quienes lleguen a verlo, seguro enfrentarán su fin cuando la bestia destroce sus cuerpos a pedazos antes de que siquiera lo noten. ¿Qué tanto estás dispuesto a arriesgarte para satisfacer tu curiosidad?

Está bien... ya te oí.
En todo caso, déjame decirte que hay dos formas de llegar. Recomiendo la más difícil, pues la que da más opciones de lorgarlo. Debes viajar a una aldea remota y caminar por los bosques, rumbo a la desolación. Te recomendaría abastecerte de provisiones y suficiente comida para durar un par de días en la intemperie.
Y necesitarás una linterna porque no hay iluminación en la guarida de la bestia. Y si no quieres caminar solo, puedes ir a un tour. Claro, algunos avispados intentarán venderte tours del área maldita por la vestia. Ha matado a cientos y hecho correr a miles de sus hogares, y eso atrae a la gente. No sé, tal vez curiosidad mórbida. Esa misma curiosidad que la tuya.
De cualquier modo, no te recomiendo el tour. No te llevarán lo suficiente cerca para verlo y si intentas alejarte del grupo, las autoridades serán alertadas y te capturarán. Quédate mejor con la opción solitaria.

Al llegar, te encontrarás en una ciudad habitada por cien mil almas al borde de un río. Bueno, ciudad es decir mucho. Más bien es un pueblo. Es el último sitio habitado antes de llegar al reino de la bestia, al norte. Hay algunas aldeas pequeñitas por aquí y por allá, pero son bastante insignificantes y remotas. No hay caminos, tampoco.
Y no te preocupes, casi todos los que vivían al norte huyeron despavoridos y abandonaron todo. Muchos ni siquiera llegaron a huir, y quedaron tirados donde los sorprendió la aparición de la bestia.

Desde ahí, debes viajar al noreste.
Habrá caminos de terracería, pero ahí llamarás la atención. La mejor ruta es seguir a lo largo del delta del río, escondiéndote en las partes bajas o seguir al norte y al este a través de varios campos abandonados. La falta de humanos ha permitido que los animales sobrevivan, así que ten mucho cuidado con los lobos.
De cualquier modo, eventualmente llegarás a una reja de malla ciclónica llena de advertencias. Este es el perímetro de la guarida de la bestia. Aquí comienza lo divertido. Necesitarás escabullirte por varias rejas y vallas de seguridad, y verás toda clase de aldeas y edificios abandonados a lo largo de kilómetros. Quizás sea sabio esperar a que sea de noche para cruzar la reja y avanzar, porque nadie patrulla durante las horas de oscuridad.
Considera tomarte tu tiempo. Mucha gente paga grandes sumas de dinero para ver la devastación, y muy pocas veces hay alguien que se atreva a ir solo. Asegúrate de no quedarte quieto en un lugar por mucho tiempo, porque aquí estás dentro de la esfera de influencia de la bestia, aunque a esta distancia no hay tanto peligro. Quizás no lo notes, pero ya te está atacando.

Mientras más vayas al este, verás sus poderes.
Árboles petrificados de color rojo, plantas muertas por todos lados y cadáveres de animales blanqueados por el sol. Eventualmente llegarás a un lago artificial y las ruinas de una ciudad en la costa del noroeste. Más allá, verás un complejo industrial a la distancia. En la oscuridad debe ser difícil verte, pero aún así ten cuidado porque habrá quienes trabajen aquí: Empleados gubernamentales ocupados en la construcción de un nuevo edificio o barreras para disminuir los poderes de la bestia o sencillamente algunos guardias que están ahí para arrestar a los incautos como tú.
Si te tomas un tiempo para vagar por ahí, verás que los edificios están llenos de reliquias del pasado. Como si el tiempo mismo se hubiese detenido del todo. Pero no es por eso que estás aquí. 
Más al noreste verás una silueta monstruosa contra el cielo nocturno. No, no es la bestia. Es un edificio parcialmente construido para mantener a la bestia contenida. Es el segundo intento de hacerlo, porque el primero fue incapaz de lidiar con los poderes de la abominación. Pero aún así, su construcción fue detenida gracias a un conflicto armado en las cercanías del sitio.
Necesitas ignorarlo.
Quieres verlo. Tu objetivo yace en el interior. A estas alturas, ya sabrán de qué hablo. 
Tienes el camino libre. Las autoridades ni siquiera se acercan a este punto y es posible entrar durante la noche. Si de alguna forma logras entrar al lugar, conocido como el Sarcófago, buena suerte. 
Notarás que el techo colapsó hace años y que las paredes están agrietadas, como si algo muy grande hubiese golpeado hasta romperlas. Ya es tarde. Si has llegado hasta aquí, tus posibilidades de supervivencia son escasas. Ya te está matando.
De seguir, notarás que el sitio está atiborrado de escombros, con vigas de metal tiradas por todos lados y plataformas inestables por todos lados. Debes llegar al centro y descender a una fosa donde vive el monstruo. No te recomiendo saltar, es profundo. En realidad, necesitas bajar por los lados, encontrar un pedazo de suelo agujereado para saltar a un piso inferior y rodear por las escaleras que aún existan. Más allá, está la bestia. Esperando.
Estás cerca. Necesitarás una linterna, porque solo así podrás ver. No hay luz eléctrica, y a esta profundidad la luna ya ni siquiera pasa por las grietas del techo. Camina por los pasillos, y eventualmente llegarás a un túnel que parece haber sido atacado por un dragón.
Procede. Llegarás a una esquina. Detente y toma aliento.
El monstruo está a la vuelta. Toma otro respiro. Verás algo que casi nadie sabe que existe. ¿Quieres seguir? Bien. 
Verás otro pasillo con las mismas paredes derruidas y ninguna señal de un monstruo. Esperarías ver un horror indescriptible o una abominación salida de las peores pesadillas de hombres como Junji Ito, H.P. Lovecraft o Stephen King, ¿no? Lo único frente a tí es una masa de roca fundida que se escurre por un muro, algo casi alienígena. Acércate. Tócala. Se sentirá cálida.
Has encontrado al monstruo.

Como te dije, no es una criatura. Ni siquiera está vivo.
Pero aún así, es la bestia más peligrosa que existe en la tierra. 
Si salieras corriendo de manera inmediata, y de pura casualidad encontraras un hospital, de cualquier manera morirías. En media hora, te sentirás con náuseas y vomitarás. En horas, sufrirás de migraña, diarrea y fiebre. Ya te sientes débil y desorientado. Tu cabello, dientes y uñas se caen. Ahora eres propiedad de la bestia.
Dije que apenas y se mueve. Sí, lo hace. Lentamente.
Está fundiendo la tierra bajo él. Si lleva a tocar los mantos acuíferos, acabará envenenando a todo un continente o explotará con una fuerza comparable a la de un volcán. Si escupe su veneno a la atmósfera... bueno, digamos que los dinosaurios la tuvieron fácil en comparación. Su furia no puede ser contenida. Ignorarlo no es una opción.

En fin, relájate.
No estás ahí. No fuiste a ese viaje. Es más, seguro estás leyendo esto en la pantalla de tu teléfono mientras matas el tiempo en la noche antes de dormir. Tal vez diste con esta historia por casualidad al buscar cosas de miedo en Google. Si sabes de quién hablo, respirarás tranquilo sabiendo que está a miles de kilómetros, al otro lado del océano. En fin. 
Pero recuerda, está ahí afuera. Sentado en la oscuridad.
Hay quienes lo han visto y fotografiado. Google te mostrará fotografías de él, que parecen haber sido pasadas por filtros en Photoshop para parecer espectrales y dar miedo. En realidad, no están alteradas. El poder de la bestia es tanto que deforma la luz y nos impide verlo como es.
¿Su nombre?
Técnicamente, su nombre científico es Corio. Algunos más lo llaman Medusa o El Basilisco, porque verlo significa una muerte instantánea. 
Aunque es más popular llamarle de forma estúpida y casi divertida. 
¿Quién pensaría que algo llamado Pata de Elefante sería tan terrible?

Hachishakusama - Ocho Pies de Alto.

El 26 de Agosto del año 2008, el sitio japonés 2channel.net, aquél que inspiró la creación del ya casi mítico 4Chan; fue sede de una historia inusual que le puso los cabellos de punta a más de un usuario del sitio: La leyenda de Hachishakusama o traducido al español, 'Ocho pies de alto'.
La historia, escrita por el usuario identificado como "VFtYjtRnO", habla sobre un episodio en su infancia donde se encontró con una extraña entidad de corte Youkai, conocida como Hachishakusama u 'Ocho pies de alto', una espectral mujer gigantesca que asemeja de manera desconcertante en más de un sentido a la leyenda occidental de Slender Man. 
La anécdota en 2ch es la siguiente:

"El hogar de mis abuelos paternos estaba a dos horas de donde vivíamos, en una aldea pequeña de agricultores en la prefectura de Hokkaido. A veces me quedaba con ellos durante el verano y las vacaciones invernales, y siempre estaban contentos de verme... pero la última vez que los visité fue hace diez años, cuando estaba en el tercer año de preparatoria. Era mi vacación de primavera y me habían invitado a visitarlos, así que decidí tomar mi bicicleta y pedalear hasta allá.
Pese al clima cálido de primavera, al llegar al pueblo sentí como si la temperatura hubiese bajado, por lo que me detuve en un descanso junto al camino para tratar de calentarme en el sol que brillaba en lo alto. Entonces, escuché algo... inusual.

'Po. Po. Po. Po. Popopopo. Po.'

No era un ruido mecánico, era una voz humana. Extraña, pero una voz. 
Miré a todos lados, para ver si había alguien cerca, y solo ví un sombrero blanco de paja sobre el borde de un muro de setos. El sombrero se movía a lo largo de los setos, y al pasar por un espacio abierto entre dos de ellos, vi que era usado por una mujer que llevaba también un vestido blanco. Debía ser alta, pues el muro de setos debía medir más de dos metros de alto. No pensé mucho en ello, y de cualquier manera, la mujer desapareció detrás de una línea de árboles al cabo de unos segundos.
Lo único que se me ocurrió fue que, o la mujer estaba de paseo y llevaba tacones altos, o se trataba de un hombre vestido de mujer. Raro, pero no descabellado en un lugar tan lleno de turistas en esa época del año.

Horas más tarde, mientras tomaba té con mis abuelos y los ponía al tanto de mi vida, toqué el tema en la conversación y les comenté que se me hacía raro ver un travesti en un sitio tan alejado de la vida nocturna de Tokio. Por alguna razón, mencioné lo del 'po, po, po'.
Al decir esto, mis abuelos se asustaron. Mi abuelo me bombardeó con preguntas tales como cuándo lo había visto, qué tanto sobresalía de los setos o si la mujer se me había quedado viendo. Le respondí tan rápido como preguntaba, y entonces salió corriendo para llamar a alguien con el teléfono de pared en el pasillo fuera del comedor; cerrando la puerta tras de sí para que yo no pudiera escuchar la llamada.
La habitación se tornó silenciosa. La abuela sonreía cortésmente, pero parecía tener breves temblores por alguna razón. El abuelo regresó pronto y me dijo que esa noche me quedaría con ellos. Debo admitir que no comprendía el porqué de ese cambio tan brusco de actitud, y pregunté si se trataba de algún enfermo mental de la localidad o algo así, a lo que el abuelo me contestó que la abuela podía decirme.
La abuela se limitó a mirarme y decir que iría a buscar a una tal señora K. (K-San en el original).

Claramente asustada, la abuela me explicó lo siguiente:
"Creo que Hachishakusama se ha interesado en tí... pero no debemos preocuparnos. El abuelo está aquí para arreglarlo".

Entonces, la abuela me contó poco a poco que Hachishakusama no era una persona, si no un monstruo o espíritu de las montañas. Su nombre se debía a su tamaño, 8 shaku, el equivalente a decir '8 pies de alto' (Hachi - 8, Shaku - Pie, Sama - Persona). Su apariencia cambiaba, pero por lo regular era siempre una mujer muy alta que se reía con un 'Po Po Po' muy tétrico.
Y una vez que Hachishakusama se interesaba en una persona, los cazaba hasta matarlos. La última víctima del espíritu había sido un joven hace quince años, y eso llevó a un grupo de monjes budistas a sellarla en un altar cerca de la aldea usando cuatro estatuas de Jizo, una deidad protectora de los niños; cada una colocada en uno de los puntos cardinales. La aldea tenía una especie de 'acuerdo' con las aldeas cercanas, estableciendo que debían tener ciertos beneficios por haber encerrado a la bestia. Desde entonces, habían pasado más de una docena de años desde que Hachishakusama había matado a alguien.

En ese entonces no creí nada de ello, pero el abuelo recibió al poco tiempo a una mujer muy anciana. K-San, la señora, me entregó un talismán de papel y me ordenó mantenerlo conmigo todo el tiempo, entonces fue al piso de arriba con el abuelo. Intenté ir al baño, pero la abuela no me dejó ir e insistió en que tuviera la puerta abierta para que pudiera verme mientras hacía mis necesidades.
Aquí fue que entendí qué tan serio era el asunto.
Me condujeron a una habitación en el piso de arriba. La única ventana había sido cubierta con periódico, sobre el cual pegaron otro talismán; y en cada esquina había un bol con Morishio, sal sagrada, así como una caja de madera donde colocaron una estatua de Buda. 
K-San me dijo que debía quedarme en la habitación hasta las siete de la mañana, y que no podía salir bajo ninguna circunstancia. El abuelo me dejó en claro que ni él ni la abuela me hablarían hasta las siete, mientras que K-San me ordenó guardar conmigo el talismán y rezarle a Buda si me sentía asustado.

Tenía una televisión y una cama en la habitación. La abuela me dejó unos bocadillos e intenté ver el televisor un rato, pero no me sentía muy interesado en la programación. Tampoco tenía hambre, así que me acosté, me envolví en las cobijas y debí caer dormido eventualmente; porque lo siguiente que recuerdo es despertar por el ruido de un show nocturno en el televisor. Mi reloj marcaba la una de la mañana.
Entonces escuché algo pegando en la ventana.
Lo quise ignorar, pensando que debía ser la rama de un árbol afuera, pero el ruido continuó. Tenía té y bocadillos, y subí el volumen del aparato para ahogar los golpeteos. En ese momento escuché la voz del abuelo proveniente del pasillo:

'¿Estás bien? Está bien salir si tienes mucho miedo.'

Fui hacia la puerta, pero me detuve de golpe al recordar como había insistido el abuelo que no me dirigiría la palabra hasta el amanecer. Y otra vez lo escuché.

'Está bien, puedes venir'.

Quería que se tratara de la voz de mi abuelo, pero supe de inmediato que no lo era. Tuve escalofríos, y al mirar uno de los cuencos con sal, me di cuenta de que el contenido estaba volviéndose de un color oscuro.
Me planté frente a la estatua de Buda, apretujando el talismán con ambas manos mientras rezaba por ayuda. 

'Po, Po, Po, Po, Po.... Po, Po, Po...." La cosa afuera de la ventana había comenzado de nuevo, esta vez más insistente. Entonces, vi la silueta de una gran mano palmeando el cristal desde afuera... pese a que me encontraba en un segundo piso. No quedaba más que seguir rezando a Buda.
Fue una larga noche.
No recuerdo del todo lo que hice, más allá de rezar hasta que escuché el ruido de fondo proveniente del televisor. Eran las noticias matutinas, y el reloj en pantalla decía 7:13 AM. El golpe en el cristal se había detenido. La voz finalmente había callado. La sal en los cuencos estaba toda negra. Abrí la puerta con mucho cuidado, y el abuelo K-San estaban afuera; observándome con gestos de preocupación. La abuela, llorando, me dijo que todo estaría bien.
Mis padres ya estaban abajo, junto con un grupo de hombres alrededor de una camioneta frente a la casa. El auto de mi abuelo estaba adelante de la van, y el de mi padre estacionado detrás de esta. Me sentaron en medio de la van con ocho de los hombres sentados alrededor de mí; uno a cada lado, tres al frente y tres más en el asiento posterior. Un hombre más se colocó en el asiento del conductor y K-San en el del copiloto.
Se me ordenó cerrar los ojos y mantener la cabeza gacha, en dirección al piso del vehículo.

'¡Sólo tú puedes ver a Hachishakusama... y no la mires!'

Nuestro convoy salió despacio hacia el camino montañoso. No creo que hubiésemos recorrido veinte kilómetros antes de que K-San nos avisara que todo se pondría feo... entonces empezó a recitar frases y cándicos budistas. 

'Po, Po, Po, Po, Po...'

La escuché afuera.
Apreté el talismán contra mi pecho y traté de mantener la cabeza agachada, pero no resistí la curiosidad y miré hacia la ventana... oh, jodido error. Afuera, veía un vestido blanco que parecía estacionaro junto a la ventana... cuando viajábamos a una velocidad bastante considerable. La figura se movió, como si se inclinara para ver por la ventana... y ahogué un gemido. El hombre a mi derecha me dijo que cerrara los ojos y ya no los abriera hasta que fuera seguro.
Aunque nadie pudo verla, todos escucharon lo que pasó: Los golpes. No sé como, pero algo estaba aporreando cada ventana en la van al mismo tiempo. Duró un buen rato, hasta que K-San dejó de cantar y dijo que estábamos seguros. Los autos se detuvieron, y mi padre y aubelo les agradecieron a todos los hombres que no shabían ayudado; pues todos tenían cierto parentesco conmigo. La abuela y K-San esperaban confundir a Hachishakusama al rodearme de gente de mi mismo linaje, y el abuejo pasó toda la noche reuniendo a mis parientes; determinando que era más fácil escapar durante el día.
K-San me pidió mostrarle el amuleto.
Se había tornado negro totalmente.

K-San me dijo que todo estaría bien, pero de cualquier manera me entregó otro talismán que debía mantenerme seguro hasta llegar a casa. Mi padre condujo el resto del camino, y me explicó que durante su niñez, uno de sus amigos había sido descuestrado por Hachishakusama.
Tiempo después, hablé con mi abuelo por teléfono y él me confirmó que ni siquiera estaba en casa durante esa noche, así que la voz no era suya.
Hachishakusama ataca a los niños y adolescentes, así que el monstruo intenta hablar con la voz de un familiar para atraerlos; y también me comentó que al ir al templo, los ancianos de la comunidad descubrieron que una de las estatuas de Jizo había sido rota por alguien, y que los trozos de la estatua habían sido colocados en una línea recta en el camino que conducía desde el templo a la casa de mis abuelos. 
Mi abuelo falleció dos años atrás, y no se me permitió ir a su funeral. Aún intento convencerme de que se trató de una superstición, pero a veces, cuando estoy solo en casa o camino por la calle de noche, todavía escucho esa voz.

'Po. Po. Po. Po...'

Un análisis de Hachishakusama.
Hachishakusama en Fatal Frame: Maiden of Black Water.
La historia, como ocurre con sus contrapartes occidentales en las figuras de The Rake, Slender Man, Jeff the Killer, B.O.B. o Smiling Jack; está considerada como un Creepypasta, una historia de horror presentada usualmente como un cuento apócrifo que intenta mostrarlo como algo real.
Podemos determinar que Hachishakusama no es otra cosa más que un mito, pues no existen leyendas antiguas al respecto (como ocurre con otros Youkai japoneses) o más reportes de encuentros con este ser en el internet; ni aparece en la mitología de la prefectura de Hokkaido.
Claro que, si el ser es oriundo de una aldea japonesa remota, existe la posibilidad de que la leyenda no sea tan conocida al ser únicamente producto de la tradición oral... aunque también esto se descarta, pues existiría evidencia de desapariciones múltiples de niños y jóvenes durante varias décadas en Hokkaido.
Como ocurre con Slender Man, Hachishakusama y su leyenda se han vuelto populares en varios sitios que han reposteado la historia de 2ch.net. Con el tiempo, apareció fanart de corte anime y se le nombró en compendios de criaturas mitológicas; pero sin la existencia de más reportes que añadieran al mito y la convirtieran en un ser críptido como el Mothman, el Demonio de Jersey o inclusive los Jinmenken y la Kuchisake-Onna del mismo Japón.
Como ocurre comúnmente, se le añadió al imaginario colectivo de personajes de horror japoneses y aparece en varios mangas y videojuegos. Por ejemplo, la entrega de la serie Fatal Frame, Fatal Frame: Maiden of Black Water, del año 2014; presenta un espíritu conocido como 'la mujer alta' y que es descrito como una leyenda urbana en el lore del juego.
No es de sorprenderse entonces, que la imagen de la Mujer Alta haya aparecido en varios sitios como una ilustración para la leyenda de Hachishakusama.
Fanart de corte anime sobre Hachishakusama y Slender Man.
Su primera aparición en el internet occidental ocurre el 24 de Agosto de 2016, en la página Scary for Kids; conocida por sus historias y juegos relacionadas con creepypastas, explicando que 'Ocho Pies de Alto' no es más que una leyenda urbana.
En la versión publicada por Scary for Kids, cambian algunos datos. Por ejemplo, el protagonista es un joven americano que visitó a sus abuelos a los 8 años y concluye con el hecho de que jamás regresó a Japón; explicando que Hachishakusama podría encontrarlo en cuanto pusiera un pie en el país del sol naciente, lo que expande a gran escala los poderes y alcance del espíritu. También se le describe como una mujer con foz varonil, y la historia acaba con el narrador recibiendo una llamada de su abuela, diciéndole que es seguro volver a Japón, seguido de un sonido familiar.

Po. Po. Po. Po.

jueves, 25 de mayo de 2017

Inés Perales: El Hombre Lobo de Nuevo León.

La Revolución Mexicana es uno de los episodios más famosos en la historia del país debido a su importancia al significar el derrocamiento de la dictadura de Porfirio Díaz e instaurar un nuevo sistema de gobierno democrático, así como lo que llevaría a la fundación del México moderno. Sobre este periodo, cruel y lleno de sangre, hay infinidad de historias: Tesoros ocultos, revolucionarios fantasmas que continúan librando sus batallas, locomotoras espectrales que recorren vías que hace décadas que ya no existen e inclusive las apariciones de figuras como Pancho Villa y Emiliano Zapata.
Pero hay una en especial que es poco conocida, pero no menos interesante. Es la historia de un supuesto hombre lobo que amenazó al estado norteño de Nuevo León durante la segunda mitad de la década de 1910.

La versión popular reza que una noche, una mujer que dormía en su hogar a las afueras del pueblo fue despertada por una serie de toquidos enloquecidos en la puerta de su pobre casucha. Al levantarse y abrir, se encontró con su esposo; quien se desplomó en el marco de la puerta con la camisa destrozada y cubierto de sangre.
La esposa lo llevó al interior, lo bañó y atendió sus heridas usando dientes de ajo y árnica para evitarle la infección de lo que sin duda; era el ataque de un depredador. Toda esa noche, el hombre que ya padecía de una intensa fiebre y delirios, murmuraba algo sobre el ataque de un lobo. El nombre de la víctima, que pasó a la infamia en los meses posteriores, era Inés Perales.
Perales se desempeñaba como jornalero y recolector de leña. Según su historia, ese día se encontraba terminando su jornada cuando su mula reaccionó con sobresalto ante algo. Inés pronto vio a qué se debía: Un gruñido animal y feroz sonó a su espalda, y al girar sobre sí mismo, se encontró a un gran lobo que pronto se abalanzó sobre él; destrozándole el antebrazo a mordidas.
Inés tomó una piedra y golpeó al lobo en el cráneo una y otra vez, hasta hacerlo retroceder entre los matorrales que cubrían el campo. 

Inés sanó conforme pasaban los días, pero siempre quejándose de un dolor de cabeza que creció y crecío hasta convertirse en una migraña; la cual lo tornó malhumorado y agresivo. Fue hasta que perdió los estribos e hirió a un vecino a golpes que decidió ya era tiempo de buscar ayuda.
El 19 de octubre de 1918, el subteniente Longinos García, encargado político del pueblo; escribió una carta al subsecretario de gobierno de Nuevo León, implorando ayuda para un hombre víctima de un lobo rabioso. En el tiempo desde su ataque, Inés ya sufría de incontrolables episodios de ira, y pronto se vio obligado a dejar de trabajar; mientras que por su condición mental, ya era una amenaza para la seguridad pública del pueblo. Ya un gran número de familias escribían quejas al encargado y a las fuerzas de la policía, pidiéndoles que se encargaran del enloquecido hombre que recorría los márgenes del río Bravo actuando como una bestia salvaje y que había intentado atacar a un campesino a mordidas.

“El suscrito, Longinos G. García, en funciones de Encargado Político de la Congregación de Colombia, informo a usted lo siguiente(...) y tenemos mucho problema en la Congregación por el vecino que fue mordido por un lobo; pues está actuando de manera extraña: acosa a la gente, gruñe, desgañita, araña, lanza espumarajos por la boca, camina en cuatro patas, y aúlla como lobo...”
Réplica de la carta de Longinos Gracía.

García jamás recibió respuesta del gobierno neoleonense, así que tomó la iniciativa de viajar a casa de Perales e investigar de qué se trataba; pues las historias del hombre lobo hacía mucho que lo colmaban. En su primer intento, la familia de Inés Perales le negó el acceso; por lo que volvió esa misma noche, armado y acompañado de un oficial.
De camino, fue que escuchó un largo aullido que le heló la sangre. No por lo sorpresivo de este, si no porque era completamente distinto al de los perros salvajes y lobos que en aquellas épocas poblaban el semidesierto del norte de México. 

La casa de Perales reveló un escenario terrible.
Había conocido al hombre, y lo que estaba encerrado en una habitación no tenía parecido alguno. Perales, atado por cadenas, era una bestia que se movía como un animal cuadrúpedo, gruñía y enseñaba los dientes; y su aspecto era demencial, con largo cabello y una gruesa barba que solo servían para añadir al semblante animalesco.
Y Perales aulló justo como lo que fuese que había oído afuera. 
De cuaqluier manera, Longinos apresó al hombre lobo en la cárcel del pueblo, nadie sabe si por un deseo de ayudar a los Perales o para calmar a la población. Se le alimentó y trataron de darle cuidados, pero el hombre convertido en bestia no dejaba de aullar ni de intentar atacar a cualquiera que se acercaba; lanzándose contra las rejas con la cólera de una fiera. 

A fines de mayo de 1919, llegó una carta de la secretaría de gobierno. 
García, furioso por el contenido del mensaje, se limitó a escribir: "Al C. Secretario de Gobierno: Muchas gracias por la ayuda que ofrece. Pero el vecino mordido por un lobo rabioso hace dos semanas que murió".
Nadie sabe decir exactamente de qué murió Inés Perales. 
Hay quienes mencionan que fue la anemia de una mala alimentación, otros que escapó o se suicidó; y unos más han manejado la teoría de que el ataque del lobo no hizo más que infectarlo con hidrofobia, una enfermedad que ataca al cerebro y torna agresivos a los animales. Una enfermedad que conocemos mejor con el nombre de Rabia. 
Pero algunas personas sostienen que esto en realidad, fue tal y como dice la leyenda. El insólito caso de un hombre lobo de la vida real, un hombre atacado por una bestia y convertido en una abominación caníbal y sedienta de sangre.

El tiburón de Suelo de Timor.

Las aguas de Timor, un país isleño del Pacífico Sur, son hogar de más de seiscientas especies marinas, entre ellas tortugas, peces de arrecife, anguilas, corales, manta rayas y tiburones. El buceo en sitios como las islas de Dili y Atauro, es famoso por ofrecer vistas de grandes depredadores marinos como los tiburones mako, calamares y pulpos, e incluso el gran tiburón blanco (Carcharodon Carcharias); famoso por ser uno de los pocos tipos de tiburones catalogados como devoradores de hombres.
Pero para los habitantes de Timor, existe un depredador marino mucho más infame y peligroso que su congénere más popular. 

Se dice que al fondo de los arrecifes y acantilados submarinos que rodean las islas habita un inusual escualo; el cual ataca a su presa de manera completamente distinta a la que esperaríamos del gran blanco, el tiburón tigre, el mako o la tintorera.
El Tiburón de Suelo, es descrito como un pez mayor que un tiburón blanco adulto, de entre seis y ocho metros de longitud; con un cuerpo aplanado, sin aleta dorsal y que caza camuflándose en el fondo del mar. En su dieta aparecen peces, tiburones más pequeños, calamares y de acuerdo a los mitos de Timor; hombres. Se dice entre los pescadores de ostras y buzos, que este críptido se confunde con el fondo marino y espera pacientemente a su presa de forma parecida a la de un pez piedra o un pulpo. Incluso se le achacan varias desapariciones al año y hay quienes en la comunidad criptozoológica sostienen que este animal es la verdadera identidad de otro tiburón apócrifo, conocido como 'El Señor de las Profundidades' entre los habitantes de las islas Polinesias.

¿Pero qué es el Tiburón del Suelo?
Un Wobeggong moteado.
Según criptozoólogos como Karl Shuker, autor del libro "Las Bestias que se esconden del Hombre", el Tiburón del Suelo es un miembro no identificado de la familia de tiburones Orectolobidae, conocidos popularmente como Wobbegongs o tiburones alfombra.
Estos peces son oriundos de las aguas templadas y tropicales de los océanos Pacífico e Índico, siendo más abundantes en población en áreas poco profundas en el norte de Australia e Indonesia, mientras que algunas especies llegan a vivir en zonas tan al norte como el mar del Japón.
Los Wobbegongs son vagamente parecidos a los tiburones, pues siguen un diseño corporal parecido a estos, aunque al ser pobladores del fondo del océano sus cuerpos son planos y muchas veces sin la aleta dorsal tan representativa de los escualos. Este detalle coincide con la descripción del Tiburón del Suelo, el cual tampoco presenta esta característica. 
No son precisamente agresivos, y la mayoría de las especies apenas y alcanza el metro de largo; pero pueden atacar en caso de ser pisados o si un buzo se les acerca demasiado o intenta tocarlos. Su mordida es extremadamente dolorosa y puede causar bastante daño, ya que su dentadura consiste en cientos de pequeños dientes parecidos a agujas. De ahí en fuera, las especies más grandes conocidas, el Wobbegong moteado y el Wobbegong rayado llegan a alcanzar hasta los tres metros de largo; pero siguen sin representar un riesgo, ya que su dieta se basa en peces, cefalópodos, crustáceos y otros pobladores del suelo marino.
Un hipotético Wobbegong de seis u ocho metros podría representar un claro peligro ya no para pequeños animales acuáticos, si no que en su dieta podría llegar a incluir a focas, aves marinas, tiburones pequeños, marsopas e incluso humanos; como sostienen los relatos de este peligroso críptido.
Comparativo entre los dientes de un Wobbegong,
un tiburón enfermera y un gran tiburón blanco.

sábado, 13 de mayo de 2017

La bestia del cementerio.

Para los aficionados del horror, el término "Cementerio de Mascotas" designa no solo a una propiedad en la cual podemos enterrar a nuestros fallecidos amigos de cuatro patas, si no el libro de Stephen King, "Pet Semetary"; el cual fue adaptado como película en 1989.
En la historia de Stephen King, la familia Creed llega a habitar una casa en la localidad de Ludlow, Maine; cercana a un cementerio de mascotas que oculta un terrible secreto. Más allá del cementerio existe un campo sagrado de la tribu Micmac, el cual ha sido corrompido por un espíritu monstruoso conocido como el Wendigo.
En el libro, cualquier criatura humana o animal que sea enterrada en el campo Micmac regresa a los pocos días como un zombie corrupto y malvado. Conforme avanza la historia, no solo vemos al protagonista lidiar con su gato resucitado; si no que se nos cuentan las propiedades extrañas del cementerio, pues parece contar con una consciencia propia que atrae a los hombres a su perdición, similar al embrujo de Pennywise sobre Derry en otra de las obras de Stephen King.
Naturalmente, es una obra de ficción, pero muy pocas personas saben que el cementerio de mascotas cuenta con una contraparte en el mundo real. Y si bien no es tan horripilante o triste como la creada por King, tiene un cierto encanto sobrenatural...

En los bosques de Devonshire, Inglaterra, existe un cementerio de mascotas.
Es un sitio tranquilo y relativamente olvidado por la gente, donde desde hace décadas descansan los restos mortales de perros, gatos, conejos, hámsters y algunos animales un poco más exóticos.
Cabe mencionar que en las islas británicas son ilegales los conceptos de cementerios de mascotas, ya que un acta de protección ambiental emitida en 1990 convierte en crimen el enterrar cadáveres animales en tierras propiedad de la comisión forestal inglesa.
Aunado a eso, a inicios del 2001 las regiones rurales de Inglaterra se vieron afectadas por un brote de fiebre aftosa que acabó con un gran número de animales de granja. Para evitar la propagación de la enfermedad a la población humana, se prohibió el acceso al cementerio de mascotras de Devonshire, y cualquiera capturado cerca del área era aislado en cuarentena.
¿Pero qué tiene qué ver esto con la historia de King y lo sobrenatural?
Pues resulta que el cementerio de mascotas está embrujado.

El centro británico de Zoología Forteana ha catalogado decenas de reportes e historias de habitantes de Devonshire que han tenido encuentros con extrañas bestias alrededor del cementerio, seres que bien pueden ser descritos como 'animales fantasma'.
Además de reportes del perro negro espectral conocido en Inglaterra como el Black Shuck, existen relatos como el de una familia que viajaba en auto por las colinas durante una tarde de verano. Al pasar cerca del cementerio, vieron a un perro descrito como un Golden Retriever corriendo por el camino en dirección a ellos, y desmaterializándose justo cuando parecía que iban a chocar con él. Otro más trata de un sabueso, un Basset Hound rodeado por un aura de fatalidad y un aroma de putrefacción.

La Bestia Negra.
En ciertas ocasiones, las tumbas aparecen volteadas o dañadas, como si algún animal intentara excavar en busca de los cuerpos enterrados en el cementerio. Entre los pobladores de Devonshire se dice que esto es obra de una bestia oscura y de gran tamaño que ronda los bosques alrededor del cementerio.
Hace unos años, un policía identificado como 'John' tuvo un encuentro cercano con este ser mientras patrullaba en su vehículo por los estrechos caminos de terracería que dividen las colinas. Al pasar cerca del cementerio, el policía vio una criatura grande como un oso, que saltó de los árboles y corrió por el camino. En otra ocasión, el policía encontró al animal excavando una tumba en busca de huesos.
De manera similar, un trabajador de Devonshire dijo haber visto al ser poco tiempo después; describiéndolo como un oso con cola larga que podía trepar a los árboles con la misma facilidad que una ardilla. De acuerdo con él, se encontraba paseando a su perro entre las lápidas cuando se sintió observado. Unos minutos más tarde, vio como la bestia emergía de entre un área de matorrales a unos cincuenta metros de distancia. Temiendo por su vida y de su perro, el hombre echó a correr y desde entonces no volvió a caminar por el cementerio durante la noche.

Existe una teoría entre la policía y el gobierno de Devonshire que sostiene que el animal podría ser un glotón, pero esta suposición pierde toda validez al recordar que el glotón ha estado extinto en las Islas Británicas desde el final de la edad de hielo; hace unos diez mil años. Eso, y que no es tan grande como para ser comparado con un oso, mismos que también están extintos en las islas.
Durante toda la década de los noventa se sostuvo la idea de que podía haber una colonia de glotones viviendo en las colinas cerca de Devonshire, y que al ser omnívoros y de hábitos carroñeros; bien podrían estar rapiñando los cuerpos de mascotas que seguían siendo enterrados en el lugar.
¿Podrá ser la bestia negra un glotón o un animal exótico escapado, similar a la teoría de los grandes gatos británicos? ¿O hablamos de una bestia sobrenatural similar al Wendigo que acecha el camposanto Micmac en la novela de King?

lunes, 1 de mayo de 2017

Zozzaby - El payaso fantasma.

En diciembre del año 2002, los hermanos únicamente conocidos como Thomas y Aaron, de 13 y 10 años respectivamente; dormían en su habitación, en la ciudad inglesa de Liverpool.
Thomas dormía en la parte superior de la litera, mientras que Aaron dormía debajo. A eso de las tres de la mañana, ambos despertaron por el sonido inconfundible de una risa. Thomas describiría la risa como un 'eco'. 
Al abrir los ojos, ambos vieron algo que los marcaría de por vida: Ahí, de pie en la esquina más cercana a la puerta del dormitorio estaba un payaso. La figura, transparente y vestida con un traje abombado, un sombrero cónico y una gorguera con olanes; era indudablemente un payaso, o más bien el fantasma de un payaso.
Cual Tim Curry en la película 'It', el payaso espectral parecía estarse partiendo de la risa; apuntando a los niños con un dedo mientras se sujetaba el vientre con la otra mano. Su rostro era siniestro, no solo por el maquillaje, si no por una larga nariz puntiaguda y retorcida de color rojo, y un par de ojos huecos como los de un esqueleto. Alrededor del espíritu había un halo de un tenue color verde.

Aterrorizados, los chicos se percataron de que en la habitación olía a algo. Era un olor dulce y enfermizo. 
Thomas gritó para llamar a sus padres, pero nadie parecía escucharlos. Al darse cuenta de esto, el payaso se rió aún más fuerte y les hizo señas de que se acercaran. En ese momento, ambos muchachos decidieron salir huyendo. Se arriesgaron al pasar junto al payaso, y al hacerlo, este estalló en gritos y carcajadas más sonoras. 
Al llegar con sus padres y decirles lo que pasaba, estos fueron a la habitación pero no encontraron algo más que un olor dulzón, el mismo que los chicos decían haber olido anteriormente. Fue tanto el shock que los niños se negaron a dormir en su habitación por varias semanas.
La historia concluyó hasta fines de enero, cuando Adam, un primo de cuatro años de edad; se quedó a dormir en la casa. Naturalmente no se le mencionó nada del payaso.

Una mañana, Adam le mencionó a la madre de Thomas y Aaron que había estado hablando con un 'hombre gracioso' llamado Zozzaby. Adam, que era fanático del dibujo, incluso realizó un boceto con crayolas del hombre; el cual apareció en la misma habitación de los niños. El misterio se profundizó, pues al indagar con los dueños anteriores de la casa, uno de ellos le relató a la mujer una historia ocurrida en 1950.
En ella, un par de hermanos estaban durmiendo en el mismo cuarto cuando despertaron por el sonido de una carcajada hueca; encontrándose con que en la habitación había un payaso grotesco junto a la puerta, el cual les impedía salir corriendo de ahí.

Al indagar más, la mujer descubrió que en esa misma casa a comienzos del siglo XX había vivido un actor circense de nombre Freddy Zozzaby. El nombre, Zozzaby, era un derivado de la palabra checa 'zozabe', la cual significaba 'gran nariz'. 
¿Y cuál era el rasgo distintivo de Zozzaby? 
Una gran nariz de plástico.

Finalmente, una de las personas que vieron al payaso en 1950 encontró el significado del aroma al cabo de varios años. Al morir su padre, fue a visitar al embalsamador que se encargaría de preparar el cuerpo y ponerlo en un féretro abierto.
Y el olor era exactamente el que recordaba del encuentro con Zozzaby.
Fluido para embalsamar.

Gilles de Rais - El Satánico Mariscal.

Gilles de Rais (1405-1440)
Gilles de Montmorency-Laval, Barón de Rais, fue un caballero famoso en la Francia medieval por servir junto a Juana de Arco durante la renovación de la Guerra de los Cien Años contra Inglaterra. Pero no son sus actos militares los que lo tornaron una figura icónica, si no su relación con prácticas ocultistas y el asesinato de varios niños en los años posteriores de su vida.

Sus primeros años.
Vincent Cassel como Gilles de Ray en la película "Jeanne d'Arc".
A la edad de 11 años, Gilles de Rais (como se le conoce comúnmente) se volvió heredero de la fortuna más grande en Francia. A la edad de 16 aumentó todavía sus ingresos al casarse con la extremadamente rica Catherine de Thouars. A la edad de 20 años, sirvió junto a Juana de Arco como su teniente; peleando con tanto mérito que recibió el título de Mariscal de Francia por parte del rey Carlos VII.
Se dice que en su servicio junto a Juana de Arco, Gilles de Rais se enamoró de ella y se convirtió en su guardián y protector hasta que la joven terminó quemada en la hoguera en 1431. Con ello, de Rais creyó que todos sus años como cristiano devoto y al servicio de Dios fueron en vano; pues la misma doncella de Orléans fue traicionada por la iglesia.
Algunos historiadores insisten en que los actos que de Rais cometió posteriormente se deben a que eran su forma de desquitarse por la traición de Dios a Juana de Arco.

Así, para marzo de 1433, el cada vez más ermitaño de Rais decidió retirarse de la vida militar y las cortes europeas para perseguir sus propias metas; en concreto la construcción de 'La Capilla de los Santos Inocentes', donde él mismo oficiaba la misa en túnicas de diseño propio, así como la producción de un espectáculo teatral llamado 'Le Mistére du Siége d'Orléans'. 
La obra era un esfuerzo titánico para la época, con más de veinte mil líneas de diálogo y un elenco consistente de 140 actores principales y 400 extras. Para cuando comenzó la producción, de Rais ya se encontraba casi en bancarrota; por lo que vendió todas sus propiedades en Poitou y Maine, quedándose solo con dos castillos en Anjou: Champtocé-sur-Loire e Ingrandes. De todos sus ingresos, la mayoría fue designada a la producción de su obra; la cual se presentó por primera vez en Orléans en mayo de 1435. Se elaboraron seiscientos disfraces que solo se usarían una vez en cada obra; siendo realizados de nuevo en actos posteriores. También de Rais se encargó de costear cantidades ilimitadas de comida y bebida para los espectadores.

Desesperados por el despilfarro de de Rais, sus familiares se unieron en junio de ese año y escribieron una carta al Papa Eugenio IV para que renegara de la Capilla de los Santos Inocentes; pero el santo padre se negó a hacerlo. Fúricos, los familiares del Mariscal llevaron sus preocupaciones ante el rey de Francia, y el dos de julio se proclamó un edicto en Orléans, Tours, Angers, Pouzages y Champtocé-sur-Loire denunciando a Gilles de Rais como un despilfarrador y prohibiéndole el vender más propiedades; así como la proclamación de que ningún súbdito del rey Carlos VII debia realizar tratos con él y aquellos en control de los castillos propiedad de de Rais debían venderlos.
Pero decidido a lograr su cometido, de Rais vendió todos sus objetos de arte, manuscritos, libros y ropas para costear la obra. Para el momento en que abandonó Orléans a principios de septiembre de ese año, la ciudad estaba llena de objetos valiosos que el hombre se vió obligado a abandonar.

Gilles de Rais y el ocultismo.
En 1438, de Rais envió a un sacerdote de nombre Eustace Blanchet en busca de individuos que supieran de alquimia y convocación de demonios. Blanchet conoció al clérigo Francois Prelati en Florencia y lo invitó a servir a de Rais.
Tras comprar libros mágicos a un viajero bretón y revisar la biblioteca de Prelati, de Rais eligió realizar experimetnos con el fin de convertir materiales en oro para fundar sus empresas. Al poco tiempo, de Rais convirtió un ala de su castillo en una serie de enormes laboratorios de alquimia, lo que llamó la atención de hechiceros, nigromantes y alquimistas de toda Europa. Los fines de estos eran diversos, desde chantajear y sacarle oro a de Rais, hasta la obtención de respuestas en los tomos mágicos de Prelati y el deseo de realizar alquimia con el fin de lograr la ansiada transmutación.
Y aunque de Rais se reunió con decenas de magos y alquimistas en extensivas sesiones de trabajo, nunca se logró algo en concreto. De la alquimia pasó a la invocación de demonios, intentando invocar a uno llamado Barron; bajo la idea de que el demonio le ofreciera riquezas para continuar con su obra. 
Ningún demonio se manifestó tras varios intentos, por lo que el Mariscal terminó frustrado y Prelati le explicó que Barron requería un sacrificio sacrílego. En concreto, el sacrificio de un niño y la oferta de sus órganos en viales de cristal.

Los asesinatos.
Ilustración de los asesinatos.
Bajo las indicaciones de Prelati, de Rais decidió sacrificar a un niño.
El elegido fue un joven plebeyo de nombre Jeudon. Los primos de de Rais, Gilles de Sillé y Roger de Briquevile, le pidieron prestado al muchacho a su patrón, un peletero de nombre Guillaume Hilairet; bajo la excusa de que el chico llevara un mensaje.
Al no regresar, los dos nobles le contaron a Hilairet que el chico seguro debía haber sido secuestrado por asaltantes de caminos o tal vez acabó empleado en Tiffauges como un paje. En realidad, de Rais mató al niño y usó su sangre para escribir evocaciones y fórmulas arcanas. Y aunque Barron jamás apareció y los metales elegidos no se convirtieron en oro, Gilles de Rais se sintió realizado. 
Acababa de descubrir que le gustaba la tortura y el asesinato de niños.

Al poco tiempo, Gilles de Rais se mudó a Machecoul, donde de acuerdo con su confesión al ser capturado, sodomizó y mató a un gran número de niños; de los cuales solo se encontraron cuarenta cuerpos en Machecoul durante 1437.
De acuerdo con el autor Jean Benedetti, los asesinatos siempre se cometían con el mismo procedimiento. En la biografía que publicó en 1971, Benedetti escribe lo siguiente:

"El niño era mimado y vestido con las mejores ropas posibles. La noche comenzaba con un banquete y grandes cantidades de vino, el cual actuaba como estimulante. Después de eso, al niño se le conducía a una habitación a la que solo se le permitía el acceso a Gilles de Rais y su círculo de confidentes. Ahí, se le explicaba qué iba a pasar; y la impresión y el terror inmediato en la víctima eran un placer inicial para de Rais."

El sirviente personal de de Rais, conocido como Poitou, fue un cómplice y declaró que su amo desnudaba al niño y lo colgaba con cuerdas; entonces se masturbaba sobre el vientre del niño. Si la víctima era un muchacho, le tocaba los genitales y las nalgas. 
Después lo bajaba y le decía que todo era un juego, y que no pasaría nada. Entonces, de Rais mataba al niño por su cuenta propia u obligaba a su primo Gilles de Sillé, Poitou o a otro sirviente de nombre Henriet a hacerlo. Los métodos eran diversos: decapitación, degollamiento, desmembramiento o el romperle el cuello con una vara. En caso de cortarlo, se usaba una espada corta y de hoja gruesa conocida como 'braquemard'.
Poitou testificó que a veces, de Rais abusaba de los niños independientemente de su género antes de matarlos; e incluso llegaba a hacerlo luego de que la víctima había sido degollada o decapitada. De acuerdo a Poitou, de Rais encontraba un cruel placer sexual en penetrar los agujeros abiertos en la garganta o la base del cuello en lugar de usar los orificios naturales.

De Rais confesó que cuando mataba a los niños, los besaba y sostenía en lo alto las cabezas y extremidades para observarlas; mientras que ordenaba abrir los cuerpos en canal para deleitarse con la vista de los órganos internos. En otras ocasiones, se sentaba en los estómagos de los niños moribundos y reía con placer al ver como fallecían finalmente.
Poitou dijo que Henriet y él quemaron los cuerpos en la chimenea de la habitación de Gilles de Rais, y que las ropas de las víctimas eran incineradas para minimizar el olor de la carne achicharrada. Las cenizas eran arrojadas posteriormente a la fosa séptica del castillo, a un foso a sitios remotos.

La captura de De Rais.
El Arresto de Gilles de Rais.
El 15 de mayo de 1440, de Rais secuestró a un clérico durante un altercado en la iglesia de Saint-Étienne-de-Mer-Morte; lo que llevó a una investigación por parte del obispo de Nantes. En este proceso se descubrieron los crímenes, y el 29 de julio se publicó la investigación. Con ayuda del antiguo protector de de Rais, Juan VI, duque de Bretaña; el Mariscal y sus sirvientes Poitou y Henriet fueron arrestados el 15 de septiembre; tras una investigación secular paralela a la investigación del obispo de Nantes.
En la declaración de los cargos, el obispo escribió que no solo se le acusaba de matar, estrangular y masacrar niños inocentes; si no con los crímenes de invocación y pacto con demonios, sacrificios satánicos y herejía.
Los testimonios de testigos, incluído el de Etienne Corillaut, uno de sus sirvientes que lo acusó de matar hasta a 800 niños; alargaron el proceso de juicio hasta el 21 de octubre cuando de Rais admitió sus crímenes. La transcripción del juicio, así como el testimonio del Mariscal, fueron tan gráficos que los jueces franceses ordenaron que las peores partes se borraran de los registros.
Al final, el número de víctimas quedó como un dato apócrifo con estimados de entre 80 a 200, mientras que algunos conjeturaron una increíble cifra de 600; y la edad de las víctimas iba de seis a dieciocho años, siendo predominantemente del sexo masculino.

La ejecución.
La ejecución de Gilles de Rais.
Debido a su altísima posición en la corte de Francia, a Gilles de Rais se le dio la piedad de ser estrangulado antes de terminar en la hoguera. El 23 de octubre, se condenó a Poitou y Henriet a muerte; y al mismo Gilles de Rais el 25 de ese mes. 
La ejecución tuvo lugar el 26 de octubre. A las nueve de la mañana, de Rais y sus cómplices fueron conducidos en procesión al sitio de ejecución en la Ile de Biesse. Gilles habló con la multitud y exhortó a sus sirvientes a morir con valentía, pensando solo en la salvación. A las once de la mañana, se encendió la pira y de Rais fue colgado sobre ella para morir antes de quemarse. La cuerda que sostenía su cuerpo fue cortada y el cuerpo se precipitó a las llamas; siendo reclamado por cuatro mujeres que lo enterrarían después.
Henriet y Poitou fueron ejecutados de forma similar, aunque en su caso permitieron que los cuerpos quedaran reducidos a cenizas; las cuales fueron dispersadas al viento. Gilles de Rais fue enterrado en un cementerio carmelita, tras una ceremonia católica.
Prelati y los hechiceros satánicos involucrados con los rituales solo fueron condenados a unos cuantos meses en prisión por su parte en los asesinatos.

¿Culpable o inocente?
"The Forbidden Lecture, Gilles de Rais by Aleister Crowley".
Donde Crowley defiende a Gilles de Rais.
Pese a lo sórdido de sus crímenes, hay quienes sostienen que Gilles de Rais puede haber sido inocente, y toda la historia de los asesinatos y el satanismo fue obra de la iglesia católica o el gobierno francés; pues al morir el Mariscal todas sus tierras y propiedades restantes quedaron a cargo del duque de Bretaña, quien las dividió entre sus nobles.
A comienzos del siglo XX, el ocultista Aleister Crowley escribió un tratado para cuestionar las decisiones de las autoridades eclesiásticas y seculares en el caso de Gilles de Rais. La escritora y antropóloga Margaret Murray propagó, junto a Crowley, una hipótesis sobre que en realidad Gilles de Rais era un brujo y miembro de un culto a la fertilidad dedicada a la diosa pagana, Diana.
Otros historiadores descartan la teoría, describiendo a de Rais como un católico que descendió al crimen y la depravación por lo ocurrido con Juana de Arco.
En 1992, el masón Jean-Ives Goëau-Brissonniére, Gran Maestro de la Orden Masónica de Francia; organizó una 'corte' consistente de ex primer ministros franceses, miembros del parlamento y expertos de la UNESCO para re-examinar el material original y la evidencia del juicio medieval. Un equipo de escritores, abogados y políticos decidieron que de Rais no era culpable.
De acuerdo al escritor Gilbert Prouteau, la inocencia de de Rais era obvia, pues no se encontró a algún cuerpo en el castillo de Tiffauges y la supuesta evidencia fue sembrada por señores rivales para quitarle las tierras. 
Pese a ello, la historia continúa creyendo que de Rais fue culpable de sus crímenes; aunque no se haya determinado un motivo en concreto.