miércoles, 16 de marzo de 2016

El poltergeist de Cooneen.

La cabaña Cooneen.
En las profundidades de la región boscosa del condado irlandés, Fermanagh, existe una cabaña vieja de piedra que a simple vista podría aparentar ser otro edificio ruinoso cubierto de graffiti.
En realidad, su historia involucra uno de los casos sobrenaturales más aterradores jamás ocurridos en Irlanda: el poltergeist de Cooneen.

Los Murphy.
Cien años atrás, esta cabaña fue hogar de una familia común  corriente, los Murphy. Consistía del patriarca Michael, la madre Bridget, y sus hijos Michael, James, Annie, Mary, Teressa, Bridget, Catherine y Jane-Ann. En 1907, Michael Sr. murió en un incidente laboral, dejando desprotegidos al resto de su familia. Después del luto, parecía que las desgracias para la familia Murphy habían acabado ahí... cosa no más alejada de la verdad.
A los cinco años de la muerte de Michael, Bridget y sus hijos comenzaron a escuchar toquidos provenientes de la puerta. Cada que iban a abrir la puerta para ver de quién se trataba, se encontraban con que no había nadie frente a la puerta. Con el paso de las semanas, las cosas empeoraron bastante: fuertes toquidos en puertas y ventanas, pasos en las escaleras y agresiones con platos, ollas y sartenes siendo arrojados por la cocina.

El padre Smyth y "las serpientes".
Desesperadas, Bridget y sus hijas (Michael Jr. ya había abandonado la casa para entonces) decidieron pedir ayuda a varios sacerdotes. De estos, solo dos, el Padre Peter Smyth y el Padre Eugene Coyle de Maguirebridge accedieron a visitar la propiedad para ser testigos de estas extrañas ocurrencia.
Smyth describió sentir "serpientes" arrastrándose bajo las sábanas de una cama, y también que logró tocar a la entidad culpable; la cual se sentía como "una rata" peluda que se enroscaba en su muñeca y daba vueltas en torno a ella. Los sacerdotes inclusive escucharon lo que parecían ser ronquidos provenientes de los rincones oscuros de una habitación, y que fueron intensificándose hasta volverse escupitajos y siseos furiosos. 
Coyle reportó haber sido testigo de la levitación de objetos, y señaló que la actividad paranormal parecía centrarse en Annie Murphy. Cuando la chica y su madre tomaban turnos para acostarse en una cama, la actividad parecía escalar hasta volverse insoportable.
Se realizaron dos exorcismos en la propiedad, ambos en vano. Incluso un policía local expresó su sorpresa total luego de ver sombras que bailaban en la casa y objetos siendo arrojados por los aires. Se descubrió que este poltergeist amaba la música, pues solía tocar en las paredes al ritmo de viejas canciones irlandesas, e inclusive llegaba a cantar por las noches con una voz escabrosa.

La legión del Mal.
Todo pareció empeorar luego del exorcismo, y los aldeanos de Cooneen llegaron a acusar a James Murphy de realizar hechicería e invocar demonios usando un libro que supuestamente había hallado en el bosque, llamado "La legión del Mal". Repudiados por la comunidad entera, los Murphy se vieron obligados a emigrar a América desde un barco que salió de Glasgow.
Pero al parecer, la entidad los siguió a la nave, y los ruidos que provenían de su camarote eran tan malos que el mismo capitán del barco amenazó en arrojarlos por la borda para acabar con el fenómeno.

La cabaña hoy.
En años recientes, la sociedad paranormal del condado Antrim visitó la cabaña para realizar un trabajo de investigación.
Al llegar, descubrieron que la cabaña se encuentra en un estado bastante malo. La chimenea ha colapsado, las paredes se encuentran al borde de caer y el tejado amenaza con desplomarse sobre el interior. Varias cámaras y micrófonos dejado a lo largo de la noche captaron movimiento y sonidos de algo caminando en el interior. No podían achacárselos a animales, pues las cámaras no detectaron en ningún momento la presencia de seres vivos.

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